26 de diciembre de 2016

Un rostro de mujer, por Navidad

Si cada Navidad era un ensueño, al periodo vacacional de la de 1940  algo novedoso vino a añadir un punto de emoción.  Ni el “belén”, que disfrutó ayudando a montar,  ni la esperada llegada de los Reyes Magos, ni la presencia del “Ramo”, que tanto gustaba a su padre colocar en lugar preferente, pudieron con una rara zozobra investigadora, muy de corte infantil, que le inundaba.


Había oído Daniel en casa, a sus padres, que la abuela Inés, abuelita la llamaba él, había puesto su rostro para la portada de un cartel, anunciando una sonada celebración.

Tal era el tema de conversación, que, si echaba el recuerdo atrás, no le resultaba desconocido, pues ya había antecedentes memorísticos. Pero nunca lo habían hablado estando él presente.

Sin saber la razón  este año sus padres habían retomado el tema; y sin necesidad de aguzar el oído de modo especial, en la distancia  pudo escuchar en boca de su padre:
 -¡Tu madre debió haberlo contado antes en familia!
¿Qué grado de culpabilidad ocultaba la abuela? Y no en solitario, pues algo debió tener que ver el abuelo. Pues con no menor enjundia le citó:
- Peor estuvo aún tu padre, adoptando el timorato gesto de pasar por ello, cual si no le afectara!

Al parecer, el abuelo Víctor, todo bondad, o extraña mansedumbre, era acusado de consentidor de no sé qué pecado de la abuela. 
Para Daniel tomó especial valor la frase, al ir acompañada de un discreto golpe con los nudillos de la mano sobre la mesa del comedor.  Sonido que, desde una actitud estricta de su padre, buscaba  orlar sus acusaciones con  un cierto grado de enfado.
El porqué, no le interesó de momento, el velo de la intriga estaba  en ver el cartel. Suponía que al menos una copia estaría oculta en algún lugar de la casa de los abuelos. Lo peor era que, tal como parecían ocultar el acontecimiento,  no le iban  a facilitar el acceso, ni tan siquiera indirectamente.  Lo que venía a acrecentar la intriga.

Pero su ansia momentánea por descubrirlo  se fue enfriando con el transcurso del tiempo. En parte por no saber cómo hincar el diente al asunto, pues,  si se lo ocultaban sus  padres, para él debería ser desconocido. No le interesaba mostrar que tenía el oído presto.

Los últimos acontecimientos de la que llamaban guerra civil, y los años cuarenta de penurias y escaseces, conocidos como los del hambre, fueron poniendo un velo al asunto del cartel, hasta el punto de hacerle sospechar que no había existido tal cosa.


Hasta que el tiempo,  perseverante y demoledor, fallecidos sus antecesores,  abuelos y padres, y desmontado el piso de sus vivencia infantiles y juveniles, puso en sus manos un “programa de actos” de 1920 con relación al Fuero de León. Lo había encontrado entre los libros que guardaba su padre en un armarito biblioteca, a modo de secreter, donde casi diariamente, había podido verlo enfrascado en tareas de estudio y escritura.


La señorita que de perfil aparecía sonriente  en la tapa, le trajo a la memoria aquella inquietud de la niñez, entrelazada con  retazos de conversaciones privadas de sus padres, a cerca de la abuelita Inés, que, al parecer, había puesto su agraciado rostro para una especie de cartel.

¿No se trataría del mismo acontecimiento? Sin duda había estado en el entorno de 1920. Hoy, cuando las campanadas del Losada de la Puerta del Sol de Madrid, estaban a punto de adentrarnos en el  2017, casi cien años  después, y transcurridos ochenta desde las últimas conversaciones paternas sobre el “cartel”, algo le decía que, de existir, anunciaría la efeméride del Fuero de León.
Rebrotó la inquietud de la niñez, y con mente adulta, ya de vuelta de demasiadas cosas, comprendió que debía emprender alguna acción investigadora para aclarar u olvidar definitivamente la supuesta existencia del anuncio conmemorativo.

