“SON LAS OBRAS LAS QUE PERDURAN”
He preferido
encabezar estas líneas, nostálgicas pero exultantes, con una frase de un
escrito de D. Juan Crisóstomo Torbado, arquitecto y leonés, leída y anotada por
entenderla como valiosa en la exposición
que sobre su actividad profesional y restauradora, pudimos contemplar en el
Palacio de la Poridad apenas iniciado el año 2001.
Por cierto, un montaje excelente y muy
asequible en el futuro Museo de lo leonés o ¿de León capital?, según se decía,
quedando en nada lo prometido. Por lo
expuesto, se podía apreciar la encomiable labor, poco o nada divulgada, que
este artista, detallista, minucioso y metódico se impuso. Indudablemente nos ha
dejado un bellísimo legado, una fructífera obra, especialmente en nuestra Catedral.
Para que pudiéramos conocer con cierto detalle la figura de J.C.
Torbado y su fecunda labor fue necesario que sus familiares, previamente,
hubieran donado al Museo Catedralicio algo más que sus recuerdos, y que el
Cabildo y el Ayuntamiento de León en el 2001, centenario de la reapertura al
culto del primer templo leonés, después de una gran obra de reparación y
reconstrucción en la que tomó parte activa Torbado, se tuviera el genial acuerdo de mostrarnos
quién fue y qué hizo, apenas hacía un
siglo, nuestro paisano.
Finalizando el siglo XIX, Torbado tuvo oportunidad de contemplar las
vidrieras cuando éstas, para su restauración, habían sido bajadas de sus
ventanales. A las que pudo soplar, metafóricamente hablando, el polvo de los
tiempos que, a modo de pátina dañina, campeaba sobre la historia relatada en
tan hermosos cristales y a todo color.
Aprovechó el
momento para su estudio a la par que tomaba, más que apuntes o bocetos,
magistrales dibujos rescatando formas y coloridos.
El proceder artístico
Hoy hemos podido leer, e interpretar, en
Diario de León, que a Juan Crisóstomo Torbado no le importaba cobrar sus
trabajos como arquitecto en la restauración de la Catedral de León tomando algo
artístico de valor, tal como una tabla del retablo de Nicolás Francés:
Pero no pongamos el énfasis en lo
crematístico, había algo más profundo; lo que pasaba a ser de su propiedad, era
estudiado a fondo, restaurado, o repetido.
De la exposición
citada tomé unas frases de una carta suya que nos puede dar idea de su
personalidad artística en la que volcaba su mejor sentimiento leonesista:
Dicen que me convertí en el paladín del arte
glorioso...he ejercido un leonesismo de trabajo inteligente o un inteligente
trabajo de leonesismo... que sé yo... Son las obras las que perduran.
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