Mi modesto in memoriam del leonesista: Laureano Andrés Arenas. Iba incardinado en mi "Tribuna" de Diario de León 11 de noviembre 2015. Recordando un acontecimiento y a algunos otros personajes que en esta página me permito destacar en negritas...
Cuando aquella tarde agosteña de
1999, empecé a escribí algo sobre Jaime
Andrés Rodríguez, quien apenas un año atrás había fallecido, las ideas se me
agolpaban dificultando hilvanar los recuerdos de modo secuencial, definitorios
de una gran afinidad leonesista que tardé tiempo en valorar en toda su
magnitud, aun cuando fuera compartida.
Este personaje leonés, bien conocido y estimado en los medios universitarios como primer
profesor de Botánica en la recién creada Facultad de Biología, no lo fue menos en el activismo en defensa
autonómica de la Región leonesa.
A Laureano Andrés Arenas primo
del recordado Jaime, por supuesto leonesista también, convencido leonés y
comprometido con lo nuestro, lo escrito por mí
acerca de aquel acontecimiento que llevó el nombre de su allegado
familiar, le causó gran impacto emocional, según me comunicó apenas lo hubo
leído en este medio. Nos conocíamos, sin mayores connotaciones de entonces, por
nuestra condición de estudiantes en el Colegio de los Padres Agustinos de León;
mas, el lazo sentimental leonesista compartido sería clave de unión para
momentos posteriores, siempre reivindicativos, no en balde vivíamos situaciones
entonces de verdadero agobio definitorio de lo leonés en el campo autonómico.
Defensor a ultranza de lo
leonés, a lo que dedicaba con generosidad
sus esfuerzos, aun cuando no fuera actor de primera línea, tal como,
debo reconocer, a mí me ha ocurrido siempre, estaría presente en actos
reivindicativos reafirmando lo pedido y aportando vigor. Puede que no llegue a ser suficiente vivir
interiorizado el ser leonés, sin tratar de compartirlo más allá de
momentos clave, pero no hay duda que, esa pasión por lo propio, ayuda a mantener
el fuego sagrado de un sentimiento llamado leonesismo, y así hemos de reconocerlo.
La muerte, unos días atrás, de Laureano, Nano para los amigos, me sorprendió
fuera de León. Ya no volveremos a
cruzarnos correos, me deja huérfano de noticias que, aun cuando ya fueran
conocidas, sin duda me aportaban un plus, un especial enfoque de nuestras
vicisitudes leonesas autonómicas dado el enorme empeño e interés que él ponía para difundirlas; era
su particular modo de crear caldo de
cultivo leonesista fotocopiando y
difundiendo cuanto de interés iba surgiendo o era necesario promocionar. Algo
así como expandir noticias e ilusiones, con ánimo de superación, aunque fueran
entretejidas con temores siempre bien
fundados.
De aquel generoso grupo de
leoneses que según he contado promovió el “Alcuentro” en Molinaferrera, falta
otro miembro importante: Roberto del Campo; a él le dedicó el destacado
componente del Grupo, Carlos Cabañas Vázquez, un bien construido “in memoriam”.
Cumpliendo un programa, bien estudiado y
motivador, estuvimos en la ocasión citada bastantes componentes del movimiento
asociativo cultural leonés. Yo lo hice por Pro Identidad Leonesa. Y llegado a
este punto se hace necesario recordar a otro leonesista que se implicó en la
organización, colaboró y habló con la diligencia que él sabía poner en actos reivindicativos de lo
leonés, aludo a David Álvarez López que
tampoco está ya entre nosotros.
Al
“espíritu” de Molinaferrera, de clara
exaltación de lo leonés histórico y cultural, vinculado al asociacionismo
leonesista, del que hoy tan sólo trato de dar fe, intentaré dedicarle unas
letras en su momento y ocasión
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