24 de abril de 2018

El intento permanente de preponderancia castellana


!En busca de los huesos perdidos!  
Cuando Villalar, no propiamente como pueblo, sino como significación comunera, y bien castellanizada desde la más Vieja Castilla que osadamente dirige Valladolid, ahí es nada, vuelve al calendario  la obstinación impositiva del llamado Día de la Comunidad,  y el de 2018 viene acompañado de la noticia que acabo de enunciar  en el arranque: van en busca de las osamentas comuneras. Hacia ellos todo respeto.

El anuncio ha sido formulado por Silvia Clemente presidenta de la Cortes autonómicas. Desde que empezó la legislatura  ha adoptado para con lo leonés un aparente gesto de comprensión. Observando sus fotografías en los medios no era difícil apreciar  una supuesta serenidad en su rostro a veces de “porcenalosa”. Al principio pudo confundirnos, pero pronto nos topamos con la Fundación que avala, donde subyace una bien orquestada homogeneización  de todo y todos, tendente al sometimiento leonés.

La UNESCO puso en el mundo algo que situaba a León en la cabecera de los titulares. Ante esto había que hacer algo, y así vino a León con las Cortes y los cortesanos (procuradores),  los de allí,  y los de aquí,  especialmente fieles colaboradores tan necesarios a  ella  como dañinos para los leoneses a quienes representan. Procedía justificar gestualmente, que lo de  Cuna del Parlamentarismo , estaba “presente en sus obligaciones”, y dadivosa venía a demostrarlo

Mas, la segunda lectura era otra: estas Cortes son la que os controlan, están afincadas en Valladolid y vosotros, leoneses, atados y bien atados.
Pero hay más, el reconocimiento mundial, lo tiene clavado en su orgullo castellano, y se ha agravado con el advenimiento del Milenio del Fuero de León, cuya gloriosa festividad el ente silenció, se difuminó cuanto pudieron, controlando los programas para que de  exaltación ¡lo justito!

 Quiero dejar claro que no la sitúo como única artífice, la destaco por el cargo.  La consigna del sometimiento de lo leonés es fruto político y de los políticos del ente autonómico, los que  dirigen y los que colaboran. ¡Ah! y los que les votan, una y otra vez. 
Por si a alguien le interesa, siempre he ejercido el voto, pero claro: leonesista.

La noticia reciente,  útil para el intento preponderante que apabulle a lo leonés, la citaré con uno de sus titulares:El Tiempo de la libertad, Comuneros V Centenario”.  Saltó a los medios con una  bien adornada  grandilocuencia,  gratuita, por otra parte,  y es merecedora al menos un somero análisis, no sin antes traer un recordatorio de 1988.

En ese año los leoneses  debíamos haber organizado y celebrado el octavo centenario de las Cortes de 1188. Lo malo fue que nuestros próceres locales, fieles al ente, dejaron que nos organizaran los actos, que elaboraran un programa, y así resultó, castellanizado al máximo, repartido en el tiempo, todo tarde y difuminado.  Y el pueblo tragó.

Consciente de la transcendencia de la efeméride, tenían que sobreponerse en plan castellano,  y  nada mejor que empezar a destacar desde ya (en aquel entonces) el asunto Tordesillas… para 1994. Consistía en valorar, al alza y como contraposición, el  Tratado que en tal localidad  firmaron portugueses y españoles para una estable división del Nuevo Mundo en 1494. 

Como no han tenido forma de digerir lo que ha supuesto para León, Reino o Región, que la UNESCO nos sitúe como Cuna del Parlamentarismo en Europa, más el Fuero, con claros adelantos beneficiosos para el pueblo leonés en cuanto a derechos y libertades, no se le ocurre a la presidenta de las Cortes autonómicas  mejor cosa que, en relación con los comuneros, situar su batalla como  la “primera revolución democrática y constitucional de Europa”.

Pero hay más, como contrapunto  a que el pueblo leonés medieval situado como estamento empezara a intervenir en las Curias Reales, con voz y voto. Es más, que alcanzaran que el Rey, Alfonso IX, motu proprio, rebajase sus poderes en favor del pueblo de su reino, ellos, los castellanos,  muestran “con sus comuneros” :  “lograron que el rey dejase de utilizar el reino para sus intereses personales y pasase a pertenecer a la Comunidad”, que ya es fantasear.

Para epatar al personal, también anuncian que van a llevar “a cabo investigaciones arqueológicas para localizar los restos de los capitanes Comuneros Bravo, Padilla y Maldonado”. A este respecto nos viene a la memoria el tratamiento que el ente dio al informe final del estudio que una treintena de expertos  dieron a los restos reales, del Reino de León, ubicados en el Panteón Real en San Isidoro:   ¡Ocultación!



Recordemos que se iniciaron los trabajos en 1997 con la mejor de las sonrisas y bendiciones del Abad Viñayo, al que ciertamente defraudaron y con él a todos los leoneses.


 Y la Junta, depositaria del informe final,  se niega a hacerlo público, unas 400 páginas, que deben encerrar datos sobre los Reyes de León, el papel desconocido de los expertos después de vicisitudes varias, peripecias mil de la encargada o directora del estudio Encina Prada y la desilusión para todos. Y que yo sepa ¡siguen sin soltarlo!

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