El
título elegido, tomado de un buen trabajo periodístico de López de Uribe, en
ileón.com, me impulsó a publicar en mi blog algo sobre “política en general”,
en relación con el Máster que acabo en
poder de Cristina Cifuentes y amenaza acabar con su trayectoria política, y muy
tocada la Universidad Rey Juan Carlos, por lo menos. Recomiendo la lectura: http://www.ileon.com/actualidad/084574/el-leones-amigo-intimo-de-cristina-cifuentes-que-curso-el-mismo-master-de-la-polemica
Es
lo que sigue un cúmulo de reflexiones de cariz político, fundamentalmente en
torno al PP, y sus últimas peripecias más que dudosas, casi siempre en cuanto a
limpieza ejecutoria. Y fácil de observar que, lo que más les interesa para
resolver asuntos, es cargar contra el mensajero. Acaso un punto fuera de mi línea "machacona" de lo leonés.
El sastrecillo
valiente... como muestra
Ni más ni
menos, el PP, nacional, autonómico y mediopensionista, en estos últimos
tiempos, siempre tiene en la manga el “as” con el nombre bien marcado del denunciante, el testigo molesto o el
periodista inoportuno que destapa tramas corruptas, de sucia ejecutoria, de
falsedades… para ir a por él…cuando proceda.
Ante hechos
consumados difícilmente defendibles ya, una evasiva, un clamoroso despistaje
muy en boga, muy in extremis, es sacar
de la aureola del partido al político implicado, situándole casi como un
ciudadano que pasaba por ahí y jugaba al engaño. Eso sí, tras la dilación, larga muy larga que dan los
tiempos procesales que ayudan al olvido ciudadano, de modo especial a los unidos
por la ideología, en este caso conservadora, siempre tendentes a la amnesia.
Aunque no
señalo, simplemente evoco, a los que voy
a citar les colocaré como presuntos. Un aditamento imprescindible. Todos
recordamos el caso Bárcenas, y sus “papeles”, que dejó de ser citado por su
nombre desde el PP, en especial el
presidente Rajoy, con su dejar enfriar los temas molestos, como si al no
nombrarle dejara de existir, para luego situarlo como un aprovechado que llegó,
actuó en beneficio propio, e iba por libre. Como si nadie tuviera, cuando menos, el grave pecado de
fallar in vigilando.
En Valencia, el señor Camps, fue acusado de
muchas cosas, entre ellas el derroche de caudales públicos en la Fórmula 1, en
la visita del Papa, y de financiación partidista,
quien bien asentado, relacionado y protegido, lo ha venido capeando con gesto
altivo. Tuvo en su cuenta el asunto de menor cuantía, unos trajes hechos a
medida para sus necesidades, sin pasar por taquilla, ya que los mandos de la
trama Gürtel lo hacían oportunamente. Para conformar esto se necesitó la voz y
el testimonio de José Tomás. Que, sin
ser sastre oficial, estaba como encargado en las tiendas donde se acometían
estos trabajos.
Y hablo el
sastre, de ahí el título de estas líneas. Cuentan las crónicas que fue tanteado
y halagado por los afectados, y que su persistencia en no desdecirse le llevó a que se pidieran su imputación por falsedad
documental, facturas de compras de
trajes, que ¡menos mal para él no prosperó!, aunque estuvo a punto de ser
llevado por delante. Puede que
parte de las letras de una coplilla encajen: Ante el ruido que hacían con los dedales,
una riña entre sastres…se decía que eran puñales”. Hay que ver para creer.
En Madrid, en
el gobierno de Esperanza Aguirre, le
tocaron en suerte al menos dos altos dirigentes, que salieron ranas, según sus frases, para situar
a Ignacio González y Granados, como encausados, pero que “pasaban por ahí”, y traicioneramente se lucraron,
según se ha dicho, cada cual a su ritmo.
Y en esta faceta, la de paseantes, es en la que han colocado toda la carga, para intentar romper la concomitancia con el
aprovechamiento partidista.
Y salta a la
luz pública el Máster fantasma de Cristina Cifuentes, y las irregularidades de
la Universidad donde se dice que lo cursó pero no lo cursó, según qué papeles
se lean o escuchen distintas versiones. Y de mano eran abrumadoras las pruebas
que la situaban, cuando menos, como personaje beneficiado, sin cumplir las
normas estrictas para el resto del alumnado.
