22 de febrero de 2014

"Concienciar" desde la Universidad

"Alentar el sentimiento de Comunidad"


La señora presidenta de la Cortes Autonómicas, (nunca, regionales, como ellos, los autonomistas del ente dicen) que lo es también de la fábrica de elaboración de una supuesta identidad amalgamada castellanoleonesa  llamada Fundación Villalar, está buscando colaboración en la ULE para que den pábulo a su plan de identidad comunitaria con un  único pueblo, algo imposible en León donde los leoneses, lo expresen o no, nunca se sentirán castellanos e integrados en una comunidad que les fue impuesta.

Señor Rector, doctor Hermida, si la ULE tiene autonomía, como debe ser, no es posible aceptar, ni bajo amenaza de cicatería en el presupuesto, pues éste por ley el que nos pertenezca, ni por imposición de la señora García Cirac, para que favorezca una conciencia de comunidad, cuando ésta nos es adversa, nos margina y nos despersonaliza como leoneses.  Que no nos venga a hablar del Estatuto, pues no es otra cosa que la letra que nos ata al ente autonómico.

Días atrás la señora presidenta vino a hablar de viajes literarios y entró como a escondidas para no recibir el abucheo de los leoneses que se manifestaban en contra de la intromisión fundacional, ésa que también preside, desde la que tratan de anular la identidad leonesa.  

Su presencia, como Fundación Villalar, y el rechazo popular que obtuvo mostrado in situ, dio lugar a comentarios. Entre ellos un escrito de César Gavela en Diario de León, para mi demasiada cargado de contundencia crítica generalizada al leonesismo.

Esto es lo que me ha llevado a la siguiente reflexión:

 El leonesismo del león rampante


En los primeros días del mes de febrero, en el Club de Prensa de  Diario de León tuvo lugar  un Congreso de Literatura de Viajes, percibido como un acto de connotación  políticoliteraria, pues lo promovía la Fundición Villalar, que, sabido es, tiene como finalidad primera la creación de una identidad en la forzada Comunidad  hoy llamada Castilla y León, en sus orígenes Castillaleón.  

Recordemos que, para este nada bien intencionado amancebamiento nominal,   requerían un pueblo único, de ahí el  esfuerzo homogeneizador hacia lo  castellanoleonés. Poco ha importado  que los leoneses mayoritariamente lo rechazáramos, ellos, los autonomistas autonómicos, han seguido,  los leoneses en ésas están, y los leonesistas así lo manifestamos.

No es fácil comprender el posicionamiento, o manifestación extrema del señor Gavela hacia el leonesismo.  Alude al social y capitalino, que lo entremezcla con el  movimiento reivindicativo sociopolítico, y el  sociocultural. Y lo hace en este  medio con un escrito titulado: “Lumpen leonesismo”,  a propósito de la protesta popular  ante el desembarco político de la Fundación como patrocinadora del  evento citado.

Quienes en la calle, aquellos días, soportando el rigor climatológico, bandera leonesa en mano mostraban su desagrado,  su rechazo,  no al acto en sí, lo que él quiere obviar, sino a la Fundación,  siempre dispuesta,  y sin limitaciones económicas, cuando se trata de cumplir sus fines fundacionales de enmascarar lo leonés en lo comunitario castellanoleonés, y llegado el caso, castellano;  algo exasperante, cuando menos, si se tiene compromiso de “ser leonés”.

Tal postura, o mejor impostura, por tratarse de una institución autonómica que encubierta por lo cultural,  sin sutileza alguna ya, interviene en todo lo nuestro: social, costumbrista,  tradicional, o sea lo básico, para ponerlo el sello castellanoleonés; tal como preconizaba el profesor Julio Valdeón,  “sobre los valores sociales y no solo desde aspectos historicistas”, que también, como  enmarañadamente hacen, añado.  Es evidente que tal cosa crea rechazo popular, y que  éste no tiene otra forma de expresión más expeditiva que, bandera leonesa en mano, corear los que somos: leoneses,  no  castellanoleoneses y mucho  menos castellanos. Y conste que esto de reivindicar en público no le resulta fácil al pueblo leonés.

 Lo de lumpen leonesismo, se asemeja a un insulto, aunque para suavizar una posible “no mala intención”,  lo dejemos en una muestra peyorativa,  pero que toca de lleno a quienes poseedores del sentimiento conocido como leonesismo,  marginados sí, pero por el ente autonómico que lejos de escucharnos como pueblo nos tilda de intransigentes, cuando lo que  en realidad  hacemos, es vivir lo leonés y defenderlo con la garra de nuestro león rampante.

Los “activistas” de esos días, los de la “astracanada”, no soltaban “aullidos anticastellanos”, coreaban, o si se prefiere gritaban a coro, que, como leoneses, no admitían la castellanización, pues supone la pérdida de la propia identidad leonesa. Seamos respetuosos. Al parecer éstos eran representantes de  una  “ideología que  vive momentos fúnebres”.  ¡Nunca! el leonesismo social ha sido, y dada su naturaleza sentimental puede ser,  una ideología.  Ni siquiera el movilizado políticamente es equiparable a ella. Tal sentimiento vivirá mientras haya leoneses. 


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