Nuestra Semana Santa
leonesa,l tiene reconocido el sello de Interés Turístico Internacional, una
coincidencia con la de Medina de Rioseco, que han querido destacar, entre otras
cosas, para justificar el haber traído a León, acogida por el Corte
Inglés, una exposición con detalles de
ésta. Lo cual me da pie a otros
comentarios.
Interiorizado el sentir religioso de cada cual, los papones
leoneses de hoy acuden a los actos procesionales programados, algunos desde la
más antañona y arraigada tradición firmemente conservada; otros,
en la media distancia, y los más
recientes de la última eclosión de Cofradías en los 90, con sus
correspondientes cortejos que ya pueden pasar por consolidados.
Cuando a las tres Cofradía más antiguas, las negras como
cariñosamente se las ha venido diciendo,
se sumó otra en el año 45, se
entendió como necesario un equipo que coordinara los esfuerzos procesionales ,
de ahí la creación de la Junta Mayor de
la Semana Santa Leonesa el año 1947.
La actuación de ésta se dejó notar con verdadera
efectividad cuando nacieron otras en los años
55, 61 y 62 con sus
correspondientes procesiones. Una Institución que a su vez organiza y tiene sus propios actos y pretende velar por
la puridad procesional, a tal fin propone normas y da consejos. El número actual de Cofradías es de 16.
La austeridad procesional leonesa que había venido siendo la
tónica desde los remotos tiempos; en función de los gustos más modernos, cada
año va mostrando visos de pérdida de ese rigor en favor de una supuesta
exhibición, o modo de procesionar, mostrando un estilo, una movilidad de los
pasos que busca llamar la atención del público, para que éste, copiando lo que
en otros lugares venía ocurriendo,
responda con el aplauso. Un recurso tan fácil como extraño, que a fuerza de repetirlo, en ausencia de devoción, contagia al espectador.
Teniendo en cuenta que el aplauso, surge siempre como muestra de alegría,
premio, o regocijo ante lo mostrado, se
corresponde muy mal con el rigor, la austeridad y la religiosidad que venía
dando sello a las procesiones leonesas. Máxime
cuando, con el precipitado vivir y la introducción de otros supuestos valores,
se puede olvidar, incluso por los
propios braceros, que los llamados pasos
son girones del Gran Drama portados a hombros.
Del caminar
respetuoso, cual dulce mecido, marcado antaño tan sólo por el suave “rasear”
del calzado de los papones, el golpe de las horquetas y el más actual musicalizado avanzar, desde el punto de vista estético inmejorable, se ha
pasado en demasiados casos al “baile”, un sube y baja que se corresponde mal
con la pulcritud cofrade leonesa que las procesiones han venido
demandando. Es un dato negativo que
parece entroncar con lo mundano, cual espectáculo de habilidad. Lo malo es que
el espectador, sin verdadero compromiso religioso o haciendo abstracción de él,
reclama eso, espectáculo.
Las flores en los ampulosos tronos, prestan color y prestancia para ser fotografiados desde cientos de encuadres. Es un arte, al que nada hay que reprochar, un aliciente para el visitante que lleva captadas las imágenes procesionales. Si bien el coste dinerario de los arreglo florales, de no ser sufragados a escote cofrade, y aun así, si es pomposo, rechina en todos los sentidos. No se mantiene un estilo decorativo floral, se trata de mejorar cada año, luego, hay que hablar de encarecimiento y de pomposidad.
En la exposición citada de inicio, por las muestras
fotográficas colocadas, en verdad no veo relación con las costumbres leonesas,
más allá de lo que significa el Drama del Calvario que llevado a hombros en las
calles de hoy se recuerda, no para llóralo, sino parece que más bien para
festejarlo a tenor de lo antedicho. La Semana Santa, procesional, no puede hacer otra
cosa que recoger el drama de la Pasión de Jesucristo, ahí la coincidencia es obvia.
Me gustaría que alguien enumerara las peculiaridades (así
las citan en plural), y las coincidencias entre ambas, más allá de la
imaginería propia de cada lugar, tendente a mostrar el mismo drama, y el modo
de portarlo a hombros en León o en Medina; “dos vecinos en la Pasión” tal como
apuntan en los folletos. Olvidan lo provincial leonés, y no digamos lo regional
triprovincial leonés de más enjundia; soslayado sin duda por “consejo” del ente
autonómico para buscar el fundido de coincidencias castellanoleonesas, con gran
ahínco, su verdadera “pasión” y tormento para lo leonés.
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