28 de noviembre de 2020

El Reino de León y las Libertades



Sobre una entrevista a Rogelio Blanco, vista en ileón.com, por cierto una excelente interviú, cuidada en las preguntas, pertinentes y bien concatenadas a tenor del discurso de este gran personaje leonés, Rogelio Blanco. Felicitaciones por ello a Tomas Néstor Martínez. Y mi agradecimiento como leonés al entrevistado.   

¡Ah!, y las fotografías firmadas por Eloy Rubio, en blanco y negro, no sólo tienen calidad como tales, sino que acompañan y refuerzan la personalidad de Rogelio Blanco, cuando, en determinados momentos, lo “pide” el texto.

En cuanto a lo literario o periodístico, creo que estoy en la obligación de pedir disculpas a ambos, entrevistado y entrevistador, si al aportar puntualizaciones no atino plenamente o parezca que pretendo actuar de exégeta.  

 Ha tenido oportunidad y sabido, Rogelio Blanco, aparecer,  tablas le sobran y el amplio conocimiento lo avala, para  mostrar al gran público,  sin olvidar el oportuno guiño paisano a los más comprometidos leoneses, y  desde su posición de filósofo y pensador, a los más eruditos,  su personal postura ante lo leonés, sin marcar circunscripciones.  Y esto es de agradecer dados los momentos de anulación que nos amenazan como pueblo.

Calificado como hombre libre… me inclino a creer que viaja dentro del concepto de libertad que empezó a generarse en nuestros antepasados leoneses, sobre la que nos habla en su libro: Tierra de libertades.

 A veces profundo, como corresponde a su amplia formación, que lleva al entrevistador a situarlo, oportunamente, dentro del término  polímata. Tómese lo que añado con sencillez extrema: No es que sepa un poco de todo, sabe un mucho, sin innecesaria  mezcla de saberes, para así enlazar  con un supuesto, deinde philosophari, que no va en él como secundario, ¡prevalece el filósofo!

La herencia es memoria…, ha dicho, y no es difícil corroborarlo. A los leoneses nos está ya resultando nebulosa la historia, la nuestra, la mano negra con la que políticamente se ha ido escribiendo,  ahora nos conduce, sin importar  que sea a contravía,  en dirección a la opuesta tierra, la de los castillos, por la ruta de la  estulticia de un  oneroso y devaluado presente que permitimos nos escriban. Historia, como bien dice, que padecemos.


Con rostro serio, de pensador, mirada fija,  que observa y repasa, (recogido en fotografía), nos habla del Renacimiento  para señalar su predicamento en la Universidad de Salamanca, netamente leonesa, de reconocimiento europeo. Por ello lo destaco, ya que, como leoneses, no podemos menos que recordar la figura real de  Alfonso VIII de León, sus Decreta y la voz que el pueblo adquirió con él. Algo que hasta que Blanco supo hacerlo reconocer documentalmente en  la UNESCO, hasta los libros lo silenciaban. 

Claro que condiciona y pesa el pasado… Leonesidad su preferencia, forma de ser de los leoneses, diferenciada del leonesismo con reminiscencia nacionalista. Personalmente creo que a los leoneses nos envuelve la burbuja de una  cualidad llamada leonesidad, y nos puede mover un sentimiento identitario de pertenencia: leonesismo;  signo de personalidad cultural desarrollada,  precisamente,  en esta tierra de libertades que él tan bien describe, y otros intentan ocultar.

Respecto a la Catedral de Santiago, “la más leonesa que hay”, por nombres y vicisitudes que cita, culmina con aquello de que están allí alojados los sepulcros en bulto de Fernado II y su hijo Alfonso IX. Tal tipo de sepulcro, de bulto me refiero,  me trajo a la memoria el que recientemente el escultor leonés Amancio González ejecutó, y empleo este término con intencionada doble intención, en Sahagún para Alfonso VI, osando colocar una corona “coronada de castillos” en la sienes de un rey leonés, resulta incomprensible. Dar cancha al rival y seguir por la senda de la nada.

El ejemplo final, de Brasoñera, elevando una carta puebla para siete habitantes, a la categoría de fuero. O la falsificación de la fecha de nacimiento de Fernán González, que denuncia sin rodeos, nos deja un mal regusto que viene a apercibirnos sobre la mano castellana que sigue meciendo la cuna.

Mi apunte de cierre. Habiendo intentado no quedarme en lo anecdótico de la entrevista, me complace corroborar  que los leoneses fueron forjando un “gran país de libertades”. Hoy, olvidando la leonesidad regional leonesa, que destaca Rogelio y asume, o lo que es lo mismo poniéndola en manos políticas inconsecuentes con ella, caminamos como ciudadanos regionalmente irreconocibles.  El leonesismo ese que intento equiparar o sitúo como sentimiento de orgullosa pertenencia, trata de funcionar como el más eficiente motor reivindicativo identitario, o así lo interpreto. 


En julio de 2013  dediqué a Rogelio Blanco una página cuyo enlace propongo al lector.
Que a su vez contiene otro enlace con el Diario de León y una "Tribuna" mia
Elaborados como muestra de agradecimiento a quien supo poner en órbita mundial los Decreta.

