18 de diciembre de 2015

El espíritu leonés por Navidad


Nadie como Chema Vicente, para saber captar el sentimiento leonés, en sus fotos, dibujos y composiciones, como podemos observar en ésta.

Con ella quiero expresar mis mejores deseos de Navidad al lector, por supuesto sin limitaciones, pero permítaseme que lo haga de modo especial, como señal de agradecimiento a  cuant@s, más o menos ocasionalmente, leen mis páginas.

El contenido que sigue, como casi siempre, va adornado de un toque reivindicatico.





No faltan quienes afirman que toda Navidad tiene su espíritu. Si éste viene a ser algo así como amor y concordia, y en su defecto respeto y buenas intenciones entre los humanos en cada lugar y con más amplia proyección si se desea, aplaudo a tal espíritu y hasta lo invoco, aunque no sea más duradero que las propias fiestas. Pero, leoneses, nosotros, herederos de un pasado medieval bien luchado, un Reino que ensayó el parlamentarismo, un pueblo que tomó y defendió libertades, tenemos nuestro propio espíritu. Si bien para nuestro desdoro estamos permitiendo que otros nos lo traten de arrebatar, no su esencia pero sí  su nominación.  

Dicen, aunque en voz baja, saliéndose del estilo publicitario que alimenta la fábrica germinal de identidades denominada Villalar, tan inútil como costosa, que,  vigilante  allí en los archivos del instinto centralista, entre documentos que lejos de esclarecer lo leonés lo emborronan, fluye irreductible por doquier,  el etéreo aliento, cual lengua de fuego de un reino, un genuino espectro que bien pudiera identificarse con el espíritu del “ser leonés”, hábil y escurridizo, siempre por apresar.  Las cadenas no son para él, si acaso para amarrar al fantasma identitario imaginario que el ente alimenta.

Nuestro espíritu, siempre activo, se esconde y camufla para evitar su incorporación,  como  levadura imprescindible,  a la probeta política de las vanidades creadoras, donde, letra a letra gentilicias,   tratan de componer una identidad para “su” comunidad. Y su real presencia, esfuerzo baldío, en modo alguno queda encarcelado en el puzle de letras del ente castellanoleonés, tan negado como simple, un vulgar amancebamiento inane.




Apresarle no es tarea fácil,  en el nuevo bunker de una Fundación con sueños de grandeza, su hormigonado recinto resulta insuficiente; cualquier leonés que allí acuda, cual rara avis,  a las dependencias oficiales, nada puede encontrar en la gran instalación del  costoso cero más absoluto, no lo puede percibir, pues va con él, es su don.  No así los asalariados exégetas, los creadores de historietas de una falsa realidad, de tergiversadores de pasajes históricos, insultantes nominaciones y personajes deformados con rasgos que tienden  al menosprecio de lo leonés, pues son los que siente en su entorno el defensivo soplo del espíritu al que con miles de artimañas tratan de dominar plasmado en letras, pero sin alma, que es patrimonio de un pueblo, Pueblo Leonés, que no se vende.

En nuestros lares, intangible como buen espíritu, no lo es de temporada como el de la Navidad, que por supuesto no rechaza, ni trata de humillar, comparte y acompaña para la ocasión. Perenne está simbolizado en todo lo leonés, historia, cultura, tradiciones... especialmente vigilante en:


Lábaro leonés que nunca se humilla, Pendón flamante donde los haya,  que desde sus legendarios paños lanza al aire que le hace ondear, las esencias más puras leonesas.

Enhiesto, cuando, bien sujeto por el esforzado pendonista, se consigue la verticalidad orgullosa que la tradición demanda en el Reino de León, es su territorio, hasta alcanzar e inundar el ánima del pueblo.

Ofrenda incuestionada, inalienable por propia, insustituible.


Noble presencia, leal, generosa, que las cuatro letras mayúsculas custodian.

Sí, ya sé, falta un acento, pero nuestro espíritu leonés va más allá de un simple tilde, especialmente en la Navidad, cuando nos congratulamos de la sutil presencia   que  no resulta difícil identificar dando aliento a nuestro más genuino Ramo Leonés. Ahí sí que goza de predicamento, moviéndose entre  los adornos, prestando al conjunto su esencia, como verdadero fermento. No busca la ampulosidad  del Ramo, ni la calidad de los adornos, pues cuanto más sencillos, más costumbristas, más se nutren del “ser leonés” que todos los leoneses llevamos dentro,  enclaustrado en el individualismo que se ha de vencer, si queremos dar fe de él, para mostrarlo y compartirlo.

Leonesas, Leoneses, a todos os deseo



¡¡¡Feliz Navidad 2015!!!

29 de noviembre de 2015

Momentos Dúviz, otro leonesismo

Cuando ayer pude ver la fotografía  en blanco y negro de otros tiempos, publicada por David Díez Llamas, (siempre en la  vanguardia leonesista) de aquellos momentos leonesistas de gran actividad defensiva, recordé que allá por los noventa,, cuando luchábamos contra el ente, escribí un artículo dedicado a este personaje leonés de la foto...

 Dije entonces:


DÚVIZ,  EN EL RECUERDO DE UN LEONESISTA


No conocí su nom­bre hasta que leí en La Crónica 16 del día 26-9-94 la noticia de su defun­ción y el     correspondiente pane­gírico laudatorio, merecido a todas luces. Era su gracia, que diría el clásico, y aquí se pue­den tomar por buenas las dos acepciones de la palabra, Julio González Dúviz.

La fotografía que de él vi. en el periódico, inmediatamente puso en movimiento el reciclaje memorístico de recuerdos y personajes, pues intuía que éste, aparecería entre ellos. Así fue, la estampa era aún nítida; sobre la fuente de Neptuno en el Jardín de San Francisco, como a un metro del suelo, en el perimetral borde de ella, agi­tando una bandera de León y estimulando con potente voz, que además era perentoria en su demanda, y dirigiéndose a los leoneses de cara a él agol­pados.  Estaba, incansable, aquél sorprenden­te personaje. instándonos a corear «Autonomía para León», «León sin Castilla»... pidiendo autonomía propia y gritando «denuestos», livianos denuestos, contra la Castilla avasalladora del manso político León.

