El
cartel difícilmente podía anunciar con más brillantez el acontecimiento. En él:
La
Reina y Madre del Pueblo Leonés, sobre su trono, con el baldaquín plateado,
reposa sobre un generoso verde césped como el que Albar
Simón seguro que buscó con afán para su rebaño. Y que aquí, el artista, marcando el Camino sembrado de pétalos para la Señora, llega a conformar un hermoso tapiz.
La
composición alcanza su plenitud con la Virgen del Camino arropada por los
coloreados paños de los pendones, que toman el aspecto de una hermosa corola floreal, una aparente
rosa, donde resaltar la presencia de la
imagen de la Madre Dolorosa, talla del siglo XVI, Patrona de la Región Leonesa
* * *
Desafortunadamente
no será esta imagen la que van a procesionar las gentes de la Sobarriba,
mujeres y hombres que han sabido esperar, pero que, si las cosas no cambian a última hora, una
copia, y sin baldaquino, les será entregada para que reciba los agasajos de los sobarribanos a los que se les ha escamoteado el derecho a lo
mejor, algo que se les debía en honor a
su esfuerzo secular.
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