20 de mayo de 2015

Es lo que hay. O el clavo ardiendo

Quiero traer al recuerdo del lector leonés, de modo especial, la vicisitud vivencial autonómica no ya en compañía de lo castellano, sino bajo éste en insana primacía, más el desmesurado centralismo de Valladolid, y hacerlo como meditación reflexiva antes de votar en las elecciones del 24  próximo, autonómicas y municipales. Y puede que para justificar mi última decisión de dar el voto al candidato de UPL a las Cortes autonómicas.

UPL, en esta autonomía, es consideraba, de modo abstracto,  como el leonesismo. Gran error que no creo necesario aclarar ahora. Puede que tampoco hayan sabido conservar, ante el ente autonómico, la condición intocable de voz política leonesista, que un gran número de ciudadanos leoneses  habíamos otorgado con el voto a la formación. Más empeñados en luchas internas que en la pedagogía leonesista, el declive ha venido siendo palpable.


Hechas estas consideraciones. Y dado que es la fuerza política que tiene más arraigo en León, y más posibilidades de lograr un escaño, ahí debemos estar los leonesistas. Creo que aún están a tiempo de enmendar errores, estoy esperando alguna palabra del candidato en tal sentido. Nuestra labor como ciudadanos comprometidos, como leonesistas,  está en exigirles claridad, unión  e información. Y llegado el caso, como fortaleza ante el ente, decirle que deben  pedir ayuda que refuerce su postura en las Cortes Autonómicas, en las que debemos tener voz leonesista.  Esto alguien lo situaría como pragmatismo, y yo pienso que debemos admitirlo como tal.


“Hay 30 y pico o 40 artículos de ese Estatuto incumplidos o invadidos por el Gobierno central sin que la Junta haga nada al respecto". Supongo que no le habrá sido difícil al lector identificar, en tal frase,  al Estatuto autonómico que nos tiene atados a los leoneses. Más difícil es, sin duda, deducir quien es el autor de ella; pero sí que no es mía por cuanto la he colocado entrecomillada.

Para qué seguir en plan acertijo. Corresponde al procurador autonómico por UPL, Alejandro Valderas, quien, en unas declaraciones que hemos podido leer en este medio, parecía querer justificar su ausencia de la celebración en Valladolid el día del Estatuto, que justo este año cumplía el XXXI aniversario. Otros tantos años de atenazamiento para el Pueblo Leonés.

Añadía más, “motivos de agenda me han privado de asistir”. En vez de esta justificación que, siendo generosos en su apreciación, puede llevarnos a ver implícita buena dosis de una peregrina justificación, que trate de mostrar, sin expresarlo directamente, un verdadero desinterés por tal celebración. Lo festeja quien lo comparte, o casi todos los políticos que siguen a la voz de su amo, el ente, ése que habla por nosotros. Mas, puedo apostar y saldría ganador, que a los leoneses comprometidos con su tierra, que viven el “ser leonés” y por supuesto a los leonesistas, les hubiera gustado leer o escuchar la verdadera razón. Más o menos: Nos sentimos en UPL a enorme distancia del Estatuto, no lo aceptamos como ya hemos dejado patente desde la primera presentación de procuradores en Fuensaldaña.

Los juegos florales, a veces, como el del calendario de citas, a los más bravos leonesistas se les podía asemejar a un principio de trágala, un tratar de quedar bien y no ofender demasiado a los autonomistas del ente. Esto, trasladado al votante, supone un daño que por repetido  puede adquirir visos con muy mala curación. Indiferencia, desafección, abandono…

Aquí conviene hacer un poco de memoria, y recordar cómo los dos primeros procuradores por UPL en el parlamento autonómico, entonces en Fuensaldaña, Conchi Farto y  Joaquín Otero, tuvieron la mejor de las actuaciones. 

Al tomar posesión de su “escaño”, bien ganado en votos, emplearon la fórmula de “Jurar por León”, algo que sacó de quicio al entonces presidente de las Cortes autonómicas, señor Estella,  quien, en principio, no se lo admitió, aunque días después hubo de tragarse su repulsa. Lo peor de esto, y ya lo dije en su momento, fue que en el hemiciclo se oyeron voces de “expúlsalos”, que sin duda partían  también de los que siendo de León, coreaban  despido tan  ominoso. 

 Ambos procuradores, pasado no demasiado tiempo, entraron en diferencias que fueron motivo de un principio de convulsión en la Formación leonesista, no sin grave deriva. Teniendo en cuenta que el ir a Fuensaldaña, o si se prefiere acudir a las elecciones autonómicas, había supuesto un debate interno entre militantes y dirigentes, toda vez que se veía como cierto grado de aceptación del ente autonómico.  ¡Y esto escocía! Pero no era tal, simplemente suponía estar en las instituciones que nos manejaban administrativamente, en el centro del poder legislativo, como guardianes de lo que allí se elaboraba. No había que contemporizar, ni empeñar palabra alguna. ¡Esta condición sigue vigente!, conviene no olvidarlo. Lo sucedido después, da para mucho, no faltará ocasión para valorarlo.