Personalmente, sentía en aquellos momentos un gran agradecimiento hacia ese leo­nés que nos provocaba, una vez tras otra, a continuar coreando consignas en defensa de una autonomía leonesa sin Castilla, al finalizar aquella primera manifestación leonesista que el señor Martín Villa, «creador» de este Ente mixto, llamado Cas­tilla y León, había «sugerido»a la primera autoridad provin­cial, la encaminara por calles anodinas, desde el punto de vis­ta político-reivindicativo, haciéndola finalizar en un «be­llo jardín», pero solitario o con niños y de poca o nula entidad como tribuna social reivindi­catoria.

¿Puede haber cosa más her­mosa para un político leonés de verdad que ver a su pueblo, permitir a su pueblo, pasear su justa reivindicación por el cen­tro de la ciudad? Pero claro, oyendo y viendo manifestarse al pueblo, se corría el riesgo de tener que dejar a un lado las «razones de estado» y dar a esta región lo que histórica y constitucionalmente le corres­pondía y el pueblo le deman­daba, ¡autonomía propia!

Volvamos al personaje de la estampa leonesista. Como mi ardor pro-León y, supongo que el de todos los presentes, nos decía que estaba transcurrien­do la manifestación por los insí­pidos cauces políticos que la «autoridad» deseaba, no con­tagiando, no informando, sos­layando con esta ruta el paso por lugares céntricos donde se hubieran sumado más y más miembros al entender las razo­nes «voceadas», no deseába­mos que el fin de ésta fuera de pobre cosecha y en este «jar­dín de los frailes».

Así que veía en la figura generosa, potente, hábilmente conductora y de «agitador» nato de aquel leonés, para mí anónimo, la tabla de salvación del orgullo leonés, que quería manifestarse perseverantemen­te reivindicativo ahora y para siempre.

Tal vez, siguiendo con nuestro reivindicar, nuestras voces, nuestros gritos, que él buscaba con ahínco, mediante la voz, el gesto y el ondear del «León» de su bandera, empa­pásemos las verdes hojas del romántico jardín, y éstas pudie­ran llevar a lomos del viento leonés el mensaje, el SOS de un pueblo que se negaba a entrar «por decreto» en un Ente indeseado.

No lo supe y todavía hoy lo desconozco, si Dúviz, ahora aunque tarde pue­do decir su nombre, era leo­nesista, simplemente leonés, o un gran artista de la escena popular o un «animador» socio-político-lúdico; tampoco me importa demasiado ese extremo, pero sí decir que guardo un emocionado y agra­decido recuerdo de él, de su ondear de la bandera leonesa, enardecedor, de su requeri­miento coreístico de consignas, que el momento leonés nece­sitaba, exigiendo lo nuestro. Gracias, Julio González Dúviz por tu defensa, contagiosamen­te optimista, de León y lo leo­nés, descansa en paz.

(La Crónica 16 de León 25.10.1994)

27 de noviembre de 2015

Además de vistosidad, ¿qué?


El alcalde de Valladolid quiere que los pendones de León visiten su plaza Mayor

El alcalde de Valladolid, Óscar Puente, anunció este jueves que trabaja con el alcalde de León, Antonio Silván, para que los tradicionales pendones de la provincia leonesa visiten la plaza Mayor de Valladolid.

He aquí una noticia con la que se abren algunos interrogantes.
Los voy a anunciar, como mi punto de vista, pero no sin antes dejar dicho que no veo en Silván, castellanoleonés por designio político y bien asumido, y su escaso bagaje a favor de León durante sus mandatos autonómicos, por no decir rotundamente ¡ninguno!, y dada su trayectoria autonomista amancebadora, no veo en él digo, como a un interlocutor válido para representar lo tradicional leonés y tomar decisiones. 
Luego está lo de ir a Valladolid. La afinidad entre  ambas ciudadanías podemos decir que es nula. Para saber si procede la apertura hacia allí de lo propiamente leonés, que viene siendo ninguneado por el ente, es necesario conocer cuál es el planteamiento del actual alcalde de Valladolid, no vaya a ser que encubra una maniobra de castellanización o sometimiento.  Y conste que no veo fantasmas, simplemente dudo del ente autonómico.
Quién  o quiénes han de ser por parte de los pendoneros de León provincia, si tan sólo es a ésta a la que hace el ofrecimiento de la visita, los que han de dialogar y decidir. Han de saber contar con el pueblo, teniendo presente a la Región Leonesa, pues puede ser una ocasión muy importante para la diferenciación regional,  pero sopesando que exista  un oculto sometimiento. Y así las cosas, puede que la exhición no deba ser entendia como intercambio cultural, si además no existe beneficio alguno para lo leonés, dada nuestra coyuntura negativa autonómica, y tan sólo  orgullo personal de cada cual con su enseña.


Y en este momento tengo por conveniente decir que siendo los pendones de un reino, Reino de León, todos y cada uno de ellos lo representan, este deseo debe estar en la voluntad popular de cada pendonero, y en los miembros de la localidad que lo conserva, cuando deciden izarlo festivamente. Y más aún lo sería si hubiera una puesta en común interprovincial o regional. 
Puesta en común por la que vengo abogando, no solo para esta materia, sino para todas las que nos definen como pueblo, Pueblo Leonés, que no sabemos concitar en cada oportunidad, que como en ésta, que a lo mejor debemos considerar como rechazable, y en otras similares donde podíamos lucir palmito de unión, confraternidad y decisión regional leonesa compartida, dejamos pasar, hacemos guerras particulares, o no medimos las consecuencias de futuro, más allá del momento de exaltación o exhibición.
  









26 de noviembre de 2015

Un retiro amargo para un político


Morano deja la política activa



Bueno,  lo de activa es un decir,  a tenor  de sus intervenciones parlamentarias y senatoriales que alcanzan un balance cuestionable, según nos explica y documenta Antonio Vega en ileom.com.  