Al desmantelar el piso de sus abuelos, recordó,  algunos muebles y utensilios fueron a parar a un trastero en alquiler. Tenía un pálpito. Centró el recuerdo en el distribuidor de entrada.  Allí destacaba una consola con fingidas columnitas en las esquinas, sobre la que gravitaba, bien anclado a la pared, un gran espejo de marco dorado y envejecido; ambas piezas componían un conjunto de cierta prestancia.   Ése sería su objetivo…

Ufano, llave en mano, que su hermana le había facilitado sin mayores preguntas, se encaminó hacia el sencillo trastero. Estaba en una casa nueva, con pequeñas habitaciones de alquiler en la zona adyacente al garaje.
No tardó en comprobar que la consola estaba allí. Fue su primer golpe de vista. Y al acercarse para observar el espacio existente entre ésta y la pared no se sorprendió al ver que, discretamente protegido por un paño de desvaído color verde,   el espejo también estaba en el lugar.  Terminó destapándolo totalmente.

Bellamente envejecido, un largo siglo de vida lo avalaba,  en su contorno biselado el azogue que en origen habían dado al cristal, sufría estragos de alteración en forma de ramos que irregularmente aparecían en la lámina del espejo.

Lo miró con ojo crítico, pero pronto puso su atención en el dorso. Tras un fondo de  ocumen, bien sellado en su momento con papel encolado, podía estar la clave. Removerlo requería alguna herramienta. Por ello hubo de esperar al día siguiente.

Una navajita y unos pequeños alicates, eran sus herramientas, pero la inquietud era grande cuando inició la tarea propuesta. Rasgó el papel, desenclavó las finas puntas que daban fijación al ocumen, y auxiliado por la hoja de la navaja,  con cuidado, más por zozobrante emoción que para no causar daños, lo levantó…
¡Y allí estaba! Bien aislado, protegido por papel de celofán, se encontraba el cartel. Lo contempló largamente…


 Era un joven rostro de su abuela Inés, que desconocía. Tan exultante y bello era el retrato, que el pintor, muy al estilo de la época, debió plasmarlo con agrado. Posiblemente el mismo autor lo superpusiera en el boceto del cartel que tenía a la vista.

Sus enrojecidos labios, sin alterar las comisuras, adoptaban un esbozo de sonrisa, mientras sus grandes ojos parecían mirarle con fijeza. 
No tardó en decidirse  por llevar el cartel, el retrato de su abuela, a su domicilio actual. La “joya” ¡nunca había salido del hogar de sus abuelos!  Puede que, vencido el supuesto apocamiento, el abuelo Víctor no encontró mejor modo de censurarlo   ¡Nadie lo conocería!

Enmarcarlo y tenerlo a la vista sería sin duda poner un excelente broche a una inquietud investigadora que había surgido en él años atrás
Un buen regalo para la Navidad 2016 a punto de iniciarse: La “familia” y el espíritu de la Navidad se reencontraban. La duda estaba en silenciar lo acontecido, dado el puritanismo que lo enclaustró, o usarlo como un estupendo relato navideño para sus nietos…

Por otra parte, contemplarlo, sería su mejor manera de celebrar el feliz acontecimiento del milenio del Fuero de León: 1017/2017. El Ayuntamiento de la capital provincial de León, empezaba a anunciar unos fastos, que, para su agrado, sonaban a demasiado localistas...


