19 de marzo de 2014

Predicar el “evangelio” autonómico en las Escuelas leonesas.

El socialista Fernández Cardo y el popular García Prieto, como procuradores autonómicos se han prestado, en la capital leonesa, dentro su papel  político  complaciente con el ente autonómico, a acudir a los Colegios, o puede que sólo al Colegio Público Quevedo, para poner al tanto del Estatuto a los alumnos del 6º de Primaria.

 Hay entre ambos procuradores, además de la diferencia ideológica, un matiz dentro de su personalidad leonesa, cual es: Cardo presume de  leonesismo, y yo así quiero verlo;  pero a tenor de su posicionamiento en el ente, se muestra: “antes socialista que leonesista”. Puede que su congruente posicionamiento dentro del PSOE de León, “no le permita otra cosa”.

A García Prieto, no le he seguido en su trayectoria de popular. Intuyo que en las Cortes autonómicas no está por vocación, más bien por decisión política de quien manda en León, en la Diputación y en el  partido Popular,  y que a él le ha trastocado otros planes.

Para ambos, prestarse a venir a León a cantar las excelencias del Estatuto autonómico es todo un ejercicio de fidelidad a sus partidos, y por lo tanto al ente autonómico, que con tal cosa pretende vigorizarse en el díscolo León. Me refiero en este caso a León como reducto de la región del mismo nombre, que, bien es verdad, en este menester discrepante fue más beligerante  tiempo atrás que en la actualidad.

Y matizo esto último. El leonesismo sociocultural está en la brecha defensiva, día a día. El lonesimo político anda errático, sin que se deba tomar esto como peyorativo, sino como una apreciación personal al verlo dividido, y nunca adelantándose a los acontecimientos autonómicos.  En cuanto a la amplia mayoría, la del "ser leonés" interiorizado,  sigue respondiendo más a lo ideológico que al propio sentimiento identitario, aunque esté amenazado por el ente autonómico.  

Están empeñados en conseguir para la Comunidad, “una”  identidad, y  “grande”, toda vez que en el Estatuto coloreado, iluminado y en letra para escolares, elaborado por los cerebros pensantes del ente, para empezar ya destacan que es la Comunidad más grande de España. La cuestión está en saber si el adjetivo, en extensión territorial cierto, va subliminalmente  colocado, cual un grado de importancia superior, para llevar a  los alumnos hacia un signo de magnificencia.

A esto nos podrían contestar los Maestro.  Y bien que me gustaría conocer su apreciación como docentes leoneses, y la valoración de las respuesta del alumnado. Por cierto los Maestros nunca contestaron mediáticamente a nuestras preguntas, formuladas desde Pro Identidad Leonesa,  allá por los 90, cuando estábamos en trámites con el Procurador del Común, para el tratamiento correcto lingüístico-autonómico en los textos escolares, que nos afectaba de lleno a lo leonés.

A los padres también les pedimos opinión, entre otras cosas,  si aceptaban que siendo ésta una Comunidad mixta, dos regiones, era tolerable que la trataran desde el ente como una sola y así se reflejara en los libros.  No puedo decir de pleno que no contestaron, por que precisamente la A.P.A. del Grupo Escolar Quevedo de entonces,  me pidieron como coordinador de la citada Asociación por la identidad, que les mandara para su Revista un artículo,  corto y conciso, si era posible,  sobre el tema. Cumplí con su deseo, y mi parecer quedó reflejado bajo el título: “Peculiaridad no es sinónimo de Identidad”, año 1996. Eran los tiempos que, desde el ente, "muy generosos", venían en reconocer peculiaridades en León.

Cuentan los medios que ambos políticos en su papel de predicadores del articulado, por materias escueto y entendible para el alumnado, no consiguieron motivar a los educandos, que seguro que lo dicho les sonaba lejano, y más cercano lo que se lee en los periódicos, se oye en los telediarios, o se habla en las casas sobre crisis, vivienda, trabajo etc. Y no prestaron atención o pasaban del tema cuando se les hablaba del Reino de León y la convivencia de dos regiones en la Comunidad.
Puede que en el Colegio, centrados en la materia curricular elaborada por mandato político autonómico, no se muevan ni un ápice de ella, soslayando contar e impartir la verdad leonesa.  Yo si fuera profesor, hablaría de Castilla y de León, correcto cuando se trata de señalar una dualidad.

Señores procuradores Fernández  Cardo y García Prieto,  lo de las dos regiones en el Estatuto de Autonomía de Castilla y León  para escolares, no aparece de forma fehaciente. Sí remarcan, en singular, “una región formada por nueve provincias”.  Vuelven a insistir en su cerrazón unitaria y unificadora, y así colocan en el título preliminar: Es una “Comunidad Histórica y Cultural. Es decir, que todos los castellanos y leoneses tenemos una historia y una cultura común”. Más incierto imposible. Dos regiones, leonesa una, castellana la otra, no pueden tener una historia, y mucho menos una cultura, común.
Su papel señores procuradores suena a oscurantista, ¡gratuitamente oscurantista!
                            

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