Si bien, no es este artículo, que podía suscribir  dada la afinidad de ideas respecto al corregidor más polémico del proceso autonómico en León capital, sino la lectura, más polemista que otra cosa, en Facebook:


Xose Luis Gonzalez Dieguez Aunque suene a risas, León debe mucho a Morano . La única manifestación decente que hemos tenido. El haber sido el primero. León le debe mucho. Se lo cargaron los leonesistas, porque nos cargamos todo lo q no nos guste. Y es impídele que todo guste a todos”.
.
Lo que me lleva a escribir unos comentarios apostillados, con los que no busco corregir a su autor Xose Luis, es su percepción del tema y punto.  Pero hete aquí que yo tengo una versión muy distinta de Morano, a quien he dedicado decenas de artículos. El último el 21.11.2012 DL: Morano, senador…  en el que entre otras cosas decía: “Se movió con autoridad en su papel personalista, acaudillando, o mejor deba decir recolectando el voto del leonesismo. Siendo a éstos, los leonesistas, sufridores de un especializado amor por su tierra, a quienes un tiempo trató de guiar con la flauta mágica de su rechazo a la autonomía con Castilla”… “Demasiado voluble, y valorando el riesgo personal con la frialdad de quien no le mueve el sentimiento, optó por el refugio político del PP…”

Mi punto de vista es que León NO debe mucho a Morano. Es él quien nos debe todo a los leoneses  de buena fe que en momentos puntuales le apoyamos, como en su teatral huelga de hambre, y en las urnas con el voto cuando su voz contra el ente autonómico era: “Rechazo frontal a la Junta”, recordemos comandada entonces por socialistas; o  su autárquico “Solos podemos”.  Pero a su lado por supuesto también había fieles seguidores que le llevaban a hombros, cuando él hacía equilibrios en la cuerda floja del pacto cívico, por ejemplo, o sus juegos con AP y PP en distintas ocasiones, presionando con el voto leonesista.

Antonio Vega nos dice que Morano Masa acaba de decir adiós a la política activa, me permito añadir: con más pena que gloría, después haber sido un divo local al que le asustaba lo autonómico, asunto al que, cuando más,  dedicaba palabras o eslóganes, siempre en su provecho localista, pero sin pretender nunca, como líder,  “coger por los cuernos” el tema comunitario.  

Y sale de la política, con jugosa precisión nos dice Vega, “casi  por la puerta de atrás, procurando hacer el menor ruido posible”, esto para él, antaño prepotente, habrá supuesto una “bajada de hunos”, impensable cuando era llevado a hombros al grito de “torero, torero” o en descapotable, sentado presuntuoso en el respaldo  durante alguna  campaña electoral capitalina, y era aclamado como si de un héroe se tratara.


Respecto a la Gran Manifestación, de la que, últimamente,  en Mayo del 2014 escribí sobre ella en una de mis páginas de este blog titulada: Aquella Manifestación de mayo de 1984,  dejé entre recuerdos marcado mi punto de vista de  cómo se gestó, a mis ojos de sencillo observador, y tratando de poner en ello la mayor pulcritud. Decía… “La Plataforma Leonesista que se creó como convocante y organizadora de la urgente manifestación… por supuesto, estaba encabezada por el Ayuntamiento de León, y Morano, un alcalde nada convencional, de apariencia leonesista, movía los hilos y dominaba el cotarro”.

Pero el soporte era el pueblo, los ciudadanos enervados por el “León sin Castilla es una maravilla”, entre los que sin duda se forjaban leonesistas convencidos capaces de tomar el relevo, ahí estaba la fuerza, sin ellos el personaje que nos ocupa no hubiera sido tal. 

Dicho esto es lógico preguntarse, ¿Dónde están esos ciudadanos, a los que la desesperanza de una lucha que parece haber devenido en infructuosa, aun cuando no sea tal,  pues ha conseguido mantener viva la llama de lo leonés, y, por prolongación,  dónde está el Pueblo Leonés? "Descubrirlo " y saber cómo reactivarlo es un empeño de justicia social e histórica, a todas luces una asignatura pendiente.

Morano no abandonó las tesis leonesistas autonómicas, pues en ellas nunca creyó, pero siempre las manejó por serle productivas, hizo dejación clamorosa de compromisos verbales, dejando el daño irreversible de un tiempo perdido, en tanto el ente autonómico se ha ido afianzando. 

23 de noviembre de 2015

La Campana y el Pendón… no deben ser objeto de división

Vayan por delante dos precisiones, que entiendo como absolutamente necesarias, con relación al tema señalado en el título.  Tardé años en estar en contacto de forma directa con el Pendón,  así en general nominado este símbolo de esencias leonesas, seguramente por cuestión de oportunidad demasiado capitalina. 

Desconocía pues la especial emotividad que podía aportar su conservación, manejo, izado y puesta en valor ondeándolo cuando conviniera, desde la propia peripecia personal y colectiva del grupo ciudadano del lugar, pueblo, concejo…  Si bien es necesario señalar que creo, dadas mis vivencias leonesistas, poder intuirlas, y que me empujan a compartir los valores del pendón civil, tal como lo calificaría con precisión Antonio Barreñada al añadir este matiz.

Este escrito está motivado por el anuncio, sin duda positivo, de la creación de la  “Asociación Cultural Pendoneros Virgen del Castro”, que marca como vertiente diferenciadora, puede que localista, la tradición pendonera al abrigo de la Patrona de Castrotierra. Entiendo que con epicentro  en La Bañeza. 

A partir de aquí procede la segunda precisión, pero que no será sin antes señalar que mi personal encuentro directo, in situ,  caminando junto a la vistosidad cromática de nuestras grandes enseñas, valorando el esfuerzo de los pendoneros,  y queriendo conocer las esencias emotivas del acto peregrino, alejado de la capital y las peregrinaciones de la Virgen del Camino, fue en la marcha romera entre Castrotierra y Astorga. Para recordar el año me flaquea la memoria, pero estábamos en  los comienzos autonómicos absorbentes castellanos, que para muchos leonesistas eran objeto de todo tipo de temores, y actuaciones defensivas, incluso desde la propia cultura y las tradiciones.

Un apunte puede que anecdótico pero que nos sitúa en el lugar, y me coloca en posición leonesista:  A la llegada de La Virgen de la lluvia o  la Virgen del Castro a su santuario en Castrotierra, en Mayo de 1988  tuve la oportunidad de escuchar al obispo de Astorga, creo recordar que Briva Miravent,  en una alocución  final, más bien que homilía, dirigida a los leoneses que la habían acompañado y a los que  simplemente estábamos presentes en plan romero, rodeados de pendones y con recogido fervor los más,  en la que claramente hizo alusión a los “castellanos allí presentes”.

