29 de septiembre de 2012

El buen ciudadano para Rajoy


Desde Nueva York, el señor Rajoy, haciendo un nada convincente juicio crítico del movimiento ciudadano ante el Congreso de los Diputados, o mejor alrededor de él, no se le ocurre mejor cosa que descargar sobre los no asistentes al acto, el peso de la asunción de todas sus actuaciones en la gobernanza de la nación española. Pero fue más allá, les colocó, o debo decir mejor, nos colocó, además, la condición de “buenos ciudadanos”.

Un apunte antes de proseguir. Parece querer contar con la mayoría silenciosa, y cree ganar su confianza con el halago de situarnos sobre la peana de buenos ciudadanos, aislándonos así de otros, los malos de la película, los que salen a la calle a mostrar su disconformidad con los recortes que las anteojeras europeas que lleva puestas por mandato de las “Merkel exigencias”, nos llevan del mal en peor. 

Los leoneses situados en el ente que hoy gobierna Herrera, debemos ser de los buenos, pues adormecidos en la distancia de los tiempos, y atrapados engañosamente en los manejos del ente autonómico, bastante inactivos en la reivindicación manifiesta, nos dejamos conducir hacia una identificación castellanoleonesa que nos anula. 





La “letra con sangre entra” es una moraleja colateral dimanada de esta expresiva fotografía que muestra la represiva realidad del momento


 Si con motivo del plante catalán que busca independencia como recurso final, porque les han venido negando la aprobación mejorada de su estatuto de autonomía, no estaría mal que se abriera la “caja de los truenos” autonómicos. En tal supuesto, cada pueblo podría estar en condiciones de quedarse como está, federarse, confederarse o lo que sea, para seguir bebiendo el café que se elaboró en la Transición. O estrenar una nueva cafetera exprés territorial. El café para  los leoneses fue, lo recordaré una vez más, de recuelo y con mala leche.

No podemos dejar que la crisis nos anule aún más identitariamente. La utopía, o mejor el anhelo, o la simple ilusión con cuerpo de realidad, podía ser que primara el juicio de reconsiderar si todas las autonomías tenían el suficiente fundamento histórico para estar donde están, o como en el caso de los leoneses se hiciera prevalecer nuestro pasado histórico y el referéndum prometido; y ahora,  reactivado,  nos permitiera expresar muestro derecho constitucional a elegir definitivamente destino autonómico.

El Estatuto que nos aprobaron, también lo recuerdo una vez más, está falseado de origen.

La madre de todas las falsedades está en la Ley Orgánica 4/1983, de 25 de febrero del Estatuto de Castilla-León, (así  está escrito para empezar).  Y precisamente unas líneas más abajo de las dedicadas  por Don Juan Carlos I, Rey de España, a decir que  sanciona esta Ley, se afirma con total rotundidad: “…el pueblo castellanoleonés ha expresado su voluntad política de organizarse en Comunidad Autónoma…”
Así las cosas, ni es necesario leer lo que antecede a aquéllas, y mucho menos lo que sigue, por una razón de elemental raciocinio: El pueblo castellanoleonés, no ha existido nunca, repito ¡nunca! De ello se deriva que un pueblo inexistente no puede expresar ni ésta, ni ninguna otra voluntad. Todo el articulado posterior es ilegítimo


 


18 de septiembre de 2012

Soberanismos o proyectos compartidos


Para el señor Herrera el movimiento social originado el martes día 11 en Barcelona, tiene su respuesta: No  es momento de soberanismos ni de independentismos.




Sin entrar directamente en ello, con relación a lo leonés me planteo: Qué se puede esperar del  señor presidente de un ente que se ha negado a reflejar en letra estatutaria de la Comunidad el derecho de los leoneses a tener diferenciado su territorio, su región; dato éste que podía darnos un mínimo de dignidad.  Y que hayamos de estar por narices adscriptos a la que llaman Castilla y León, sin que nos digan a qué León aluden, es inadmisible. Y hay más:

No estaba él en el momento crucial de habérsenos negado el derecho constitucional a elegir destino autonómico; por ello no podemos culparle de tal cosa, pero sí de que  sabiendo esta vicisitud dolorosa para los leoneses, imborrable , por lo tanto una afrenta permanente y la tiene en su “casa”, se permita   juzgar  al pueblo de  otra autonomía.

He dicho al pueblo, puesto que estando relativamente cerca, he podido verlo en esta ocasión como un movimiento social fundamentalmente, aun cuando haya las consabidas incrustaciones políticas de quien está en el terreno de las soflamas y del que se apunta a un “bombardeo” para  que no se le marche el voto.

En la gran  Diada de 2012, la señera, la del pueblo catalán,  la del catalanismo,  originaria en la Corona de Aragón, ha sido imbricada con la independentista, ésa que han venido ensayando, distribuyendo y haciendo tomar vigor desde  ERC, y otros.  A esta bandera, con las mismas franjas rojas y amarillas de la señera al uso, la han añadido en su lado izquierdo  una ”estrella blanca sobre un triángulo  con fondo azul europeo”, l’estelada, dicen.

El drama actual, el de la recesión, la crisis económica y el problema laboral subsiguiente,  bien puede haber engordado el número de asistente a la manifestación, pero no es privativo de allí,  lo padecemos todos,  señor Herrera,  por lo tanto también en la Comunidad que Vd. rige.  De modo que no barra para afuera responsabilidades.

Cada institución de las que tienen cabida y sometimiento a la Constitución, hay una alícuota parte en tal decaimiento laboral y económico; y el estado del bienestar ganado se está tornando en malestar social.  Todas  ellas, las instituciones, están manejadas por los políticos que votamos; que éstos se desentiendan del pueblo, de las peticiones del pueblo,  es inadmisible; cuando, además, quieren que tengamos fie ciega en ellos y no pensemos, pues se precian de saber lo que más nos  conviene a los ciudadanos.

A nosotros,a los leoneses, tal como nos va en la Comunidad, despersonalizados y olvidados, hasta nos podía ser favorable una revisión del estatus autonómico en algunas de ellas, como no faltan voces que lo piden. Esta comunidad,  que nos tiene abducidos, es una parte de territorio español, pero no tiene un único pueblo como pretenden, a pesar de sus esfuerzos de ayer y de hoy, somos dos, y culturalmente diferenciados. Y puede que sin tardar se lo volvamos a decir un día masivamente en las calles.

Los catalanes salieron, en la Diada, un millón de ciudadanos. Impresionante cifra. Pero veamos, Barcelona capital, población urbana: 1,7 millones de ciudadanos; haciendo abstracción de los que acudieron de otros ámbitos, podíamos decir que salió a la calle el 60%.  El  4 de Mayo de 1984, el día de la gran manifestación de leoneses por su autonomía, lo hicimos en número de 80.000 ciudadanos,  y la población capitalina estaba entonces formada por 132.000 habitantes; salió  pues,  a la calle, un 60%                                                                                                                         



Como quiera que no han variado las circunstancias lesivas para los leoneses, es más, se puede decir sin lugar a engaño que se han ido agravando; debe tener  presente el señor Herrera que los ciudadanos de León pueden repetir  en cualquier momento su gran protesta; en cuyo caso ¿qué les va a decir?, ¿que sean solidarios con los castellanos, con los que nunca se han entendido? Y, ¿con nosotros quién está siendo solidario?

Por lo tanto, respétese primero  nuestra identidad, nuestro territorio,  y  con ambos, el deseo popular de comunidad propia refrendada. Luego ya hablaremos de  compartir, señor Herrera.