*   La fotografía del "Ramo" es de Chema Vicente. Gracias amigo...
** La composición del cartel es "mia"(tomando de aquí y de allá)






1 de diciembre de 2016

Un himno para una despedida



Para que la figura de don Óscar García Prieto, sea un poco más conocida, aunque sea a título póstumo, en especial entre los jóvenes implicados o preocupados por lo leonés o lo leonesista, invito a leer una de las páginas de mi blog, cuyo enlace propongo:
http://leonalmaximo.blogspot.com.es/2014/02/aquella-manifestacion-de-1984.html

En ella quise hacer un homenaje a este gran leonesista, defensor a ultranza de todo lo leonés en lo que supo implicarse sin paliativos.  Relato en ella  la participación activa de García Prieto, en los preparativos de la Gran Manifestación de Mayo del 84,  que no viví a su lado,  pero me hizo saber cómo se había promovido y gestado.

Ya lo he apuntado en otro lugar pero me agrada repetirlo, quise y creo que supe hacerlo: decir a Óscar García Prieto, en vida, ¡cuán positiva estaba siendo su labor en el campo leonesista! Y lo hice de modo especial en los últimos tiempos, por si ya no acertaba a ver la huella de su contínua labor leonesista, cuando ya los dos hablábamos, aun sin desearlo,  demasiado en pasado. 

Ayer, 29 de noviembre de 2016,  en la Iglesia de San Claudio de León capital, además de los actos religiosos y muestras de pésame a su hijo, y familiares, algunos leonesistas, con nuestra presencia, obligada desde el compromiso leonesista,  le dimos un sentido ¡adios!


Uno de los adornos florales, un centro, llevaba no como aditamento, sino presidiéndolo una pequeña bandera, la purpurada que él siempre honró, defendió y supo enarbolar vindicativamente en cuantas ocasiones hubo lugar, y fueron muchas. 

Tal como se puede comprobar en la fotografía de Chema Vicente/ Raigañu, que da un punto de notable veracidad a lo acontecido, se puede leer en la cinta dorada del lazo:"LOS AMIGOS LEONESISTAS". Mil gracias a estos compañeros.

Quiero dejar señalado que para la finalización del acto religioso, se cantó, propuesto por el oficiante, el Himno a la Virgen del Camino, Patrona Principal de la Región Leonesa, ya que, dijo el sacerdote: "las cosas leonesas eran de su agrado”, en tanto ponía la mirada en el féretro del compañero leonesista que despedíamos.  Independiente del grado de religiosidad de cada uno, como ciudadanos leoneses, herederos históricos de un Reino, hoy País Leonés o Región Leonesa,  me pareció  un excelente broche. 

29 de noviembre de 2016

Vivir el Leonesismo

 Óscar García Prieto, ha muerto...



La voz de un gran leonesista se ha callado para siempre. Pero su labor amplia y fructífera en cuanto pedagógica, quedará entre nosotros como símbolo de buen hacer.


No pretendo elaborar un canto a su persona y ejecutoria leonesista,  que por supuesto sería merecido, tan sólo dejar un agradecido recuerdo a este leonés y leonesista, precisamente   es estas páginas en las que vengo intentando encontrar y encontrarnos en busca de un sentimiento llamado Leonesismo, ése que él supo vivir, defender y ensalzar como pocos. 
Siempre estaba ahí, tanto en lo personal, como cuando uno necesitaba un consejo leonesista. Su actuación sin duda generosa no buscó nunca contrapartidas… Me queda la satisfacción de haberselo dicho en persona, sin falso halago, cuando hubo lugar para ello.


In memorian

Nuestro ¡adiós! más sentido a Óscar García Prieto, leonés y leonesista insigne. Aun cuando escribo este recuerdo a título personal, no he podido menos que iniciarlo con un adiós plural, ya que no dudo que así es, y así deben percibir su hijo y familiares el amplio eco de despedida. 

Mi voz es de amigo, mi dolor de compañero en la gran verdad leonesista, faceta sentimental ésta en la que Óscar fue maestro de leonesistas. Su empeño en defensa de los valores regionales leoneses, fue encomiable, su labor queda indeleble en la página histórica reivindicativa leonesa. 

