23 de junio de 2011

JURAR O ABJURAR... EN ESTA AUTONOMÍA

            ¡He ahí la cuestión!

            El “sí juro, por la autonomía para León”,  pronunciado por Farto y Otero  en Mayo de 1995, se le atragantó al señor Estella, el presidente de las Cortes  Autonómicas en Fuensaldaña, y lo tomó como una afrenta a la institución.  Le desquiciaba la coletilla, indicando  que tal cosa invalidaba el compromiso, y como además no aceptaban la medalla de Castilla y León, con aquello de “como representante del pueblo leonés no puedo aceptar la medalla”, no tenía más remedio que expulsarlos del parlamento autonómico. ¡Vaya bravuconada!
Todo era novedad, para Estella, y, en verdad también,  para los procuradores de UPL que se estrenaban en tal menester. Por vez primera lograba el leonesismo político alcanzar algún escaño en las Cortes Autonómicas.



Un joven Otero, de inocente aspecto, muy bien recogido en la instantánea, sacaba de quicio al “pretor” señor Estella, quien con rapidez, y sin valorar posteriores conse­cuencias, dictaminó su  expulsión “del paraíso”.



 ¿Pretendían con ello castigar al Leonesismo, voz reivindicativa del Pueblo Leonés?


El comportamiento del presidente de las Cortes, señor Estella, ayudó a que la presentación de UPL en Fuensaldaña apareciera en los medios con profusión.
Lo de recoger o no la medalla-obsequio era tan de segunda fila, que se podía olvidar sin detrimento para las Cortes autonómicas; pero enarbolado por la formación leonesista como una negación implícita del ente, podía tomar un sesgo muy importante.
Bien es verdad que no faltaban quienes citaban el caso comparativamente con “un numerito abertzale” cuando en verdad,  para mi, no iba más allá de justificar desde el primer momento cuál era la presencia leonesista política en las Cortes de la Comunidad impuesta.




Obsérvese que ayer Otero y hoy Valderas, miembros de la misma formación leonesista, en un acto ahora sí conocido, su postura física es la misma, con las manos a la espalda, puede que para quitar agresividad a su comportamiento; si bien Valderas se inclina levemente hacia adelante. ¿En un gesto de deferencia?  Puede que, más bien,  para acercarse al micrófono, ¡pues no había nada que hacerse perdonar! Todo era “por imperativo legal”

La medalla autonómica, rehusada por Valderas, la ha encaminado a una Casa Museo autonómico en Segovia. La única duda que tengo es, si la tomó en la mano y luego dijo lo de transferirla al Museo, o la rechazó con la orden explícita de la citada transferencia. Cuando me entere de ello haré la oportuna valoración, si procede. Creo que se debería haber rechazado de plano, sin paliativos.
Sonreír, lo justo. Halagar, innecesario. Atención a todo lo que allí se elabora, y especial con relación a León, al cien por cien. No estamos allí para dar carta de naturaleza al ente autonómico, sino como dolor permanente de una afrenta autonómica y para que la personalidad leonesa y nuestra identidad cultural, no sufran menoscabo. Y lo económico-social que nos pertenece en el ente, no nos sea escamoteado. Se dice bien, pero es una ingente labor.

9 de junio de 2011

León capital, espacio, historia y tiempo

“Los Pueblos, no sólo deben tener sus glorias, sino también evocarlas y perpetuarlas”.

Parece que hemos querido, o nos han obligado a ocultar nuestra historia, que podía haber quedado ciudadanamente “narrada” erigiendo estatuas, grupos escultóricos y monumentos a aquellos personajes leoneses que ya formaban parte de ella.
Guzmán, sólo Guzmán, esculpido en bronce e izado sobre un pedestal granítico, con cierto sello de lo histórico legendario en su estampa, y un mitológico dios, todo piedra si excluimos el férreo tridente, rey de un mar precisamente de León distante: Neptuno, han venido cumpliendo la faceta más ornamental, que histórica.
Han estado solos durante años en una ciudad que ha silenciado que ostentó la capitalidad de un reino, cual si fuera un desdoro, una cuestión baladí, o queriendo hacer  valer lo imposible: que desde el arca  la historia se vende sola.


Otro tiempo atrapado en la fotografía: Guzmán el Bueno sobre su primitivo pedestal. A la derecha la casa de doña Flora del Ron, entre el pedestal y el edificio,  la instantánea nos deja ver un apunte de la que fue de don Diego Mella; y al fondo, a la izquierda del guerrero, el chalet-Sanatorio del Dr. Eguiagaray, alcalde y presidente de la Diputación de León en su momento.  Hubo un tiempo en el que las casas eran conocidas por el nombre de sus dueños.  Los tres inmuebles citados han desaparecido.

          Volviendo al tema histórico ornamental, no tengo inconveniente en anunciar que ignoro que motivo movió a D. Emilio Menéndez Pallarés, abogado y político leonés, para pedir la construcción en 1892, de la talla del singular personaje leonés. Tal vez su especial sensibilidad a la hora de defender causas sociales fuera el gancho o trabazón que encontró en  la gesta de Guzmán. La Diputación Provincial corrió con los gastos.  El monumento no fue inaugurado oficialmente, y permaneció bastante tiempo después de su culminación torpemente tapado con tela de sacos, según cuentan las crónicas. La estatua de Guzmán, nuestro paisano, conocido como el Bueno, fue colocada sobre un pedestal de piedra con nocturnidad innecesaria que sorprendió a propios y extraños. 



