31 de octubre de 2013

Rodríguez Zapatero, ¡Viva Villa…lar!


La Fundación Villalar, la interesada gestora de nuestras devaluaciones históricas ha organizado una mesas redondas a mayor gloria del ente autonómico y sus dirigentes políticos. A propósito de ello escribí un artículo de opinión, publicado en Diario de León:


""Cuando los cuatrocientos asistentes como espectadores al acto montado en Villalar de los Comuneros, una mesa redonda protagonizada al alimón por Martín Villa, el verdugo autonómico de los leoneses, y Zapatero, colaborador necesario para nuestro final enclaustrado comunitario, empezaron a aplaudir enfebrecidos, cualquier espectador por poco atento que a las reacciones estuviera, pronto los asemejaría a una “clac”, en toda regla. 

Para el lector de estas líneas que hasta este momento desconociera la noticia, o la hubiera leído con despreocupación, debo decir  que no estoy citando el final,  por ello es oportuno señalar que los 400 que celebraban con desorbitados ademanes y  palmas ardientes, lo hacían como respuesta viva a lo que acababan de escuchar. Hablaba Zapatero de Demetrio Madrid, un imprevisto primer presidente del ente, según dijo,  alegando en su favor y como mérito: “político de raza castellana que hizo un buen trabajo”. Estando éste sentado en primera fila, y muy atento, seguro que recogió la lisonja con manifiesto regocijo que le llevó a olvidar que sus jefes de partido le hicieron abandonar el cargo; las razones no  hacen al caso.

Urge decir algo sobre lo que encierra el piropo, pues atañe a los dos. A quien lo lanza, Zapatero, que o desconoce dónde nació Demetrio Madrid o busca la catellanización de todo lo que se mueve en la comunidad. Cuestión  ésta que los leoneses de bien rechazamos de plano. Y a quien lo recibe, Demetrio Madrid, zamorano de nacimiento, por lo tanto dentro de la región leonesa, ésa que en el ente tratan de subsumir, porque abolirla no pueden. Nada que decir si él acepta lo de castellano, pero por ser Zamora parte de la región leonesa en puridad él es leonés. Podía hacer dicho el piropeador, castellanoleonés o castellano y leonés, pero no, directamente castellaniza al Sr. Madrid. 

Para seguir situando las cosas en sus coordenadas justas, es necesario apuntar que el referido acto se celebró el día 21 de octubre, por la tarde, siendo lícito pensar que con buen criterio para que,  finalizado éste, y dicho lo dicho, la noche “maquillara” el ruborizado rostro, que unos bien nacidos leonés, hubieran tenido  al finalizar una reunión montada “a mayor gloria del ente autonómico”.

Rodríguez Zapatero, dejo dicho en Villalar que se consideraba “muy leonés”, lo que nos lleva a pensar en aquello de “dime de lo que presumes y te diré de lo que careces”.  Pues  a tenor de sus actuaciones,  como leonés, me permito situarlo dentro de los dominios  del término fiasco, por ser este vocablo tan útil como sonoro para la ocasión. Si es que algunos, cándidos transitorios como yo, esperábamos  de él  algo más que palabras. 

 En función de la sutil diferencia que encuentro entre ser de León y ser leonés, que expliqué en 1995, dejé recogido  en un  escrito  de opinión, en un medio local,  y posteriormente  en mi libro: “La lenta agonía de la Identidad Leonesa”, me permito situarlo hoy como “ de León”, sin que esto sea propiamente peyorativo, si acaso con un claro y reconocible matiz a menores.

“He ahí un leonés con carisma que va camino de poder demostrar sus condiciones de estadista”, dije el domingo 23 de julio del 2000. Había ido a despedirle al  Hostal, mi relación con él, bueno es decirlo, era tan sólo a propósito de pro Identidad leonesa, y allí le recordé sus promesas de apoyo. Su respuesta me pareció tranquilizadora:  “estate tranquilo...”  “has leído el titular  de DARIO DE LEÓN” y me mostró un ejemplar que su inseparable José Giménez llevaba, donde pude ver el gran titular: “León estará siempre en mi corazón y en mi cabeza”.    

