23 de octubre de 2013

Izando el pendón leonés por San Froilán


Creo que el lector no verá fuera de tiempo la presente página. Pues el tema aun siendo puntual, por San Froilán, más que informativo es reflexivo, de ahí que hoy, conseguida la composición fotográfica junto a secuencias dinámicas, hasta  componer un vídeo,  el enlace va incluido para formar un todo. Gracias.


IZANDO EL PENDÓN

El azul otoñal  del cielo en la capital leonesa se mostraba remiso a dejarse ver en la mañana  en la que se estrenaban las Fiestas de San Froilán  2013. Un viento, suave y fresco, poniendo su mejor deseo en alegrar la luminosidad del día, arrastraba por momentos las nubes creando unos azulados espacios que, alternando en formas y momentos, animaban a los leoneses que nos íbamos concentrando en la plaza, allí donde San Marcos nos mostraba su impertérrito plateresco, iluminado a ráfagas por el sol. ¡Se alejaba por momentos la amenaza de lluvia!

No todos éramos espectadores, la gran mayoría eran actores dinámicos,  cada vez más voluntariosos, y dispuestos a mostrar  y  hacer vibrar a los leoneses, al compás de lo tradicional,  que siendo de cada lugar, de cada pueblo, el pendón con su magnificencia vertical, es enseña y orgullo de cada cual,  y de todos.

La faceta sentimental, el afianzar lo leonés, lo tradicional, lo de siempre, lo que nos identifica, mediante la espontaneidad que ponen los actores, es algo que debía comparecerse con  la sensibilidad en los espectadores, si es que, de alguna manera,  queremos dejar de serlo,  para vivir como propio  lo que aquéllos nos quieren mostrar, y que es historia. 

No digo que esto sea la tónica dominante en ambos, espectadores y actores, ojalá lo fuera, pero cada cual en su faceta deben estar dispuesto a compartir, a comprenderse, que es creer y hacer ver el “ser leonés”  como una cualidad camino del sentimiento de un pueblo: el Pueblo Leonés. 

Por ello invito a los leoneses que prueben algún año a pasear en la plaza de San Marcos, en esa mañana festiva leonesa, por San Froilán, y lo hagan con detenimiento entre el paisanaje puramente leonés, sus convecinos provinciales, sin interferir más allá de lo cortés y participativo, cuando afanosos se emplean bien concentrados en el meticuloso montaje en las varas  los cada vez más cuidados paños.

Estos momentos de metódica preparación, son el paso previo a la  gran manifestación de destreza que lleva aparejado el manejo de la gran bandera, ¡el pendón de su pueblo!, puede que sin pensar los actores, que, manejando con  lógico orgullo la enseña de su propia localidad, más allá de lo físico y material,  uniéndose para la exhibición a las de los otros pueblos, toma lo simbólico un más amplio ámbito, el provincial. Y aún más, me atrevo a decir que el multicolor ondear de las adamascadas telas, refuerza lo regional leonés, a poco empeño que pongamos en que no pierdan tal rango.

Pude observar esa mañana, en tanto me movía entre los “actores”,  a un niño que acompañaba a su padre sin perder ni el más mínimo gesto de la actuación paterna en la preparación del pendón que habría de portar luego. 
No importa el pueblo, ni el nombre  de los dos personajes citados, que  formaban parte de un animoso grupo de seis personas, sino la muestra de lo que supone la transmisión de los valores tradicionales, pues en tanto el adulto hacía su trabajo hablaba al niño sobre la labor realizada.

Aprovechando la masiva concentración de personas implicadas en tan festiva concentración, otros leoneses  comprometidos en la defensa del patrimonio comunal  leonés, el Concejo, las Juntas Vecinales en peligro, se movían de aquí para allá repartiendo octavillas informativas  llamando a la ciudadanía a que tomaran conciencia de la necesidad de oponerse  al expolio de los bienes comunales.  

También se entregaban pegatinas, solicitando que las llevaran adheridas sobre sus ropas los pendoneros, entendiendo que éstos, como representantes de sus pueblos en lo tradicional, cooperarían también así en  la defensa de las JJVV. Pues bien, había quienes rechazaban, no sólo  la idea de llevar pegada la reivindicación, sino, y tal vez por obtusa incomprensión, ser partícipes de la acción de defender el patrimonio en peligro. ¿Qué  nefasta lección aprendería el jovenzuelo aquél, ante tal negativa a defender el patrimonio comunal leonés?


Año tras año se va perdiendo la oportunidad de practicar y compartir el que debía ser un momento clave: iniciar el desfile, interpretando el himno a León, a golpe de tambor y dulzaina, pero sin practicar  el izado de los pendones al unísono.

¿Se imagina el lector la plasticidad del momento: los pendones apoyado en el suelo el extremo de la vara,   el de sujeción, en tanto  mástil y tela,  en plano inclinado, son sustentados  a distinta altura por el equipo correspondiente,  tal  como exige un primer tiempo del alzado, antes de efectuarlo total y conjuntamente, los más de  250 pendones, cuando el “rataplán” del tambor inicie el himno? Por supuesto sin buscar  rigurosidad militar, sí compenetración y complicidad. Se añadiría así vistosidad  a los ojos del espectador foráneo, y, además,  gran emotividad en los leoneses participantes,  que se iría incrementando de año en año, si el ayuntamiento capitalino lo cuidara o procurara que otros lo hicieran. 

Creo interesante que se vea el vídeo:
http://www.youtube.com/watch?v=tKdgLm62Ndw








No hay comentarios :

Publicar un comentario