Un Sí histórico para agrandar una sonrisa
Nuestra, por leonesa, Margarita Torres, historiadora en la
ULE, aparece sorpresivamente en política
preelectoral, cuasi enrolada en un partido en el que “ni estaba ni la esperábamos”,
al menos los leonesitas. Y lo hace justo de la mano de Silván, el del gran
registro de muecas risueñas, y continuador del
proceso leonés del trágala autonómico, colaborador necesario para la
despersonalización leonesa y sumisión al ente.
Sí, lo sé, lo municipal es, o debería ser, pura
gestión. Pero en la práctica habitual no
es tal, más bien (impuro) ejercicio partidista, donde se antepone lo que a la
formación política conviene, a los intereses de los ciudadanos. A tal fin hay
que estar inmerso en esa disciplina partidista, cada vez más alejada de valores
vocacionales; o, y éste podía ser el
caso de la historiadora, ser una figura con relevancia social y profesional
útil para adornar una lista electoral.
Así entrará a formar
parte de un equipo “potente”, según manifiesta Silván, (Así de potente, parece querer decirnos en la fotografía) quien, al parecer se coloca como salvador,
con aquello de “trabajar por León”. Su cicatería “fomentadora”, que se ha dejado notar hasta hoy, será
enjugada y con grandes letras, junto a un supuesto equipo multidisciplinar, político,
urbanista y tecnócrata,
cuando anuncie con grandes letras que finalizará obras en curso, y otras siempre reclamadas en la ciudad, dándola un tono que nunca han consultado con
los ciudadanos, ésos, los votantes escuetos.
Es evidente que el efecto PODEMOS, que en quince meses ha sembrado temor político, está haciendo variar el mensaje hasta en los llamados grandes partidos PP y PSOE, que no dudan en lanzar mensajes al ciudadano, no de empoderamiento, pero sí de dudosa transversalidad, al tiempo que tratan de comprometer a los suyos para que no les “robe” espacio. Pero no debemos olvidar que, dada nuestra cada vez más decreciente prestancia en la democracia representativa aceptada, se nos considera poco más allá de votantes, a los que, cuando más, vale con dirigirnos un mensaje halagador de forma preelectoral. Vamos hasta que soltamos el voto, después si te he visto no me acuerdo.
La historiadora puede que, desde el primer
momento, haya recibido palabra de
afianzamiento en un área, que pueda estar culturalmente acorde con su formación
y dedicación. Hasta puede que la hayan
contado que asumirán como buenos algunos escarceos de índole “leonesista”, o al menos de marcado sentimiento leonés. Yo
no me lo creería. Cualquier olor leonés
es recibido como un tufo en la, más que
sensible, deformada pituitaria de los dirigentes del ente autonómico que no
tardan en poner en marcha el ventilador de lo castellano. Las Fundaciones que
pagamos entre todos tienen el
interruptor siempre a punto.
El PP leonés, dependiente del poder castellano, para
no poner en entredicho sus estatus, no va
a permitir ningún tipo de intromisión en las cosas autonómicas, si es
que, nuestra celebre historiadora pretende hacer valer derechos históricos
leoneses, que en determinadas efemérides saltan a la opinión pública. Nada que
pueda ensombrecer al centralista poder autonómico y su afán castellanizador, se
tolera. Cada vez que repiten elecciones
y ganan, dan un golpe de tuerca más al
garrote que nos estrangula lo leonés.
En este orden de cosas, vale lo antedicho para ambos
grandes partidos, aunque en desigual medida. El intolerante PP, creciendo en
ínfulas controladoras, se siente, erróneamente,
autorizado por los votos que provienen
de un derechizado electorado cada vez más tolerante con los manejos
autonómicos. En menor medida el PSOE
leonés que, de vez en cuando, larga algún ramalazo, si se quiere leonesista,
proveniente de algún bien intencionado miembro natural de León, y aquí
ejerciente.
En este último, a mí personalmente no me hubiera rechinado la presencia de
Margarita Torres, aparentemente, hasta ahora,
más proclive a la socialdemocracia.
Ya sólo queda pendiente dar el SI
a Silván, quien, sin apearse del estribo
autonómico quiere también dirigir los designios municipales capitalinos, y en
modo alguno se plantea atender ni un mínimo a la “cuestión leonesa”.
Desconozco qué papel es el reservado en la pieza
teatral electoralista al consistorio, a
la historiadora leonesa, que siempre se ha mostrado realista y cuando menos muy
respetuosa, en honor a los hechos históricos,
con las cosas leonesas. Causa cierta desilusión su posible “alistamiento” a un partido ciego
y sordo al sentir leonés de los leoneses, escuchando el canto de sirena
PPopular y dejándose seducir por el hábil Silván. Por cadencioso y melódico que la pueda
sonar, no deja de ser menos engañoso que
el sufrido por Ulises. Y al parecer ella no se tapona los oídos aunque sea el
rancio conservadurismo el que la cante al oído.
Dónde está el
respeto de Silván por la identidad leonesa. Actúa como leonés ramplón en el
bando castellano, nadando sin mojarse la ropa,
al que parece irle bien la coyuntura autonómica que boicotea todo lo
leonés.
Finalmente, por hoy, señalar que nada podría
importarnos que nuestra historiadora y escritora, acompañara a una persona de
amplia sinceridad como la magistrada Carmena, de muy buen criterio social. Pero
desafortunadamente tal coyuntura no se puede dar en León.
Hay un desconocimiento pleno de la cuestión leonesa en
los partidos emergentes. Y estaremos abocados, a que con nuestro voto ayudemos
a llevar el sentimiento propio leonés, camino de la nada.
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