Vayan por
delante dos precisiones, que entiendo como absolutamente necesarias, con
relación al tema señalado en el título. Tardé años en estar en contacto de forma directa con el Pendón, así en general nominado este símbolo de
esencias leonesas, seguramente por cuestión de oportunidad demasiado
capitalina.
Desconocía pues la especial emotividad que podía aportar su
conservación, manejo, izado y puesta en valor ondeándolo cuando conviniera,
desde la propia peripecia personal y colectiva del grupo ciudadano del lugar,
pueblo, concejo… Si bien es necesario
señalar que creo, dadas mis vivencias leonesistas, poder intuirlas, y que me
empujan a compartir los valores del pendón civil, tal como lo calificaría con
precisión Antonio Barreñada al añadir este matiz.
Este escrito está motivado por el anuncio, sin duda positivo, de la creación de la “Asociación Cultural Pendoneros Virgen del Castro”, que marca como vertiente diferenciadora, puede que localista, la tradición pendonera al abrigo de la Patrona de Castrotierra. Entiendo que con epicentro en La Bañeza.
A partir de aquí
procede la segunda precisión, pero que no será sin antes señalar que mi
personal encuentro directo, in situ, caminando
junto a la vistosidad cromática de nuestras grandes enseñas, valorando el
esfuerzo de los pendoneros, y queriendo
conocer las esencias emotivas del acto peregrino, alejado de la capital y las
peregrinaciones de la Virgen del Camino, fue en la marcha romera entre Castrotierra
y Astorga. Para recordar el año me flaquea la memoria, pero estábamos en los comienzos autonómicos absorbentes
castellanos, que para muchos leonesistas eran objeto de todo tipo de temores, y
actuaciones defensivas, incluso desde la propia cultura y las tradiciones.
Un apunte puede
que anecdótico pero que nos sitúa en el lugar, y me coloca en posición leonesista: A la llegada de La Virgen de la lluvia o la Virgen del Castro a su santuario en
Castrotierra, en Mayo de 1988 tuve la
oportunidad de escuchar al obispo de Astorga, creo recordar que Briva Miravent, en una alocución final, más bien que homilía, dirigida a los
leoneses que la habían acompañado y a los que
simplemente estábamos presentes en plan romero, rodeados de pendones y
con recogido fervor los más, en la que
claramente hizo alusión a los “castellanos allí presentes”.
Esperé al final del acto y
cuando el prelado se dirigía a su automóvil, me acerqué a él, no sin salvar la
barrera de un joven sacerdote que le acompañaba, al que al parecer convencí
diciéndole: es una sencilla pegunta, y
así pude colocar al prelado aquello de: ¿cuáles son sus feligreses castellanos,
a los que aludió? Tras mirarme fijamente, contestó: “Tenemos en la diócesis pueblos de
Zamora”. Me lo acababa de poner fácil,
por ello le repliqué: Esos fieles zamoranos que dice, son leoneses, no castellanos. Pero él, ya
en el coche y casi en marcha, añadió
algo que no pude entender… en tanto con la mano, gestualmente, parecía mandarme
una bendición a través del cristal de la ventanilla…
Ahora va la
segunda precisión, para la que pido comprensión sincera, pues en modo alguno busco incomodar a nadie, al
decir que mi temor está en ver una posible dispersión asociativa pendonera, siendo
consciente de la dificultad que entrañan las buenas relaciones humanas.
Los que han
tenido a bien leer mis escritos respecto a los encuentros pendoneros, en
especial el que se lleva a cabo por San Froilán para el que he pedido con
reiteración el máximo rigor cuando las
vistosas enseñan leonesas, pasan a tomar la representatividad conjunta del
Reino, habrán visto que son palabras que no deberían llevar a nadie a dudar de
la mejor idea de armonización que conllevan.
Nunca, desde mi
punto de vista más generalista y de representatividad, tuvieron los pendones
leoneses más fulgor real, y por ende el valor del reino, que en las 10 etapas
elegidas del Camino de Santiago que
empezaron en Sahagún, con motivo
del 1.100 aniversario del nacimiento del Reino de León luciendo sus altos
valores. Una mácula, para mí, tener que
haberlo hecho al son del programa autonómico, emanado de la Fundación Siglo,
aunque esta particularidad, la de exhibirse en “nuestro Camino", fuera ofertada desde León. Por supuesto sin
olvidar el hermoso gesto, de record numérico, del izado al unísono en la misma
celebración en la plaza de San Isidoro. ¡Inolvidable!
La más veterana:
Asociación Pendones Reino de León, fue organizadora
de las etapas del Camino y el final citado, y bastantes cosas más al lado de la
valiosa ayuda a la recuperación de pendones “olvidados”. Labor que otros,
meritoriamente, también han emprendido.
En el movimiento
asociativo cultural, defensor de lo leonés como principal premisa, y puede que en
un segundo paso más allá lo sean las esencias leonesistas, (pero no sin
reconocer la existencia de un marcado gradiente para éstas) apoyándose en
el "espíritu" de
Molinaferrera nació una idea coordinadora.
Bajo la influencia positiva surgida en un “alcuentro” cultural, que
acabo de recordar en mi última Tribuna en Diario de León: “Más allá de vivir lo leonés”, y que en la localidad aquélla tuvo
lugar, cuajó lo conceptual, pues lo leonés cultural y reivindicativo parecía estar
necesitado de una superestructura para
evitar solapamientos y la posible
dispersión de esfuerzos.
Puede que, hasta donde yo puedo apreciar, por
efectividad coordinadora, no sea el mejor ejemplo; de ahí que, dejando bien marcada la buena
intencionalidad, para el agrupamiento de
esfuerzos y puestas en común, añore algo positivo coordinador para los
pendoneros y sus generosos afanes, temiendo que puedan dispersarse, de modo
especial cuando el Pendón leonés toma un rumbo más allá de lo local para
alcanzar la representatividad Regional o si se prefiere del Reino en el que
tuvo origen, y ahora de manera conjunta es
vital que todos representen.
I tamien representatibidade transnacional: Tierra de Miranda - antigo Reino de Lhion
ResponderEliminarPor supuesto, y más este año de hermanamiento, el mismo origen, el mismo Reino. Agracezco mucho tu comentario. Si quiere aportar algo más será bien recibido. Un abrazo leonés "transnacional"...
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