Guzmán permanece en su pedestal de la misma plaza, ahora realzado y refrescado con chorros de agua, en la que, además de la casa de Flora del Ron bien coloreada, vemos a continuación la de Arriola, edificada en la primera mitad del siglo XX, proyectada por los arquitectos leoneses Cañas y Torbado; la más baja, de Miranda (sanatorio), y la de Arce a la derecha, conocida como “casa del coño” por su ampulosidad, completan el cuadro. Más la Catedral, siempre la Catedral ,  como fondo revitalizante de cada tiempo.


La casa de doña Flora no tardarían en derribarla y en su lugar encontramos hoy un gran edificio con fachada de plástico, cuyo aspecto la ha valido el sobrenombre de “la huevera”. 



Puede haber cosa más pobretona de miras urbana e históricas que ese "monumento" a los Reyes de León: la especie de L de hormigón que podemos ver en el angulo inferior izquierdo de la fotografía.

          La reciente prolongación de Ordoño II hacía la calle del Dr. Fleming, también conocida como carretera de Zamora, da una nueva perspectiva y dimensión urbana que no va a quedar ahí, la supresión de las vías en superficie y la urbanización de los terrenos liberados en el sector Oeste “estarán colocados” a dos pasos de Guzmán.   Por si nosotros, los leoneses de la capital, somos remisos a la hora de hacer obras importantes para el común, la crisis económica generalizada, ha parado el ensanche más allá de las vías, y el gran complejo ferroviario y social que el AVE iba a traer, muy buena parte del fracaso se debe a no haber realizado con premura las cosas. El PP ahora lo frena todo.





1 de junio de 2011

Entre la nostalgia y el pernicioso olvido



El puente de hormigón y hierro sobre el Bernesga, camino de la Estación del Norte, recerca con su estructura a San Marcos y la incipiente chopera del soto Garrido. Y mientas las mujeres lavan y comentan, los niños de  cara al discurrir rápido del agua, sentados en las piedras del aluvión invernal aguardan pacientes viéndola fluir. 

     
     Cuando la Biblioteca Pública de León se propuso buscar fotografías de un León que se nos ha ido, de un León antiguo, algo más que paisaje y paisanaje, jirones de épocas vividas y sueños surgidos a partir de las piedras legionarias; más de 10.000 negativos habían pasado a estar en poder de la Junta Autonómica. En verdad se llevaron un verdadero “tesoro leonés”, y con toda delicadeza me atrevo a decir que también de los leoneses, ante nuestra pasividad popular e institucional leonesa.

     Aludo a la colección que la hija del propietario de La Gafa de Oro, un establecimiento que en la calle Ordoño II había puesto al servicio de los leoneses Francisco Lorenzo, graciosamente la entregó, en cesión se dijo, al poder autonómico de Castilla y León, puede que olvidando que muy buena parte eran un poco patrimonio de los leoneses. No sé si el hecho de que su padre había nacido en Medina de Rioseco influiría en la decisión.

     A los leoneses, por deferencia, al ser bastante protagonistas en ellos, los negativos, sino consultarles directamente, al menos debió preguntarse y valorar, qué podíamos opinar sobre tal decisión, antes del que el tesoro saliera de aquí.

     En marzo de 2001, en Botines, se expuso a la contemplación una buena parte de la colección citada. El director de la Filmoteca autonómica, señor Pérez Millán nos quiso traer, no sé para regodeo de quién, una selección del valioso tesoro.

     El álbum, “Conocer aquel León”, que se propuso, años después, y “a toro pasado”, componer la Biblioteca leonesa, y para el que solicitó colaboración ciudadana, intentando que pusiéramos a su disposición fotografías de antes de 1960, no pudo disponer de la valiosa colección. O, ¿acaso se pueden reconsiderar posturas, o cuando menos recuperar digitalizado y para su permanencia aquí, en el territorio leonés, una copia de los 10.000 negativos? ¿Deberíamos los leoneses obligarles a que lo intentaran?

     
     Conviene dejar recogido que la periodista Eloisa Otero, sobre tal patrimonio fotográfico compuso un hermoso libro; su texto ayuda a la comprensión fotográfica de calles, edificios y monumentos leoneses ¡que han sido!


                                              
La Torre de San Isidoro, el viejo y hermoso Instituto,  apuntado a la derecha, y allá al fondo, a la izquierda,  vemos un edificio blanco y bajo, ya desaparecido,  que albergó la Audiencia. Es la calle de Ramón y Cajal

     
     Diez años después, la Junta, bueno, su filmoteca, y el mismo director, nos muestra en Botines 96 piezas, parte de los archivos que custodian en Salamanca; entre ellas nos dejan ver 5 de la colección de La Gafa de Oro, de nuestro León que controlan en todos los sentidos habidos y por haber.