Con atención a
su comportamiento ante la noticia se puede hablar de una huida hacia adelante.
El PP, los
dirigentes de toda España se puede decir,
en Sevilla, según se ha contado en letra y en imágenes, la aplaudieron y
reforzaron. Y deciden, si no he leído mal, todos a una, la defensa de cada uno de ellos,
“cuando proceda”. En este momento toca a Cristina. No obstante de haber presentido esta vicisitud
que desviaban sus intenciones propagandísticas, no lo hubieran convocado. Seguro.
Como defensa,
se empieza a indagar. Pronto “se descubre” que hubo una persona, dicen que
socialista, que tratan desde el PP de vincular con el PSOE, como facilitadora
del hilo, para que tiraran del ovillo
afortunados periodistas para “enredar” a Cifuentes. Y en la Universidad en
entredicho se sigue el rastro informático, unipersonal o colectivo que vino a “levantar
la liebre”. No importa el coste. ¡Hay que dar con el osado, o los osados!
Y así cuando
Ciudadanos, partido que sostiene en la Comunidad de Madrid al PP de Cristina
Cifuentes, decide, no tener en cuenta la moción de censura propuesta y cursada
por el PSOE, Gabilondo, a la presidenta
Cifuentes, deciden repito, proponer una
Comisión de investigación para el tema Máster, y marcar un plazo de aceptación
al PP para convocarla y conformarla. Fuera de plazo, como el Máster otorgado,
el PP pone objeciones a la Comisión, y entre otras cosas piden investigar a la persona socialista citada
que avisó de las anomalías de fecha y firmas, en la Universidad. Vamos otra vez
ir por el mensajero, a por el “sastre” que, en este caso, señaló que alguien recreaba
actas a medida...
Así las cosas,
Ciudadanos pide la dimisión de Cifuentes, proponen que, tal como ocurrió en
Murcia, coloquen a otra persona en la presidencia, para seguir en el gobierno autonómico
unos y otros. Tal como si no hubiera más
allá del asunto Cifuentes, “irregularidades” de todo tipo, en el seno de tal Comunidad aparecidas, según los medios, que por sí ya ponían en entredicho la sucesión sin una efectiva
investigación.
Después de
Sevilla, al oscurecerse el panorama en la Universidad Rey Juan Carlos, Rajoy empieza a no citar, a
no nombrar a Cifuentes, “a ese tema” dice,
lo cual la enfoca hacia la caída. Burda intención de evitar la ruptura de la piña
defensiva allí surgida, para no perder posiciones ante el electorado.
En una última
entrega, aparece el joven palentino Pablo Casado, ya encaramado a puestos de
cierta relevancia partidista. En este caso es el País, el que hace aflorar
irregularidades en otro Máster, de la misma Universidad, que ganó el citado político del PP, casi sin despeinarse, al son de
convalidaciones y poco más. En este caso ya ha salido a la palestra, radio/televisión, con amplia muestra de documentos que avalan su esfuerzo, dice…
y, aún sin pretenderlo, coloca en muy mal lugar demostrativo de veracidad a
Cifuentes.
Al parecer la
política, y no digamos gobernar, facilitan todo tipo de prácticas dolosas que
rompen con la confianza que mediante el voto la ciudadanía les ha otorgado a
los ejercientes en política. Ya nada les
sonroja, el pudor de ser pillados en algún raro manejo hace tiempo que lo
han rebasado. Se lavan las manos con el jabón en forma de votos obtenidos en
las urnas, pensando que es un detergente
idóneo, además de gratuito, que le suministran los fieles reiteradamente.
PD
PD
El señor Majo presidente provincial del
PP en León, ante el caso Cifuentes/Máster, dice a los periodistas: Vale, no
tiene el Máster, ¿Dónde está el problema?, y para completar trata de reforzar a la citada Cristina
Cifuente, añadiendo su “buena gestión política de la Comunidad", según dice él. Al
parecer todas las irregularidades que propició en la Universidad que la “regaló”
el Máster, no son una sombra, por no decir mancha, en su expediente. Para empezar se olvida de lo de la “mujer del
César”…
No debe olvidar que el asunto Púnica
también tenía ramas en León, aun por
dilucidar plenamente, y sancionar…
Así no se para la desafección de los
ciudadanos hacia los políticos. Bueno
será que se dedique, también, a vigilar el trato socioeconómico, en declive
permanente, de la Junta autonómica a los leoneses.
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