11 de noviembre de 2013

LEONESIDAD, SENTIR LO LEONÉS


Aunque peque de reiterativo debo advertir a mis lectores que creo no ser el “señor Soto” que citó Isidoro Álvarez Sacristán, puesto que no he recibido misiva alguna suya. Y que con enorme agrado le hubiera contestado personalmente.

En el mismo medio, Diario de León, 9 de mayo 2008, respondí con relación a la leonesidad y al leonesismo  de modo ponderado, tal como el lector  puede comprobar, si se enfrasca en la lectura:

Leonesidad, sentir lo leonés


  
           Creo entender que el señor Álvarez Sacristán alude a un supuesto “moderno leonesismo”,  para referirse al leonesismo político ejercido por UPL.  
            Para situarme claramente, añadiré que esta entradilla vale para  componer más un alegato que una réplica a su Tribuna: ¿Leonesismo o Leonesidad?,  (DL.11.04.2008). No obstante, dejo a su arbitrio entender o tomar válidamente  estas líneas en cualquiera de los dos sentidos.
            Al leer que “el señor Soto”, le había dedicado ciertas alabanzas, merecidas supongo, y que por desconocerlas no puedo entrar a valorar, en principio me sorprendió, derivando en una mesurada reacción provocativa, por el tema tratado, a pesar de saber “de buena mano” que las loas no son mías.
Repasado en su totalidad el artículo, sostengo la percepción de que se recrea en mostrar un atragantamiento especial de la formación política Unión del Pueblo Leonés, además  de una estudiada o, tal vez mejor, estudiosa  antipatía hacia los nacionalismos.
            No voy a ser yo quien tenga que montar aquí una supuesta réplica en defensa de UPL; formación política, a la que sí conozco, no en balde ayudé humildemente en su progreso;  si bien  en la actualidad estoy desvinculado de ella  por  discrepar en cuanto a sus actuaciones, unas por omisión, las más; y  otras de desarrollo político que no compartía.
Con todo y con eso, proclamo que, una formación política leonesista, sigue siendo imprescindible, aunque elementalmente sea por presencia en el discurrir autonómico, establecido  a fortiori, para los leoneses.
Esta última razón, estuvo en el rechazo del ente pereautonómico. Motivo de oposición popular leonesa, ante  la negativa política de permitir elegir destino autonómico al Pueblo Leonés,  fuera del perseguido amancebamiento con lo que quedaba de “los castellanos viejos”.  Se nos negaba ese derecho constitucional. De ahí a que había que acompañar y fortalecer desde el rol político el movimiento vindicativo popular leonés, un paso. Y se dio.  
              Observo que no cita abiertamente al pueblo leonés, ignoro las causas y en cierto modo me sorprende. Tanto como me puede confundir lo de: “los denominados leonesistas se asienta como partido o como "movimiento cultural".
            Para situar posiciones, a la hora de proponer al lector de Diario de León, una versión distinta en cuanto a leonesismo, equiparable a leonesidad,  en la medida que ésta se muestre como aptitud afectiva de lo leonés, fruto de nuestro entendimiento, es momento ya de afirmar que, siendo leonesista, participo abiertamente en el movimiento asociativo cultural leonés. Pero no en ése, el que he leído inexplicablemente entrecomillado con un cierto regusto de minoración.
            Siempre he entendido el leonesismo como un sentimiento, difícil de definir, por más que lo pueda considerar fácil de vivir.  Un estado de conciencia objetibable por la actuación o el comportamiento individual,  o colectivo - en cuyo caso hablaríamos del leonesismo compartido o social- , que nos empuja a sentirnos orgullosamente herederos de un legado histórico-cultural que nos identifica.
He ahí una sencilla forma de presentar una afectividad tan especial de los leoneses, que ha permanecido vigilante, cual sempiterna llama de amor a nuestra tierra, a la cultura que en ella se ha generado,  y que ha contribuido a conformarnos como pueblo
Cada persona es, en su unicidad, la base y fundamento del entramado social, la llamada sociedad, y ésta, un sistema que condiciona y encauza, operante sobre las individualidades.  Si, en nuestro caso, en mayor o menor número y medida aportamos el sentimiento antedicho, lógicamente podremos hablar de un leonesismo social, que no siendo la suma de lo sentido por cada miembro, si es la expresión común de lo compartido: el sentimiento leonesista.
            De ese leonesismo social, con motivo del proceso autonómico en el que nos hemos visto inmersos, surgieron formaciones dispuestas a moverse en el entramado político.  Ejemplo: UPL.    Su ejecutoria posterior requiere otro espacio.
 A los leoneses siempre nos ha “adornado” un entremetimiento peligroso, una  inexpresividad   de  los  propios   sentimientos leoneses, los que  confluyen en  una condición común, recelosamente oculta: la leonesidad.
            Cualidad que, desde el momento preautonómico, se nos iba a demandar exhibir sin solución de continuidad  para la defensa de lo propiamente leonés.
            Me temo que no hayamos sabido mostrarla, sin recelos, ni en la medida ni en las formas que, las circunstancias del daño autonómico que nos inferirían desde el ente autónomo, requerían.
Para  finalizar: La leonesidad, siendo un sentimiento, se intuye en los demás y se lleva en el propio ánimo.