Vivió y defendió como pocos la identidad leonesa, nuestra lengua, nuestras tradiciones, que supo comunicar por escrito y de viva voz en cuantas ocasiones tuvo oportunidad en el movimiento político y en el social. Y fueron tantas que podemos decir sin error que lo eran de una manera permanente, y hasta el propio Rey don Juan Carlos, hubo de escucharlas, respetuosas pero firmes, en una de sus visitas a nuestra Universidad. No en balde, aun cuando pudiera interpretarse como quedo su saber decir, siempre iba acompañado del valor de la frase precisa y del afianzamiento de la verdad leonesista. 

Un leonesista sin doblez alguno. Descanse en Paz el gran maestro del leonesismo sentimental y reivindicativo..

Este recuerdo fue publicado en Diario de León el 29/11/2016



20 de noviembre de 2016

Maceros y bandera de España

Breves apuntes, mezcla de temor y recuerdos,  desarrollados cuando la lluvia azota la ventana de mi estancia leonesa.

Más de uno de nosotros, los leoneses, se habrá fijado que en las banderas de España cuando aparecen en imágenes en las instituciones, tras la figura de los políticos o autoridades, siempre se ve el escudo de León. Y, dadas nuestras dudas sobre la verdadera apreciación de lo leonés, y relevancia como reino medieval, que no se respeta, hemos pensado que es debido a que no lo pueden evitar. 


Por otra parte en las noticias gráficas, generalmente, el personaje o personajes de turno, suelen ser captados sin tapar esta parte de la bandera que nos atañe. Puede que sencillamente porque se ha dejado  el paño a su caer.

Tal vez por deformación, que nos lleva a estar vigilantes sobre el tratamiento que se da a lo que nos representa, he venido observando un dato algo más que curioso en la ”gorra o gorreta” de los maceros de la Cortes de España, dos en cada momento, que comentaré a pie de imagen. Entre tanto, suspense y breve recuerdo.

En la capital provincial de León, el ayuntamiento tiene el privilegio, cuando se constituye en plena autoridad, de ser precedido, de cuatro maceros. Es el único en España. Dos como primer ayuntamiento constituido de España y otros dos por haber sido sede real. 

Como curiosidad a este respecto recuerdo que hace pocos día saltó a los medios leoneses que desde hacía cierto tiempo tenían dificultades para que salieran los cuatro maceros, y ello  por falta de personas del entorno municipal que se prestaran a tal cometido. 
 
En ” Legio, érase una vez”, un “cuento” en artículos, crónicas, circunstancias y acontecimientos vividos aquí, con inclusión de algún relato corto, que me publicó Lobo Sapiens en 2010, había uno dedicado al tema  de los maceros.



“Un buen candidato para macero”, se titulaba, en el que un jovenzuelo de Santa Ana conocido como Miluco, por azares y conocimientos  de su padre, Micael, un buen adobero de la época, y de modo especial por un albéitar municipal, llega a ser macero, y caberle el honor,  pasados los años,  no sólo de participar, sino de ser elegido para que, en la proclamación del rey, año 1454, impostando la voz reclamara protocolariamente ¡silencio! hasta tres veces, para que el Alférez capitalino, pendón en mano,  proclamara: León y todo su Reino, por el rey don Enrique IV…




Y volviendo a nuestro hoy, y las imágenes que anuncié, podemos observar la colocación del león rampante en el frontal de la gorreta de los maceros de las Cortes, y que  el castillo aparece en los laterales. 











                 









En estas imágnes, históricas,  hagamos   abstracción del dictador








Es de señalar que en el gorro de los maceros leoneses no hay ningún símbolo;  éstos llevan pendiendo del cuello mediante  una cadena,  un  gran medallón con león rampante.  
Y tambien aplicado en ambas mangas nuestro león.