Cuando tuvo en su mano gran poder, y se acometía la última reforma estatutaria del ente denominado Castilla y León, lejos de, cuando menos, apuntalar la identidad leonesa  de hecho y en letra dentro del articulado, pasó del tema sin pudor alguno  Claro, pasado el tiempo se comprende esa dejación, acoplable a desinterés efectivo y definido de lo leonés, y apoyo a lo castellano.

 Y puestos a ello, recordando su pasado presidencial, no sin cierto resquemor, por lo que pudo ser y no fue,  a mayor abundamiento debo decir  que el tiempo y las urnas le han colocado ya en su sitio, ¡fuera! 





Fundación Villalar: Un castillo y un león de ridícula estampa, en su bandera.   ¡Vaya arte!






Un par de días antes de la Mesa Redonda, eje central de este escrito, a  Zapatero le escuché decir en TV,  en “la sexta”: hay que respetar las identidades, tal  como se ha de hacer en Cataluña, añadió.  Y aquí, en la mesa, queriendo hacer una gracieta, sin sal alguna, para empezar suelta  lo de “Casi prefería hablar de Cataluña”.

Ellos, los catalanes, tienen una identidad propia indudable y él lo reconoce, lo apoya y lo pregona; ¿y los leoneses qué tenemos? Ni personalidad, ni derechos,  parece ser, y claro así llega a Villalar  y no sólo no tiene un gesto hacia la identidad leonesa,  sino que nos ignora y para mayor escarnio asegura que “el cauce del río va sedimentando las cosas”. Aludiendo al ente que nos lleva sojuzgados, de ahí lo del poso. Vamos, más o menos que los leoneses, despersonalizados y maltrechos,  somos los que componemos el lodo, el sedimento  de ese río que los políticos han creado. Es la última ignominia, ¡vaya forma de respetar la identidad de los leoneses! 


26 de octubre de 2013

Margarita Torres, dixit

León Cuna del Parlamentarismo

Es bueno comenzar diciendo, a modo de recuerdo,  que con motivo de la conmemoración del mil cien aniversario del nacimiento del Reino de León, y por que ya era insostenible lo contrario, se empezó a hablar con firmeza de lo que representaron para León capital y León reino, las Cortes de 1188 donde el Rey Leonés Alfonso IX convocó a los buenos hombres, representantes de  ciudades del reino, a una Magna Curia. 

El año 2010 fue el del 1.100 aniversario del nacimiento del reino. Para esta circunstancia y celebración que debía controlar la ciudad de León por haber sido Legio, nuestro León, la sede de las Cortes del Reino,  se movió bien el corregimiento municipal del momento PSOE-UPL.  Se diseñó una Fundación llamada León Real, presidida por Javier Chamorro, a la sazón vicealcalde; como asesora contaba con la historiadora Margarita Torres. Poniendo un énfasis especial en las Corte de 1188, se movieron bien, y con efectividad en el Consistorio. Y allí, en el seno de la Fundación León Real, que el PP gobernado actualmente defenestró, se empezó a hablar de Cuna del parlamentarismo. 

El gran leonesista Hermenegildo López, descubre un monolito, que él mismo promovió, con ayuda del Alcalde y el Abad de San Isidoro.   

También es interesante refrescar la memoria respecto a que,  La Junta Autonómica, a través de su Fundación Siglo dependiente de la Consejería de Cultura, montó el programa que a ellos más les convenía, y para el que manejaron los tiempos que más les interesaban; así avanzado el año, para que todo resultara más corto,  pasaron desapercibidas muchas cosas, en especial en el ámbito nacional. 

Los dineros que desde el gobierno central destinaron a la  celebración  a través de la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, fueron manejados autonómicamente, como más convino a sus procederes.

Juan Pedro Aparicio, fue elegido Comisario de la Celebración, y su relación, en parte con la Fundación León Real, en lo crematístico e institucional manejo, la tuvo con la Fundación Siglo dependiente de la Consejería de Cultura autonómica. 