Me atrevo a decir que, para los leonesistas,  el  Estatuto son cadenas. La herramienta que usan los autonomistas  para mantenernos sujetos al ente autonómico.  De ahí que la ausencia del procurador el día de su loa, con o sin agenda, la razón empleada, directa y contundente, no debió ser otra que recordar, de forma oficial, el permanente rechazo a esta Comunidad que nos aprisiona a los leoneses, y al Estatuto,  su arma escrita.

Y un dato final, el Estatuto está montado  desde sus comienzos en una falsedad, pues cita como garante a un pueblo inexistente: castellanoleonés. No importa que lo colocaran, entonces  un guión para escribir castellano-leonés, o más modernamente intercalen una conjunción: castellano y leonés, más ajustado a la verdad; pero  la intencionalidad ahormadora castellanoleonesa sigue siendo la misma: Un solo pueblo, un solo territorio. ¡Inadmisible! 

¡Atención! señor aspirante autonómico por UPL, no debe ser un simple observador, ha de ser la voz leonesista, contando “a diario” con nosotros,  que no nos marquen el paso, las cosas claras desde ¡ya!, sin concesiones, o dejamos de ser leoneses.

17 de mayo de 2015

Figurar en una lista electoral es asumir lo partidista

Sorpresa te da la vida

La política, o más bien debiera decir la vicisitud política de las elecciones, sean éstas de una u otra índole, municipal o autonómica, que es el caso,  te deparan algo parecido a un chasco, si creías conocer al personaje; primero al leer la lista de los nominados partidistamente en ellas, para después acceder al desconcierto, asombro o incredulidad  al observar su participación en la campaña de captación del voto.

Y dicho esto, a modo de entradilla, aunque prefiero equipararlo a un inicio reflexivo acerca de un personaje leonés, en este caso una, por cuanto se trata de Margarita Torres, nuestra historiadora, profesora medievalista en la ULE, que meses atrás me hubiera resultado muy difícil ubicarla entre supuestos “conservadores”. 


Y más aún cuando éstos, encabezados por Antonio Silván, ante la ausencia ya eterna de Isabel Carrasco, éste que, se nos ha venido mostrando como el factótum, “fomentador” de obras y mayor gloria amancebadora de dos pueblos en el ente,  ahora, a mayores, desea “corregirnos” desde el municipio.  Y ella, parece que halagada, decide acompañarle aunque así se siga el juego despersonalizador leonés  que desde el centro del poder instalado en Valladolid imponen. 

A Torres Sevilla-Quiñones de León, ahí es nada de afianzamiento leonés apelativo, el ínclito autonomista, reconvertido en verdugo continuista para lo leonés diferenciado, la ha colocado de número tres en la lista para las municipales. “No hay dos sin tres”. Una hábil jugada para adornar su lista con sabor leonés histórico, el de la cronista oficial de la ciudad de León, dato éste que la da un especial predicamento para hablar a los leoneses, pero eso sí, ahora lo ha de hacer mostrando una faceta política conservadora que desconocíamos, y nos inquieta, ante una supuesta volubilidad.

¡Ah! que para las elecciones al consistorio, que es tan sólo gestión de los recursos del municipio, según se dice, la ideología cuenta poco. De verdad, ¡no me lo creo! La mano y la voz del ente intransigente alcanza en la distancia.

Con motivo de la última Reforma estatutaria del ente autonómico, ése que habla por nosotros y lo permitimos, dije: “Hábilmente, los autonomistas de este ente, y en especial los del PSOE, y afinando más aún el señor Villalba, han buscado en la profesora leonesa, y de la Universidad de León, Margarita Torres, el posible contrapunto al conocido historiador Julio Valdeón, de siempre en el entramado castellanizante…” de paso “situándola como la parte leonesa en la reforma”… 

Ellos pretendían así justificar el toque leonés de libertad cuando lo cierto es que nos aferraban todavía más, de ahí el baño de connotación histórica ornamental del exordio, que, en un artículo de opinión  publicado en Diario de León el 8 de septiembre de 2006, al que el lector puede acceder si es su deseo, analizaba parcialmente tal preámbulo en el que colaboró la historiadora.  