 En los gorros de los maceros de las Cortes, que podemos ver en el parlamento de la nación, de poco para acá se puede observar que el castillo aparece en el frontal, de forma preferente,



No sé si hay intencionalidad aviesa en romper la prevalencia histórica del Reino de Leon,  es despiste del macero, o aparece “la  mano negra”  que siempre creemos ver en lo tocante a nuestras cosas.






Me temo que la suspicacia, ante los avatares leoneses de ayer y más los de hoy, nos haga ver enemigos por todas partes. Mas, estar en guardia siempre es positivo.  Si no veamos:





Habilmente colocada la tela de la Comunidad que nos aferra, destaca el castillo y anula el león.



3 de noviembre de 2016

La llamaban "vía rápida", echando la vista atrás

             En un medio de León dejé dicho:


         En la que fue “Gran Vía” leonesa, en Ordoño II, hoy adoquinada y con tan grandes como insulsas jardineras, el sábado día 25 de abril de 1998 pude ver y escuchar a un grupito de leoneses de Villaobispo de las Regueras, manifestando públicamente su disconformidad con el inapropiado tratamiento dado a los cruces viarios, al mismo nivel, en la “vía rápida” llamada Ronda Este.  Esos cruces tan peligrosos como desfasados en el tiempo y las circunstancias viarias, demuestran bien a las claras la inexactitud de aquel calificativo dado en función de la agilidad del tráfico que con ella se podía conseguir.

        Tenemos lo que nos merecemos. Nuestra abulia, nuestro “pasar”, como ahora se llama a la cómoda postura de hacer, aparentemente, caso omiso de lo que nos rodea, especialmente si ello requiere esfuerzo y presencia física, nos empuja a dejar “enfriar” las cosas, o a esperar  que otros lo hagan.  Lo que no sé muy bien es, si esto nos lo han contagiado nuestros políticos, como no falta quien lo afirme,  y no descabelladamente si tenemos en cuenta su aceptar y callar  partidista, o es a fuer de sentirnos defraudados en las modernas reivindicaciones leonesas. Solidarizarnos con alguien o con alguna idea, no es una de nuestras más espontáneas virtudes.

      El corto número de reclamantes aludido, corrobora, bastante atinadamente, lo último apuntado,  pues, la Ronda Este no es cuestión tan sólo de las  gentes de Villaobispo, lo es de todos los leoneses.  Ese cruce fatal que se cuestiona, supone un atentado a la inteligencia colectiva leonesa,  para saber discernir lo que era medianamente aceptable tiempo atrás y ahora es improcedente y en desuso.  Pero no es éste sólo, hay otros “puntos negros”, como el cruce para Puente Castro, en el Portillo; tratado de solventar posteriormente  con la irreverente solución de intentar meter el tráfico por un puente de servidumbre de fincas, tan estrecho como las calles del barrio.  

El nudo de cruces ante Continente y el Polígono 10, “resuelto” semafóricamente  mediante toda una sinfonía en rojo y verde. O el cruce de Oteruelo, tan protestado, son otros ejemplos claros de  despropósito aceptados.  Y nos afecta a todos, pero que más da,  que reclamen otros.  Parece como si la gran manifestación, la de “León sin Castilla”, en el 84, se hubiera llevado todas nuestras energías reivindicativas ciudadanas, agotando, al propio tiempo, nuestro don solidario.

A pesar de tener prisa, ese sábado citado, me detuve al lado de los reclamantes un cierto tiempo, menos del que el acto merecía, y de ello me acuso. Los niños asistentes, proporcionalmente en buen número, influenciados, tal vez, por lo visto en las películas, daban la nota de disconforme algarabía, auxiliados por un artilugio con bocinas que trompeteaban llamativamente. Menos es nada.  Supe que en el corte de la Ronda, primera fase del acto que nos ocupa,  hubo mayor afluencia de personal.