Acabando el año 2010 escribí un artículo de opinión, dejando un adiós desconsolado por lo que pudo ser y nos organizaron, se puede leer:


Pero lo que hoy he querido traer a esta página, en connotación con todo esto,  es un apunte sobre Margarita Torres, a quien en la  Ser,  Radio León, recordando la celebración, que yo he preferido calificar de conmemoración para que lleve un grado de tristeza que la acomoda más, nuestra historiadora dijo que el título de León Cuna del Parlamentarismo, antes que la UNESCO nos lo había otorgado la Comunidad de Castilla y León. Más o menos.

Siempre la escucho con atención, en especial cuando habla como historiadora, y en esta ocasión discrepo con lo dicho sobre la Comunidad, bien es verdad que lo hizo como de pasada, pero ahí queda. Aunque el ente  tenga capacidad de otorgar nombramientos o reconocimientos, en el caso que nos ocupa, no toma la calificación de sus fundaciones Siglo y Villalar, siempre negativas, lo toma de León Real,  y porque ya no había otra posibilidad.

 ¡La Comunidad, no nos ha otorgado ningún título!, como máximo lo suyo puede ser un reconocimiento de algo histórico en el haber del Reino de León, pero que, los exégetas que el ente paga, siempre lo han dado un giro devaluador. 

Y conviene recordar que los dirigentes del ente autonómico tuvieron una ocasión de lujo, cuando en 1988 se celebraba el octavo centenario de las mismas Cortes, y lejos de dar la justa preponderancia a lo leonés, castellanizaron  el programa hasta la saciedad, empezando la celebración en Burgos, y dispersando los actos a su conveniencia. No faltaron personajes leoneses que les ayudaron en la minusvaloración de las Cortes y el hecho más destacado: la llegada a ellas del pueblo como estamento. 

Ahora la UNESCO ha puesto las cosas en su sitio. Un marchamo de valor contrastado. Pero para ello se ha requerido la decidida postura de nuestro paisano  Rogelio Blanco, a quien ya dedique a este respecto una página, que tuvo la inefable decisión de elaborar un protocolo de razones, documentarlas, llevarlas al Organismo citado y hacer un seguimiento de los trámites.

En ese reconocimiento por parte de la UNESCO descansa ya el asentamiento mundial de León como CUNA DEL PARLAMENTARISMO. 

23 de octubre de 2013

Izando el pendón leonés por San Froilán


Creo que el lector no verá fuera de tiempo la presente página. Pues el tema aun siendo puntual, por San Froilán, más que informativo es reflexivo, de ahí que hoy, conseguida la composición fotográfica junto a secuencias dinámicas, hasta  componer un vídeo,  el enlace va incluido para formar un todo. Gracias.


IZANDO EL PENDÓN

El azul otoñal  del cielo en la capital leonesa se mostraba remiso a dejarse ver en la mañana  en la que se estrenaban las Fiestas de San Froilán  2013. Un viento, suave y fresco, poniendo su mejor deseo en alegrar la luminosidad del día, arrastraba por momentos las nubes creando unos azulados espacios que, alternando en formas y momentos, animaban a los leoneses que nos íbamos concentrando en la plaza, allí donde San Marcos nos mostraba su impertérrito plateresco, iluminado a ráfagas por el sol. ¡Se alejaba por momentos la amenaza de lluvia!

No todos éramos espectadores, la gran mayoría eran actores dinámicos,  cada vez más voluntariosos, y dispuestos a mostrar  y  hacer vibrar a los leoneses, al compás de lo tradicional,  que siendo de cada lugar, de cada pueblo, el pendón con su magnificencia vertical, es enseña y orgullo de cada cual,  y de todos.

La faceta sentimental, el afianzar lo leonés, lo tradicional, lo de siempre, lo que nos identifica, mediante la espontaneidad que ponen los actores, es algo que debía comparecerse con  la sensibilidad en los espectadores, si es que, de alguna manera,  queremos dejar de serlo,  para vivir como propio  lo que aquéllos nos quieren mostrar, y que es historia. 

