20 de diciembre de 2017

Un relato para la navidad 2017

La frase: “… y es que a veces las escuelas las carga el diablo”, la escribió  Javier  Callado a propósito del asunto de Cataluña y el adoctrinamiento, y me trajo a la memoria que tenía pensado un apunte de relato tocando el tema, que bien podría darlo a conocer en la Navidad 2017. Y a ello voy.

                                                Gentileza de Raigañu.... Navidad 2017 
      

Una estelada en el sentimiento


Robert, en fase infantil de integración de facto en la cultura catalana, cuando lo suyo era sencillamente  un dejarse llevar, regresaba ufano a casa portando algo en la mano.
Traía  lo que podría ser un mapa,  que el colegial tal vez tendría que iluminar, o algo por el estilo, fue la impresión que le causó a su padre.

-¡Mira papá!,  es un poster
Soltó eufórico en tanto con mayor cuidado de lo habitual, trataba de sacar la goma que aprisionaba al bien enrollado secreto. Cuando ya iba poco menos que a la mitad de la operación empezó a aclararse el misterio para su progenitor. Se trataba de un cartel de diseño político,  en vigor para el movimiento pro referéndum e independencia.

-Para mi cuarto…es para mi cuarto…
Repetía de forma emotiva,  en tanto liberaba el rollo de la  simbólica “cadena”, ésa que el Jordi había dicho: “nos quiere poner España a los catalanes”.
Se podría definir como un gran SÍ de letras negras en un círculo blanco sobre  un rectangular fondo  de “inocente” color rosa, que en la parte inferior llevaba escrito: Il·lusió.
 
Ya en su  habitación, Robert, afanado en extender bien su poster sobre la mesa de estudio,  tardó  en contestar a la pregunta formulada por su padre:

--¿Quién te proporcionó el  cartelón?
Y cuando lo hizo, puso en el aire un nuevo dato: su participación en lo cultural catalán.

-Fue el Jordi, nuestro monitor en la actividad preparativa de casteller
Y complementó…
-Quiere que forme parte del tronc, como doso, y ¡dice que lo hago bien!

--Me alegro mucho. Pero ahora lo que me interesa saber es  qué os dijo al entregaros los carteles.

-Tenía muchos (empezó diciendo) y mientras los iba repartiendo hablaba de Cataluña como nación, que en España no querían aceptar.
- Y para despedirnos dijo bien claro: La próxima vez que hagamos una demostración casteller el año que viene, por  Sant Miquel, nuestra fiesta,  ya seremos independientes. ¡Y habrá que lucirse!…

La respuesta le hizo comprender el aleccionamiento. No le sorprendió, pero su indagación hoy era otra,  y así desde  la puerta, con un gesto que ni “Colombo”, el detective, hubiera mejorado, con tono mesurado apuntó…

--¡Ah!... parece que la agilidad para trepar te fue útil el otro día, el del mitin político en la plaza.

- Si te refieres a lo de colocar l’stelada  en el alto del poste que sostenía una batería de luces… pues sí.
De sobra sabía que, su padre,  no se refería al hecho de subir trepando, sino al de colocar la enseña independentita y no la senyera.

Pausadamente, el padre, se sentó en el borde de la cama,  creía que la ocasión merecía explicarle un poco la situación, tal vez para borrar ideas confusas, o  hacérselas comprensibles desde otra perspectiva. Y así comenzó:

--A los abuelos, mis padres, los conociste cuando eras muy pequeño, por ello hoy quiero con su recuerdo entrar  en el tema.
En el Col·legi, al que asistes diariamente, la enseñanza se imparte en catalán, si bien en nuestra casa somos más bien castellanoparlantes, de ahí que, acostumbrado a ello, no te  supone especial esfuerzo el compás bilingüe de cada día,   tal como le sucedía al abuelo Lázaro, funcionario público en Correos,  donde tenía que usar los dos idiomas cooficiales.
  
Tras una breve pausa siguió…
--Lázaro y María, tus abuelos, llegaron aquí, a Cataluña, procedentes  de la, muchos años atrás,  conocida  como Extremadura Leonesa. ¡Así le gustaba citar su origen al abuelo! Y lo hacía, porque  su antecesor, tu bisabuelo paterno, Manuel, nacido en la provincia de Salamanca, le había hecho siempre partícipe de la historia del  Reino de León.

Con especial énfasis le facilitó a continuación una cita histórica leonesa…
--Era Alcantara, donde nacieron, una parte de territorio cacereño que el rey Leonés Alfonso IX   había  empezado a reconquistar, allá por el año 1213
  
Soltado el dato continuó:
--Cuando llegamos aquí,  a  Vilafranca, yo era un joven estudiante de 12 años. Sabía que lo de venir a vivir  a Cataluña,  tenía que ver con la condición de cartero rural del abuelo, y ciertas connotaciones políticas de republicano y antifranquista, que para nada en este momento te deben preocupar.
Con tal profusión de detalles, cómo no prestar atención; por ello Robert  se mantenía muy atento, el ramillete de recuerdos que entrelazaba su padre así se lo reclamaban.