20 de noviembre de 2020

Invitados de piedra a una "Mesa"

 

Carta abierta a Cendón,

Llevan implícitas estas letras, señor Cendón,  el recuerdo de un compromiso: Socialistas pero antes Leonesistas.

En su curriculum, ha hecho constar que sus inquietudes ideológicas socialistas le llevaron al campo político. Me gustaría saber si conocido el plan  Baldonero Lozano, el de no meter a calzador a los leoneses en un ente que no deseábamos, sigue diciéndole de lejos algo o ha preferido olvidarlo. He ahí un dato interesante a conocer. Por sus “hechos los conoceréis” se ha dicho, y lo que vemos en su comportamiento con lo leonés inspira nula confianza.

El partido en el milita, el  PSOE,  junto al PP,  empecinados en llevar la contraria a los leoneses, al alimón nos encadenaron al ente. El resultado: ¡pésimo! Se falló en lo sentimental y se nos marginó en lo económico social. ¿A qué si no viene esta Mesa, que dicen “por León”, para hablar de hacer, en abstracto, y no hacer nada?  Un desvaído interés, más propicio a tapar el movimiento increscendo autonómico leonés, regional leonés, que a resolver una situación ciertamente difícil, de vaciado y descapitalización, a la que el ente nos  ha empujado

Un  futuro más que incierto con obsolescencia programada, una década más de amargura, donde por consunción intentarán amarrarnos un poco más al ente autonómico. La devaluada mesa, todo un tapabocas efímero, demasiada gente sin cartera y sin compromiso, les servirá como señuelo ocasional, con cartuchos de fogueo para cada momento. ¿O es que tiene planes allende el ente? ¿O son por el contrario de amarre reforzado?

No es que considere decepcionante su posicionamiento, es  angustia vital  ante el hecho de que  haya quien, siendo de la misma tierra, colabore en el empuje a la mediocridad, al olvido…de lo leonés. ¿O dice desconocer que desde Valladolid se nos borra la estampa,  y no han cesado en querer llevarse industrias y empresas leonesas?

“Somos socialistas pero antes leonesistas”, este es, ¿era?,  el compromiso con León de muy buena parte de los socialistas leoneses. ¿Dónde están ahora?  Con tal sentimiento perdido,  instalados en el ente autonómico, actuando como colaboracionistas puesto que no están en condiciones de dirigirlo por culpa de las urnas. Tal comportamiento es lo que conlleva, ¡fallan los votos leoneses! ¿Pero qué les pasa a los castellanos, tampoco los votan?

 Ahora que el alcalde legionense José Antonio Diez, socialista y leonés activo, se mueve hacia la recuperación reivindicativa del autogobierno leonés, que no sólo es de justicia histórica y derecho constitucional, sino que supondría una mejora presupuestaria económica, le tratan de frenar por todos los medios de alto y medio vuelo. Pero les ha sorprendido con su firmeza, buen criterio y templanza, después de la aprobación de la moción hacia la libertad. No les gusta, parecen preferir el anodino y enfermizo dicho de “mapa cerrado” o “matrimonio para toda la vida” a la antigua usanza, y León la pata quebrada y en la casa castellana,  totalmente dependiente.

Y ha habido que presionar, in situ, a los ediles y alcaldes socialistas de los pueblos que han pretendido votar SI a la moción hacia dicha libertad, al autogobierno. O por carta, da igual. Todo eso lo conoce de primera mano, y juega sus bazas políticas socialistas, y se deshace del leonesismo, que puede ser sencillamente sentimiento leonés, orgullo de serlo, para cerrar la historia exhibida en una pancarta junto a más de 90.000 leoneses en mayo del 84.

La Mesa por León, de la que es considerado activo muñidor, no es más que otra tapadera con la que poner sordina a la mala política autonómica. Su acusación a José Antonio, nuestro alcalde legionense, tratando de corregirle, y si es posible ridiculizarlo, con eso de “La mesa por León no es un “invento”, es una oportunidad” a la que él supongo le contestará en su momento,  yo hoy le digo que la “oportunidad” que cita es sencillamente ¡oportunismo!, que viene a marcar su posicionamiento político, colaboracionista, de espaldas al pueblo leonés.     

Lo lamentable es que al pueblo leonés  lo tratan de halagar en busca del voto, luego  por obediencia partidista lo olvidan, para finalmente venderlo al más taimado estilo Judas.

 

 

17 de noviembre de 2020

Una Mesa y una alcantarilla

Sobre la  Mesa por León,  que ya suena a remoquete, compuse un escrito de opinión que me publicó el Diario de León y hoy  repito en mis páginas personales.


