Una Romería para un Santo
Nunca
he ido precisamente ese día a tan hermoso lugar. A mi aire sí, en muchas
ocasiones, pensando que el Santo nos iba a ayudar a no ser tan torpes de traer
“al enemigo” a casa.
Aludo a
los políticos del ente, ése que habla por nosotros y cuando menos nos aturde, y
vienen a dorarnos la píldora allí donde el eremita San Froilán domesticaba al
lobo. Y éstos, los políticos, con su
juego de medias palabras y medias verdades, cuando no plenas falsedades, nos
tratan de domeñar a los leoneses, asaz inocentes, nada que ver con el feroz lobo, para que
carguemos con el peso de sus intromisiones, sometiéndonos a unas normas que se
inventaron para una comunidad que no reparte, centraliza sin criterio, e impone.
El señor Lucas, era el presidente del ente, cuando se
consumó a fortiori la incorporación estatutaria de León, provincia, porque a la
Región Leonesa nunca la han aceptado,
tratando de subsumirnos en una comunidad inventada en base a una historia que dicen
compartida y no fue nunca tal. El señor Lucas ha tenido el dudoso honor de ser
quien trajo a León el discurso institucional, que supimos cuestionar los
leoneses ante San Marcos el 23 de abril de 1996.
Dije
entonces que el leonesismo, saliendo a la calle ganó, “a los puntos”, su última
batalla, pero no sin añadir claramente, sin rodeos, aunque con dolor, y parece
haber perdido una guerra. En la plaza de
San Marcos, el día y fecha citados, nos reunimos un más que importante y
representativo número de ciudadanos leoneses, para mostrar con nuestra
presencia, justa indignación y muestras de rechazo, no a lo genérico autonómico
democrático y constitucional, sino, a la imposición de un Ente que no
deseábamos.
Pues bien este señor, traído
a Valdorría ahora, no sé bajo qué razones, supone algo así como el mentís a nuestro rechazo en la fecha
citada. Olvidar su imposición autonómica
despersonalizando a León no es de recibo. Estoy casi seguro que aquel dato
no lo han considerado quienes le formulan la invitación, pero eso no les exime de la inconsecuentemente
tolerancia y de asunción de nuestra adscripción al ente. El espíritu conciliador que pide el alcalde
de Valdepiélago, debe empezar por los autonomistas del ente reconociendo las
dos regiones, los dos pueblos. Ahí sí
que harían justicia conciliadora a la par que poner cada cosa en su sitio.
También salta a mi memoria
que algunos de los activistas que estuvieron en la organización y estímulo
popular para rechazar el acto citado, generosamente se implicarían de modo
personal en la pintada de letreros de rechazo sobre el pavimento, allá en lo
alto de la carretera de alta montaña que a Valdorria conduce, cuando vencida
nuestra resistencia, empezaron a venir políticos autonomistas, no propiamente a
la romería, sino a soltar el espiche que convenía a sus intereses.
El esfuerzo de los romeros lugareños, para homenajear al Santo es tan meritorio como tradicional.
Eso de “todos unos”, no nos vale a los leoneses olvidados y sojuzgados desde el centralismo autonómico. No podemos invitar a actos netamente leoneses a quienes empezaron, y continúan no reconociéndonos como pueblo diferenciado.
Nota: Artículo publicado en ileón.com
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