Derribar lo bello y consolidado
No comprendí en su momento por qué se derribaba un hermoso templo como a la vista estaba era el antiguo Santuario de la Virgen del Camino.
Pero ocurría que un "indiano" leonés, enriquecido seguro que con gran esfuerzo allá por las américas, aquí en el León provincial de su nacencia quería hacer notar su regreso enriquecido, y puede que también ahíto de fervor, o para hacerse perdonar como cualquier mortal, quiso elevar un nuevo templo.
Su "piqueta" dineraria sin pudor y sin tener en cuenta que el que se iba a derribar era muy querido por los leoneses, aquél de atrio porticado, de piedra de sillería, que había acogido generoso a los peregrinos en camino y visitantes de la Madre Dolorosa del Camino.
Viene todo lo anterior a propósito de la muerte el 7 de Abril de 2014 de Josep María Subirachs, el escultor que se empeño en ejecutar para el pórtico del moderno templo, el rectangular y diáfano espacio que proyecto Fray Coello de Portugal, que sólo se conserva el Altar Mayor del anterior, se empeñó Subirachs, digo, en elaborar un grupo escultórico trece figuras, doce apóstoles y la Virgen en Asunción.
Y ha sido este tema, el de la Virgen María ascendiendo al cielo, el que sorprendió a los sencillos leoneses que esperaban, al menos, la advocación de siempre conocida y venerada, y que él soslayó para ejecutar el citado grupo que resultaba más a propósito para su estilo de figuras rectilíneas, que, para muchos de nosotros, resultaba sorprendente y desacorde con la Virgen y el Hijo muerto en sus brazos, nuestra Patrona.
Para finalizar ese recuerdo me permito colocar el principio de un oración que hace años escribí:
Escucha hoy, ¡Señora!, Madre Doliente del Camino, la voz de este pueblo que estando bajo tu amorosa protección no ha sabido, cual hijo pródigo, acudir a ti Patrona de la Región de León, a contarte sus penas autonómicas.
Su "piqueta" dineraria sin pudor y sin tener en cuenta que el que se iba a derribar era muy querido por los leoneses, aquél de atrio porticado, de piedra de sillería, que había acogido generoso a los peregrinos en camino y visitantes de la Madre Dolorosa del Camino.
Viene todo lo anterior a propósito de la muerte el 7 de Abril de 2014 de Josep María Subirachs, el escultor que se empeño en ejecutar para el pórtico del moderno templo, el rectangular y diáfano espacio que proyecto Fray Coello de Portugal, que sólo se conserva el Altar Mayor del anterior, se empeñó Subirachs, digo, en elaborar un grupo escultórico trece figuras, doce apóstoles y la Virgen en Asunción.
Y ha sido este tema, el de la Virgen María ascendiendo al cielo, el que sorprendió a los sencillos leoneses que esperaban, al menos, la advocación de siempre conocida y venerada, y que él soslayó para ejecutar el citado grupo que resultaba más a propósito para su estilo de figuras rectilíneas, que, para muchos de nosotros, resultaba sorprendente y desacorde con la Virgen y el Hijo muerto en sus brazos, nuestra Patrona.
Para finalizar ese recuerdo me permito colocar el principio de un oración que hace años escribí:
Escucha hoy, ¡Señora!, Madre Doliente del Camino, la voz de este pueblo que estando bajo tu amorosa protección no ha sabido, cual hijo pródigo, acudir a ti Patrona de la Región de León, a contarte sus penas autonómicas.
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