1 de noviembre de 2012

De León rampante a cordero de Unicaja




 Cuando nuestra Caja de Ahorros y Monte de Piedad de León, pasó a denominarse Caja León no perdiendo el nombre ni el símbolo del león rampante, no podíamos sospechar los leoneses que nuestra Caja, porque era de los leoneses y con dinero leonés, estaba entrando en una fase en la que empezaba a olvidar a los clientes-impositores, en tanto elevaba un supuesto vuelo comercial. Tampoco nos sorprendió demasiado el nombre, porque Caja Madrid, marcaba el paso y hasta parecía “graciosa” la nominación.

Llegó el momento clave autonómico, León quedó aprisionado en un ente que el pueblo no había elegido, pero sí los políticos que, paulatinamente y por partidos,  fueron acariciando la idea de acoplarse a los puestos que se generaban, y eso tira mucho.  ¿Y el pueblo?, ¡qué les importaba el pueblo!, tan sólo somos votantes en potencia.

 Un toro cuernimocho que entraba al “engaño con facilidad”, sería el que viniera a sustituir a nuestro león cuando la Caja, nuestra Caja, decidió instalarse, por “insinuación” política, en Valladolid, en el centro del poder;  momento en el  que la silueta del León rampante fue apartado por el citado astado elaborado con cuatro bien trazadas líneas, pasando a  tomar la institución un nombre aséptico: Caja España.  Todo porque Caja León no sonaba bien a los autonomistas castellanos, absortos en sus planes neutralizadores de todo lo leonés.

“Nuestros políticos”, no mostraron ni un ápice del pundonor de otros, en los que levantaría ampollas, no ya que les anularan el símbolo de su pueblo, sino tan sólo el simple hecho de que alguien osara proponérselo.

En el centro del poder autonómico se pensaba en fusiones para conseguir una Caja potente para la Comunidad  que se estaban inventando. Ahí los políticos fracasaron parcialmente, pero la fusión de Caja España  y Caja Duero (Salamanca y Soria) nos afectó directamente,  y en ella convenientemente instalados los representantes políticos encontrarían sillones de privilegio remunerado.  Al parecer “todo político sabe de todo”. Pasaron a controlarla políticamente  los autonomistas aquéllos que siguen buscando hundirnos en la nada identitaria a los leoneses.

        



Unicaja, una saneada entidad  con implante originario en Andalucía, ha llegado a la fase española de recesión en mejores condiciones que otras, pero necesitaba más volumen, ¿de negocio?, y ahí estaba el Banco en apuros: Caja España- Duero… para dar volumen. Dada la precariedad alcanzada por éstas, los controles del Banco España no se hicieron esperar ni antes ni ahora.  Pero esto último se escapa de nuestro propósito.


Ahora  una especie de abanico que maneja como logo Unicaja, dueña del 70%,  será el símbolo primero que acogerá a las entidades fusionadas;  si es que se logra ésta en la que  Caja España y Caja Duero, no serán más que el  30%, de la entidad resultante,  y agradecidas de que no las repudien, pero controlado este porcentaje  por el Banco España.

 ¡Vaya camino que llevamos!






















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