A propósito de un acto que pasó casi desapercibido.
Con más pena que gloria.
La ensoñación de lo leonés necesita poco más que un buen deseo de sicoanálisis para comprenderlo. Al sencillo interés de querer seguir siendo leoneses, parece que no le faltan quienes tratan de colocárnoslo, a los persistentes, como una meta que permanece en la distancia cual conocido engaño de la zanahoria. ¡Seguir!, ¡seguir!, ya os cansaréis; es algo que, mediante el comportamiento político dominante, nos muestran desde el autonomismo centralista que, tiempo ha, habla por nosotros.
Con más pena que gloria.
La ensoñación de lo leonés necesita poco más que un buen deseo de sicoanálisis para comprenderlo. Al sencillo interés de querer seguir siendo leoneses, parece que no le faltan quienes tratan de colocárnoslo, a los persistentes, como una meta que permanece en la distancia cual conocido engaño de la zanahoria. ¡Seguir!, ¡seguir!, ya os cansaréis; es algo que, mediante el comportamiento político dominante, nos muestran desde el autonomismo centralista que, tiempo ha, habla por nosotros.
Si digo que hay tres Diputaciones leonesas, como
es obvio en igual número que provincias, ya sé que no descubro nada; y si añado
que incluso la coordinación sentimental entre ellas (las provincias) está en
marcado declive, tampoco; por ello quedará muy bien añadir que, el alejamiento
de la ciudadanía haciendo caso omiso de su heredad del Reino de León, Región Leonesa o País Leonés, no
confraternizando, se asemeja a un doloso proceder triprovincial de pasar por
alto un gran legado; sí, sí, lo sé, enmascarado por lo castellano, ejerciente de
infiltrado o dañino catalizador.
Puede que en la región leonesa, innominada por el
ente autonómico, se desconociera el papel de Ana Muñoz Merino, de Valencia de
don Juan, entre otras cosas Catedrática
de Derecho Financiero y Tributario, y que iba a estar entre nosotros, en León, capital
provincial, los días 6 y 7 de julio.
Así
lo hizo en su mejor versión de especialista en temas
relacionados con la financiación de los entes locales y su sistema de recursos
tributarios. Con tal actuación se estrenaría como presidenta de la Comisión de
Expertos sobre Financiación Local, once personas, mix municipios y Estado.
He dicho actuación, sin connotación especial teatral conocida, en
todo caso podría ser en cuanto a puesta en escena por Martínez Majo y Silván, anfitriones,
muy del ente autonómico ambos; se trataba de escuchar (dijeron) a los
representantes de las diputaciones provinciales...
Ayuntamientos y cabildos
insulares, reunidos en León.
Era un primer paso, un arranque de los trabajos. Si deducimos que
este desembarco en nuestra ciudad era debido a la consideración de leonesa de
la presidenta citada, puede que no estemos desencaminados y es de agradecer. Al
igual que si nos inclinamos por el grado de paisanaje existente entre ella y
Majo.
Claro, con los mimbres citados no se iba a molestar al ente ni tan
siquiera para destacar lo cicatero presupuestario de su proceder con la región leonesa.
Corrobora esto Luis Mariano, el procurador autonómico por UPL, que días atrás
nos “regaló” unos apuntes de su trabajo de conseguidor, “arañando” dineros
autonómicos para los leoneses.
.
¡Y de la Región Leonesa qué? Durante la jornada ni una alusión a
la diferenciación leonesa, ¡ah! que no tocaba. Para un leonés comprometido con
su tierra ¡toca siempre!
En número que apenas doblaba al de “oyentes” del citado Consejo,
unos veinte, vinieron representando a Diputaciones y Ayuntamientos. No estuvieron las mayores, ni las más importantes instituciones
administrativas de la España autonómica. Por ejemplo los vascos, con diputaciones forales. Instituciones
que gozan de gran autonomía y recaudan sus propios impuestos. Los catalanes
desde 1980 vienen tratando de eliminarlas, para retomar o no el tema de las
veguerías.
Sí estuvo Abel Caballero, presidente de FEMP, dando cierta
relevancia a los ayuntamientos. De la innominada Región leonesa, faltaba
representación le la diputación de Salamanca, ¡y mira que jugábamos en casa!
Y se hace, en voz política, un canto a la conveniencia del papel de las
diputaciones como pilares provinciales, al menos en servicios básicos. Claro, en
el caso leonés, absorbidos por el ente, sin ellas desapareceremos dentro del plan variable, según el político que este en
cada momento encargado del Plan (¡unificador!) de Ordenación del Territorio.
Ciudadanos, en su papel político de implantación nacional, durante
su juego de apoyos gubernamentales, viene diciendo tiempo atrás, que sobran las diputaciones. Alto coste,
escasa utilidad, duplicidad de funciones en muchos casos; se deben eliminar. Pero
su postura apoyando al gobierno Rajoy o al autonómico de Herrera, es de empuje
o silencio, según convenga, el caso es estar en el candelero político. Incluso
llegó a conseguir la asunción del estudio de tal decisión por el PSOE de Pedro
Sánchez, cuando éste amagaba con gobernar.
Sin interés especialmente peyorativo, diré que transcurrió el
encuentro como un somero ensayo, ni
siquiera alcanzó el de mayor rango de “ensayo general con todo”, fácil de
comprender dadas las ausencias y sus connotaciones. Cuando pasen a papel
oficial lo hablado y lo propuesto llegue al Parlamento, veremos el
aprovechamiento. De momento creo que la región
leonesa perdió una gran ocasión reivindicativa. Los políticos, ¿leoneses?, allí presentes (¡a quienes votamos!) seguro que lucieron sus mejores galas de castellanoleoneses
y posibilitadores del ente que nos absorbe. ¡Su nefasto proceder lo refrendan los votos que les otorgamos!