En los prolegómenos del Paseo-Manifestación del 4 de
mayo pasado, cuando fui interpelado por
dos amigos leonesistas respecto a una supuesta deficiente
información sobre la Gran Manifestación del 84, supe que había tocado un tema
delicado, que con la mejor de la intenciones recogí en mi blog sin más ánimo
que mostrar la figura del gran leonesista, Oscar García Prieto, inactivo ahora
en contra de su dinamismo defensivo de lo leonés por razones de edad; y de
paso para destacar, sobre todo, qué fuerzas
convergieron para el éxito.
A ambos pido
disculpas; a uno por no citar su importante intervención y a otro porque entiende que soslayaba la actuación de
su partido, el Prepal. Si bien debo decir que, siendo mi idea destacar el
acontecimiento, a la consideración de todos
ofrezco el segundo párrafo de aquél, objeto de la controversia:
“A buen seguro que no están
aquí citados todos los personajes intervinientes en el proceso, ruego que no se
vea motivo de exclusión alguna, no hay intencionalidad en ello. Si me centro en
Oscar García Prieto es porque conozco de primera mano su actuación, siendo
además muy representativa.”
Cumplido, a mi
entender, este paso necesario,
continuaré haciendo algunas consideraciones del momento leonesista, de la
situación de lo leonés, y del comportamiento general de los leoneses a
propósito de las elecciones europeas.
El Pueblo
Leonés está en claro declive, subsumido por intereses castellanos, casi borrado
el mapa Regional Leonés, anulado el territorio e ignorada la identidad leonesa
por el ente autonómico. No hace falta explicarlo, si uno lee los libros de
texto escolares, que no citan como diferenciado lo leonés y resaltan una
supuesta identidad catellanoleonesa, tan ambigua como falsa, rápidamente se da
cuenta del doloso intento de instaurar un interés político homogeneizador,
sabiendo que es cuestión de tiempo tal logro.
En tal contexto llegan las elecciones europeas
a las que decide presentarse una vez más el PREPAL. Partido o Formación
leonesista que se mueve en el ámbito de la región o territorio citado que en la
autonomía no está siendo considerado como tal. Su resultado en León, pobre,
aunque meritorio, 1.076 votos en la provincia, no debe resultar nada fácil
luchar contra los elementos. Si bien su
regionalismo parece no calar entre los leoneses.
Es evidente
que los leoneses, triprovincialmente considerados, con un denso silencio casi
generalizado y dando el voto mayoritario una y otra vez a los políticos
autonomistas del ente y a sus corifeos, están contribuyendo a la amortización
de lo leonés.
Es más, el no
reconocerse con manifiesta sinceridad entre sí como leoneses, a pesar de los largos
esfuerzos en el tiempo del Prepal, por ejemplo en Zamora y Salamanca, y también
en León, el feudo de UPL, que a su vez ha tenido buenos logros en sus momentos de
mayor ebullición, viene a significarnos
que seguimos pecando de indefinición como Pueblo, y falta de unión entre los que presumen de
leonesistas en política. Una mezcla letal que no sabemos cómo parar. ¡Quizá en los tribunales de justicia, de momento, podríamos frenar al ente! ¿Pero quién pone el cascabel al gato?
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