22 de abril de 2018

Purpurada que te quiero purpurada


Una noticia autonómica mordiendo a León o mejor a lo leonés, nos avisa del cada vez  más entrometido proceder de la Junta autonómica.

Nos han perdido totalmente el respeto. ¿Quién les da fuelle para esto y más? Nosotros,  los leoneses que votamos en las autonómicas, al partido que sea, (escasamente a los leonesistas que si nos defenderían) en plan ideológico, sin entender el daño identitario que nos ocasionamos. Antes eran dos y ahora son cuatro. (Leonesista con más posibilidades, uno)

La noticia que comentaré, aunque hay otras, viene a hacernos comprender cómo aprovechan todas las coyunturas para hacer ver que estamos sometidos, incluso contentos en el ente,  y por ello participamos en la fiesta del 23/A Villalar. 

La Noticia:
Tres conciertos simultáneos para el día de la Comunidad el Día de la Comunidad
León, Ponferrada y Astorga.

¿Quiénes colaboran?, los tres Conservatorios correspondientes.  ¿Qué celebran? Es una pregunta retórica plenamente, pues la respuesta sería NADA. Es puro colaboracionismo musical. 

Para justificarse o halagar a los autonomistas que nos gobiernan, dicen  que para “extender la fiesta a toda Castilla y León y construir entre todos un sentimiento de pertenencia a una Comunidad muy grande".  ¿Grande en qué?  En extensión geográfica mal entendida  y peor respetada, será. 

Y añaden:
 "Pretendemos que todos los ciudadanos tengan una actividad especial para sentirse parte de esta Comunidad a través de la cultura…

Intentar captar a los leoneses por el oído, yendo los familiares a ver como tocan sus hijos, sobrinos, primos etc, y poco más,  no cuela.

"La música es una forma festiva e intensa de celebrar las cosas", aseguró Juan Luís García, director de la orquesta de León capital. Pero, ¿qué celebramos?, la dominación castellana o el sometimiento leonés a golpe de sonatas? Y mira que la Junta con lo del conservatorio de León ha jugado con los leoneses, no ha mucho.

Al parecer actualmente preside la Fundación Villalar Juan Zapatero, con el estilo diplomático del elefante en la cacharrería, no se le ocurre cosa mejor que venir a León, al paso que anunciaba los conciertos antedichos, a cantar, sin acompañamiento musical, las excelencias de la Fundación “que de no existir habría que inventarla”, es de suponer para que él la dirigiera.  

Ya sabemos los leoneses lo que podemos esperar de sus actuaciones. Y por si no lo teníamos claro, ahí va otra andanada, vino a decir lo de Comunidad leonesa, no os engañéis leoneses, lo advierto, es “un ejercicio de historia/ficción”. Marcando así un profundo desconocimiento de la Constitución, de la que se deriva un derecho que nos asiste a tenerla. Lo suyo es ¿despiste o maledicencia?

En el discurso Herrera:

«El Estado Autonómico no es un modelo fallido, sino tal vez, como le sucede también a la Unión Europea, un modelo incompleto»,  aseveró, para avisar de que su existencia no se justifica en «ningún pedigrí identitario, sino en la llana obligación de respetar la ley y prestar un servicio mejor a las personas».

Lo dice él, presidente del ejecutivo autonómico hoy, de  un ente que empezó intentando imponer  el pedigrí castellano a todos, personas y cosas. Si los leoneses hubiéramos permanecido callados el “pedigrí” castellano territorial y popular nos hubiera invadido y anulado, siendo un apéndice manejable. Su arma potente la Fundación Villalar, bien engrasada con dinero público para adoctrinamientos irrespetuosos a más no poder, es un arma letal.
  
Como les falló la castellanización clara o encubierta, pasaron a lo castellanoleonés, de apariencia más asumible, pero en el fondo el mismo daño. La intencionalidad primigenia del ente ha sido no respetar la identidad leonesa, o si se prefiere la identidad regional leonesa, mediante su silencio, la ocultación, o la tergiversación histórica.

Señor Herrera: Hay que empezar por analizar lo que supone a los leoneses como imposición la pertenencia a la Comunidad. Nuestro rechazo: “León sin Castilla” sigue vigente. En vez de formar una identidad comunitaria homogeneizada impulsada desde el poder político,  cualquier simple gesto de comprensión hacia las dos regiones, la leonesa y la castellana vieja, hubiera empezado a crear acercamiento entre partes, pero no,  se trataba de imposición. A los ciudadanos leoneses ¡ni agua!, dicho algo más que como pura retórica, porque la real, la de Riaño ya la saben llevar para disfrute castellano.

Los leoneses, los de la región triprovincial leonesa, queremos llevarnos de la bandera inventada para la Comunidad el 50% que nos corresponde,  e instalar la purpurada del León rampante de un Reino, en nuestro territorio, como autonomía propia y autodeterminada. Ni el Día, ni la propia Comunidad la consideramos como nuestra, como leonesa, ni en la parte ni en el todo.  Sí como una imposición.


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