28 de octubre de 2016

Entre ayer y hoy...en León, tres fotografías


Hace años, bastantes, Fernando Gago tuvo la idea de de tomar una fotografía en blanco y negro en la que podemos contemplar la Catedral por el ábside. Queda  enmarcada por dos casas. En primer plano  una cancilla que parece dar entrada a la contemplación de nuestro primer templo. Me he permitido copiarla de "Imágenes para el Recuerdo de León".

No la conocía. Me llamó la atención porque es muy similar a una que tomé yo allá por los 90, puede que antes, y coloque en mi libro: "LEGIO...érase una vez..." Entre recuerdos y relatos cortos en connotación con el pasado de nuestra capital e historia.

Respecto a la fotografía digo:

La fotografía tomada, desde mi condición de simple aficionado, cuando la ampliación urbanística de la zona conocida como “La Palomera” empezaba a ser una amenaza para esa posibilidad, nos presenta el ábside catedralicio en todo su esplendor enmarcado por dos casas unifamiliares.


                             La fotografía imposible hoy, año 2010
           
            
Ya hace años que lo edificado entre nuestra Catedral y la calle Buen Suceso, desde donde, entre dos de sus pequeñas casas, se enmarca aquélla para lucir en la distancia y en primer plano su hermoso ábside,  ha llegado a impedirla totalmente.

Lo construido en este espacio leonés, digamos, para situar a lector, tras la iglesia de San Pedro, donde estuvieron los huertos medievales que completaban su nombre, ha sido todo un ejemplo de urbanismo “de concentración” especulativa.  Tan sólo el aparcamiento de superficie allí ubicado, pone un punto de disculpa. 

También encontramos en primer plano un cancilla. Si bien no es la misma.


Se ha cerrado el ciclo. Los "arboles de hormigón y ladrillo" ya no nos permiten ver, con el secillo encuadre de unas casitas de Buen Suceso, el bello "bosque" de airosos arbotantes, transparente, un flujo de inauditos colores, que supone nuestra Catedral. Hoy 31 de Octubre de 2016.

14 de octubre de 2016

No pude ir a Zamora, a Valladolid ni me lo plantearía

                                                                                                                                                                   Digamos prontamente que aludo a ir con la bandera leonesa en mano o sobre los hombros en plan festivo. Mucho menos portando un Pendón Leonés, (así con mayúsculas) enseña de una región que fue reino, y no porque mis fuerzas y falta de destreza me lo impidieran, que también, sino porque allí donde  el ente autonómico, bien dirigido, ha centralizado todo el poder autonómico, “nada se me ha perdido”.
Es, la entrecomillada,  una frase hecha, que queda bien para cerrar el párrafo, pero incierta, toda una equivocación, lo reconozco  y rectifico. 


Pues, conciudadano regional leonés, ¿parece poco perder la Identidad Leonesa?(así con mayúsculas).   Ésa que nos  tratan de borrar autonómicamente. Toda una ignominia  que no podemos  ocultar yendo al forzado foro autonómico, en plan lúdico y mucho menos como expresión cultural diferenciada que institucionalmente no reconocen,  y todo por especial empeño de nuestro regidor municipal capitalino,  señor Silván,  plenamente identificado con el ente autonómico.

 De modo reivindicativo cambia el plan, el planteamiento y la decisión; pero de modo festivo con nuestras más altas enseñas, chirría en las neuronas  no solo en las de  los comprometidos leoneses, pues suena tan insólito ir a Valladolid en plan gracioso, que alteraría los ánimos hasta en los más retraídos  leoneses. De forma reivindicativa, con la bandera leonesa  arropando la marcha, todo sería distinto, como en Zamora.

El hermanamiento cabe, cuando hay afinidad de sentimiento. Y como en el centro del poder autonómico ni lo hay, ni actúan con diligencia para establecerlo, y sí prolifera un malintencionado intento de imponer la unificación, una identidad caomunitaria mediante tan costosas campañas como controvertidos programas de adoctrinamiento, lo lógico es el rechazo que nos suscita.