Esperé al final del acto y cuando el prelado se dirigía a su automóvil, me acerqué a él, no sin salvar la barrera de un joven sacerdote que le acompañaba, al que al parecer convencí diciéndole:  es una sencilla pegunta, y así pude colocar al prelado aquello de: ¿cuáles son sus feligreses castellanos, a los que aludió? Tras mirarme fijamente,  contestó: “Tenemos en la diócesis pueblos de Zamora”.  Me lo acababa de poner fácil, por ello  le repliqué: Esos fieles zamoranos que dice,  son leoneses, no castellanos. Pero él, ya en el coche y casi en marcha, añadió algo que no pude entender… en tanto con la mano, gestualmente, parecía mandarme una bendición a través del cristal de la ventanilla…

Ahora va la segunda precisión, para la que pido comprensión sincera, pues  en modo alguno busco incomodar a nadie, al decir que mi temor está en ver una posible  dispersión asociativa pendonera, siendo consciente de la dificultad que entrañan las buenas relaciones humanas.

Los que han tenido a bien leer mis escritos respecto a los encuentros pendoneros, en especial el que se lleva a cabo por San Froilán para el que he pedido con reiteración el máximo rigor  cuando las vistosas enseñan leonesas, pasan a tomar la representatividad conjunta del Reino, habrán visto que son palabras que no deberían llevar a nadie a dudar de la mejor idea de armonización que conllevan.

Nunca, desde mi punto de vista más generalista y de representatividad, tuvieron los pendones leoneses más fulgor real, y por ende el valor del reino, que en las 10 etapas elegidas del Camino de Santiago que  empezaron  en Sahagún, con motivo del 1.100 aniversario del nacimiento del Reino de León luciendo sus altos valores.  Una mácula, para mí, tener que haberlo hecho al son del programa autonómico, emanado de la Fundación Siglo, aunque esta particularidad, la de exhibirse en “nuestro Camino",  fuera ofertada desde León. Por supuesto sin olvidar el hermoso gesto, de record numérico, del izado al unísono en la misma celebración en la plaza de San Isidoro. ¡Inolvidable!

La más veterana: Asociación Pendones Reino de León,  fue organizadora de las etapas del Camino y el final citado, y bastantes cosas más al lado de la valiosa ayuda a la recuperación de pendones “olvidados”. Labor que otros, meritoriamente, también han emprendido.

En el movimiento asociativo cultural, defensor de lo leonés como principal premisa, y puede que en un segundo paso más allá lo sean las esencias leonesistas, (pero no sin reconocer la existencia de un marcado gradiente para éstas) apoyándose en el "espíritu" de Molinaferrera nació una idea coordinadora.  Bajo la influencia positiva surgida en un “alcuentro” cultural, que acabo de recordar en mi última Tribuna en Diario de León: “Más allá de vivir lo leonés”, y que en la  localidad aquélla tuvo lugar, cuajó lo conceptual, pues lo leonés cultural y reivindicativo parecía estar necesitado de una  superestructura para evitar solapamientos y  la posible dispersión de esfuerzos.

 Puede que, hasta donde yo puedo apreciar, por efectividad coordinadora, no sea el mejor ejemplo;  de ahí que, dejando bien marcada la buena intencionalidad,  para el agrupamiento de esfuerzos y puestas en común, añore algo positivo coordinador para los pendoneros y sus generosos afanes, temiendo que puedan dispersarse, de modo especial cuando el Pendón leonés toma un rumbo más allá de lo local para alcanzar la representatividad Regional o si se prefiere del Reino en el que tuvo origen,  y ahora de manera conjunta es vital que todos representen.    













15 de noviembre de 2015

Más allá de vivir lo leonés

Mi modesto in memoriam del leonesista: Laureano Andrés Arenas. Iba incardinado en mi "Tribuna" de Diario de León 11 de noviembre 2015. Recordando un acontecimiento y a algunos otros personajes  que en esta página me permito destacar en negritas...  

Cuando aquella tarde agosteña de 1999,  empecé a escribí algo sobre Jaime Andrés Rodríguez, quien apenas un año atrás había fallecido, las ideas se me agolpaban dificultando hilvanar los recuerdos de modo secuencial, definitorios de una gran afinidad leonesista que tardé tiempo en valorar en toda su magnitud, aun cuando fuera compartida.  Este personaje leonés, bien conocido y estimado  en los medios universitarios como primer profesor de Botánica en la recién creada Facultad de Biología,  no lo fue menos en el activismo en defensa autonómica de la Región leonesa.

Pude acercarme a él de la mano de Óscar García Prieto, buenos amigos y compañeros en la enseñanza y no digamos en el campo del leonesismo. Y tras su fallecimiento en la fecha apuntada, me pareció de plena justicia dedicarle un emocionado recuerdo al tiempo que relataba un encuentro leonesista: “Primeirus Alcuentros de Cultura Llionesa, en Molinaferrera promovido por sus amigos leoneses de Barcelona, que hasta aquí vinieron, y quisieron subtitular al acto cultural: “Jaime Andrés”.

A Laureano Andrés Arenas primo del recordado Jaime, por supuesto leonesista también, convencido leonés y comprometido con lo nuestro, lo escrito por mí  acerca de aquel acontecimiento que llevó el nombre de su allegado familiar, le causó gran impacto emocional, según me comunicó apenas lo hubo leído en este medio. Nos conocíamos, sin mayores connotaciones de entonces, por nuestra condición de estudiantes en el Colegio de los Padres Agustinos de León; mas, el lazo sentimental leonesista compartido sería clave de unión para momentos posteriores, siempre reivindicativos, no en balde vivíamos situaciones entonces de verdadero agobio definitorio de lo leonés en el campo autonómico.

Defensor a ultranza de lo leonés, a lo que dedicaba con generosidad  sus esfuerzos, aun cuando no fuera actor de primera línea, tal como, debo reconocer, a mí me ha ocurrido siempre, estaría presente en actos reivindicativos reafirmando lo pedido y aportando vigor.  Puede que no llegue a ser suficiente vivir interiorizado el  ser leonés,  sin tratar de compartirlo más allá de momentos clave, pero no hay duda que, esa pasión por lo propio, ayuda a mantener el fuego sagrado de un sentimiento llamado leonesismo, y así hemos de reconocerlo.

