Un Narciso (CAPILOTE) el símbolo de la resistencia de los Riañeses
Un recuerdo para los amigos de la montaña de Riaño que vieron sus pueblos sumergidos para que el agua se la lleven para sitios lejanos.
Calderos y más calderos amigos riañeses.
Calderos y más calderos amigos riañeses.
Lo que cuentas, Pau, y la imagen, me ha traído a la memoria un relato que
escribí, alla por los noventa. He seleccionado unas partes y ahora dice así:
El río de un sentimiento
A punto de abandonar Riaño, con el manojo de
"capilotes" de la reivindicación
"¡pantano no!" en la mano, lozanos aún a pesar de haber sido
agitados, brazo en alto, en cadencioso consonancia a las consignas anti-pantano
coreadas; decidió sentar su cincuentona
corpulencia, una vez finalizado el acto de repulsa al embalse anegador. Algo cansado, pero muy activo y ágil
mentalmente, así lo hizo a la orilla del río de su vida, el Esla, Astura para los Lancienses…
Con la momentánea comodidad que le aportaba el
apoyar la espalda en un gran chopo,
dejó llevar el pensamiento por el correr del agua, pausada en su discurrir en
aquella rasera elegida. Recordó la casa
paterna en las proximidades de la
margen izquierda del generoso río que, aportando humedad, transformaba en
fértiles ambas orillas de aquel tramo apellidado de Rueda, que primero conoció…
Mas, el noble transcurrir de su inocente agua será
alterado, frenado por un controvertido muro de hormigón añejo, que actuando de
tapón la "embotellará", haciendo crecer al río en
"estatura" y poder, pero también castigándole a expandirse fuera de
sus márgenes para cubrir valles y pueblos, hasta el punto de llamarle embalse… Ahogando la historia de unos hermosos valles, desarraigando a sus gentes...
No acudir a los orígenes del río, de "su río",
hubiera sido imperdonable… Allí, ahíto
de ilusión, pudo contemplar el caminar de las limpias y primerizas aguas del
río de su sentimiento. ¡Sentimiento leonés!, nacido en la escuela rural al lado de un
maestro verdadero forjador de éste entre
el alumnado. Así lo comprendía ahora, desde la perspectiva que
dan los años…
Escondiendo
sus emociones tras unas gafas de sol, colocadas con disimulado gesto ante sus
húmedos ojos; se puso en pie, lanzó al agua, cual brindis floral, el ramillete
de "capilotes" que aun mantenía en la mano derecha, precisamente
antes de comenzar a alejarse del sentenciado valle de Riaño...... para siempre.
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