Cuando
nuestra Caja de Ahorros y Monte de Piedad de León, pasó a denominarse Caja León
no perdiendo el nombre ni el símbolo del león rampante, no podíamos sospechar
los leoneses que nuestra Caja, porque era de los leoneses y con dinero leonés, estaba
entrando en una fase en la que empezaba a olvidar a los clientes-impositores,
en tanto elevaba un supuesto vuelo comercial. Tampoco nos sorprendió demasiado
el nombre, porque Caja Madrid, marcaba el paso y hasta parecía “graciosa” la
nominación.
Llegó
el momento clave autonómico, León quedó aprisionado en un ente que el pueblo no
había elegido, pero sí los políticos que, paulatinamente y por partidos, fueron acariciando la idea de acoplarse a los
puestos que se generaban, y eso tira mucho.
¿Y el pueblo?, ¡qué les importaba el pueblo!, tan sólo somos votantes en
potencia.
Un toro cuernimocho que
entraba al “engaño con facilidad”, sería el que viniera a sustituir a nuestro león
cuando la Caja, nuestra Caja, decidió instalarse, por “insinuación” política, en
Valladolid, en el centro del poder;
momento en el que la silueta del
León rampante fue apartado por el citado astado elaborado con cuatro bien
trazadas líneas, pasando a tomar la
institución un nombre aséptico: Caja España.
Todo porque Caja León no sonaba bien a los autonomistas castellanos,
absortos en sus planes neutralizadores de todo lo leonés.
“Nuestros
políticos”, no mostraron ni un ápice del pundonor de otros, en los que
levantaría ampollas, no ya que les anularan el símbolo de su pueblo, sino tan
sólo el simple hecho de que alguien osara proponérselo.
En el centro del poder autonómico se pensaba en fusiones para conseguir una Caja potente para la Comunidad que se estaban inventando. Ahí los políticos fracasaron parcialmente, pero la fusión de Caja España y Caja Duero (Salamanca y Soria) nos afectó directamente, y en ella convenientemente instalados los representantes políticos encontrarían sillones de privilegio remunerado. Al parecer “todo político sabe de todo”. Pasaron a controlarla políticamente los autonomistas aquéllos que siguen buscando hundirnos en la nada identitaria a los leoneses.
Unicaja,
una saneada entidad con implante
originario en Andalucía, ha llegado a la fase española de recesión en mejores
condiciones que otras, pero necesitaba más volumen, ¿de negocio?, y ahí estaba
el Banco en apuros: Caja España- Duero… para dar volumen. Dada la precariedad
alcanzada por éstas, los controles del Banco España no se hicieron esperar ni
antes ni ahora. Pero esto último se
escapa de nuestro propósito.
Ahora una especie de abanico que maneja como logo
Unicaja, dueña del 70%, será el símbolo
primero que acogerá a las entidades fusionadas; si es que se logra ésta en la que Caja España y Caja Duero, no serán más que el 30%, de la entidad resultante, y agradecidas de que no las repudien, pero
controlado este porcentaje por el Banco
España.
¡Vaya camino que llevamos!
No hay comentarios :
Publicar un comentario