Seguía así:
“…Mas, no importa que así lo interpretemos, el preámbulo se torna insidioso, por inoperante. Y puede que cumpla la sagaz misión de esparcir un cierto regodeo entre los leoneses. Pero, más allá del rigor histórico, en lo de «las dos coronas» o «de los territorios de ambas», señalando perfectamente quién es quién, lo dolorosamente cierto es que todo será manejado por el poder político, que es el que manda, designa y dirige; los ciudadanos tan sólo somos su herramienta útil del voto.” Y hoy añado: Por ello no dudan en buscarse tales colaboraciones. 

Quiere esto decir, que la historiadora atiende a una y otra mano política, por halago en lo personal, según convenga a los promotores del ente, o éstos sepan encandilarla, hasta el punto de que podamos verla en un especial vaivén político. Pues creo que no. Ahora parece estar situándose “oficialmente” en su mano.

“Buscar un despegue de la ciudad”, dice la escritora del libro “Los Reyes del Grial”, es lo que la impulsa a participar en el proyecto Silván. Si es que éste tiene alguno sin esas amarras autonómicas que ha venido ayudando a tramar, y que ella ha de ignorar o “dorar las cadenas” para que nos parezca menos prisión el ente.

En una página anterior de mi blog, que titulé “La historiadora dijo sí”, naturalmente aludía a la propuesta política de Silván, hable del tema, y propongo su lectura. Entonces eran momentos de filtraciones más o menos interesadas, hasta posibles globos sonda, del rumbo y nombres de las listas, y cómo iban a ser acogidas; ahora ya está sujeta como candidata, y ha de hacer campaña dando información.
 
Sus declaraciones a ileón.com, me han llevado a tratar de ponderar el papel o puede que papelón si se deja manejar, al ser partícipe en la candidatura de la derecha de siempre leonesa, ¿qué la van permitir desarrollar?  Eso de buen hacer consistorial, crear empleo y posibilidades en la capital, nos pasan de ser una manida declaración de intenciones, que ahora venden dada la coyuntura de crisis económica y de puestos de trabajo.  La cuestión  es cómo y con qué medios.

A la pregunta sobre su papel y qué propuestas pondrá sobre la mesa del alcalde, Silván, su respuesta es de manual político incipiente, pero hábil para no pillarse los dedos, “las que aparecen en el programa electoral”. Y  como coincidente con lo que impondrá Silván y lo que ella piensa, desgrana como genérico:“promocionar León a través del motor del turismo cultural, religioso, patrimonial, gastronómico; conservar y promover el conocimiento de nuestro patrimonio; potenciar a nuestra ciudad para auparla hasta el lugar que merece ocupar”.

¿Pero qué ciudad queremos los leoneses que en ella vivimos? ¿Por qué no nos preguntan, acaso van a seguir decidiendo por nosotros? ¿Es León la capital de un provincia que hemos de permitir castellanice el ente, o ella va a defender la triprovincialidad de una región, la leonesa, que al ente ofende considerar?  Y desde su puesto de edil responsable cultural, supongo, ¿lo va a permitir? O, ¿su aceptación de incorporación a la lista supone un trágala, seguido de un mazazo adormecedor de lo leonés diferenciado?

En defensa de lo leonés no valen paños calientes, o se es leonés o se es castellano, el amancebamiento castellanoleonés, que para ella hasta hace poco no valía, sigue y seguirá incardinado en la hipocresía unitarista del ente autonómico que persigue un pueblo único, sin  respeto alguno para las partes. El PP no cejará en ello, pero ella, fiel historiadora, no puede permitir las tergiversaciones interesadas del ente. O lo que es lo mismo, acompañar a las vaguedades del “líder” que la ha fichado.

Mucho me temo que va a necesitar para este  postureo, esto es, su novata colocación como política, algo más que buenas palabras, si desea ser comprendida. Y hasta puede que se vea abocada a dejar lo del Grial, ya encauzado, para ir en busca de la jofaina de Pilatos. Pero la toalla no se la vamos a ofrecer los leonesistas.






15 de mayo de 2015

Cómo ganarse a pulso la soledad

Solo ante el peligro…autonómico

Tómese lo que sigue a modo de reflexión, no como un rápido análisis coyuntural leonesista.


Con los labios abocinados, no sin cierta imaginación, y puede que con escaso ingenio, podríamos colocarnos los leoneses dispuestos silbar aquella música que acompañó a Gary Cooper en su enfrentamiento en solitario al enemigo, contemplando cómo el  candidato por UPL, no desarmado, pero sí con escasos “avales” ciudadanos, se dispone a recoger el voto autonómico.  En su mochila un programa autonómico… 

El candidato por UPL a las elecciones autonómicas, Luis Mariano Santos, mucho me temo que goce de escaso conocimiento entre los votantes leoneses. Tal parece que dada su actuación en la formación leonesista, aquí en  la capital,  una faceta anodina, en segunda fila, cual si no hubiera labores interesantísimas  a desarrollar cuando no se “goza

Y no solo para haberse dado a conocer, sino para haber realizado labor pedagógica leonesista. Ésa que lleva implícitos dos premios: la compensación personal anímica leonesa por la tarea bien realizada, y la proyección de la propia imagen política. Vamos un entrenamiento juicioso y con proyección, que no he percibido.

