Quizá se está haciendo casi imprescindible que se ponga en
valor aquella frase que escribió Juan Pedro Aparicio. Creo recordar que, más o menos, decía así: con el tema del
parlamentarismo los leoneses corren el
peligro de caer en el papanatismo.
Y la tomo porque, tal como se van
planteando las cosas, puede estar tomando el valor que en su día rechacé.
Precisamente cuando nuestro escritor
acababa de tomar de manos autonómicas, de las del ente, de ése que habla
por nosotros, una medalla de oro. Un premio
como literato. Merecido como escritor pero que rechinaba como
leonesista.
Viene todo esto a propósito de los pasos que está dando el
Consistorio PP capitalino, obediente más a sus ascendientes autonómicos, que escuchando a lo convecinos, haciendo
pasar lo de Cuna del Parlamentarismo, como algo que no hace mucho se silenciaba
cual minucia histórica, a algo que hay
que vender a toda marcha. Aun a costa de caer en el papanatismo citado, aun
cuando el dicho, dado su origen y circunstancia, me siga pareciendo molesto. Su
actuación es por demás localista.
Pidieron permiso autonómico para colocar unos grandes
carteles, en los que se puede interpretar que intentan situar a la capital leonesa como ”cuna de parlamentarismo”. Al menos eso es lo que puede entender el
visitante al leerlos. Ciertamente León capital, como lugar donde estaba
asentada la Corte Real, en su momento histórico de 1188, acogió la Magna Curia,
las Cortes de Alfonso IX del Reino de León. Pero el Consistorio con la falta de
pulcritud necesaria, por omisión vulgar, o lo que es peor interesada, silencia
el Reino de León, para cuyos ciudadanos se legisló en aquéllas. Y de paso así,
silencian la Región Leonesa, heredera viva y directa, que el ente autonómico se niega a reconocer de modo fehaciente.
Por otra parte, no han dado ni un mínimo punto de acogida
municipal y agradecida, a quien tomó el compromiso personal de recopilar la documentación que
habría de presentarse ante la UNESCO para hacer valer nuestro derecho, como
Reino Leonés. Y remarco esto último:
como Reino. Aludo naturalmente a nuestro paisano Rogelio Blanco. Pero sí
se preocuparon de mostrar agradecimientos a los jefes suyos en labores partidistas
nacionales o gubernativas. Prada, por ejemplo, y al ministro Wert, que tocaron
el tema, uno por oportunismo y otro por compromiso ministerial.
Tal parece que ahora sienten deseos vehementes de transmitir
a los niños leoneses lo del parlamentarismo, y así se lo han pedido a los
directores de los Colegios de la ciudad, cuando se ha estado pasando por toda
suerte de, digámoslo suavemente, trágalas en los textos de control autonómico,
siempre en pos de la unificación forzada de territorios y paisanajes
castellanos unos leoneses otros dando pábulo a lo castellanoleonés. Y mucho
más, no menos dañino.
No sé quien ha redactado la Unidad Didáctica, que ya están
deseando la tomen a pecho los Colegios capitalinos. Lo que sé es que a mí, como
sencillo ciudadano, colocarles a los niños lo de los Tres Estados, cuando el
Rey no convocaba a los representantes
del pueblo como Tercer Estado, me parece lanzarse en esto, cuando a los
leoneses actuales se nos coloca en una posición irreal en el ente autonómico, sin decir palabra oficialmente en los
Colegios.
En cuanto a lo de “reconocimiento de derechos
predemocráticos” es un doble rizo, el pueblo no pasaba a tener capacidad para
elegir a nadie, y ellos a su vez, nadie ha descrito, hasta hoy, que procedimiento se empleo para su elección,
más allá de ser “representantes” de los ciudadanos. Aunque en los Decretas sí
quedaron escritos y descritos derechos,
libertades y obligaciones. Los
leoneses de distintas ciudades del Reino de León sí se sentaron como estamento
en la Curia de 1188 por voluntad del Rey, no hay que minorizar el dato, pero
tomarlo en su amplia dimensión.
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