--No me resultó fácil el asentamiento, tampoco a los abuelos,  pero cuando apura el sobrevivir, todo se ha de superar. Nos comprendían en castellano al hablar, y poco a poco, tu abuelo y yo, empezamos a expresarnos en catalán, la abuela siempre fue un poco más reticente.  En un par de largos años nos empezamos a sentir como “en casa”.

Hizo una breve pausa, antes de entrar en lo más directo y personal.
--Aquí en la comarca del  Alt Penedés,  pasados los años y los estudios, conseguí emplearme en la Caixa, oficina que ya conoces, y me casé con una noia catalana, Núria, tu mamá, muy comprometida con la tierra pero que  el independentismo la quedaba lejano, no así el seny catalanista.
Como colofón un dato de afianzamiento…

--¡Y ya ves!,  hemos arraigado en esta tierra como las  fructíferas cepas de los viñedos propiciadores del Cava de la comarca.

Robert, en plan confidencia por confidencia,  quiso dar a su padre la versión de la colocación de la bandera en el alto de aquel  poste, al pie de la tribuna para oradores políticos sobre el referéndum  y  república. Y apuntó:

-Pasaba por allí y dejándome llevar por el afán de enxaneta, decidí, ante los amigos, mostrar mi destreza para trepar.

-Casi todos  tienen la estelada.  Intercaló el niño, cual idea fija.

Algo que no sorprendió a su padre. El sentimiento de ser catalán, sabían bien cultivarlo en las escuelas.  Y el independentismo también jugaba sus bazas.

Precisamente semanas  después, el domingo 29 de octubre, a hora temprana, instalados en el coche familiar, los tres  emprendieron viaje  hacia Barcelona, se trataba de acudir a la concentración promovida por SCC, para vindicar Espanya som tots. A ellos, a sus padres, les iba bien el eslogán: “Todos somos Cataluña”. La madre  y Robert portaban una señera, al padre le hubiera gustado llevar una purpurada del reino de León, pero, ni era el momento, ni la tenía a mano. La concordia familiar, Cataluña/España,  armonizaba entre los participantes al acto. 


En el fondo de su mochila de colegial, Robert guardaba en secreto, por el momento, una bien plegada  estelada.  ¡Sí!,  la había ganado en la peripecia de la plaza. Puede que, sin tardar mucho, la colocara en su habitación junto al cartel del gran SÍ a la Ilu·sió.

Un impulso interno le  había llevado a elegir la de la estrella roja sobre fondo amarillo;  puede que, conservar  los colores de la vieja senyera que siempre había visto a su madre, fuera la motivación; o… ¿había algo más?


Pronto surgió una ocasión inmejorable para colocarla, sus padres lo comprenderían, sería días antes de la Navidad  2017, precisamente cuando las urnas de las elecciones autonómicas estuvieran a punto de empezar a poner las cosas en su sitio. Esto sería del ágrafo de  Jordi, su entrenador… 


Como cada año. Con mis mejores deseos para todos los que nos intercomunicamos. O  como lectores  simplemente acceden a estas páginas.  

¡Felices Fiestas!



9 de diciembre de 2017

Ecos de un error, como fuente de difusión

Rajoy, tirando de generosidad ajena, falacia política, o desconocimiento histórico imperdonable, intentando halagar a los dirigentes políticos ingleses de hoy, les devuelve de palabra el grato orgullo de la primacía parlamentaria que la UNESCO nos había reconocido a los Leoneses en 2013.


Puede que el error, por no decir metedura de pata, de Mariano Rajoy en Inglaterra, haya tomado una dimensión crítica en toda España, al hacerse eco de ella, bien señalada por UPL, Ciudadanos del Reino de León, Esllabón, Comunidad Leonesa.Es, y otras Asociaciones, mediante cartas y aportaciones documentales cursadas hacia presidencia del gobierno de la nación, con repercusión especial al ser  recogido por cadenas de televisión de ámbito nacional como La Sexta el tema de las Cortes de Alfonso IX en 1188.

En ileon, hemos podido leer:
La misiva al periódico The Gardian en la que el presidente del Gobierno Mariano Rajoy calificaba a Reino Unido como 'cuna del Parlamentarismo' fue un "error que se va a rectificar de la forma más tajante y mejor".
Así lo han asegurado fuentes de La Moncloa a este periódico, que, además, han precisado que el propio presidente del Gobierno va a rectificar y va a pedir disculpas por este fallo en el que obvió que el Reino de León fue reconocido por la Unesco como origen del sistema Parlamentario europeo en 2013. Sobre este error, han precisado, "hay que reconocerlo, rectificar y pedir disculpas".
Por el momento, se desconoce la vía por la que se realizará esta rectificación, pero sí que se hará en próximas fechas ya que en Presidencia son "conscientes del error y de que se tiene que solventar".
Además, las mismas fuentes han recordado que fue el primer gobierno de Mariano Rajoy quien impulsó la declaración de León como 'cuna del Parlamentarismo'. El Ministerio de Educación defendió en la reunión del Organismo de Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y la Cultura la declaración de los documentos acreditativos y de desarrollo de la Curia de 1188 como Memoria de la Humanidad.”
Reclamo la atención de lector para la cuña que busca colgarse méritos, intentando una primer lavadura de cara de Rajoy, destacando que el primer gobierno de él fue el  impulsó la declaración… tal como se ha podido leer. A este respecto hay que destacar que el PP siempre ha ocultado de forma fehaciente que hay un mérito anterior e imprescindible atribuible a Rogelio Blanco, el artífice del dossier presentado ante la UNESCO.
Invito al lector a que entre en las dos páginas mías que le propongo:

La Cuna del Parlamentarismo, o el todo por la parte



   
Gentileza de Raigañu
2017


23 de noviembre de 2017

Compromís de Valencia, en el Senado, voz leonesa

A propósito de la noticia de la intervención de Compromís, de Valencia, haciendo saber, mediante moción en el Senado, que es necesario tocar el tema leonés autonómico, durante la Reforma de la Constitución  ineludible ya, en el gran foro de internet,  en Grupos leoneses activos, se han vertido una considerable aportación de pareceres, a cual más “contundente” en exposición y contenido.

Nunca se pierde el tiempo en una sana exposición de opiniones, tal como una vez más se ha empezado a hacer.  Mas, duele que quede en el aire un cierre de conclusiones, acuerdos defensivos de lo leonés, o cómo acometer líneas de actuación en base a ellos,  y  así tome lo aportado un cariz desilusionante de cara a resultados, toda vez que se pudiera equiparar lo dicho, por cada cual,  a un “espiche” personal y “ahí queda eso”…

Los “me gusta” soltados por aquí y por allá, parecen reforzar el ego de cada opinante, hasta el punto de dejar ahí la cosa. Si acaso ante repuestas, a veces insidiosas, otras descalificadoras, hay réplicas atinadas, respetuosas y positivas. Y por supuesto personalismos, de los que nadie estamos exentos.

Se ha suscitado el temor a un referéndum. Si procede o no, ante la posibilidad de no ganarlo, es justo valorarlo. Pero señalo un condicionante y además esencial: ¿hay un pueblo efectivo, el leonés, al que consultar? Si llegáramos a constatar que sí, mediante procedimientos al uso, una bien orquestada encuesta, por ejemplo, o saturados de empirismo afirmar que sí, sería llegado el momento, aunque me temo que  llegará tarde, y tan sólo servirá para que otros sigan con el coro de lamentaciones.

Con todo respeto y con la puridad como bandera,  a la pregunta ¿hay un pueblo leonés?, debo responder: Más allá de la cuestión histórica heredada, vivo y activo creo que no. Activable, puede. Intención de volcarse en ello en busca de  una colectividad amplia, difícil por disparidades.

Otra cuestión sería la suma de intereses provinciales, para componer un “trío” reivindicativo en ambiciosa unión autonómica diferenciada: Autogobierno, o gestión de los propios recursos. La Región Leonesa, está ahí.

¿Cómo poner esto en marcha?  No tengo la solución. Pero hay que empezar por salir del ente…y  continuar. Dígannos aquellos que son conocedores del procedimiento, el camino a seguir… La puesta en común es imprescindible.

En estos momentos, cuando se habla de la modificación constitucional, veo una oportunidad si tuviéramos algún as en la manga, esto es, un revulsivo, algo que nos lanzara a los leoneses a la arena reivindicativa como pueblo histórico unido en pos de sus derechos.  Puede que sea la última oportunidad, antes de que nos borren el nombre, juguemos bien las bazas.

 Los  recursos políticos no nos son favorables, nuestro pecado está en haberlos votado, nuestra penitencia sufrirlos. Esto queda demostrado ante el anuncio de que políticos allende León, de Valencia, tengan que hablar en el Senado por nosotros, los ciudadanos leoneses. ¡Pasmoso!

      

27 de octubre de 2017

Diecisiete pequeñas y cabreadas…

Reflexiones ante una comparativa de símbolos, historia y comportamientos.

Quince días después de haberse encontrado  los leoneses en el templo de la Virgen  del Camino en busca de perdón (por qué no), y  en los aledaños para adquirir “perdones”, en Oviedo, durante los Premios Princesa de Asturias, el actual  monarca intentaba dejar claro que la Constitución se ha de respetar sí o sí. Una parte del discurso estuvo dirigido a la oreja catalana, al pueblo catalán, donde los independentistas alzan la voz, y tienen gran audición,  soltando una palabra que le puede afectar de pleno: República.


El pueblo catalán,  nacionalista o no, independentista o no,  cultiva culturalmente su catalanismo, perfectamente identificados sus miembros entres sí, sin distinción de ideología. Pudiendo apreciarse el gran esfuerzo de la Generalitat para no ser atrapados en la historia de España, aunque tengan que acudir el retoque interpretativo.

¿Nos debe sorprender el citado comportamiento a los leoneses? Si tenemos en cuenta  que en el ente autonómico que padecemos, nos someten a “sus” interpretaciones históricas, incidiendo sobre nuestros retoños a través de los textos escolares, ocultando datos o castellanizándolos, (para ser benignos al decirlo) ¡pues no!, es mi respuesta, la sorpresa estaría en el camino de la estulticia.