“Estas que fueron pompa…” expresión rimada que me temo  va a ser bastante útil rescatarla del soneto de Calderón al hablar de la Mesa por León, ¡la penúltima! porque ha habido otras…  y aludir a ese León, bueno a los leoneses; en ilusoria espera de bienestar social siempre, que,  en lo autonómico, el poder castellano lejos de arreglarlo se empeña en hacernos ver la  “levedad de ser leonés”. Con este  título entrecomillado, Diario de León publicó  en 2004 mi opinión, y a él remito al lector interesado: 

https://www.diariodeleon.es/articulo/tribunas/la-levedad-de-ser- leones/20040305000000705337.html  

Con relación a la Mesa actual, hasta ahora suma de múltiples miembros y palabras que pretenden nos suenen a buenas intenciones, hemos podido leer que  la Profesora Humildad Rodríguez, ha sido nombrada directora de la que han llamado  Agencia de la Mesa por León.  Me suena a pompa como ya dije, y añado, no se entienda orgullo de la aquí citada,  tómese como vana burbuja de jabón, un continente inestable, envoltorio de un contenido “en estudio”, que mucho me temo  acabará su efímera presencia ante el menor de los obstáculos.  

No voy pues a hablar directamente de la persona, la catedrática de biología en La ULE, otrora concejala del Ayuntamiento legionense con el PSOE, como independiente,  sino sobre el puesto: Directora de la Agencia. ¿Debemos entender que para lo burocrático hay personas encargadas, pasantes o agentes gestores a sus órdenes directas?  Recibir proyectos y “facilitarlos”  es su cometido, nos dice en una entrevista publicada en este medio.  ¿Supone esto  que han de llevar su visé, o que ha de seleccionar los mejores que supuestamente recibirá desde los “tres” foros de debate?  A saber: Uno tocante a lo social, otro municipal o de los Ayuntamientos y el empresarial.

Algunos “Foros” y la Moderadora, en un tanto monta… anuncian “consensuar la metodología de trabajo”.  La parte empresarial, a bote pronto, parece querer asumir la elaboración de un plan estratégico,  esperemos que cumplan con amplio criterio, sin ellos falta sostén para la mesa, lo que, si hablamos de estabilidad, en sí no es un mérito,  deben ser algo más que una pata, más bien una columna, a cada uno lo suyo; siempre que no estén bajo el sometimiento de la Junta en un amén insoportable.

Y  por qué digo esto,  sencillamente porque entre ellos estará el “infiltrado” juntero, esto es, un representante de la Junta, la que tratará de presentarse como promotora y dadivosa en caudales, que nunca son  un regalo, también son nuestros, ni siempre llegan en tiempo y forma, y su delegado actuara como espía y “guardafrenos”,  un no menor obstáculo para  que aquélla, la burbuja, explosione y se desvanezca.  Por supuesto no faltarán tampoco los colaboracionistas.

Quienes me leen, aunque sea ocasionalmente, saben que los asuntos económico e industrial etc., o son mi fuerte; mi pasión, motor y letra, va por lo social e identitario de modo especial en connotación con la Junta. Para la ocasión  me pregunto: el “foro social”, en el que, entre otros, parece estar situada la ULE por derecho propio, también los sindicatos, nosotros, los de a pie, los culturalmente leoneses, ¿Qué voz tenemos? Ahí queda formulada la pregunta para la directora de la Agencia.

Al gran público, lo digo por amplitud numérica no por preponderancia, le hace falta saber, ya desde los primeros compases,  quiénes componen el  definitivo “comité de expertos”. La información no vale sólo la del “tablón de anuncios”; conocer la relación de personas y sus campos de actuación nos puede aportar tranquilidad.  

La pandemia, grave inconveniente, no está en el origen de nuestra depauperada situación económica, se ha añadido. Sí lo están instituciones supraprovinciales, como la autonómica que lejos de ayudar, distribuir bien, centraliza y anula, al tiempo que se apropia de nuestros potenciales recursos. Y en el gobierno de la nación no tenemos voz defensora, ni contamos, ni se nos valora.   

Sobre los Ayuntamientos, otro importante foro,  y también de su decisión autonómica, escribiré  en otro momento; para entonces me habré de enterado si las asociaciones de barrios capitalinos manejan información y tienen presencia.  

Saleal, la empresa de la que sabe bastante, supongo, Humildad Rodríguez,  desde su etapa de concejala de Medio Ambiente, y la controlaba, nos acaba de sorprender a los leoneses capitalinos con “medio león” humillado, tragado o surgiendo de una alcantarilla,  ¡vaya metáfora!:  el  tapón para que no se nos vaya por ella la Mesa.

Para la Agencia, y los componentes de la Mesa, el León que tras ésta se cita, ¿es el provincial?  ¿Lo ven como provincia sometida al ente autonómico, o formando parte de una región triprovincial que se ha de reivindicar? Porque alguien extraño a nuestros bienes,  se está descaradamente  aprovechando de nuestros recursos, dada la indolencia de nuestros políticos,  que, como perversión, lleva incorporada nuestra culpa por delegar en ellos. 

Sin dejar en olvido lo antedicho,  “Primum vivere…”  Espero que el fin de la pandemia y el esperado reflote económico, no nos coja aún desguarnecidos, por ello: Mesa  por León ¡adelante!... pero no hasta el punto de que tengamos que comernos en ella la propia  estampa.