Sólo esto último, el negativo comportamiento,  de por sí,  es bastante más que un freno.




A Zamora, donde se reivindicaba el reconocimiento de la región heredera del Reino de León, inmersa por designio político en un ente que no la reconoce, trata de borrarla, la disfraza en los textos escolares y en palabra política no existe, ¡claro que hubiera ido!, pero uno se propone y los años disponen.

Quede claro que nada tengo contra lo regional castellano, sí contra lo autonómico absorbente castellano, que no son sus gentes, sino sus políticos con el aval de los nuestros, que se dicen leoneses.

Se anuncia que irán treinta pendones leoneses, en este caso con minúscula,  a Valladolid. Mi interpretación va con la idea de que es un programa orquestado, a petición de Silván, por   Salguero, a la sazón Delegado del gobierno autonómico, bien controlado en su desarrollo por los poderes de la Junta, con ribetes de dominio y sumisión.

Piense el lector, e imagine la escena: Presenciando la comitiva obsérvese al eterno sonriente Silván, poniendo su mejor rictus, influenciado por la idea de que su decisión estará sirviendo para doblegar un poco más a los leoneses. Otra sonrisa, ésta de porcelana, que se corresponde a la señora presidenta de las Cortes y de la Fundación Villalar, en cuya rebotica se elabora una identidad comunitaria inimaginable desde la imposición. Y al alcalde socialista, anfitrión,  que ha sustituido al ínclito señor León de la Riva, que está llevando a su ciudad un desfile tan vistoso en colorido y destreza, como lúdico para el espectador, quien seriamente puede que no observe trasunto alguno,  inmerso como está en el desajuste partidista.

Las grandes enseñas,  treinta unidades nos dicen, con su paño localista, tal vez diríamos mejor concejil para ser más leonés si cabe, al unirse en comitiva,  y sin perder cada una su personal emotividad de aldea o concejo, están representando a una región, heredera de un reino, al que los dirigentes o creadores autonómicos nunca han respetado. Es pues lógico no estar a su disposición, cuando tras una careta festera se oculta la satisfacción de controlar y hasta de sojuzgar un poco más al pueblo que representan;  en esta ocasión, mediante los coloridos paños leoneses, ondeando en el centro del poder autonómico.

De modo que no estaré entre los “200 leoneses”, ésos que  las crónicas anuncian asistirán a un acto calificado como “emotivo y singular”: Rara cosa cuando la leonesidad triprovincial leonesa territorial y sentimental no se respeta allí donde van a acudir.

12 de octubre de 2016

Zamora, reflexionando entre pancartas

 9 de Octubre 2016, anfitriona: Zamora


Como introducción, o más bien aviso de alerta al lector: Se hace preciso dejar constancia de que para elaborar esta página, mi mayor esfuerzo ha sido el de distribución de imágenes,  fotografías que otros ha tomado, más la elección de frases de la alocución leída  en la manifestación octubre 2016, y de un artículo  del zamorano Carlos Cabañas, para que la definan, signifiquen e iluminen. Éstas irán en cursiva y negrita. Mas, como añado algo de mi cosecha, pido disculpas a los redactores de ambos, si llegan a pensar que no debería haberlas enlazado así…

Los leonesistas de Zamora llevamos muchos años luchando pacíficamente por la autonomía del antiguo reino.  Acoger una manifestación en defensa de la región leonesa no deja de ser una prueba para los zamoranos, y propicia para comprobar hasta dónde llega el compromiso de las otras dos provincias acudiendo también a reivindicar…



Si la bandera es algo más que un paño al viento, un símbolo que nos concita y representa a los ciudadanos, en este caso de la Región Leonesa, nada mejor para la ocasión que este conjunto bien montado sobre un solo mástil: Reino y cada una de las tres regiones...
Un único mástil, sugiere unidad y hermanamiento, "todos a una" ahora cuando impúdicamente se intenta  diluir nuestras señas de identidad...

