Vaya
en primer lugar mi rechazo a que Emilio Gutiérrez, como alcalde, en mi nombre como leonés (en nombre de los
leoneses, se ha dicho) descubriera en las Cortes Autonómicas, una placa
recordando un pasaje histórico de gran importancia para los leoneses del
Reino de León de entonces. Y que a los actuales, herederos directos y únicos, los
ciudadanos de la Región Leonesa, se nos quiera sujetar lo nuestro en una pared de
unas Cortes que los leoneses de León, al menos, nos obligaron por decreto (léanse razones de
Martín Villa) a admitir.
Es
tan pobre el homenaje, una placa, que siento vergüenza ajena cómo el alcalde se
aviene a reconocer el acto como de gran magnificencia. Un hecho que hoy
califican de excepcional, y en 1988, octavo centenario, se encargaron de buscar
“historicistas” a medida, para que el hecho de que los leoneses de la época
ensayaran el parlamentarismo convocados por Alfonso IX, Rey de León, fuera
minimizado hasta el extremo, y además
castellanizada la rememoración.
Entre
los citados historicistas no faltó quien a los representantes del pueblo
asistentes a la Gran Curia, Cortes, de
Alfonso IX, les llegara a situar como vocingleros paisanos a quienes se dio
casual entrada a la Curia. Más o menos. O para que aportaran dinero.
Si
el alcalde se encontraba feliz con tan mínima “concesión”, una placa
autonómica, o no siente lo leonés, es demasiado mandado, o desconoce el valor histórico de lo que
fuimos los leoneses y nos lo silencian. Interesadamente “lo olvidan” en el ente
autonómico, sin que él y otros también en cargos políticos, se muevan
convenientemente como leoneses celosos de nuestro pasado, para preservarnos sin amancebamientos castellanos.
Qué
hubiera dicho un leonés sensato y comprometido con nuestras cosas, en ésta y en
situaciones similares, algo así como: Lo que se nos deben a los leoneses es
tener en nuestro territorio regional leonés las Cortes Autonómicas. Siempre,
claro está, que, tras una consulta popular, hubiéramos refrendado la
pertenencia a una Comunidad compartida ( y esto no es una redundancia pues en
ésta nada se comparte, todo se centraliza.)
Pero claro el centralismo vallisoletano va por
otros derroteros, de manera que el paño caliente de la placa no nos sirve.
Alejandro
Valderas. A quien respeto por ser representante leonesista en unas Cortes que
no son nuestras; en principio le reprocho no habernos informado a los leoneses, en tiempo y
forma, de la idea de la
placa, del texto, y de que iba a acudir
al “descubrimiento”. Desconocemos los leoneses y los leonesistas de a pie, qué tipo de gestiones hizo al enterarse de la envenenada intención de la placa en
una pared de unas Cortes, que, cuando
menos, debieron estar aquí. Y para colmo ni tan siquiera han dado cuerpo a una
promesa tan de mínimos, como hacer alguna reunión institucional del parlamento
autonómico en León. El colmo de la perversión de lo leonés, enfocándolo hacia
el olvido.
La han colocado en
una pared de la Sala Internacional de Comisiones, la segunda en importancia han
dicho, y tratando de ir de generosos la añaden otro nombre: Sala Cortes
de León, así en comandita, y de segunda división.
Finalmente,
el ente autonómico, ése que habla por nosotros y se lo permitimos, nos da lo
que merecemos ¡NADA!, ¿para qué otra cosa, si además seguimos votando a los
autonomistas que lo dirigen y nos han enmascarado hasta las ideas leonesistas? ¡Hay
que recapacitar leoneses!
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