No digo que esto sea la tónica dominante en ambos, espectadores y actores, ojalá lo fuera, pero cada cual en su faceta deben estar dispuesto a compartir, a comprenderse, que es creer y hacer ver el “ser leonés”  como una cualidad camino del sentimiento de un pueblo: el Pueblo Leonés. 

Por ello invito a los leoneses que prueben algún año a pasear en la plaza de San Marcos, en esa mañana festiva leonesa, por San Froilán, y lo hagan con detenimiento entre el paisanaje puramente leonés, sus convecinos provinciales, sin interferir más allá de lo cortés y participativo, cuando afanosos se emplean bien concentrados en el meticuloso montaje en las varas  los cada vez más cuidados paños.

Estos momentos de metódica preparación, son el paso previo a la  gran manifestación de destreza que lleva aparejado el manejo de la gran bandera, ¡el pendón de su pueblo!, puede que sin pensar los actores, que, manejando con  lógico orgullo la enseña de su propia localidad, más allá de lo físico y material,  uniéndose para la exhibición a las de los otros pueblos, toma lo simbólico un más amplio ámbito, el provincial. Y aún más, me atrevo a decir que el multicolor ondear de las adamascadas telas, refuerza lo regional leonés, a poco empeño que pongamos en que no pierdan tal rango.

Pude observar esa mañana, en tanto me movía entre los “actores”,  a un niño que acompañaba a su padre sin perder ni el más mínimo gesto de la actuación paterna en la preparación del pendón que habría de portar luego. 
No importa el pueblo, ni el nombre  de los dos personajes citados, que  formaban parte de un animoso grupo de seis personas, sino la muestra de lo que supone la transmisión de los valores tradicionales, pues en tanto el adulto hacía su trabajo hablaba al niño sobre la labor realizada.

Aprovechando la masiva concentración de personas implicadas en tan festiva concentración, otros leoneses  comprometidos en la defensa del patrimonio comunal  leonés, el Concejo, las Juntas Vecinales en peligro, se movían de aquí para allá repartiendo octavillas informativas  llamando a la ciudadanía a que tomaran conciencia de la necesidad de oponerse  al expolio de los bienes comunales.  

También se entregaban pegatinas, solicitando que las llevaran adheridas sobre sus ropas los pendoneros, entendiendo que éstos, como representantes de sus pueblos en lo tradicional, cooperarían también así en  la defensa de las JJVV. Pues bien, había quienes rechazaban, no sólo  la idea de llevar pegada la reivindicación, sino, y tal vez por obtusa incomprensión, ser partícipes de la acción de defender el patrimonio en peligro. ¿Qué  nefasta lección aprendería el jovenzuelo aquél, ante tal negativa a defender el patrimonio comunal leonés?


Año tras año se va perdiendo la oportunidad de practicar y compartir el que debía ser un momento clave: iniciar el desfile, interpretando el himno a León, a golpe de tambor y dulzaina, pero sin practicar  el izado de los pendones al unísono.

¿Se imagina el lector la plasticidad del momento: los pendones apoyado en el suelo el extremo de la vara,   el de sujeción, en tanto  mástil y tela,  en plano inclinado, son sustentados  a distinta altura por el equipo correspondiente,  tal  como exige un primer tiempo del alzado, antes de efectuarlo total y conjuntamente, los más de  250 pendones, cuando el “rataplán” del tambor inicie el himno? Por supuesto sin buscar  rigurosidad militar, sí compenetración y complicidad. Se añadiría así vistosidad  a los ojos del espectador foráneo, y, además,  gran emotividad en los leoneses participantes,  que se iría incrementando de año en año, si el ayuntamiento capitalino lo cuidara o procurara que otros lo hicieran. 

Creo interesante que se vea el vídeo:
http://www.youtube.com/watch?v=tKdgLm62Ndw








21 de octubre de 2013

¡¡¡Sigamos luchando por nuestros Concejos!!!

