Reflexionando.
Tiempo atrás, en tanto avanzaba por el paseo arbolado, a la
orilla del río, en cuyos árboles la primavera hacía apuntar nuevas hojas e incluso adelantadas
flores en los jardines, en cierta manera, con incontrolado pesimismo, me recordaban la
lozanía de la juventud perdida. O, ¿tal vez, con optimismo, debería mejor decir: ¿el de la madurez bien ganada?
Absorto en las elucubraciones no prestaba especial atención a los viandantes a buen
seguro practicantes del axioma “quien mueve las piernas mueve el corazón”, que,
en uno y otro sentido de mi marcha, iba encontrando. ¿O eran tal vez “paseantes
del colesterol”?, pues la mejor recomendación pasaba por el paseo bien reglamentado, y la Condesa era un tramo muy recomendable.
Pero, el día 10 de Mayo pasado, era otra la causa y otro el motivo para despertar en mi el deseo de observar y acompañar a las personas leonesas, o leonesistas si se prefiere, que habían acudido a la llamada de una supuesta Plataforma independiente, para manifestarse. Por lo tanto no era el colesterol quien mandaba, sino el índice de leonesidad mostrado con orgullo reivindicativo desde Guzmán a
San Marcos.
A nadie se le debe escapar que, por encajar esta cualidad en el orden de lo sentimental, no puede ser mensurable per se, pero sí valorable en emotividad como manifestación pública. Y ésta tal como pude ir comprobando era alta. Corto el número de participantes pero comprometidos. El factor numérico, siempre es mejorable, en este caso para nada comparable al de aquella fabulosa del 84 ¡Lástima!
Me atrevo a afirmar que hubo desigual calificación para los asistentes, por su diferente motivación, que no trataré de puntuar, pero sí constatar. En los organizadores 30 Años Sin…, que se esforzaron en manifestar independencia organizativa, no se sabe para qué, no se lo creímos y fallaron al medir su fuerza. En los políticos leonesistas: UPL en su papel potenciador que trataban de esconder “para que se notara”. El PREPAL siempre presente, con sus fieles. Ambas Formaciones en pos de méritos para el voto.
Un breve apunte debo colocar dedicado a la presencia socialista representada por el “colectivo Baldomero Lozano”, con su pancarta < Por el Futuro de la Región Leonesa>. Desconozco si este deseo era dentro o fuera del ente autonómico, un matiz diferenciador importante, al que, por otra parte, no sé qué esfuerzo se les va permitir dedicar.
Mención especial merecen las personas con estimulación
leonesista social o económico social,
dinamizadoras de todo tipo de manifestación en defensa de lo leonés; sin cuya
notable presencia hubiera caído el factor numérico hasta cifras de fracaso
popular pleno. Exhibían músculo
leonesista quienes bandera purpurada en mano, simplemente portándola o
flameándola reiteradamente, marcaban presencia y reclamaban atención. Luego
estábamos los que, cumplimentando una modalidad
que va tomando cuerpo, nos cubríamos con ella blindando nuestro
sentimiento como leoneses comprometidos. Sin olvidar a los que con su comparecencia física, sin símbolo
alguno, movilizados anímicamente, tanto
o más, también ocupaban su espacio en
el paseo.
En la mayor parte de los medios locales se haría, sin faltar a la verdad, pero con intención machacona, una comparativa con la de hace 30 años, y ello para calificar a la del sábado día 10 de fracaso. Fracaso del leonesismo, se incidía, por ser éste como movimiento
político con soporte social amplio, al que se teme en el ente, e interesa partidistamente a los dos grandes PP y PSOE
adormecer y anular.
La baja participación, me atrevo a colocarla en el
debe de la organización. Muy monopolizada y sin buscar el apoyo del leonesismo
asociativo cultural para la movilización.
Si hay algo inamovible esto es el sentimiento de “ser
leonés”, que nunca nos podrán arrebatar desde el ente autonómico; ése que trata de confundirnos, habla por nosotros
y se lo toleramos; cuya mala gestión y
modos nos aprisionan socialmente,
forzándonos para que asumamos una nueva identidad cocinada en la Fundación
Villalar. Pero tengamos presente: El ente autonómico es una imposición
política, así que, desde este mismo arte, con minúscula, se puede modificar.
Entre los leoneses no encuentran sustrato sustentador, sí indiferencia, y tan
solo deseo de permanencia en los políticos que dicen ser de León.
El sentimiento leonesista, siendo sustancialmente el mismo, puede adquirir distinta valoración según en qué fase histórica lo analicemos como un hecho social.
En contra de la castellanización estamos todos los leoneses, pero es poco tenerlo interiorizado, de vez en cuando hay que mostrarlo colectivamente aunque sea en un paseo corto como el del colesterol de la Condesa. Recapacitemos, por favor leoneses, no hay necesidad de estar en contra de nadie, pero sí, y además manifestarlo públicamente, en nuestro favor, el del Pueblo Leonés que a toda costa tratan de castellanizar desde el ente autonómico.
El sentimiento leonesista, siendo sustancialmente el mismo, puede adquirir distinta valoración según en qué fase histórica lo analicemos como un hecho social.
En contra de la castellanización estamos todos los leoneses, pero es poco tenerlo interiorizado, de vez en cuando hay que mostrarlo colectivamente aunque sea en un paseo corto como el del colesterol de la Condesa. Recapacitemos, por favor leoneses, no hay necesidad de estar en contra de nadie, pero sí, y además manifestarlo públicamente, en nuestro favor, el del Pueblo Leonés que a toda costa tratan de castellanizar desde el ente autonómico.
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