11 de diciembre de 2013

Cuando lo leonés marca leonesismo

Un leonés bien arraigado en nuestra cultura era Joaquín López-Contreras.  Le conocí y convivimos nuestra  etapa formativa en el Colegio de los Agustinos. Después, por rumbos distintos, la relación sería esporádica, pero siempre afable en los encuentros, no podía ser de otra manera dada su condición de persona sencillamente cordial y generosa.


No trato de componer con  estas líneas un panegírico, no es este el lugar ni el momento, siempre he dicho que en vida es cuando de viva voz o en letra impresa, se deben mostrar los afectos, y si procede, en clave de lisonja, mostrar los mutuos pareceres.

En el borrador de un tercer libro en clave leonesista que estoy elaborando, le tengo delicado un cariñoso recuerdo, eran momentos en los que se entrelazan compromisos leoneses vividos a distinto nivel, según  en qué ocasión. Pero antes de traer aquí una pequeña transcripción de éstos, no puedo menos que rescatar, los más destacable a mi entender,  de lo dicho por Emilio Gancedo en su adiós a este personaje que, en su haber, gozaba de elementos culturales leoneses suficientes para que el puntilloso periodista de lo cultural leonés, los haya venido a destacar. DL 10/12/2013



“Una de las personas que con más ahínco trabajó en el León contemporáneo para hacer avanzar esta tierra, que ocupó puestos de responsabilidad en instituciones claves para entender la cultura, la sociedad y el mundo económico leonés…”

Como presidente de la Fundación Sierra Pambley, ésta, dice Gancedo,  “recuperó su identidad y desplegó una actividad socio-cultural de enorme intensidad, uno de cuyos momentos álgidos fue la creación del museo en el inmueble que le sirve de sede frente a la Catedral.”
Le califica como “elegante luchador a favor de León”, algo que comparto plenamente.

Su amigo Antonio Gamoneda, premio Cervantes 2006, en el mismo medio y página le dedica un emotivo recuerdo con líneas llenas de cariño, componente máximo de una gran amistad, que no duda en mostrar con docta palabra el gran literato:

“Cabe que haya seres humanos que son solamente ellos mismos, que empiezan y terminan en sí mismos. Pero, afortunadamente, hay otros cuya personalidad, cuyos actos y sentimientos se proyectan en el entorno viviente, y este entorno les interioriza, les hace suyos, de manera que se produce una comunicación profunda, una reunión profunda, mejor dicho quizá, que sobrepasa los límites de la simple cordialidad. Joaquín López-Contreras, casi sin proponérselo, con sencilla naturalidad, era una de estas personas.”
Un perfecto resumen de unas cualidades no fáciles de encontrar.

En la vertiente de la leonesidad de López-Contreras, que es la que yo trato de acercar al lector, traigo un pasaje que, en el libro, parcialmente autobiográfico, más o menos quedará así:
“La convocatoria  de una mesa redonda sobre el tema autonómico,  causó  en mí un doble interés.  Conocer las opiniones de los participantes era obligado en esos momentos preautonómicos, y, además, porque iba a tener lugar en salones de los Padres Agustinos. Claro, en el nuevo Colegio en la carretera de Alfageme, puesto que el otro, al que había asistido como alumno más de diez años, en el centro de la capital, había sido derribado sin piedad, en agosto de 1977.

Pero había otra razón que me motivaba, intervenía también un condiscípulo, Joaquín López-Contreras, cuyo mensaje en el sentido leonés y autonómico no conocía en detalle, pequeños apuntes sí, de los que venían adornando su personalidad.

Tuvo lugar el sábado 25 de febrero de 1978.  Y el domingo el periódico La Hora Leonesa, servía la noticia bajo el titular: Animada mesa redonda en torno a nuestra posible autonomía.
Promovida por la Asociación de Padres de Alumnos,  la mesa estuvo moderada por el Padre Agustino José Gutiérrez Álvarez, catedrático de historia en la Universidad de Madrid. Intervinieron Cordero del Campillo, Antonio del Valle, Ubaldo Nieto, Roberto Merino... éste  como única voz discordante en nuestros derechos, pues, según su parecer, ni teníamos región, ni personalidad, ni identidad, ni…

Y he dejado para el último lugar a Joaquín López-Conteras, no porque así fuera  su intervención, ni en momento de actuación, ni en importancia sus palabras, simplemente para cerrar este comentario con algunas de sus ideas que yo suscribiría sin dudar: No le asustaba el término nación, y consideraba como  bueno el de  región,  aplicados a nuestro León, en función de lo que fue, hoy es, y  que otros quieren hacer olvidar. Una región compuesta por tres provincias: Zamora, Salamanca y León...”     Todo me complacía enormemente…
Sirva esto como mi modesto “hasta siempre” al condiscípulo, y, en especial, a un gran leonés culturalmente comprometido.

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