En el siguiente artículo de opinión, publicado allá por el 1998, creo que ya venía a destacar el papel absorvente y centralista del ente autonómico, y el control que iba a someter a todo lo leonés.
MUSAC, Auditorio, “tocara y fuga”
Es
cierto que León tenía carencias cuando el cerrojazo político lo enclaustró en
una Comunidad que nunca será improcedente repetir la inventó el Sr. Martín
Villa. Muchas de esas carencias aún persisten gracias al ente, que, empleando
toda clase de procedimientos, intenta englobarnos, no comprendernos y mucho
menos escucharnos, a los leoneses naturalmente.
Por
ello es lícito decir hoy que León, esclavo de esa incomprensión,
al tiempo que sigue sin contenido político claro en esta Comunidad, tampoco sería exagerado apuntar que es
exprimido, en tanto se nos da a cuentagotas aquello que nos es primordial, o
incluso precisamente por ser vital para nuestro desarrollo, nos lo administran
con cicatería. Así las cosas, León
camina en el furgón de cola del tren del
desarrollo que comanda Valladolid, no precisamente como locomotora, sino como
beneficiaria indiscutible. Tan solo la iniciativa privada y el esfuerzo, cuando
no sacrificio de los más débiles del pueblo leonés, contribuye a disimular un
poco el panorama socioeconómico.
Sutilmente
primero y sin recato alguno en la actualidad, a Valladolid, sus políticos la
han encaramado al título de primus inter
pares, válido para “pucela”, no así, especialmente, para los componentes de
la región leonesa que no gozan de paridad alguna. Amén de saber llevarse la capitalidad y la
ubicación de todas las instituciones
dimanantes del ente, su apetito es tan insaciable que se apropian de la
práctica totalidad de los proyectos que surgen u otros proponemos.
El
Centro de Arte Contemporáneo, allá por el año 1995, fue reclamado como
creación para León cuando apenas era un
embrión, un apunte autonómico, y fue
hecha tal reclamación por más 300 Artistas leoneses, que andando el tiempo, el
silencio autonómico y el componente político a casi todos también les iría
enmudeciendo.
Hemos hablado de Centro de Arte, pues
lo pensado entonces no era un museo
propiamente dicho, sino algo activo y dinámico para actividades
artísticas. Y como siempre, siendo
generosos, o para hacer valer un derecho que se nos debería otorgar de facto,
ofrecimos edificios. Recuérdese, hablamos de El Seminario Mayor, Abelló, o solares como el de la Plaza Colón en
desuso, o suelo para un edificio nuevo en Eras.
Lo del
MUSAC, teniendo aparentemente esa misma finalidad, es un invento autonómico a
posteriori, y “nos lo proyectan” desde la Junta, cuando todo se ha
ido hacia otro lado, al de siempre como veremos, hacia Valladolid, aludimos naturalmente a la
importantísima colección, más de ochocientas obras, reunida desde el año 1987
por la llamada Asociación de Arte Contemporáneo de ámbito nacional.
Pedían en
aquél entonces nuestros Artistas que se
instalara en León, pero su destino estará en El Patio Herreriano en la capital
pucelana, en un edificio remodelado que
dedicará ocho salas a tal fin. La decisión final era de índole política, pero
“nuestros” políticos, incapaces de unirse para reclamar éstos u otros bienes,
ni pesaron en la balanza autonómica, ni levantaron la voz, una vez más, por
León.
Consumado
ése fiasco, nos presentan la maqueta de un edificio modular, a bombo y
platillo, que llaman MUSAC, dicen que será un referente del arte contemporáneo,
añadiendo: y de las nuevas tecnologías. Aparentemente pretenden que sea
conocido como Centro de Artes Visuales, todo tan experimental que tiene visos
de ser su contenido un “si sale...”.
Vienen con ese proyecto a silenciar nuestra primigenia demanda, aquélla
que muy bien razonaron en origen nuestros Artistas, pero que mal apoyada en
cuanto seguimiento de la idea, y defensa final por nuestros políticos, nos la
arrebataron de las manos otros, con garra.
Triunfó, una vez más, el
centralismo.
El Auditorio
edificado con recalcitrante parsimonia en un solar de Eras, al parecer no por
meticulosa ejecución, desde hace un año, más o menos, se habla de su
inauguración.
Éste y el Centro antedicho, en
dualidad simbiótica, se pensaron como integrantes de un mismo y fabuloso
edificio, algo impensable para un León sin peso autonómico, que pronto alguien
desde lejos los disoció, “enfriando” el museo en espera de atrapar la colección
de Arte Contemporáneo, allende nuestro León.
Se había
prometido uno de gran capacidad, “el mejor de España”, y se ha quedado en
polivalente y corto en cabida, que no puede hacernos olvidar aquél que la formación política leonesista UNLE, en
su campaña electoral de 1987 nos presentó a los leoneses, con prácticamente el doble de aforo, y a
ubicar en un Solar de la Serna. Todo un complejo que no procede aquí
detallar. Razones obvias impedirían su
ejecución.
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