11 de abril de 2018

No hay un escándalo en España en el que no haya cerca un leonés.


El título elegido, tomado de un buen trabajo periodístico de López de Uribe, en ileón.com, me impulsó a publicar en mi blog algo sobre “política en general”, en relación con el Máster que  acabo en poder de Cristina Cifuentes y amenaza acabar con su trayectoria política,  y  muy tocada la Universidad Rey Juan Carlos, por lo menos.  Recomiendo la lectura: http://www.ileon.com/actualidad/084574/el-leones-amigo-intimo-de-cristina-cifuentes-que-curso-el-mismo-master-de-la-polemica
Es lo que sigue un cúmulo de reflexiones de cariz político, fundamentalmente en torno al PP, y sus últimas peripecias más que dudosas, casi siempre en cuanto a limpieza ejecutoria. Y fácil de observar  que, lo que más les interesa para resolver asuntos, es cargar contra el mensajero.  Acaso un punto fuera de mi línea "machacona" de lo leonés.


El sastrecillo valiente... como muestra

Ni más ni menos, el PP, nacional, autonómico y mediopensionista, en estos últimos tiempos, siempre tiene en la manga el “as” con el nombre bien marcado  del denunciante, el testigo molesto o el periodista inoportuno que destapa tramas corruptas, de sucia ejecutoria, de falsedades… para ir a por él…cuando proceda.

Ante hechos consumados difícilmente defendibles ya, una evasiva, un clamoroso despistaje muy en boga, muy in extremis,  es sacar de la aureola del partido al político implicado, situándole casi como un ciudadano que pasaba por ahí y jugaba al engaño. Eso sí,  tras la dilación, larga muy larga que dan los tiempos procesales que ayudan al olvido ciudadano, de modo especial a los unidos por la ideología, en este caso conservadora, siempre tendentes a la amnesia.

Aunque no señalo, simplemente evoco,  a los que voy a citar les colocaré como presuntos. Un aditamento imprescindible. Todos recordamos el caso Bárcenas, y sus “papeles”, que dejó de ser citado por su nombre desde el PP,  en especial el presidente Rajoy, con su dejar enfriar los temas molestos, como si al no nombrarle dejara de existir, para luego situarlo como un aprovechado que llegó, actuó en beneficio propio, e iba por libre. Como si nadie tuviera, cuando menos, el grave pecado de fallar in vigilando.

 En Valencia, el señor Camps, fue acusado de muchas cosas, entre ellas el derroche de caudales públicos en la Fórmula 1, en la visita del Papa, y de  financiación partidista, quien bien asentado, relacionado y protegido, lo ha venido capeando con gesto altivo. Tuvo en su cuenta el asunto de menor cuantía, unos trajes hechos a medida para sus necesidades, sin pasar por taquilla, ya que los mandos de la trama Gürtel lo hacían oportunamente. Para conformar esto se necesitó la voz y el testimonio de José Tomás. Que,  sin ser sastre oficial, estaba como encargado en las tiendas donde se acometían estos trabajos.

Y hablo el sastre, de ahí el título de estas líneas. Cuentan las crónicas que fue tanteado y halagado por los afectados, y que su persistencia en no desdecirse le  llevó a que se  pidieran su imputación por falsedad documental,  facturas de compras de trajes, que ¡menos mal para él no prosperó!, aunque estuvo a punto de ser llevado por delante. Puede que parte de las letras de una coplilla encajen: Ante el ruido que hacían con los dedales, una riña entre sastres…se decía que eran puñales”. Hay que ver para creer.

En Madrid, en el gobierno de  Esperanza Aguirre, le tocaron en suerte al menos dos altos dirigentes, que  salieron ranas, según sus frases, para situar a Ignacio González y Granados, como encausados, pero que  “pasaban por ahí”, y traicioneramente se lucraron,  según se ha dicho, cada cual a su ritmo. Y en esta faceta, la de paseantes, es en la que han colocado  toda la carga,  para intentar romper la concomitancia con el aprovechamiento partidista.

Y salta a la luz pública el Máster fantasma de Cristina Cifuentes, y las irregularidades de la Universidad donde se dice que lo cursó pero no lo cursó, según qué papeles se lean o escuchen distintas versiones. Y de mano eran abrumadoras las pruebas que la situaban, cuando menos, como personaje beneficiado, sin cumplir las normas estrictas para el resto del alumnado.