´´´´´´
Hasta ahí mi reflexión publicada. Hoy poco más añadiría.
Respecto a la Formación UPL, cuya labor defensora de lo leonés ante el ente autonómico que nos había sido impuesto, diré que empezó con una puesta en escena inmejorable; recuerde el lector aquello del  juramento de los procuradores Farto y Otero, "Por León", que se le atragantó al señor Estella, a la sazón presidente de las Cortes autonómicas; resultó todo un éxito mediático, pronto minorizado por el descalabro de la división entre ambos procuradores leonesistas.

Los siguientes procuradores han ido perdiendo capacidad crítica hacia el ente, esto es el rechazo  permanente a todo lo allí surgido, con independencia de que gobernara la izquierda o la derecha; primero porque ideológicamente la formación UPL  no se comparecía con  ninguna, y segundo porque ambas "al unísono" han promovido la castellanización de lo leonés, y ahí el rechazo de los procuradores leonesistas en ejercicio debió,  ser permanente y sin contemporización alguna. Éste era el fin primordial y lo sigue siendo. Por supuesto valorando continuamente los agravios económicos, (Presupuestos) a los que debieron adelantarse en todo momento para evitar confusiones. Todo esto puede requerir un más detenido estudio...llegado el momento.

10 de noviembre de 2013

¿Leonesismo o leonesidad?


La pregunta formulada como título en esta página es justo el interrogante que el señor Álvarez Sacristán decidió encabezara su artículo de opinión, en el Diario de León en abril del 2008.

Comenzó éste, como el lector puede comprobar, aludiendo a un señor Soto que aún entendiendo que no era yo, pero como el tema me motivaba mucho, elaboré un artículo que el propio Diario publicó, y yo ahora daré a conocer en otra página. Creo que merece la pena repetirlo, por razones que en él quedarán perfectamente justificadas y que enlazan con el escrito que publiqué ayer.



¿Leonesismo o Leonesidad?