La muerte,  unos días atrás, de  Laureano, Nano para los amigos, me sorprendió fuera de León.   Ya no volveremos a cruzarnos correos, me deja huérfano de noticias que, aun cuando ya fueran conocidas, sin duda me aportaban un plus, un especial enfoque de nuestras vicisitudes leonesas autonómicas dado el enorme empeño  e interés que él ponía para difundirlas; era su  particular modo de crear caldo de cultivo leonesista  fotocopiando y difundiendo cuanto de interés iba surgiendo o era necesario promocionar. Algo así como expandir noticias e ilusiones, con ánimo de superación, aunque fueran entretejidas con  temores siempre bien fundados.

De aquel generoso grupo de leoneses que según he contado promovió el “Alcuentro” en Molinaferrera, falta otro miembro importante: Roberto del Campo; a él le dedicó el destacado componente del Grupo, Carlos Cabañas Vázquez, un bien construido “in memoriam”.

 Cumpliendo un programa, bien estudiado y motivador, estuvimos en la ocasión citada bastantes componentes del movimiento asociativo cultural leonés. Yo lo hice por Pro Identidad Leonesa. Y llegado a este punto se hace necesario recordar a otro leonesista que se implicó en la organización, colaboró y habló con la diligencia que él  sabía poner en actos reivindicativos de lo leonés,  aludo a David Álvarez López que tampoco está ya entre nosotros.

Al “espíritu” de Molinaferrera,  de clara exaltación de lo leonés histórico y cultural, vinculado al asociacionismo leonesista, del que hoy tan sólo trato de dar fe, intentaré dedicarle unas letras en su momento y ocasión

6 de noviembre de 2015

La “urbanista” municipal nos castiga con una jaula


                                         Fotografía de la "jaula" calificada como leonera en ileon.com


Una jaula para un consistorio

Saliendo hoy aquí, en mis páginas del blog en ileón.com, comentando el caso de la muy bien calificada como leonera en este medio,  emplazada, y nunca mejor dicho, en la  genuina plaza leonesa, conocida como Mayor, la de los grandes encuentros medievales, el lugar de proclamaciones reales y más, no trato de echar un cuarto a espadas en favor del partido Podemos, al decir que añoro el  poder revocar el cargo a los ediles que atenten, como en este caso contra el patrimonio; y no importa que su comportamiento se encaje en  la inconsciencia o en la inconsistencia profesional  y personal, que parece ser la tónica.  Aludo a Podemos, toda vez que ellos manifiestan que,   “estatutariamente”, están dispuestos a ejercer esta revocación, esto es, a sacar del confortable escaño político a aquél que por su mala ejecutoria, e “inviable” proceder el pueblo lo demande.

Esto, lo de la jaula, algo menor como parece querer decir el Consistorio, y no es tal desde el punto de vista estético y para la conservación genuina de la ciudad que hemos heredado, (pues para experimentos están los ensanches), en verdad no es comparable al daño ocasionado en el subsuelo de la Plaza, en tiempo de Amilivia y Cecilio Vallejo. Entonces se permitió un aparcamiento subterráneo que supuso anular los vestigios medievales tal como una calle empedrada, la conformación de la anterior plaza, cimentaciones de casas  existentes en el siglo XVI, más abajo lo romano. Si,  ya sé, hubo catas arqueológicas previas, “se documentaron” los restos hallados, pero de estas minusvaloraciones y de los tapados con arena para la que llaman conservación, ya estamos bien servidos, anulando pasado leonés.

El parking, finalmente nos costó a los leoneses, destrucción patrimonial, recordemos los restos arqueológicos y la rotura  indolente de la muralla para salida y entrada, nos costó digo 2,4 millones de euros adquirir a fortiori las 185 plazas de aparcamiento para las que el promotor de la obra, con todo tipo de garantías para que no perdiera, no pudo encontrar comprador vitalicio. Recordemos, la misma empresa constructora que peatonalizó el Barrio Húmedo, y ejecutó la cripta aledaña a la Catedral, que también hubimos de pagar si queríamos abrirla al público. 

El caso de la leonera,  la jaula con tejado de pérgola, que se les ha ocurrido a ellos solitos, los componentes del Consistorio capitalino PP, asistidos por elementos del grupo político Cs Ciudadanos, su soporte de gobierno, es dañino a la vista, insufrible su presencia, ¡no puede ser tolerado! Y nos hará dudar en el futuro para cualquier actuación que emprendan.  El rechazo popular, muy importante numéricamente, y con reclamación de Promonumenta en cauce, no puede acabar de otra forma que con la anulación de la jaula metálica, sin pudor alguno colocada en la leonesa plaza que alguien ha denominado, castellana, para redondear el insulto. 


Como posdata nada nos puede agradar más que recoger como secuela del movimiento ciudadano en contra de la jaula, que la concejala responsable, ratificado el dato por el alcalde, un castellanoleonés en diferido, paraliza cautelarmente las obras...

De momento "enseñada la oreja estética" sabemos en quién no podemos confiar.


8 de octubre de 2015

Las Cantaderas, a golpe de tradición


Cuando uno o una escribe, no piensa que tarde o temprano, aquello sobre lo que propone como opinión al lector, puede llegar un momento en que se transforme en una trampa. O tal vez diga mejor,  revierta con el refrán de “por la boca muere el pez”, atrapada en el anzuelo de las letras. Más o menos.

En este caso, Margarita Torres, con relación a la Cantaderas,  creo que se ve retratada en una estampa que preparó para otros. Precisamente en un artículo, con soporte historiográfico y el pertinente toque legendario,  titulado: “Leoneses por el mundo: Cantaderas. Su arranque: ¡Que vienen los moros!, era el grito que ponía en boca de las jóvenes del Reino de León. Mas no es esto definitorio, muy interesante la lectura completa que propongo al lector mediante el enlace, la clave está en el final.

El 3.10.2011 vio la luz el escrito citado, a buen seguro que nada la hacía presagiar que estaba colocando un cepo que la iba a atrapar cuatro años más tarde. Precisamente cuando de la mano “derecha” del gran edil, alcalde con apoyos externos, Antonio Silván el castellanoleonés, colocó su nombre en la lista electoral y las urnas ayudaron.