No me tengo por el único en sostener que, en política, no sabemos movernos los leoneses, toleramos la injerencia foránea, hasta el extremo de que  por inacción seamos capaces de vegetar, haciendo caso omiso de la despersonalización.


No sé si todos los leoneses que han colgado en su ventana la bandera de España, y son bastantes,  han sido absorbidos por el nacionalismo español, intenta  mostrar rechazo a la pretensión independentista de Cataluña, o  están influenciados por lo de  “no romper España”.  Mensaje éste que se puede engarzar con facilidad en “una, grande y libre”.

Entra aquí la razón del título. Viene dado por el chiste de Pedrito Ruíz, cuando, con ingenio dicente, soltaba: España antes era "Una, grande y libre y ahora son diecisiete pequeñas y cabreadas…" (*)


Mira que tenemos historia para dar y tomar, la que nos lleva a ser un pueblo con tantas, por no decir más,  razones históricas para la autodeterminación que otros pueblos de la España de las Autonomías disfrutan.

Los catalanes, y no sólo al son de cacerolas, sino a golpe de efecto con la bandera oficial, la senyera, sustituida en el viraje: nacionalidad, nación, independencia,  por la estelada, tanto en  la individualidad del balcón, como en ilusionada profusión   en las concentraciones o marchas, nos están dando una lección de unidad sentimental  como pueblo.


Sin esa unión, y el acompañamiento popular codo con codo en las manifestaciones reivindicativas, con aportaciones tradicionales como los casteller, la alta estructura humana en la que la “piña” es la base de ese fortalecimiento, mano con mano, brazo con brazo en mutua ayuda, ningún político, ni de antes ni de ahora, hubiera sido capaz de erigirse en líder de la supuesta nación catalana.  El cultivo de la catalanidad ha sido el longevo  mérito cultural, cual  sustrato en el que se nutrir el sentimiento de nación.

Con la aplicación del artículo 155 de la Constitución se intenta frenar los ímpetus independentistas a los políticos  gobernantes. Pero dado el enconamiento popular, bien orquestado tanto desde el poder político, como desde la movilización social, el pueblo, celoso defensor de su territorialidad, lengua y tradiciones, cual instinto básico, y más si añadimos las soflamas de corte economicista, como la de “España nos roba”, se revelará. Y lo hará, tanto o más desde la colectividad celosa de su prevalencia como pueblo histórico,  que desde la individualidad que ve en peligro su “ser catalán”, como  un sumando más en la base o “piña” del comparativo casteller/nación, ¡que también!

Sin ser el 155  motivo a tratar en estos apuntes reflexivos, si pretendo dejar una observación, el PP ha perdido el miedo a los ecos coercitivos que conlleva, desde que Ciudadanos lo apoya con firmeza, e incluso alienta a la pronta aplicación,  junto al medio gas, de cara a la ciudadanía, del PSOE.

Toda mi admiración para la ciudadanía catalana, en tanto se presente como pueblo culturalmente  comprometido, se signifique o  no como nación. No analizo aquí la deriva independentista,  a la “brava”, no es espejo en el que mirarnos.

Lo quieran o no reconocer nuestros dirigentes autonómicos, nos escueza o no como pueblo leonés, la aplicación del amancebamiento castellanoleonés, pensando  que nos resbala confundidos por el ego interiorizado de “ser leonés”, y éste nos mantiene  inactivos, nos van  difuminando más y más…

En lo de “pequeña”, del satírico Ruíz,  no podemos situar a la mixta comunidad llamada Castilla y León, pues nuestro ínclito paisano Martín Villa la quiso hacer grande, como afirmaba ser la España falangista en la que siempre medró políticamente. Sí a lo de “cabreada” donde los leoneses estamos en esa onda. Rechazamos en origen el amancebamiento, mostramos nuestra discrepancia desde el movimiento leonesista en etapas defensivas cuando el consummatum estaba en camino,  hasta el estadio de convivencia tan desigual, social y económica,  que…soportamos.

 Contrariamente a lo catalanes, tal parece que a los  leoneses, ser y estar perfectamente diferenciados, no ya sólo en el obligado ente que no nos reconoce, sino, incluso, formando parte de la pluralidad de España, nos cuesta demasiado asumirlo y defenderlo.
Por ello:
¡Hasta el más inocente observador echará en falta la bandera leonesa en los balcones!




Pero, claro, si no nos preguntamos dónde está nuestro derecho constitucional a autonomía diferenciada como pueblo histórico, cómo vamos a adornar nuestros balcones  con la bandera leonesa, la purpurada, y además  con la profusión prioritaria que nuestro estatus en declive nos demanda. 

¡Nos pierde el individualismo y nos falta expresividad! 

* Ayer cuando terminaba la página aún no había escapado Cataluña hacia la independencia y república. Hoy ya la han proclamado. Mas, lo escrito sigue vigente.

21 de septiembre de 2017

Los símbolos movilizan los sentimientos

...y transponen las ideas














Entrelazando recuerdos

Más de una vez me he dicho, y llegado a escribir, que los símbolos cuentan, y mucho. La bandera, siéndolo, es algo más que un crespón ondeando al viento las esencias de un pueblo al que representa.

