25 de abril de 2016

CERA Y LAUREL


En León capital, ayer, 24 de abril de 2016,  día sin lluvia y sol a largos retazos,  los leoneses tuvieron oportunidad de participar en dos actos, con presencia física en el  festivo y tradicional  de Las Cabezadas, y con participación directa en el  conmemorativo del levantamiento  popular del 24 de abril 1808, nominado hoy: a Los Héroes Leoneses, ahí es nada.

Puntuales, ante la casa de la Poridad, los ediles se aprestaban a actuar en un acontecimiento que tanto les viene gustando desde la antigüedad.  Pasadas largamente las 11,30, colocados ante el antiguo Ayuntamiento, con sus bandas tricolores españolas relucientes esperaban al gran edil.  Los portadores de la cera, un gran Cirio y cuatro hachones (la tradición hablaba de dos) estaban también prestos. Sendino, el del voto leonesista, bromeaba con un policía municipal con uniforme de gran gala; Margarita Torres ufana y enhiesta, síndica para la ocasión, seguro que ya tenía estudiada la controversia de la obligatoriedad o el voluntarismo, tomaba su posición representativa para la marcha.

Antonio Silván, alcalde y procurador autonómico, con la sonrisa castellanoleonesa ya puesta, ocupa su lugar preferencial y representativo en el cortejo.  A poco, empieza a moverse la Comitiva hacia la Calle Ancha, precedidos del conocido toque musical leonés, cuando la Corporación Municipal, bajo mazas, acude a un acto de especial relevancia. El Pendón Real lucía su carmesí para dar mayor oficialidad a la comitiva.

Curiosamente este año, la música que emitían los “farautes”(dos) dotados de timbal y clarín antaño,  se mezclaba con otros sones que surgían en la acera de “Botines”,  próximos al balcón principal de la Diputación, Palacio de los Guzmanes, allá donde  “luce” la impuesta  bandera cuartelada que el socialista Manuel Cabezas, presidente de diputados, con nocturnidad mandó que colgara apenas hubo tomado posesión del cargo. Tal ocasión hay que referenciarla en  otro abril, éste de 1942.  Hoy los músicos del grupo Aires del Bernesga, dulzaina y tamborín especialmente, interpretaban la canción leonesa: “Todo somos de León” con inusitada eficacia audible, y perfecta para la ocasión.

Ambos sones, el marchoso corporativo, y el folclórico reivindicativo, se solapaban. La coincidencia ocasional era el factor imperante para ello. Desde mi situación de espectador y oyente creí percibir que, el vívido folclorismo, sobreponiéndose en decibelios, gritaba un musicalizado ser leonés de verdad a la Comitiva, que dicho en su descargo cumplía con lo tradicional, algo que por obediencia política se niega a hacer  en circunstancias autonómicas que nos atañen.

Haciendo gala de escrupulosa puntualidad, la pancarta de Iglesias Carreño en la exaltación de los Héroes Leones, pero con eslogan reivindicativo: REINO DE LEÓN AUTÓNOMO…” fiel a la cita se dejaba ver en la acera de Botines. Más o menos, media hora más tarde de la peripecia decibélica  aludida, la marcha ciudadana organizada por Comunidad Leonesa. es,  partía hacia la Plaza Mayor. La púrpurada leonesa ondeando  o sobre los hombros de muchos participantes, cumplía con su gran papel de representar a un pueblo: El Pueblo Leonés.

El párrafo que sigue lo escribo a través de referencias en periódicos, y recordando pasadas ocasiones:

El laurel de la victoria o en loor del alzamiento de los leoneses contra el invasor, tras  la reivindicativa lectura de un Manifiesto, sería un año más colgada en el antiguo Consistorio de la Plaza Mayor, lugar donde una placa recuerda la ocasión. Bien rubricado todo con el Himno a León en la voz de los asistentes se cerraría el acto. ¡Viva León!

6 de abril de 2016

El Procurador del Común

Ya han nombrado veedor oficial en el ente  (20/12/1994)

En modo alguno tómese este título como signo de animosidad hacia la persona y menos aún en detri­mento del cargo; es precisamente el Ente lo «único» que nos cuesta trabajo “digerir”, autonómica­mente hablando, al igual que a otros muchos leoneses.

Tampoco ha de tomar el nomi­nado estas líneas, si se para a leerlas, como lección, consejo o aviso; no osamos tal cosa, sola­mente la condición de leonés, sufridor autonómico, nos empuja a redactar este escrito, que pudiendo sonar a petición o súpli­ca, es simplemente un canto rei­vindicativo de cisne herido.