Un punto de interés histórico, añadido, supieron ponerlo en la magnífica manifestación en defensa del sistema concejil, los de Puebla de Lillo con su pancarta reivindicativa.





En ella nos mostraban junto a tres rotundos, una fotografía muy interesante: Una copa concejil. La podemos ver colocada, puesta en valor, sobre un paño adamascado, de color en la gama de nuestro púrpura leonés.

Los síes son la afirmación de lo que han sido y deben seguir siendo los Concejos:

. Protección de lo comunal, que se ha recibido en herencia, defendido y protegido.

. Conservación del proceder democrático más directo, y bien representativo en nuestra cultura leonesa: la faceta concejil. Los Concejos Abiertos.

. Y vida, sí vida, para los pueblos leoneses, donde lo comunal es participación decisoria y vivencial, y ahora lo puede ser más que nunca. 


En cuanto a la copa concejil, que es de suponer, conservan a buen recaudo, será con la que sus antepasados medievales y los no tanto, cerraban el concejo abierto, en el que se habían “tramitado” en pura democracia los asuntos locales, con un trago, más o menos largo, del vino de la concordia. 

Guardada no sé si bajo tres llaves, como se ha dicho que antaño se hacía, junto a las Ordenanzas concejiles y cuanta documentación se iba generando en el desarrollo de los concejos, y puede que también al lado de la vara de mando.

Los acuerdos tomados eran ley, y su cumplimiento una obligación, y así por lo general se hacía, si bien a los que faltaran al compromiso se le impusiera algún tipo de sanción. De ahí que si ésta era aportar vino al concejo, al final era el que se apuraba a sorbos por los comparecientes. 

Las copas concejiles son un símbolo de la verdad de los Concejos

¿Cómo pueden los políticos del gobierno central, querer anularnos ahora los históricos Concejos?  ¡¡Vienen a por nuestro patrimonio!! la defensa ha de ser plena, compartida y firme, así venceremos.





18 de octubre de 2013

¡El Concejo Abierto junto a la Campana y el Pendón, del Pueblo son!

¡El Concejo Abierto junto a la Campana y el Pendón, del Pueblo son!



He creído oportuno anteponer el Concejo, sin que suponga orden de prelación, tan sólo por simple oportunidad del momento, al eslogan que muy buena parte de pendoneros vienen usando: "La campana y el pendón del pueblo son". Adaptándolo  a una frase reivindicativa para lo comunal netamente leonés, hoy en franco peligro de pervivencia.

En las JJVV, las Pedanías, donde el patrimonio comunal, sus bienes, ésos que han sabido conservar y proteger, deben ser intocables para manos extrañas. Junto a las Pedanías  también encontramos plenamente relacionada la figura democrática del Concejo Abierto vecinal, el método más directo y vivo para la toma de decisiones sobre el bien comunal.

Será lamentable, que una vez más, no podamos contar con los políticos de león, a los que ser leoneses les viene demasiado grande, por su papelón de obediencia partidista, y nos dejen, o le que es peor aún colaboren con el enemigo, para desposeer a nuestras localidades de un patrimonio en bienes que, con grandes esfuerzos, paisanos nuestros han sabido conservar.                                         
 Precisamente en ese patrimonio debe estar su mejor salvoconducto hacia el cada vez más difícil estado del  bienestar, a nivel local, naturalmente, su lugar de influencia; cuando resultan unos bienes  golosos sobre los que otros tienen puesto el ojo, y no dudarán en desposeerles de ellos, anulando las pedanías, en vez de ayudarlas a cumplimentar los temas administrativos. Es más,  han preferido dejarlas solas, sin apoyo técnico, para que incumpliendo plazos se justifique su anulación.


A los políticos de León, no hace mucho les vimos en este papel, con motivo de la defensa de los recursos mineros del carbón leonés, cuando se confiaba en los afines al gobierno, diputados, senadores por León y algún alcalde, y  su actuación lamentable se quedó en hablar en vano, y a la hora de decidir con posturas fuertes, se replegaron miedosos de perder su continuación en el  medro político.