ISIDORO ÁLVAREZ SACRISTÁN  11/04/2008
SE ME ha reprochado en varios artículos mis críticas sobre el moderno leonesismo. No solamente han sido críticas mezcladas con las alabanzas del señor Soto, al que he contestado personalmente en misiva sin respuesta- sino que se han despachado con insultos. Me ha chocado que un partido que ha obtenido tan pequeña votación en las últimas elecciones generales (1,4 %), tenga tanta altavocía en los medios de comunicación locales. Desconocía la influencia mediática de tales minorías. 
Pero esas minorías se revuelven en cuanto alguien discrepa de su, por otra parte, nacionalismo visceral que ora acompaña al puño y la rosa ora a la gaviota, o no se sabe con quien aliarse. Cuando acudí a la sede de UPL a interesarme por los Estatutos del partido -que ya comenté en estas páginas- y que me fueron negados, no podrá imaginar que ahora tendría que dirigirme a dos direcciones distintas: la del partido y la de los parlamentarios leonesistas (que me parece que son dos).
Claro que como no me facilitaron las líneas maestras de lo que llaman Unión del Pueblo Leonés, pues no pude recomendar el voto a mis familiares, amigos y entorno profesional. Así supe que habían votado a UPL un 1,4 por ciento del censo. Una presencia residual, un partido testimonial, una facción localista. Como explica en este mismo periódico Joaquín Cuevas (26-3-2008), no se puede entender que un partido político obtenga un número de votos menor que el número de sus afiliados. 
Poca fe deben de tener en sus dirigentes o muy poca creencia en sus postulados. En el citado artículo del señor Cuevas hay dos advertencias importantes. Una de ellas la justificación de antaño de que «todo el mundo está satisfecho, al fin y al cabo, se habían conseguido unas poltronas». Tal aserto lo ha dicho sin intención, pero poltrona significa haragán, enemigo del trabajo (RAE). En efecto, lo que se pretende es la poltrona o lugar de asiento en la institución con prebendas, sinecuras o viáticos (Adiós pueblo, adiós). Esta poltrona no solo olvida al pueblo sino que se empecina en reinterpretar la historia, desviarse por vericuetos de falsa filosofía o inventar un nuevo idioma, del que el académico leonés Salvador Gutiérrez Ordóñez (Sillon «S» de la RAE) dice que «es como hacer un traje a partir de un botón». (Más gráfico y genial no se puede ser). Otra de las conclusiones a que llega el señor Cuevas es de una gran importancia. 
Todos conmemoran y festejan sus onomásticas o nacimientos. Y hay que preguntarse si no sería una buena fecha para León la conmemoración de las Primeras Cortes democráticas del Año 1188. Y si fueron tan leonesistas y tan democráticas ¿a qué viene instalarlas en Valladolid? ¿No sería esta una pr incipal reivindicación del leonesismo? ¿Cuál fue la primera iniciativa del denominado «parlamentarios leoneses? Pues la creación de un pantano en Palencia (?). Hay que ser un poco más serios. Seguro que, como me dijeron hace meses, «te van a poner verde». Pero esa es la misión de los nacionalistas. Los que se denominan leonesistas alegan que no son nacionalista y que son españoles. Pero veamos unas perlas. 
La UPL dice en su página web que «el leonesismo es un movimiento sociopolítico nacionalista. Como región y nacionalidad histórica». (Desde luego fue un error el artículo 2 de la CE que equipara la autonomía de las nacionalidades y regiones. Los denominados leonesistas se asientan como partido o como «movimiento cultural». Ya se sabe que los nacionalismos deforman la realidad. Uno de los primeros publicistas sobre el regionalismo (K.R. Minogue, 1968), decía que «...las teorías nacionalistas pueden ser interpretadas como deformaciones de la realidad que permiten que los hombre enfrenten situaciones que en otro caso serían insoportables».
 Por eso tenemos que soportar la impronta deformadora del lliunés emitiendo documentos en bilingüe en el Ayuntamiento, con la lógica denuncia de la Agrupación de la Ciudadanía (octubre de 2007), casi posponiendo al español, idioma universal, por un habla localista , arcaica y nonnata, concediendo la impronta de «dotación nacional» (Minogue) a la manera de hablar. Científicos tiene la Universidad de León que nos pueden ilustrar sobre el uso del lliunés durante el tiempo. (No sé si es llionés o lliunés, igual pasa con otras lenguas resucitadas que no se sabe muy bien su nombre). No obstante se puede recomendar La Historia de la Literatura Leones a (F. Martínez García) para desmitificar el uso de la lengua que nunca tuvo una conciencia social. Reinventar después de diez siglos una manera de hablar me parece excelentemente anacrónico. Y a mí, por lo menos, no me interesa lo más mínimo empezar de cero. 
Ya sé que hay regiones que parten en pleno siglo XX de las cavernas y que crean -a través de la comunicación actual, claro- un idioma, pero es un tiempo perdido. El nacionalismo leonés por el hecho de llamarse así, deja de tener alguna de las esencias del español. Ya dije en otra ocasión que en las páginas que apoyaban a Abel Pardo, se empleaba para ensalzar a la UPL , la expresión «españoles, go home». No conozco un reconocimiento público de que el señor Pardo rechazase tal apoyo. La carta se adornaba con las palabras: «Muy bueno Abel Pardo, todo nuestros apoyo». (Es posible que el señor Pardo estuviera esperando de la University of the Sunshine Coast, de Australia el certificado que pudiera emitir la directora de estudios Kathy Salomon ; no lo transcribo por no herir ) El nacionalismo, repito, no acepta ni críticas, ni ideas, ni proposiciones, ni razonamientos. No tuve ocasión -por estar en periodo electoral- de contestar al leonesista (?) señor Aparicio (Diario de León, 8-1-2008). 
Dice que no se facilitan los estatutos por no saber las intenciones de su uso. ¿Pero no quedamos en que son públicos? Quiere que le explique qué es eso de los «mimetismo de los nacionalismos». La literatura sobre ello es abundante y no es momento de explicarla en estas páginas. Y por fin, no podía faltar el insulto de que mis proposiciones de leonesidad en lugar de leonesismo es una patochada (disparate, dicho necio o grosería). Sólo decir que los ismos, son tendencias, doctrinas, teorías, y la leonesidad es una cualidad, manera de pensar, de proponer, de existir, de convivir, de superar , en fin de interiorizar lo leonés. Ya que hay tantas plataformas, foros, observatorios que apoyan a partidos, a diputados, a senadores; ¿dónde están los intelectuales de apoyo a la leonesidad?

