Uno no puede
menos que añorar aquellos primeros compases, cuando, en la incipiente formación
política UPL, había un objetivo claro: la Autonomía Leonesa. En esos momentos
de sentimental euforia defensiva de lo leonés, propugnada y compartida desde la
vehemencia leonesista, explosiva a
veces, reposada y de base las más, sin faltar la cerrazón de cero tolerancia a
la castellanización, primaban los
valores personales leonesistas para acceder a los puestos significados.
El rodaje en los
menesteres reivindicativos autonómicos,
y de oposición a León con Castilla, fue acumulando en animosos leonesistas
valores que además de fortalecerles, significándolos, supondrían gran motivo de
confianza para quienes, estando dispuestos a colaborar con el incipiente
leonesismo político autonómico, veían en ellos a dirigentes con carisma o
capacidad de convocatoria popular. Así esto,
sin más, eran llevados a los puestos de relevante importancia en la formación,
con la mejor intención de quienes les reconocían, y, en principio, de los sin más ambages
elegidos.
“Tocar poder”, he ahí una
frase que no tardó en oírse en el seno de la formación. Tocar poder para
facilitar la labor reivindicativa, era como una condición vital para el desenvolvimiento
en política. En principio, nada es malo; pero movido o manipulado puede tomar
rumbos no fáciles de controlar, dada la inestable condición humana, perdiendo
limpieza en, al menos, dos vertientes: Un mal uso personal de aquél. Y
apetencias en advenedizos. Tanto en un preferentista municipalismo capitalino,
como en el plano autonómico, con procuradorías mal entendidas o equívocas. En
cuanto al regionalismo triprovincial, un Pueblo Leonés sin saber recuperarlo,
tan sólo se daban pinceladas en Zamora y más tenues aún en Salamanca.
Desde aquel
romántico leonesismo primigenio vivido y compartido en la formación, por el
serpenteante camino fueron quedando leonesistas maltratados o desvinculados por
ser molestos. Un incordio vivo para unos y luego para otros, repitiéndose la
historia. Mucho han cambiado las cosas,
tanto que, a veces, cuesta mucho seguir reconociendo los originales valores en
la formación, que puedan llevar al público votante a
confiar en la siglas UPL sin recelo alguno, tal como en aquel entonces
se hacía. Debo añadir, para no inducir a error, que en especial aludo a aquellos leoneses que siempre han vibrado ante
los valores culturales leoneses y más aún en los leonesistas, militantes o no, siempre un poco más enamorados de nuestras
cosas.
El Concejo
Abierto, en UPL, que se citaba como tradicional sistema democrático leonés,
llegó un momento en que sin marginarlo de facto, se optó por acudir a los más
operativos Congresos para seguir con los avatares de la formación.
En éstos cabe un
cierto dirigismo desde el “aparato”. Esto
es, llevar el voto hacia lo que más interese en cada momento. En el último, el que llevó al señor Sendino a
la Secretaría General, pudimos ver como la tirantez entre los “contricantes” a
los puestos directivos, ya desde los pasos preparatorios y también en el
momento congresual, eran tales, que primaba por encima de la visión en
conjunto de estar ante un momento clave para volver a los verdaderos valores
que se debían de estar transmitiendo a la fiel militancia asistente. Se obviaba
la pedagogía leonesista, un verdadero objetivo social.
Ha anunciado el
señor Sendino que quiere tener encuentros con el leonesismo social. La pregunta
inmediata es, ¿para qué? He oído decir que en la formación se piensa,
de cara a las elecciones municipales y sobre todo para las autonómicas, en unas
primarias, para elegir candidatos y programa con el
leonesismo asociativo cultural tomando parte activa. Veremos.
No hay comentarios :
Publicar un comentario