26 de agosto de 2015

A propósito de la marquesina de la estación

Hablamos de la Estación del Norte, la que revolucionó a los leoneses allá por 1863, el año de su inauguración, más la llegada del tren. Un gran acontecimiento social, y primeros apuntes para cierto desarrollo industrial en la zona.


En 1994, en un medio local, a través de un personaje ficticio que se dedicaba a pasear León, capital, contemplando el discurrir día a día de la ciudad, hacía crítica constructiva sobre el crecimiento urbano, no siempre atinado. El paseante crítico un buen día se situó sobre la pasarela de las vías, esa que unía la calle Astorga y Ruiz de Salazar,  pensando en el final de los rieles, que,  anhelados en el siglo XIX, en el siguiente nos suponían un dogal férreo, y se proponía con buen criterio  su  soterramiento capitalino.





Pretendía UPL, atendiendo al sector Oeste de la capital,  resolver eficazmente los problemas de circulación, expansión y equipamiento, abriendo puertas a una ciudad  más moderna y moderadamente espaciosa que, decían,  “casi todos los leoneses deseábamos”.  

Recordaba que apenas habían transcurrido tres años de la presentación de la formación leonesista UPL y el Proyecto 2002 era su gran divisa, el soterramiento del ferrocarril, un buen aval para entrar en sociedad, eso sí ciudadano y local, y a los leonesistas de entonces nos parecían un principio fabuloso, sin valorar, ad futuro, el localismo que generaba; tal vez lo llamativo de dar nombre a una amplia calle, que las  vías soterradas liberaban, como:  Gran Ronda del País Leonés, nos inundara de optimismo, a corto espacio. No obstante con pasmosa insensibilidad política fue arrinconado, incluso en el municipio capitalino.



Cuando nuestro personaje llega a lo alto de la pasarela, ascendiendo por la rampa de la calle Astorga, puede ver a su derecha alguna edificación baja de RENFE, y vías; en lontananza adivina más que ve, el paso a nivel del Crucero, estrangulador viario y de ilusiones… a su izquierda, malecones, más vías y la estación «tope» de ayer, de hoy y tal vez de siempre con la que «chocará» nuestra expansión urbana. Algo modernizada y pintada, con nueva marquesina cubriendo los andenes, en sustitución, total o parcial de la anterior de 1863, en todo caso ampliada.

Por cierto se pregunta intrigado, ¿dónde estará aquel anterior armazón férreo del que dijeron tenía semejanza, o era copia de otro de cierto estilo  francés propiciado por Eiffel, con antigüedad meritoria?, hasta es posible que su desmontaje improcedente haya tenido como triste final la chatarra, conjeturó con pesar…


Nos ha  contado muy bien en Diario de León Susana Vergara, que la ampliación, de la que calificó como “baldaquino de acero roblado”, un largo siglo después,  en 1980, fue de 60 a 90 metros lineales. Aquí la duda que se plantearía nuestro paseante: ¿se copió la original mediante ampliación o se sustituyó con cierta similitud?

La pervivencia de la principal edificación de la estación y la marquesina, se debe a la Asociación de Amigos del Ferrocarril y a las 16.000 firmas de leoneses recogidas que se opinían al derribo, como bien podemos y debemos  recordar.

Dice Javier Callado en "Reflexionadero Cisastur" a propósito de la conservación y utilización de la antigua estación: La marquesina que es nueva y diferente de la que se llevaron a “restaurar” hace unos años y que jamás volvió…

Con ello no es que precisamente quite valor a la marquesina y a la reutilización del edificio,simplemente, desde su punto de vista estudioso de las circunstancias actuales,  coloca las cosas en su sitio. Para la ocasión nos quedamos con "jamás volvió".

3 de agosto de 2015

La campana y el pendón del pueblo son


  



 Nada invento con el título, tampoco lo pretendo, pero “suena bien”, y tan sólo busco destacar la gran importancia que los leoneses otorgan a sus pendones. El bronce que les convoca a Concejo, es unión y democracia; y el paño, el Pendón, especialmente enhiesto y ondeante,  marca con orgullo cada localidad,  y todos ellos “son” el Pueblo Leonés; pues bien, ambas expresiones  son algo más que pura tradición, tiene una connotación especial: son historia viva.




No siempre se puede estar donde uno desea.  Así falté a la cita en Miranda do Douro el 11 de Julio, en  una fiesta de hermanamiento de este Concejo con la Región Leonesa. No se ha dicho así, este matiz regional,  a los portugueses de la zona  podía  parecerles poco relevante o pasar desapercibido, pero a nosotros, que soportamos el  yugo autonómico con Castilla, nos parece vital;   lo suyo era destacar sus antecedentes históricos, simbólicos  y de lengua, con el Reino de León.  Un orgullo para todos, plasmado en el   hermanamiento de Pendöes de León.




