El socialista Fernández Cardo y el popular García
Prieto, como procuradores autonómicos se han prestado, en la capital leonesa,
dentro su papel político complaciente con el ente autonómico, a acudir
a los Colegios, o puede que sólo al Colegio Público Quevedo, para poner al
tanto del Estatuto a los alumnos del 6º de Primaria.
Hay entre ambos procuradores, además de la diferencia
ideológica, un matiz dentro de su personalidad leonesa, cual es: Cardo presume
de leonesismo, y yo así quiero
verlo; pero a tenor de su
posicionamiento en el ente, se muestra: “antes socialista que leonesista”.
Puede que su congruente posicionamiento dentro del PSOE de León, “no le permita
otra cosa”.
A García Prieto, no le he seguido en su trayectoria de
popular. Intuyo que en las Cortes autonómicas no está por vocación, más bien
por decisión política de quien manda en León, en la Diputación y en el partido Popular, y que a él le ha trastocado otros planes.
Para ambos, prestarse a venir a León a cantar las
excelencias del Estatuto autonómico es todo un ejercicio de fidelidad a sus
partidos, y por lo tanto al ente autonómico, que con tal cosa pretende
vigorizarse en el díscolo León. Me refiero en este caso a León como reducto de
la región del mismo nombre, que, bien es verdad, en este menester discrepante
fue más beligerante tiempo atrás que en
la actualidad.
Y matizo esto último. El leonesismo sociocultural está
en la brecha defensiva, día a día. El lonesimo político anda errático, sin que
se deba tomar esto como peyorativo, sino como una apreciación personal al verlo
dividido, y nunca adelantándose a los acontecimientos autonómicos. En cuanto a la amplia mayoría, la del "ser leonés" interiorizado, sigue respondiendo más a
lo ideológico que al propio sentimiento identitario, aunque esté amenazado por
el ente autonómico.
Están empeñados en conseguir para la Comunidad,
“una” identidad, y “grande”, toda vez que en el Estatuto coloreado,
iluminado y en letra para escolares, elaborado por los cerebros pensantes del
ente, para empezar ya destacan que es la Comunidad más grande de España.
La cuestión está en saber si el adjetivo, en extensión territorial cierto, va subliminalmente colocado, cual un grado de importancia
superior, para llevar a los alumnos hacia
un signo de magnificencia.
A esto nos podrían contestar los Maestro. Y bien que me gustaría conocer su apreciación
como docentes leoneses, y la valoración de las respuesta del alumnado. Por
cierto los Maestros nunca contestaron mediáticamente a nuestras preguntas, formuladas
desde Pro Identidad Leonesa, allá por
los 90, cuando estábamos en trámites con el Procurador del Común, para el
tratamiento correcto lingüístico-autonómico en los textos escolares, que nos
afectaba de lleno a lo leonés.
A los padres también les pedimos opinión, entre otras
cosas, si aceptaban que siendo ésta una
Comunidad mixta, dos regiones, era tolerable que la trataran desde el ente como
una sola y así se reflejara en los libros.
No puedo decir de pleno que no contestaron, por que precisamente la
A.P.A. del Grupo Escolar Quevedo de entonces, me pidieron como coordinador de la citada
Asociación por la identidad, que les mandara para su Revista un artículo, corto y conciso, si era posible, sobre el tema. Cumplí con su deseo, y mi
parecer quedó reflejado bajo el título: “Peculiaridad no es sinónimo de
Identidad”, año 1996. Eran los tiempos que, desde el ente, "muy generosos", venían en reconocer peculiaridades en León.
Cuentan los medios que ambos políticos en su papel de
predicadores del articulado, por materias escueto y entendible para el alumnado,
no consiguieron motivar a los educandos, que seguro que lo dicho les sonaba
lejano, y más cercano lo que se lee en los periódicos, se oye en los
telediarios, o se habla en las casas sobre crisis, vivienda, trabajo etc. Y no
prestaron atención o pasaban del tema cuando se les hablaba del Reino de León y
la convivencia de dos regiones en la Comunidad.
Puede que en el Colegio, centrados en la materia
curricular elaborada por mandato político autonómico, no se muevan ni un ápice
de ella, soslayando contar e impartir la verdad leonesa. Yo si fuera profesor, hablaría de Castilla y
de León, correcto cuando se trata de señalar una dualidad.
Señores procuradores Fernández Cardo y García Prieto, lo de las dos regiones en el Estatuto de
Autonomía de Castilla y León para
escolares, no aparece de forma fehaciente. Sí remarcan, en singular, “una región formada por nueve provincias”. Vuelven a insistir en su cerrazón unitaria y
unificadora, y así colocan en el título preliminar: Es una “Comunidad Histórica
y Cultural. Es decir, que todos los castellanos y leoneses tenemos una historia
y una cultura común”. Más incierto imposible. Dos regiones, leonesa una,
castellana la otra, no pueden tener una historia, y mucho menos una cultura,
común.
Su papel señores procuradores
suena a oscurantista, ¡gratuitamente oscurantista!
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