Finalizaba el relato: “Recuérdenlo para las próximas Cantaderas. Tal vez, en honor a la costumbre, bien pudiéramos enviar a tierras lejanas a algún polític@ de casa. A conocer mundo, ya saben: tributo antiguo”. Entre el ayer y el hoy, la condición política es el nexo, la connotación, desconocida, la que ella atribuía a los polític@s de aquel momento, para mandarlos con “viento fresco”.


 Aun cuando nada más fuera como simple peripecia, ahí estaba hoy el lazo, que bien pudiera estar representado en forma de pañuelo, aquél rojo que se cernía airoso a su cuello durante su actuación como síndica… 




                                  










Sin presencia física en los actos del 2015, aquí está mi versión construida a base de “investigación” en los medios leoneses. 


Desde la distancia física y no la anímica, siguiendo las páginas de nuestros periódicos, he tratado de componer mi versión, tal como prometí en mi página anterior, respecto a Las Cantaderas 2015.   La presencia indeseada de la lluvia, inclemente, imprimió otro cariz al acto.

A  casi todos nuestros ediles capitalinos les ha gustado siempre estar en las Cantaderas y en las Cabezadas. Siendo un modo de cumplir con ambas tradiciones no deja de conllevar un gran componente de factor  exhibicionista político.  Un dejarse ver, cuando es en otros menesteres donde especialmente nos gustaría observar su actividad positiva, sin bandolera roja y gualda, no especialmente trajeados, sino arremangados acometiendo los problemas que acucian a nuestra ciudad y sus moradores. Una urbe enquistada.

Una ciudad encajonada, a la sombra de lo que fue, estática en sus lindes físicos y ornamentales, sin saberse vender, pues enmascarado lo histórico, lo moderno va sin criterio de prioridades y rumbos. En nada la ha ayudado el ente al que nos acoplaron sin pudor;  cicatero, envidioso siempre,  mirándonos de reojo, con afán centrípeta, ha acumulado en Valladolid, todo el “poder y la gloria”. Y al alcalde de ésta, que lo fue, el ínclito señor  León de la Riva, cualquier migaja que se trajera a la capital provincial leonesa le parecía un mundo, le molestaba en especial  nuestro aeropuerto, no fuera a ser que despegáramos. A tal cosa, nada tenía que decir, en la pasada legislatura el señor Silván,  seguidor de Herrera y más ”papista que el papa”.

Éste, nuestro regidor actual, castellanoleonés por sus actuaciones autonómicas, iluminando su rostro (ya no es novedad) con todo tipo de sonrisas, presidía el corregimiento en la celebración,  sin controlar a las Cantaderas,  esto era labor de la sotadera,  tampoco le competía, pero quería disfrutar como gran edil, de su primer fasto tradicional.  Y así,   bajo el paraguas y al lado de su edil de cultura municipal Margarita Torres,  la que sabe de historia, de tradiciones, de costumbres, de cálices… y no sé si pretende aprender el oficio político, más el “vice”, parecían componer  un “tridente” consistorial.

Al señor García Prieto, otrora presidente de la Diputación, hoy concejal, pudimos verle en las fotos del día anterior, la fiesta preparatoria, la de cuatro  barrios históricos, la de las doncellas elegidas, con vestimenta inmaculada al uso medieval, bajo la batuta, sencillamente recuperadora leonesa, y no es poco, de Hermenegildo López.


Con  relación al asunto del cáliz de doña Urraca,   donde  la profesora Margarita Torres, ha mostrado su último buen hacer literario, docto,  histórico y de investigación legendaria-documental,  siguiendo la pista para  reflejar en sus páginas cómo en el cuenco de ágata de cáliz de doña Urraca, había bebido Jesucristo en su última cena, fue solfeada por el síndico eclesial. Experta en historia y en historias, anunció éste, que directamente ponía en duda la veracidad del acontecimiento y la versión documental.

Muy osado el Deán,  bien entrenado en estas lides, coloca eso de “espera guapa”, dirigiéndose a la edil que,  pañuelo rojo al cuello,  no sé por qué no eligió claramente nuestro púrpura leonés,  escuchaba con atención;  y  perseverante, o mejor cazurra, diríamos nosotros,  la síndica municipal, supo con ingenio ofrecerle un cáliz de chocolate para que el cabildo catedralicio estuviera a “la altura” del isidoriano.

El Deán, defensor del foro, desliza, deja caer, dubitativo ante la autenticidad de los datos del cáliz, siempre con generosa ironía, interpreto yo. No así otro rival, y en otro orden de cosas, Luis Grau para quien el Grial es un invento novelado medieval, según afirma en un medio leonés. El verdadero valor del cáliz,  el intríseco y el “real,” se lo aportaron Urraca con su linaje y sus joyas,  y un orfebre de su tiempo;   la pieza que en el museo isidoriano se conserva, ahora puesta en especial valor, es algo más que suficiente para atraer al turista; “ofrecerle que va a poder contemplar el Grial, puede alcanzar la condición de timo”, afirma el director del Museo de León.

Nos cuentan las crónicas que hubo momentos de brillantez expositiva, oratoria fina por ambas partes,  en la remojada celebración del Foro u Oferta por  San Froilán 2015. Mi versión es, en parte,  pura intuición, lectura entrelíneas, tomando de aquí y de allá hasta  componer lo antedicho, no sin dejar de prestar la debida atención al detalle fotográfico, definitorio cuando además uno conoce a los personajes.

24 de septiembre de 2015

Autonomía y Pueblo Leonés

Dice  Matías González. Sociólogo y profesor de secundaria en su escrito de opinión  En Diario de León 23/09/2015,  que tituló, Por una comunidad astur-leonesa” en su párrafo final:


“Lo que pedimos es que los futuros gobernantes exijan la constitución de una comunidad-autonomia (o cómo se llame) astur-leonesa dentro del nuevo marco constitucional. Si esa opción se llevara a consulta es la que conseguiría mayor aceptación.”

Globalmente tengo muchos puntos de coincidencia.  Y me ha agradado  leer su contenido, y para mejor comprensión así se lo propongo a mi ocasional lector.

A bote  pronto se me ocurre:

Empezando por el final (al último párrafo me refiero), me deconcierta el plural pedimos, pues ignoro a quienes se refiere. Opino que una comunidad astur-leonesa la veo, desde la propia nominación, como bipartita, dos pueblos que, aún siendo de origen  común, son en el momento dos territorios bien diferenciados.  

