14 de marzo de 2011

JOAQUÍN OTERO PEREIRA


       

           
            El procurador autonómico, hoy por libre y portavoz de sí mismo, en la Comunidad llamada Castilla y León, decía hace 11 años, en 1999: “A corto plazo la segregación de León es una utopía”. 
¿Y cuando le catapultamos en 1996 los leonesistas a ese puesto qué era?  
No luchar por nuestra autonomía, por cansancio o por falta de ideas, puede ser humanamente justificable, aceptar la autonomía impuesta desde postulado leonesistas un dislate imperdonable.
            Al día de hoy, 2011, su mensaje es: “el mapa autonómico no deja de tener un cierto grado de utopía, puesto que ni el PP ni el PSOE tienen intención de abordarla.” Y  a continuación nos habla de crisis y de empleo, contra lo que hay que luchar; sabido es, pero no estamos en esa comunidad impuesta, para luchar contra el paro,  para tal cometido no hace falta ser leonesista.
            El leonesismo pragmático, que dice practicar,  lo asimila a: “yo entiendo que hay que trabajar por esta comunidad”. ¡Menos mal que está acabando la legislatura!
            En mi articulo de opinión publicado en Diario de León, que en el periódico digital del sábado día 12, apareció sin nombre del autor, hablaba, recordaba y le pedía recordar a este señor:
La madre de todas las falsedades está en la Ley Orgánica 4/1983, de 25 de febrero del Estatuto de Castilla-León, (así está escrito para empezar). Y precisamente unas líneas más abajo de las dedicadas por Don Juan Carlos I, Rey de España, a decir que sanciona esta Ley, se afirma con total rotundidad: «-¦el pueblo castellanoleonés ha expresado su voluntad política de organizarse en Comunidad Autónoma-¦»
El pueblo castellanoleonés, no ha existido nunca, ¡nunca! De ello se deriva que un pueblo inexistente no puede expresar ni ésta, ni ninguna otra voluntad. Todo el articulado posterior es ilegítimo…
            El momento histórico que UPL empezó a vivir, para León y los leoneses, entonces (1996) en las Cortes autonómicas: vigilante, reivindicativo e irreductible, desvirtuado con actuaciones sucesivas incomprensibles, nos ha colocado a los pies de los caballos...aquel espíritu, lo digo con dolor, lo has ido perdiendo, y no sólo tú, sino los que te han acompañado posteriomente...

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