* El activismo leonesista estuvo presente en la Marcha-concentración del día 10 de Mayo 2014
* El leonesismo político mostró su división entre dirigentes y el distanciamiento con el pueblo
* Lo leoneses en general recibieron un mensaje más bien negativo
Lo que sigue no son conclusiones, son apreciaciones para la reflexión, por si a alguien le interesan...
Vengo
esforzándome años atrás en valorar al leonesismo como un sentimiento, que se origina en
el “ser leonés”, anímico por lo
tanto, más fácil de vivir que de
explicar. Trayendo hoy aquí a esta
tribuna unas reflexiones, en torno a él,
creo no pecar de reiterativo, máxime cuando este elucubrar ha sido
suscitado por lo que se escribió de la última Manifestación leonesista.
Los
leoneses siempre hemos recordado con gran admiración aquel 4 de Mayo de 1984,
cuando fuimos capaces de salir a las calles leonesas a reivindicar nuestro
derecho a la propia autonomía, especialmente expresada desde el eslogan “León
sin Castilla”, ante la imposición en marcha.
La dificultad que ha supuesto
movilizarnos en cualquier momento, por justa que sea la causa, sin duda es la
que ha acrecentado nuestro propio
asombro ante la proeza de “los noventa mil en la calle.” Y éstos eran leoneses, las connotaciones sobraban; la amenaza se cernía sobre lo
leonés, algo que compartíamos todos.
Treinta
años después de aquélla, estamos todos los leoneses, los de la región leonesa
triprovincialmente considerada,
adscritos a un ente autonómico, con
provincias castellanas a las que nos quieren fundir en una identidad común que
tratan de nacer con fórceps en el paritorio de la Fundación Villalar. Y la silenciosa indiferencia que pesa en la
gran mayoría leonesa no hay que confundirla con la asunción de esta Comunidad
que nos ha sido impuesta. A este craso error es al que nos quieren llevar los
políticos, incluso los que entendemos y soportamos “como nuestros”. Comunidad, tan sólo de nombre, lejana y nunca
bien acogida.
Pero
digo más, ese desinterés no debemos hacerlo radicar en los que viven el
sentimiento leonesista, la gran mayoría de los que acudieron el día 10 de Mayo pasado al paseo de la Condesa, sino también en
otros leoneses, sin bandera en mano, sin presencia física en la calle, pero cuyo
comportamiento pasa por ignorar a la Comunidad. Sin olvidar a los que votan anteponiendo
ideología a sentimiento, y aquéllos que, digamos, se abstienen pensando que su
“ser leonés” nadie se lo puede robar, y en verdad pecan de ingenuidad, favoreciendo el ente.
No han
faltado estos días quienes ha hecho recaer en el leonesismo, así, en abstracto, todo tipo de fracasos en la
Marcha-Concentración promovida por una vacilante Plataforma que, preciándose de
ser independiente, presentaba una lista más que razonable de motivos socioeconómicos
de agravio autonómico, a fin de sacar a
la calle a la ciudadanía leonesa en plan
reivindicativo, teniendo como referencia inalcanzable aquella Gran Manifestación.
Se dijo
que el leonesismo había sufrido un gran
varapalo, un fracaso si se quiere, dada
la corta asistencia de personas a Concentración citada; y esto encaja como una
verdad a medias, porque al generalizado
nominalmente leonesismo les ha faltado añadir político para colocarlo en su
parcial dimensión. El entendido como
sentimiento, propio de cada cual,
intransferible aunque sea perfectamente compartible (leonesismo social),
y expuesto como valor en actuaciones reivindicativas, no fracasa, revitaliza y
promueve lo leonés siempre.
En la
parte política, más o menos activa, UPL,
como promotora subyacente del acto; el PREPAL de Iglesias Carreño de inamovible
estructura, con presencia viva en aquélla del 84, hoy con su conocida pancarta
reivindicativa de la Región Leonesa; y
el PAL, representado por algunos dirigentes conocidos, colocaban al leonesismo
político en la discrepancia, con menos actividad de la que parecen deprender sus actuaciones, negativa de cara a “su” electorado.
Las
tres formaciones se implican demasiado en el menester que las apellida:
política. No son capaces de una fusión
desinteresada en puestos, hacer pedagogía leonesista, recobrar la presencia de
los leoneses como pueblo, en su
territorio y compartiendo cultura e
historia.
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