Cuando hace quince años, empecé a pasar periodos de tiempo importantes en Cataluña,  los ciudadanos catalanes sacaban al balcón la senyera, las barras horizontales rojas sobre un fondo amarillo, cuando alguna fiesta lo requería. Había estímulo político para ello, ciertamente, pero más que otra cosa se trataba de enlazarlo popularmente con la catalanidad del acontecimiento. Esa era mi percepción, al tiempo que observaba que había un Pueblo culturalmente motivado.


En la España autonómica en marcha, se hablaba de la “cuestión catalana”, no podía ser de otra manera, pues, recordemos que  desde la fase última republicana el poble de Catalunya había mostrado, cuando menos,  su tendencia autonomista, además de un  espíritu republicano latente. Su primer modelo de estatuto, 1931, reconociendo su cultura, su lengua…se ratificó mediante un plebiscito casi unánime. Luego vendrían las negociaciones, diferencias y aceptaciones a regañadientes. 

Por todo esto puede que los catalanes en la Transición no estuvieran demasiados contentos con el “café para todos”, pero, manteniéndose “unidos” bajo el término de nacionalidad que habían conseguido escribir en la Constitución española, que a todos nos atañía, sus políticos defendían en los escaños parlamentarios centrales los mejores parabienes hacia Cataluña.

En el “café para todos”, esto es autonomía para los territorios españoles que así lo demandaron, los catalanes como los vascos y o pobo galego ya tenían antecedentes estatutarios autonómicos. Los leoneses, que nos costaba trabajo demostrar que éramos un pueblo histórico (dadas las intromisiones historicistas) poco unidos, amigados o con iniciativas comunes, fuimos obligatoriamente ensartados en un ente autonómico controlado castellanamente y capitaneado por Valladolid. Y mira que los leoneses teníamos historia de reino a nuestras espaldas que nos avalaba. 

De vuelta a lo catalán: hubo un tiempo en el que, al margen de expresiones personales escuchadas, era fácilmente observable como la senyera, que vendían por metros cortados de largas piezas, se empezaba a compaginar con la estelada, ésa que han venido ensayando, distribuyendo y haciendo tomar vigor desde  ERC, y otros.  A esta bandera, con las mismas franjas rojas y amarillas de la señera al uso, la han añadido en su lado izquierdo  una estrella blanca sobre un triángulo azul, l’estelada, dicen. También la estrella puede ser roja en cuyo caso el triángulo continúa con el amarillo del fondo.



                                          




A esta innovación simbólica se añadía una frase dominante: som una nació Así fue ganando preponderancia, de modo especial la de la estrella azul,  tanto en tiempo de permanencia visible en los balcones, por ir de ocasional a casi permanente, como en número.  Lo festivo y por supuesto sentimental de la senyera, no olvidada, estaba siendo sustituido por lo más político de nació  de la estelada,  con el sueño anhelado de independencia. Un efervescente movimiento sentimental en la ciudadanía catalana que Durán i Lleida, en su mejor momento, había calificado de Comunidad responsable, y ahora el fuego de las alocuciones hacía bullir y exteriorizar.

De haber dejado recogido, de segunda intención, el término nación en l’estatut d’autonomía, 2006/2011 como pretendían, se podían haber frenado otras ambiciones.

Las sucesivas  zancadillas que se pusieron para la no aprobación, tardaron poco en cambiar las cosas. Se exacerbaba el sentimiento de ser catalán, motu proprio, o colectivamente  era hostigado desde la política hacia una fase separatista que deseaba acabar en independencia. Maniobras políticas bien arropadas por la estimulante expresión nosaltres decidim. Derecho a decidir del pueblo, que defendiendo su catalanidad suponía una “potente masa” en la que cada vez más políticos catalanes se apoyaban para distintos fines, dentro de  la dual vereda separatismo/independentismo.




Algo que me trae a la memoria nuestra fase autonómica leonesa, cuando, bajo el empecinamiento partidista  de muchos de “nuestros” políticos, avanzaba inexorable hacia la consolidación de un ente político. En la que Morano, en León, de modo especial en  la capital, manejaba el empuje socio-político leonesista;  esto es los votos, bajo su supuesto leonesismo, como la mejor arma de funcionamiento en política, que, por su entronque posterior,  vimos claro su posicionamiento era ideológico de derechas.

Más adelante, cuando lleguemos al tema de la Diada catalana, recobraremos una pincelada de la gran manifestación en León de Mayo del 84. 
  
Y empezó a aparecer un cartel con un SÍ a nació, en principio sin grandes alardes numéricos en las ventanas, pero permanente en muy buena medida, si bien por  debajo del que gozaba la senyera. Más adelante sería enfocado hacia la vindicación de  estado-nación que ya empezaba a anidar en la ciudadanía con distinto grado de compromiso, trasladado por aquellos que se manejaban con tal postulado en política catalana.

Diada, día festivo oficial de Cataluña, estatutariamente recogido para el 11 de septiembre de cada año, que tiene su historia pero para la ocasión no hace al caso. Siempre me llamó la atención, dado el valor y el grado de un sentimiento popular compartido, mostrado con la gran  la participación ciudadana, que orgullosa lo daba a conocer.