....

El leonesismo, entendido como sentimiento, sea a título individual o en forma colectiva, se da a conocer  o participa al igual que  la leonesidad de los valores leoneses, incardinados éstos en la propia cultura leonesa.
Me permito emplazar al lector a la lectura de la página siguiente...

9 de noviembre de 2013

Castilla y León, un ente bi-regional autonómico

"Uno por dos” o “Dos en uno”



El cuatro de noviembre, en Diario de León, pudimos leer un artículo de opinión del jurista y escritor leonés Isidoro Álvarez Sacristán, quien, en honor a la verdad, en ese medio ha colocado interesantes artículos.  En éste decía:



          En el segundo párrafo podemos  leer el punto sobre el que monta su discurso. Cita el artículo 6º del Estatuto de Autonomía cuando se alude al pueblo “castellano-leonés”, el que tiene la condición de ciudadanos de Castilla y León”, que al final no se sabe que es lo que son... afirma.

          A mí me hubiera gustado mucho más leer una explicación como jurista a la falsedad estatutaria partiendo de un pueblo inexistente. Precisamente porque entiendo que la madre de todas las falsedades está en la Ley Orgánica 4/1983, de 25 de febrero del Estatuto de Castilla-León, (así  está escrito para empezar).  Y precisamente unas líneas más abajo de las dedicadas  por Don Juan Carlos I, Rey de España, a decir que  sanciona esta Ley, se afirma con total rotundidad: “…el pueblo castellanoleonés ha expresado su voluntad política de organizarse en Comunidad Autónoma…

          
         Así las cosas, ni es necesario leer lo que antecede a aquéllas, y mucho menos lo que sigue, por una razón de elemental raciocinio: El pueblo castellanoleonés, no ha existido nunca, repito ¡nunca! De ello se deriva que un pueblo inexistente no puede expresar ni ésta, ni ninguna otra voluntad. ¡¡¡Todo el articulado posterior es, cuando menos, ilegítimo!!!

          Una vez he dejado recogido esto, anuncio que dedicaré dos páginas a sendos escritos, de tiempo atrás.  El primero del señor Álvarez Sacristán. Y el segundo a otro mío, a modo de réplica.  


1 de noviembre de 2013

Gancedo pregunta, Llamazares responde



JULIO LLAMAZARES. ESCRITOR
(En mi recuerdo “La Lluvia Amarilla”, y un leonés, que va de eso, de leonés)

«¿Dónde están ahora quienes decían que el minero era un privilegiado?»
...
 ¿Qué escenas le vinieron a la mente?
—Todo esto me ha recordado cuando en Olleros hacía de monaguillo y asistía a entierros de mineros, más o menos cada dos o tres meses había un accidente grave, y todas aquellas sensaciones se me han removido con estas muertes.
...
Comentario
Por Genarin: 17:42. 30.10.2013
Conductores de camiones, albañiles, pescadores -entre estos también son raros los accidentes con una sola víctima - pirotécnicos...son trabajos que conllevan también un alto riesgo, pero no conllevan jubilarse en torno a los 42/45 años. Ciertamente, el riesgo laboral de un escritor debe ser, lógicamente, bastante menor...


MSC. Yo conocí la minería de carbón de los cincuenta. Todos los oficios entrañan un cierto riesgo, o al menos muy buena parte de ellos. Pero la pátina de lo negro, cubriendo la persona del minero, menos el blanco de los ojos en un rostro cansado, es un manto que se adquiere allá en el fondo de la entraña de la tierra, con el especializado esfuerzo de quien arriesga de continuo la vida…