Puede valer como proposición, pero atención, ¿a qué León aludimos?  Al provincial, al regional… La fracción astur, entendida como Asturias, que difícilmente aceptaría equiparación, dado su rodaje autonómico, asentamiento y nombre, vería al León provincial como hermano menor y pobre.  Y si no se comparte, no hay comunidad, hay subordinación.

En cuanto al León Región, triprovincial y con poca relación de confraternidad, escasa comunicación entre sus gentes y dudoso deseo de compartir identidad, tendría que empezarse casi por el principio. Una consulta popular triprovincial nos podía sacar de dudas sobre la idoneidad del esfuerzo. Soy muy pesimista. Pero algo si tengo claro ¡Hay que salir del engendro actual!

Nos están anulando la personalidad leonesa, llevándonos al huerto de lo castallenoleonés hoy, y más pronto que tarde al castellano sencillamente. Y como segregarse, pues nos han anexionado previamente, requiere voluntad popular y decisión política, en tanto no tomemos el acuerdo global de acometer tal proceso estaremos donde otros han querido que estemos, donde “nuestros” políticos, a los que votamos, quieren.  El Pueblo Leonés se diluye…  Y sin pueblo bien identificado, en el que además campan intereses foráneos, la historia tomará otros colores…

No vale sólo quejarse, se necesitan propuestas plausibles. Yo no tengo soluciones, De momento se me ocurre: ¡No votar a “nuestros” políticos en tanto no nos ofrezcan un  programa regional leonés! Pero cosa curiosa, nadie vota al PP, ahora mandando en el ente, y salen una y otra vez. Y como no podemos quedar al margen de la política que administra y dirige, hay que elegir el partido menos malo, con vocación leonesa regional y empezar a construir un futuro, sin resquemores y unidos, ¡unidos!… suena a utopía y tal como van las cosas puede que no pasemos de eso…

23 de septiembre de 2015

Las Cantaderas y otros tributos

Seleccionar y entregar "cien doncellas" al invasor, es humillante.

También es oprobioso no defender lo propio, lo leonés, lo identitario leonés, y la cultura de todo un Pueblo, no sólo mancillado por el ente autonómico,  sino ¡llevado camino de la anulación!


En el Claustro de la Catedral, el domingo 4 de octubre, Margarita Torres, a la sazón ceñida con la bandolera roja y gualda de España, como Concejala, (desconozco la razón de porqué no lucen nuestro color púrpura y blasón, ella y todo el edilato) asumiendo el papel de “síndico” o mejor digo “sindica”, hará la oferta municipal; su oponente del Cabildo, lo tomara como foro. Es la tradición.

Estoy plenamente convencido que nuestra historiadora, precisamente por esto,  lucirá sus mejores galas oratorias, recursos la sobran. A ver qué nuevo datos aporta. Su voz, siempre con un fondo de cierta cadencia melodiosa, salvo cuando el verbo requiere enfatizar lo dicho,  ¿resonará profesoral, con datos para lucir en el momento,  o, ¡vana ilusión!, reivindicativa para el pueblo leonés que, abandonándose poco a poco, ha permitido que otros escriban nuestra historia autonómica? 

¡Para el verso suelto reivindicativo nunca falta un  momento, si existe voluntad y compromiso!


¡Siempre es momento para defender lo propio! 

¡La partitocracia se asume, y  esclaviza, o se la da la espalda y se está con el pueblo! 

Mis reflexiones a propósito de la participación principal de nuestra historiadora en las Cantaderas 2015, y otras connotaciones quedaron recogidas en:


Las Cantaderas y la voz de nuestra historiadora

Lejos está mi intención de señalar con el dedo. Sencillamente haber leído que, como ‘oponente’, Margarita Torres, iba a participar en el Foro u Oferta, en las Cantaderas de 2015, me ha removido recuerdos, y dado que no voy a poder asistir al debate del claustro catedralicio por distante ausencia, propongo al lector estas letras reflexivas, al tiempo que prometo leer las reseñas de tan tradicional acto.