En septiembre de 2012, antes y después de la Diada pudimos ver al señor  Mas de Convergencia y Unió, a la sazón molt honorable president de la generalitat,  queriendo apuntar ideas independentistas. Por muy diversas razones, de sobra conocidas, su partido y él personalmente estaban pasando por horas bajas…sería para sobrevivir.

La Diada de 2012, tuvo en Barcelona  un millón de manifestantes, promediando lo dicho por la organización y lo escrito en algunos medios nacionales. Festiva, reivindicativa y envidiable.

En connotación  con esto, ya en 2012 dejé escrito: Los catalanes salieron, en la Diada, un millón de ciudadanos. Impresionante cifra. Pero veamos, Barcelona capital, población urbana: 1,7 millones de ciudadanos; haciendo abstracción de los que acudieron de otros ámbitos, podíamos decir que salió a la calle el 60%.  El  4 de Mayo de 1984, el día de la gran manifestación de leoneses por su autonomía, lo hicimos en número de 80.000 ciudadanos,  y la población capitalina estaba entonces formada por 132.000 habitantes; salió  pues,  a la calle, un 60% .

Dicho como un juego de datos, para la constatación de unas manifestaciones de distinto calado, toda vez que ni en empuje, ni en grado de compromiso permanente, me atrevo a comparar. Pero me reconfortó entonces, y como a muchos leoneses nos será difícil olvidar el 4 de mayo de 1984.

A partir de ahí las Diadas no perderían  mordiente. Así llegamos a la última el 11 de septiembre de 2017, bien organizada, los participantes inscritos para su colocación, pero no cerrado a otros el espacio público, y todos voluntariamente con camisetas amarillas diseñadas para la ocasión, con el SÍ a la independencia.

Los independentistas dominaban la manifestación, la reforzada estelada parecía ser la única, y de la forma que la prodigan no tardará en tomar cuerpo oficial, supongo. Para esta última ocasión se ha podido observar un modelo “oficial” de cartelones con un SÍ de viñeta, enfáticamente tildado, en mucho mayor número colocado en las ventanas populares, y en forma de gran pancarta horizontal en la citada manifestación.

Un apunte emotivo, con mayor rango que anécdota,  creo que va bé para cerrar.  Llamó mi atención un sencillo cartel, de confección casera, materiales e inscripción, portado con firmeza y sin  marcada agitación, luciendo un mensaje, sin duda puro sentimiento del manifestante, era: TENIM IL-LUSIÓ. Al pronto  recordé aquél, más elemental en cuanto soporte, cartón, puede que más tosco, pero muy expresivo, decía: “CASTELLANOS, yo no sé si son BOBOS o qué… en perfecta armonía con el eslogan más coreado en la gran  Manifestación en León de  mayo del 84: “León sin Castilla es una maravilla”.

En el de Cataluña: la ilusión por ser. Y en el de León: una expresiva duda... ante una imposición absorbente.

Purpurada en mano, hemos de volver los leoneses a la gran reivindicación:  AUTONOMÍA REGIÓN LEONESA

        

20 de agosto de 2017

Las Diputaciones y lo políticamente especulativo

A propósito de un acto que pasó casi desapercibido.
Con más pena que gloria.

La ensoñación de lo leonés  necesita poco más que un buen deseo de sicoanálisis para comprenderlo. Al sencillo interés de querer seguir siendo leoneses, parece que no le faltan quienes tratan de colocárnoslo, a los persistentes, como una meta que permanece en la distancia  cual conocido engaño de la zanahoria. ¡Seguir!, ¡seguir!, ya os cansaréis; es algo que, mediante el comportamiento político dominante, nos muestran desde el autonomismo centralista que, tiempo ha, habla por nosotros.

Si digo que hay tres Diputaciones leonesas, como es obvio en igual número que provincias, ya sé que no descubro nada; y si añado que incluso la coordinación sentimental entre ellas (las provincias) está en marcado declive, tampoco; por ello quedará muy bien añadir que, el alejamiento de la ciudadanía haciendo caso omiso de su heredad del  Reino de León, Región Leonesa o País Leonés, no confraternizando, se asemeja a un doloso proceder triprovincial de pasar por alto un gran legado; sí, sí, lo sé, enmascarado por lo castellano, ejerciente de infiltrado o dañino catalizador.

Puede que en la región leonesa, innominada por el ente autonómico, se desconociera el papel de Ana Muñoz Merino, de Valencia de don Juan,  entre otras cosas Catedrática de Derecho Financiero y Tributario, y que iba a estar entre nosotros, en León, capital provincial, los días 6 y 7 de julio. 

 Así lo hizo en su mejor versión de especialista en temas relacionados con la financiación de los entes locales y su sistema de recursos tributarios. Con tal actuación se estrenaría como presidenta de la Comisión de Expertos sobre Financiación Local, once personas, mix municipios y Estado.