Junto a los de Miranda estuvieron los alistanos, representados por los pendones de Alcañices, y los Viriatos de Fariza, mi pregunta es, ¿éstos,  los asistentes de  Zamora, se consideran leoneses, esto es, de la Región Leonesa? Nuestro futuro como Pueblo Leonés, está en los ciudadanos, los políticos van por otro camino, eso sí nosotros con el voto se lo facilitamos.  Invitación especial recibieron los leoneses de León. La Asociación Pendones Reino de León, acudió con 19 pendones; no importa el número, sí la ocasión y la representatividad, muy importante.  En algún sitio leí que el de San Martín del Camino iba a ir “por libre”.  Sin duda un gran éxito. Pero corto en reivindicación popular  regional leonesa.


Aquí en León, provincia y ciudad, mucho me temo que la ocasión, lo simbólico de ella, como  la parte política que nos controla está a las órdenes del ente, su preocupación pasaba por “no menear” el acontecimiento para no desmerecer ante sus mentores castellanos, ¡A ver quién les pide permiso para airear la Región Leonesa! El  sentimiento leonés,  en lo personal, si aún les dura algún resto, se lo guardan en el bolsillo junto a la “fotografía” de la lista partidista electoral. 


Otro acontecimiento, teniendo como motivo central la enorme fuerza simbólica de nuestro Pendón, así, en abstracto, sin particularidades,  como figura genérica fruto de todas las esencias leonesas,  fue la inauguración el día 26 de Julio, un domingo caluroso en lo climático y en lo emocional para la ciudadanía que disfrutaba con lo tradicional ante el grupo escultórico que recoge justo el  momento de compartir fuerzas para  elevar nuestra gran enseña.

Al referirse a este acontecimiento,  en alguna noticia  se ha podido oír y leer, “monumento a los pendones leoneses”. En el párrafo anterior he dejado ver mi preferencia nominativa en singular, creo que más acorde con la unión sentimental leonesa en un gran símbolo.  Tampoco pude estar presente, mi ausencia de la ciudad, y en larga distancia, me lo impidieron. Y bien que lo sentí.


Como casi siempre el Ayuntamiento de León,  de la capital provincial, bueno, los políticos electos en el consistorio, se creen con derecho a manejar el común con total libertad,   localizan en su haber los acontecimientos, radicando unilateralmente la repercusión en el feudo capitalino. Poco o nada les importa que el símbolo, en este caso el Pendón, lo sea de un reino, una muestra de identidad leonesa,  y tal como se hizo con la “Cuna del Parlamentarismo”,  aparezca “secuestrarlo” en la capital  provincial leonesa.

A ver si al pueblo, al ciudadano, también se le va dando su propio espacio,  y lugar a la participación algo más allá de simple comparsa, nuestra delegación en ellos no es ciega.


Respecto al momento plasmado en la obra, “izando el pendón”,  que el monje benedictino Miguel Iribertegui recoge en su obra, ya en la maqueta que el Ayuntamiento  custodiaba, y  que algunos entendimos como boceto, se apreciaba conjunción humana,  el  esfuerzo estático de unos personajes demasiado uniformes, casi  uniformados, en postura plausible pero como en un segundo tiempo de  “sobre el hombro” que me atrevo a interpretar como no la más representativa. 


     
           











 Claro no hubo concurso de ideas, se adoptó una y ya está. Además, echamos en falta el gordón y el remero.  Todo sea dicho  con el máximo respeto hacia el autor.



Una familia mexicana  descendiente de leoneses financió la elaboración en bronce. Para ella nuestro sincero agradecimiento. No es la primera vez que desde Méjico se nos obsequia, recordemos el león, figura en bronce, enviada  desde León de Guanajuato  y emplazada no muy lejos, en una rotonda de Eras. Y bastante tiempo atrás  la Cultural y Deportiva Leonesa recibió un regalo consistente en un  autobús para sus desplazamientos, deportivos…


Me permito invitar a los leoneses que prueben algún año a pasear en la plaza de San Marcos, en la mañana festiva leonesa, por San Froilán, y lo hagan con detenimiento entre el paisanaje puramente leonés, sus convecinos provinciales, sin interferir más allá de lo cortés y participativo, cuando afanosos se emplean bien concentrados en el meticuloso montaje en las varas  los cada vez más cuidados paños, para, con gran euforia  proceder  al subsiguiente izado, El gran momento hacia la verticalidad y la airosa marcha, cargada de destreza.


Este día, el de San Froilán, la concentración de pendones es un acto festivo y tradicional ya, por ello no estaría con un mayor campo de acción, tomar en consideración la efeméride propuesta por la Asociación Pendones Reino de León,  “jornada de concentración de pendones”; yo me permito sugerir o añadir: del Reino de León,  cada 26 de Julio. Podía ser itinerante, en función de las comarcas de nuestra región, por ejemplo, sin olvidar Miranda do Douro. Dejar ver, mostrar enhiestos nuestros pendones de forma triprovincial, con reiteración pedagógica, es revitalizar en su amplio marco los valores leoneses. Un sueño de unión, lo sé, pero ahí queda la sugerencia.


Destacando que: Las dos fotrografías: izando un pendón, tomadas en internet, corresponden una  a LMN, a quien no conozco. La otra es de Antonio Barreñada, a quien escuché por vez primera el título de esta página. Perdón por el artrevimiento y Gracias. El mismo agradecimiento a quien publicó la campana de concejo de Burón. Y la estampa de un pendón de Miranda.