Con atención a su comportamiento ante la noticia se puede hablar de una huida hacia adelante.
 
El PP, los dirigentes de toda España se puede decir,  en Sevilla, según se ha contado en letra y en imágenes, la aplaudieron y reforzaron. Y deciden, si no he leído mal,  todos a una,  la defensa de cada uno de ellos, “cuando proceda”. En este momento toca a Cristina.  No obstante de haber presentido esta vicisitud que desviaban sus intenciones propagandísticas, no lo hubieran convocado.  Seguro. 

Como defensa, se empieza a indagar. Pronto “se descubre” que hubo una persona, dicen que socialista, que tratan desde el PP de vincular con el PSOE, como facilitadora del hilo, para que tiraran  del ovillo afortunados periodistas para “enredar” a Cifuentes. Y en la Universidad en entredicho se sigue el rastro informático, unipersonal o colectivo que vino a “levantar la liebre”. No importa el coste. ¡Hay que dar con el osado, o los osados!

Y así cuando Ciudadanos, partido que sostiene en la Comunidad de Madrid al PP de Cristina Cifuentes, decide, no tener en cuenta la moción de censura propuesta y cursada por el  PSOE, Gabilondo, a la presidenta Cifuentes, deciden repito,  proponer una Comisión de investigación para el tema Máster, y marcar un plazo de aceptación al PP para convocarla y conformarla. Fuera de plazo, como el Máster otorgado, el PP pone objeciones a la Comisión, y entre otras cosas  piden investigar a la persona socialista citada que avisó de las anomalías de fecha y firmas, en la Universidad. Vamos otra vez ir por el mensajero, a por el “sastre” que, en este caso, señaló que alguien recreaba actas a medida...

Así las cosas, Ciudadanos pide la dimisión de Cifuentes, proponen que, tal como ocurrió en Murcia, coloquen a otra persona en la presidencia, para seguir en el gobierno autonómico unos y otros.  Tal como si no hubiera más allá del asunto Cifuentes, “irregularidades” de todo tipo, en el seno de tal Comunidad aparecidas, según los medios, que por sí ya ponían   en entredicho la sucesión sin una efectiva investigación. 

Después de Sevilla, al oscurecerse el panorama en la Universidad  Rey Juan Carlos, Rajoy empieza a no citar, a no nombrar a Cifuentes, “a ese  tema” dice, lo cual la enfoca hacia la caída. Burda intención de evitar la ruptura de la piña defensiva allí surgida, para no perder posiciones ante el electorado.

En una última entrega, aparece el joven palentino Pablo Casado, ya encaramado a puestos de cierta relevancia partidista. En este caso es el País, el que hace aflorar irregularidades en otro Máster, de la misma Universidad,   que ganó el citado político del PP,  casi sin despeinarse, al son de convalidaciones y poco más. En este caso ya ha salido a la palestra, radio/televisión, con amplia muestra de documentos que avalan su esfuerzo, dice… y, aún sin pretenderlo, coloca en muy mal lugar demostrativo de veracidad a Cifuentes.

Al parecer la política, y no digamos gobernar, facilitan todo tipo de prácticas dolosas que rompen con la confianza que mediante el voto la ciudadanía les ha otorgado a los ejercientes  en política. Ya nada les sonroja, el pudor de ser pillados en algún raro manejo hace tiempo que lo han rebasado. Se lavan las manos con el jabón en forma de votos obtenidos en las urnas,  pensando que es un detergente idóneo, además de gratuito, que le suministran los fieles reiteradamente.

PD
El señor Majo presidente provincial del PP en León, ante el caso Cifuentes/Máster, dice a los periodistas: Vale, no tiene el Máster, ¿Dónde está el problema?,  y para completar  trata de reforzar a la citada Cristina Cifuente, añadiendo su “buena gestión política de la Comunidad", según dice él. Al parecer todas las irregularidades que propició en la Universidad que la “regaló” el Máster, no son una sombra, por no decir mancha,  en su expediente.  Para empezar se olvida de lo de la “mujer del César”…

No debe olvidar que el asunto Púnica también tenía  ramas en León, aun por dilucidar plenamente, y sancionar…


Así no se para la desafección de los ciudadanos hacia los políticos.  Bueno será que se dedique, también, a vigilar el trato socioeconómico, en declive permanente, de la Junta autonómica a los leoneses.
  

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