Manifestarse es un derecho. Ejercitarlo una sana postura.  Gracias al encomiable empeño de unos leoneses promotores, hoy en Zamora está un Pueblo en la calle.

Una vez más, los leoneses volvemos a unirnos en la calle para pedir que se lleve a término nuestro derecho a una autonomía propia...

El sol parece querer resaltar PAÍS LEONÉS, escrito con los colores de la bandera de Zamora,  dejando en la penumbra AUTONOMÍA... en  pancarta blanca  con estilosa letra roja.



Sentirse leonés. Es un primer estadio.

Pancarta "político-leonesista", perdón, es mi apreciación sin menoscabo alguno para nadie; mi descripción:  sobre fondo negro, en letras rojas el PAÍS LEONÉS pide una autonomía largamente reclamada,  precisamente, (en letras blancas), para nuestra región en situación límite. Se completa con dos leonés, cabeza real rugiente una, icono la otra. Destacando los tres escudos provinciales...




Con la solera que dan los años de reivindicación, ésta es bien conocida, siempre en la brecha.


¿Para cuando la unión de las fuerzas políticas leonesistas?

En esta reivindicación de las tres provincias que siempre han sido real y únicamente leonesas, tenemos muy presente la promoción de nuestros rasgos de identidad cultural: el reconocimiento de nuestro patrimonio material e inmaterial -del románico, la Semana Santa, las mascaradas, la Vía de la Plata…- tradiciones, lenguas y dialectos de todas y cada una de nuestras comarcas…

Con no menor solera y andadura reivindicativa, ésta,  la del imperativo ¡YA! para la AUTONOMÍA LEONESA



El sobrepuesto león rampante, significando a la región leonesa, la completa.

Una con especial dedicación. Sobre colores de la bandera zamorana, en grandes letras blancas se reclama la reapertura del tren Vía de la Plata...



de cómo se están desmantelando  (infraestructuras) las ya existentes, llámense Vía de la Plata...Esta tierra no puede permitirse ni un segundo más permanecer como mera espectadora de la incesante emigración de sus gentes... solo cabe dar un golpe de timón de 180º y acometer con responsabilidad la autogestión de ¡¡nuestra tierra!!... 



No puede ser más explícito, Autonomía para el País Leonés, reclaman quienes ha tenido que dejar una tierra en la que cada día que transcurre sojuzgada en el ente autonómico castellano, se pierden puestos de trabajo y oportunidades...




Exiliados en Madrid, nos dicen...

Desde la diáspora, como muchos otros que, por varias razones, no podrán asistir a este evento, damos todo el apoyo a los que se han congregado para impedir que sus hijos, en un futuro, tengan que sufrir lo que nosotros durante muchos años: contemplar desde lejos, con impotencia, casi con resentimiento, todas las injusticias que nuestra tierra y sus gentes vamos padeciendo. Es hora de decir basta.


Una animosa pancarta anuncia que la Comunidad Autónoma Leonesa cada día está más cerca





¿Como nación, como región...?  Autodeterminación. Gran petición



Unos pocos viejos luchadores por conservar lo nuestro vamos dejando paso a unos jóvenes en mayor número y más comprometidos, si cabe, que nosotros mismos. Esperamos que ellos contemplen los dos fines que no hemos conseguido aun: la unión de los autonomistas leoneses y el triunfo final

                                                                       * * *

Hermanados.  Tener capacidad para amar, es un gran don. Compartir, un buen camino. Respeto, tolerancia y comprensión son de importancia vital...


Muchas gracias a todos los que asistan. A ver si nuestras voces producen efecto y, después de las vueltas que sean necesarias, derribamos esa muralla de ignorancia, silencio, recelos y tergiversaciones de los verdugos de estas tres provincias y de estas gentes que no reclamamos más que lo que, en justicia distributiva, nos corresponde


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