Para buscar el contacto con el paisanaje leonés de hoy, se ha de tener algo que ofrecer, no vale contar las mismas cosas de siempre, y si para ello se pudiera apoyar en un bagaje de méritos bien adquiridos en el mundo sentimental del leonesismo, las cosas le podrían ir bien,  pero mucho me temo que no sea el caso. 

Su labor como hombre de confianza de Javier Chamorro, ante los hechos, a poco que uno haya prestado atención en los últimos devenires de la formación leonesista, cuesta demasiado verlo estable o con equilibrio propio en la ola de lo leonés reivindicativo, y con personalidad propia.

Así las cosas, veo dos momentos de soledad. Preelectoral el primero. Soledad ante la ausencia de valores leonesistas claros y bien entendidos, y logros de una formación con demasiadas peleas internas, para poder presentar  ante el electorado, más allá de los fieles. Sabiendo que cada vez le cuesta más trabajo al ciudadano, desengañado o desenganchado de la política, destinar su voto al movimiento leonesista, máxime si desconoce al candidato. En el segundo, si el recuento le ha dado la posibilidad de ir a las cortes autonómicas, entiendo que le perseguirá la citada soledad, y no me gustaría verle perdido. 

Sobre “la mochila programática” citada, además de un programa de gobierno autonómico, tendente a contemplar las necesidades leonesas socioeconómicas, que son fundamentales como base; lo operativo, dada las limitaciones a las  que el parlamento autonómico  le abocará,  debería ser contener, por ejemplo, la idea de marcarse dos grandes objetivos, sobre los que hacer gravitar su actuación.

 El primero, debido a la despersonalización que el ente no aplica con repetición insana, sería salvaguardar la Identidad Leonesa, lo regional leonés, en espera del postulado primordial: la propia autonomía. Desde el momento uno de su toma de posesión del escaño de procurador. Sin concesiones. Si adolece de falta de estrategia demándela,  o comparta, esto es bueno y saludable,  busque el apoyo popular leonesista.

El segundo objetivo, atención a  lo socioeconómico que para el territorio leonés propone el ente autonómico, ése que maneja como propio,  y pretende de fundir en lo castellano. No se trata de buscar tan sólo el agravio comparativo, que también si fuese necesario,  prestando atención a todo lo que se legisla y a lo que se presupuesta. Dar  información y mantener diálogo permanente con los leoneses, buscando complicidad y ayuda, ¡es vital! Activismo leonesista para ello hay, la formación ha de cuidarlo y sobre todo compartir ideas y fundamentos. ¡Cada día! 

En el leonesismo reivindicativo Valderas es un referente, su actuación en las cortes autonómicas puede que ocasionalmente pecara de algo complaciente, pero con criterio y personalidad de modo especial en lo cultural, sin duda...   Me gustaría saber que opina el candidato sobre esto.


He dicho, y sigo en la misma idea, que  una voz leonesista es imprescindible en las Cortes autonómicas, un medio hostil a lo leonés. Por ello, y ante una peligrosa coyuntura de silencio leonesista en ellas, debemos pensarnos bien los que participamos de ése sentimiento, que no podemos estar sin representación. Por ello entiendo como conveniente que pensemos en otorgarle un voto de confianza.

Estamos los ciudadanos leoneses triprovinciales, desde largo tiempo atrás, cada vez más abandonados por los partidos de implantación nacional. En ellos, paisanos nuestros obedientes a la voz partidista, arrinconan lo leonés. Pero no lo olvidemos, alguien les tiene que votar pues obtienen buena cosecha de sufragios, ¿quiere esto decir que lo nuestro es el masoquismo? pues no sé qué pensar.  

Por cierto la voz leonesista en el PSOE leonés, hasta donde le era posible disciplinariamente,  de Miguel Ángel Fernández Cardo como procurador autonómico, parece que ha sido silenciada. 

No se ha escuchado, al menos entre el gran público, hacia dónde le encamina el partido. Huele a depuración.

¿Acaso el senado, será el destino que le marquen?

En León somos así.  Lo nuestro parece secundario...


Los partidos emergentes, que se presentaban como comprensivos  con todo la ciudadanía, de la que surgen como movimiento social primero y luego político; puede que por ansia de poder, contemplan lo castellanoleonés como conveniente y a proteger, y se disponen a medrar en ello. Deberíamos, como leoneses que nos identificamos con nuestros propios valores, añadirlos a la lista de los que no podemos otorgarles el voto.