He dicho actuación, sin connotación especial teatral conocida, en todo caso podría ser en cuanto a puesta en escena por Martínez Majo y Silván, anfitriones, muy del ente autonómico ambos; se trataba de escuchar (dijeron) a los representantes de las diputaciones provinciales... 
Ayuntamientos y cabildos insulares,  reunidos en León.

Era un primer paso, un arranque de los trabajos. Si deducimos que este desembarco en nuestra ciudad era debido a la consideración de leonesa de la presidenta citada, puede que no estemos desencaminados y es de agradecer. Al igual que si nos inclinamos por el grado de paisanaje existente entre ella y Majo.

Claro, con los mimbres citados no se iba a molestar al ente ni tan siquiera para destacar lo cicatero presupuestario de su proceder con la región leonesa. Corrobora esto Luis Mariano, el procurador autonómico por UPL, que días atrás nos “regaló” unos apuntes de su trabajo de conseguidor, “arañando” dineros autonómicos para los leoneses.
.
¡Y de la Región Leonesa qué? Durante la jornada ni una alusión a la diferenciación leonesa, ¡ah! que no tocaba. Para un leonés comprometido con su tierra ¡toca siempre!

En número que apenas doblaba al de “oyentes” del citado Consejo, unos veinte, vinieron representando a Diputaciones y Ayuntamientos. No estuvieron las mayores, ni las más importantes instituciones administrativas de la España autonómica. Por ejemplo los  vascos, con diputaciones forales. Instituciones que gozan de gran autonomía y recaudan sus propios impuestos. Los catalanes desde 1980 vienen tratando de eliminarlas, para retomar o no el tema de las veguerías.

Sí estuvo Abel Caballero, presidente de FEMP, dando cierta relevancia a los ayuntamientos. De la innominada Región leonesa, faltaba representación le la diputación de Salamanca, ¡y mira que jugábamos en casa!

Y se hace, en voz política,  un canto a la conveniencia del papel de las diputaciones como pilares provinciales, al menos en servicios básicos. Claro, en el caso leonés, absorbidos por el ente,  sin ellas desapareceremos dentro del  plan variable, según el político que este en cada momento encargado del Plan (¡unificador!) de Ordenación del Territorio.

Ciudadanos, en su papel político de implantación nacional, durante su juego de apoyos gubernamentales, viene diciendo tiempo atrás,  que sobran las diputaciones. Alto coste, escasa utilidad, duplicidad de funciones en muchos casos; se deben eliminar. Pero su postura apoyando al gobierno Rajoy o al autonómico de Herrera, es de empuje o silencio, según convenga, el caso es estar en el candelero político. Incluso llegó a conseguir la asunción del estudio de tal decisión por el PSOE de Pedro Sánchez, cuando éste amagaba con gobernar.

Sin interés especialmente peyorativo, diré que transcurrió el encuentro como  un somero ensayo, ni siquiera alcanzó el de mayor rango de “ensayo general con todo”, fácil de comprender dadas las ausencias y sus connotaciones. Cuando pasen a papel oficial lo hablado y lo propuesto llegue al Parlamento, veremos el aprovechamiento.  De momento creo que la región leonesa perdió una gran ocasión reivindicativa. Los políticos, ¿leoneses?, allí presentes (¡a quienes votamos!) seguro que lucieron sus mejores galas de castellanoleoneses  y posibilitadores del ente que nos absorbe.   ¡Su nefasto proceder lo refrendan los votos que les otorgamos!


25 de julio de 2017

Un bien leonés aún, el agua

Tomando el mismo título de  un artículo publicado en La Crónica 1996,  hoy encabezo esta página. Entonces hablaba del interés de la Junta por llevar agua de Riaño, a Palencia y Valladolid,  y hoy hemos de constatar no sólo que lo consiguieron sino siguen con  maniobras autonómicas dañinas para los leoneses. También recordaba a los damnificados por el embalse  y decía: "los sentimientos permanecerán incólumes en los expropiados, tanto más vívidos cuanto más se alejen de su tierra; y generarán añoranzas largos años, por siempre me atrevería a decir", y no me equivocaba.

Siempre estuve entre los que rechazaban la finalización del embalse de Riaño. 

El  interés  de  la  Junta  autonómica  en  1983,  por  impulsar  la terminación de la obra, para embalsar, lo debimos interpretar como un interés extraño, ¿por León o por el agua?

Hace 17 años, en un periódico, leonesista, que tuvo su germen en el movimiento asociativo cultural leonés, Nuestra Tierra, me publicaron un artículo sobre el tema agua, los riegos y los engaños, incluso más allá del ente. Por estar vigente, no sólo en esencia, sino en presencia dañina mucho de lo allí vertido, tal como el título de propiedad de nuestras aguas, hoy casi imposible de sostener,  propongo su lectura a mis lectores.




                       35.000 MILLONES,  “TIENEN LA CULPA”

Hay  ocultos intereses en unos, en los políticos, ésos que propalaron iban a poner en regadío 80.000 hectáreas de terrenos leoneses con el ¡agua de Riaño!; y preocupante pasotismo, hasta ahora, en otros, en los usuarios o beneficiarios, los regantes leoneses.