Una amenaza tan grande como la que pende sobre nuestros concejos, a veces es hasta desconocida por los alcaldes del municipio al que corresponden las JJVV. O incluso llegan a pensar al estilo Rajoy que  las cosas colocadas en la carpeta de lo imposible o de lo que no se sabe como hincarle el diente, se arreglan solas. ¿Cómo se les va a pedir que informen a sus vecinos, si ellos no ven más allá de las listas electorales?

 Ahora toca salir unidos a la calle a defender  lo que sin duda se puede catalogar como patrimonio regional leonés.  Y en otro orden de cosas afecta a un signo que, por derecho propio,  está históricamente incorporado a lo identitario leonés.  O dicho de otro modo contribuye junto a lo cultural, nuestro vivir en la región leonesa,  a conformar una personalidad o identidad, propia del Pueblo Leonés.

¡Leoneses! Defendamos nuestras Juntas Vecinales, nuestro Concejos, el patrimonio que les es inherente. Y  sin diferencias, unidos como ciudadanos libres neguémonos a que políticos que se consideran de altos vuelos, sin escucharnos, decidan por nosotros. Y lo que es más grave aún,  buscan el  modo de apropiarse del patrimonio comunal. 

En la Manifestación del 20 de Octubre dejemos nuestro mejor recado de unidad, la fuerza como muestra de  oposición a que anulen nuestras Juntas Vecinales,  nuestras Pedanías, y el Concejo Abierto.   

7 de octubre de 2013

Por San Froilán otra vez lo verás

O la sencilla movilización de un recuerdo.

Nos presenta Emilio Gancedo, en Diario de León, con frase florida e ingenio  leonés,  muy para la ocasión, a un personaje no menos florido: “Ambrosín”.


 Todos reconocemos en Gancedo a un joven periodista y escritor leonés, muy imbuido en nuestra común cultura leonesa,  que la sabe vivir,  reconocer,  valorar  y se precia de querer preservarla  junto a  todas nuestras cosas leonesas, ésas que el paso del tiempo, autonómico, amenaza con borrar.

 Si bien no es para él mi atención hoy,  no debe el autor tomar por buena aquella frase que dedicó en su libro: “Trece cuentos extraños” , a un supuesto unicornio que se lamentaba:  “Hoy apenas nadie me toma en serio” . Muy lejos tal cosa de la realidad para el periodista.

 Leyendo su artículo recordé que al tal “ Ambrosín”, era un perfecto desconocido para mí, hasta que no hace mucho pude verle por vez primera, y  le pude fotografiar, en la llegada de la Virgen del Camino a la Sobarriba,  y más concretamente formando parte del cortejo romero que  condujo  a la Señora de la Sobarriba hasta el Puente Villarente por el Camino de Santiago, precisamente cuando caminaba junto a los pendones del cortejo, queriendo dejarse ver, aunque sin aspavientos, entre las  gentes de la  tierra.



No aparecía en tal momento tan exóticamente ataviado  como  por San Froilán,  que tan bien ha descrito Emilio, aunque sí portaba su extraño y colorido gorro, una especie de gran casquete  del que colgaban  tiesos tirabuzones de desigual longitud y parejos colores.  El resto de ropa era,  digamos que normal, nada discordante, y útil para una mañana ligeramente fresca.  También atrajo mi atención una gran matraca de madera de confección casera que portaba, pues, la verdad, no me parecía que era un instrumento propicio para la ocasión.

 El domingo día 29 del pasado mes, le volví a encontrar en el arranque de las fiestas de  San Froilán junto a los pendones en la plaza de San Marcos, entonces le pregunté si era de la Sobarriba, si bien cuando le formulaba la pregunta, me di cuenta que ya no sería necesaria su respuesta dado que en el coloreado gorro llevaba escrito: "La Milla del Páramo".

La verdad del personaje la sé ahora, una vez que hube leído la aproximación a su vivir con  la que Emilio nos ha obsequiado.