Así pues, nos dirigimos públi­camente -sólo en la medida que este escrito tome tal carácter, al ser publicado por La Crónica 16­-  al recientemente nombrado Pro­curador del Común, Manuel B. García, cuando lanzamos al aire leonés estas reflexiones reivindi­cativas que giran en torno de la Identidad Leonesa, y sólo en el caso de que él lo estime así, podrán catalogarse éstas como «carta abierta».

La Identidad Leonesa desde la adscripción de nuestra región al Ente que encabeza Valladolid está sufriendo un grave deterioro en sus dos grandes pilares: per­sonalidad y territorialidad.

Los políticos que dicen repre­sentamos en el Ente no parecen entenderlo así por razones obvias del cargo, y permiten un sin fin de agresiones a todo lo leonés. El pueblo, con excelente criterio, mediante la potenciación de las tradiciones y costumbres, enten­didas como cultura popular pro­pia e intransferible, intenta afian­zar esa identidad que «propios»y extraños tratan de anulamos.

Es bueno, aquí y ahora, recordar que al pueblo leonés se le privó de un referéndum, anunciado y prometido, consultándole el deseo autonómico de ir con, o sin Cas­tilla. El deseo mayoritario de ir autonómicamente solos se hizo patente en las calles leonesas mediante generosas manifestacio­nes.

Usando sistemáticamente la titulación política: Procurador del Común de la Comunidad Autó­noma de Castilla y de León; estarán tácitamente, desde esa nueva ins­titución pro-ciudadanos, prote­giendo la territorialidad diferenciada leonesa. Esto es, no sustituyendo Comunidad por Región como hacen los políticos del Ente. No tratando de imprimir el sello de la singularidad territorial a este Ente plural, al conformarIo dos regiones históricas, estarán cui­dando el derecho de los leoneses a permanecer como tales.

A ningún pueblo se le puede exigir que reniegue de su tierra.
Si el Procurador del Común piensa que el León que adscri­bieron políticamente al Ente, no era y es, una Región; estará situándose a espaldas del pueblo leonés. Imposible es ignorar a estas alturas que ese sentimiento de territorialidad es de siempre y anida en el corazón de los leoneses.

Pocas cosas como el uso rei­terado del adjetivo compuesto, castellano-leonés, con o sin guión intermedio, aludiendo a los habi­tantes de León y de Castilla en irreal coyunda, puede dañar más a nuestra personalidad leonesa. Desde el Ente se preconiza tal aplicación a sabiendas del daño que se nos infringe; para que prenda en el pueblo llano y con su inocente remedo dar sensación de unidad donde sólo hay vecin­dad.

 Hace pocas fechas, y valga de sencillo ejemplo, pudimos leer en la prensa local, en un artículo de persona afín a la cátedra del hoy Procurador del Común, cómo a los habitantes de Castilla y de León se nos amancebaba, una vez más, llamándonos «ciudadanos castellano-leoneses». En esta oca­sión, y teniendo en cuenta la cita­da posible proximidad al cargo, nos ha preocupado especialmen­te.
Desconocemos que hayan pedi­do permiso a los leoneses para trastocar su histórica denomina­ción, fundiéndola y confundién­dola autonómicamente con la de otro pueblo.
Nadie puede imponer a este noble pueblo que renuncie a su personalidad.

Dudamos que el Procurador del Común comparta la idea polí­tica de hacer borrón y cuenta nueva de la personalidad leonesa.

Los que han tomado las «trein­ta monedas» no están muy lejos. Este noble pueblo ha sido entre­gado maniatado por unos pocos políticos leoneses (?), a un Ente que, amén de dejamos huérfanos de instituciones autonómicas, tra­ta de fundimos con otro territorio y otro pueblo, con total depen­dencia y feroz centralismo.

La sede del Procurador del Común estará provisionalmente en Valladolid, allí iniciará su andadura y, como todo, allí que­dará. Personalmente no lamenta­mos esa ubicación; ni la recla­mamos para León, pues ello no seria para esta Región, -Región Leonesa- ni tan siquiera una pro­pina autonómica.

Por supuesto que, en el Ente, no están en línea de concedemos ni ésa cuando vienen sistemáti­camente negándonos la sal, e intentan llevamos el agua -Esla, Valderaduey,  Carrión-  hacia Cas­tilla.


Alegan para seguir la centra­lización que esa institución ha de estar donde están las Cortes Autonómicas. Inocentemente preguntamos, ¿por qué las Cortes han de estar en Valladolid? y de paso recordemos que la sede de las Cortes fue la última «zana­horia» que hábilmente movieron ante nuestros ojos, en tanto se consolidaba el centralismo cas­tellano.