 Margarita Torres, a la sazón concejala en el consistorio capitalino, no ha mucho Cronista Oficial de la Ciudad de León, ahora en excedencia forzosa por actuación política, lo es por un partido PP conservador que ¡fija y no da esplendor! al León regional, inmerso en un ente autonómico que ella de sobra sabe, aunque silencie su personal posicionamiento, que no ha sido el elegido por los leoneses, y algo más: ¡objeto de rechazo!
Me he permitido señalarla como ¡nuestra!, por cuanto entre nosotros ha nacido y en la ULE labora impartiendo materia histórica. Si bien, y lo pongo con enorme cautela, pidiendo que se me entienda con justeza, al decir que, de viva voz, no le he oído manifestar su compromiso identitario leonés (faltaría más que históricamente dejara de señalar a los dos pueblos), todo más allá de versiones históricas… hablo del sentimiento. Pero tampoco que se sitúe como ‘castellanoleonesa’, al contrario que su actual mentor político, el señor Silván, quien puede que de palabra se lo guarde, pero los ‘hechos autonómicos’ así le han venido situando. ¡Y sigue!
La historiadora, escritora y novelista, a la que como leonés muestro mi agradecimiento por “acercarnos el Grial”, no desconoce que los leoneses de León, de la provincia leonesa, reducto de la región, tal vez por sernos nominalmente homónima, ponemos un especial empeño para mantenerla viva. Rebasando las connotaciones históricas bien hubiera estado su apoyo personal a la cuestión leonesa, ayer y hoy… pero ¡ay!, en tarea municipal bajo la capa del PP, esta fuerza premiará que no traspase la línea, iba a decir roja, pero mejor diré azul, la de ahora.
En el fuego sagrado leonesista de Pueblo Leonés diferenciado, está la clave. A pesar de los supuestos tapones ocasionales en los oídos, dado su posicionamiento partidista, y puede que ‘distraída’, o con un punto de discrepancia permanente al leonesismo de UPL, por ejemplo, nos lo ha podido escuchar hasta la saciedad. Por ello mucho me temo que no haya calado en ella el mensaje/petición del pueblo, su pueblo, no sé si por discrepar o estar en otro peldaño. Por favor, profesora, no vea en mis palabras animadversión alguna, ni que intente dar lecciones de leonesidad a nadie, simplemente muestro mi percepción al observar su momento actual.
Si al anterior alcalde situó como el “señor de la gris mirada”, y no era difícil compartir el verdadero significado de tan punzante impresión, dado su hacer obediente a la jefa local y a los gerifaltes autonómicos sin el menor brillo de rebeldía en los ojo; no es menos cierto que el actual, y esto es de mi cosecha, y siempre en el orden político, este señor, Silván, resulta ser el de la eterna sonrisa, ésa “que suaviza pero no alegra”, antes de tratar de colarnos otro gol.
Nadie debe dudar que con su saber medieval leonés y reconocidos méritos académicos, ha prestigiando la lista electoral, ayudando a no perder estatus consistorial del PP, y a Silván a tomar el bastón de mando, para que, el sustrato leonesista, no pudiera revitalizarse en el corregimiento, cuasi de manera oficial, como antaño, propiciando el rechazo a la trayectoria absorbente del ente. La parte conservadora ciudadana leonesa se lo tendrá presente, y no menos, con cierto resquemor, quienes seguimos en el rechazo al ente autonómico en tanto éste siga teniendo la condición de impuesto y su mensaje ‘castellanoleonés’ ahormador impere.
Con ocasión de su entrada en el Comité de Expertos de la Fundación Villalar, en 2005, gozando de apoyo o propuesta socialista, y entre exégetas partidistas PP hasta el momento, se dijo que para “desfacer entuertos”, dio un titular válido para autonomistas del ente: “Reconocer que en la región hay dos territorios no significa romperla”, asimilaba con ello la Comunidad constituida a Región implantada.
Penoso para sus paisanos, que desconfiábamos de su papel en el Fundación, ya fuera por voluntad propia o por mandato presidencial. Cuando lo cierto era que los territorios aludidos eran dos regiones (la de León completa y no reconocida como tal) y la Comunidad un artificio político con afán unitarista, que pretendía abolirlas en favor de otra que, en todo caso, ha de llevar la condición de política, región política, y con el permanente marchamo de impuesta.
La intención de la historiadora parecía estar clara, su “cerrar heridas y caminar juntos en busca de un buen futuro”, lo confirmaba. Algo así como querer cumplir ciñéndose a lo histórico diferenciador, destacando la verdad de la historia de León “poniendo las cosas en su sitio”, era la frase, pero sin entrar a valorar que esto no se había tenido en cuenta en origen, o en otro caso tergiversado, pasando por alto a quién atribuírselo; por supuesto venía a ser como otra concesión a los autonomistas que nos manejaban, cuando la homogeneización impuesta era la que campaba… y sigue.
A tenor de todo ello, se puede recordar su participación en la corrección de errores históricos, que, en detrimento de lo leonés como siempre, la página Web de la Fundación, estrenada el 14 de febrero de 2005, contenía. Donde, además de los interesados fallos históricos, entre otras cosas eludían citar la Región Leonesa, como si nunca hubiera existido. Una página que, por cierto, fue denunciada en el Juzgado por la Plataforma Pro Identidad Leonesa que coordiné en sus orígenes.
Quienes no están dispuestos a rectificar, aludo a los autonomistas, cómo iban a considerar sus precisiones históricas; por ello nunca se lo reconocieron, y puede que fuera el final de su andadura en “nómina” del ente. Actuación laudable para muchos leoneses, pero corta. Se requería intervención sentimental y manejo de los entresijos de la política, en función de la imposición que supone todo el entramado autonómico que nos concierne y sujeta.
Hablar entonces de “sensibilidad de lo leonés”, como hizo, era de muy corto recorrido ante el agravio que desde el origen nos han infligido los autonomistas, minorizando nuestro constitucional derecho a elegir destino autonómico. Hablar de ello se asimilaba a anatema.
Si invertir la denominación de la Comunidad, por aquello de prelación histórica, esto es, pasar a la denominación de León y Castilla le parecía “llevar las cosas muy lejos”, dejaba claro que un referéndum de conformidad o abandono de la Comunidad por parte de los leoneses, sin duda estaba en lontananza sideral… Mas, cumplió su palabra, “si no se me permite la defensa de la historia de León me iré de allí”. La duda es si la “ofensa” recibida tenía un encaje tan sólo de índole personal. Supo, por lo tanto, cómo se las gastaba el ente de mandato PP; sin embargo, acompaña ahora municipalmente al partido que lo sustenta con el blindaje de que todo está atado…
Sería desconsiderado por mi parte pasar por alto su participación en la última Reforma estatutaria, precisamente en la parte no articulada, en la presentación o preámbulo, a la que dediqué un artículo titulado “Un exordio para un estatuto”, donde dejé dicho que era “un baño de connotación histórica ornamental”, un exordio que cual tocomocho atraía a los leoneses ‘encelados’ en el trapo de la historia, sin más predicamento… pero, a menos perder, ahí está.
En la Fundación, o desde ella, y como contrapunto a Julio Valdeón conocido historiador siempre en el entramado castellanizante, consiguió poner su parte histórica preambular: “…las coronas de León y de Castilla”, en este orden. O “El Reino de León del cual se desgajaron en calidad de reinos a lo largo del siglo XI los de Castilla, Galicia”… etcétera.
Diferenciar lo leonés dentro del ente autonómico, regionalidad y personalidad leonesas, así como reconocer específica y culturalmente la Identidad Leonesa en letra estatutaria, ¡nada!, bien es verdad que esto requería otro compromiso bien distinto, que no se daba.
Y el ente ‘castellanoleonés’ sigue su rumbo ¡La historia leonesa para los leoneses!…cuando más, y si nos dejan. La que va surgiendo en el cotidiano vivir autonómico, en tanto toleramos que el ente, ése que habla por nosotros y lo permitimos, la escriba a su manera, sin duda nos obliga a ir por una senda indeseada.
Las Cantaderas puede no ser el ‘foro’, entiendo que sí momento reivindicativo de una personalidad, la leonesa, que los dirigentes del ente tratan de silenciar, por ello resultará interesante escuchar, en mi caso leer, cómo no se sale del guión que lo tradicional no marca, y sólo historiográficamente, amén de algún punto jocoso aséptico, sustentarán sus alegatos; capacidad para introducir otras cosas tiene de sobra, cuestión aparte es que quiera significarse.
¡Feliz celebración!