Después de diez largos años de paciente espera, cuando las promesas se caen porque León cuenta muy poco autonómicamente y menos en el cómputo nacional, merced a los políticos que venimos votando; éstos se atreven a hablarnos, como futuribles, de ridículas superficies, algo así como siete mil hectáreas, y, además, Dios sabe para cuando. Por supuesto, un insulto a las verdaderas necesidades no inferiores a setenta mil hectáreas de nuestra geografía leonesa, que los técnicos leoneses señalarían como tributarias de tal don. 

Ante esto, uno no puede menos de preguntarse: ¿Dónde están aquellos agricultores, políticos y sindicalistas del ramo que, en las calles leonesas, gritaban pidiendo la conclusión del embalse de Riaño?. Recuérdese que lo inquirían en multitudinarias manifestaciones, con ardor y ajenos al dolor que a otros podían causar.  Y total para algo peor que casi nada,  para que algunos, ajenos a nuestro dolor y penurias, se la lleven antes, y hasta posiblemente después.

A los que capilote en mano, como símbolo de lo bello que pretendían inundar, nos congregábamos en emotivas manifestaciones in situ, coreando “¡pantano no!”, al lado de los verdaderos afectados, pero todos amantes de los parajes y el entorno amenazados, no puede dejar de dolernos hoy que el sacrificio, de la destrucción primero, y la inundación posterior, haya servido para que el agua embalsada sea llevada, cuando la sed del agro leonés persiste, a unas provincias que por voluntad propia y oficialmente gustaron desmembrarse del que fue Reino de León. Hablo naturalmente de Palencia y Valladolid, y sin que este último dato sea, por sí mismo, motivo de denegación del agua, sino porque en tanto los leoneses del campo no estén siendo beneficiarios del sacrificio de Riaño, por razones obvias y en  virtud de lo prometido, a nadie le debe ser permitido apropiarse de este bien leonés. Empecemos por nosotros, para seguir con los demás.

Hay una canción, tan aflictiva como veraz, creada e interpretada por los hermanos Quiñones, todo un grito de doloridos recuerdos de Riaño que eriza el vello a quienes la escuchamos con la mente al filo de lo sentimental, de la que quiero traer aquí una estrofa que habla por sí sola y fortalece cuanto estoy diciendo:  “¡Riaño!. Deja que aquellos que un día forjaron tu ruina contemplen su error”.  Son copartícipes de tal situación, los que tirando de la pata, vociferantes en sus demandas de cierre y riego, ayudaban a clavar el simbólico cuchillo de la destrucción, precedida del forzado desalojo vecinal por la fuerza de las armas de los antidisturbios;   y,  a diez años vista, tan sólo la primera demanda han logrado. 

O sea, consiguieron que pusieran a trabajar el viejo muro que propiciaba el cierre, pero la segunda premisa, ¡vital para ellos!, decían, la del riego, parece nos serlo tanto cuando el proyecto del canal del Carrión, favorecido autonómicamente para desviar el agua, ha estado en ejecución desde hace tres años, verdadera amenaza de futuro, sin  gran rechazo por su parte, o apenas sin inmutarse. Acaso algunos cabecillas teman despeinarse políticamente si se mueven.

A buen seguro que el Curso sobre “El presente y el futuro de los Regadíos”, en Hospital de Órbigo, al que el Sr.Valín, Consejero que fue  de Agricultura Autonómica, vino a “entregar diplomas”, 22.9.99; resultó una buena maniobra política, útil para calmar ánimos y  edulcorar incumplimientos con el gesto magnánimo de “conceder su departamento buena parte de los regadíos sociales” para León.  Pantomima que, preñada de ficticia generosidad, viene a ser como una dádiva de 20.000 hectáreas de regadíos de los llamados sociales, para Payuelos; eso sí, para cuando esté construido el canal bajo, que pronto se ha de acometer (?).  Nadie supo  replicarle que, ese canal y otros más, debieron haberse ejecutado paralelamente en el tiempo a las obras del embalse.
 
Y además, el Sr. Valin, osó decir: se le “concede” agua a León. No hay tal concesión, cual dádiva; León ejerce, y la Junta Autonómica de antes y de ahora, ha de respetar, el incuestionable derecho leonés de primacía al agua de Riaño, y este derecho es subsidiario de, al menos, OCHENTA MIL hectáreas, en regadío.

¿Qué están haciendo los que se consideraban beneficiarios del agua, ahora enmudecidos, dócilmente afónicos, en oneroso, por inexplicable, silencio, y además sin regar?.  Será que ya no necesitan el agua que cabezudamente demandaban, ésa que consiguieron inundara valles y hermosas praderías de un Riaño destruido, borrado del mapa, junto a otros pueblos de la comarca.

Ahora, según dicen desde UGAL, “las administraciones condicionan los regadíos a la aportación de 35.000 millones de pesetas por los regantes”, algo así como poner la cama además de ser...   Parece una cruel burla de los poderes políticos, ese trasladar sus retrasos, sus culpas, y sus incumplimientos, a los agricultores, a unos perjudicados que pecan de silentes, en tanto, con el trasvase al Carrión, el agua se nos escapa, como tantas otras cosas, hacia el centro del poder autonómico.