En Diario de León he dicho:
http://www.diariodeleon.es/noticias/opinion/morano-senador-mas-honorable_744824.html
Artur Mas, el catalán de Convergencia, molt honorable president de la Comunidad de Cataluña, es hoy sobradamente conocido por todos dado su último papel, político, que le ha llevado a alentar el independentismo, disfrazado en el derecho de Cataluña a ser un nuevo país en la UE; posibilidad que no vamos a analizar. Desempeñando muy bien el papel aludido, con cierto aire de superioridad de quien se ve respaldado por gran mayoría de catalanes, está jugando sus bazas de preeminente valor, por lo que se muestra molestamente altanero. La fuerza independentista que ha ido creciendo en los catalanes de a pie, ha estado instigada largamente por los partidos de la izquierda catalana, objetivable desde lo simbólico como la senyera que ha ido dando paso a l’estelada del independentismo, colocada en los balcones, y con profusión.
Juan Morano, senador del PP por León, actualmente fuera del partido y en un Grupo Mixto senatorial, antes fue diputado, de cuya lista en las pasadas elecciones fue apartado por la cúpula provincial, léase Isabel Carrasco. En León todos saben que años antes ejerció en la política local, precisamente durante los momentos álgidos autonómicos. Y justo en este punto es donde fijaremos nuestra atención.
También jugó con destreza sus bazas, interpretó muy bien su papel con aire de suficiencia, tenía capacidad para ello y tirón personal. Se movió con autoridad en su papel personalista, acaudillando, o mejor deba decir recolectando el voto del leonesismo. Siendo a éstos, los leonesistas, sufridores de un especializado amor por su tierra, a quienes un tiempo trató de guiar con la flauta mágica de su rechazo a la autonomía con Castilla. No pretendo comparar los valores y actuaciones de ambos personajes, simplemente destaco con sencillez coincidencias. Mas, con el «som una nació», alienta a los ciudadanos, y nuestro político lo hizo con el «solos podemos».
Tal vez dejándome llevar de cierta candidez en la interpretación de algunos hechos, pude haber pensado entonces, en los prolegómenos autonómicos, y valorado como posible después, que, Morano, de haber tenido un mínimo de elemental sinceridad en su supuesto «caudillaje» leonesista, y su «rechazo frontal» a la Junta autonómica le hubiera salido del corazón, y no de la especulación del voto para escalar en el partido conservador, con facilidad podía haber contribuido a que los leoneses escribiéramos nuestra propia historia autonómica. Dada su gran capacidad de convocatoria para sacar a la calle ciudadanos, podía haber pasado a la historia leonesa como el «salvador autonómico». Apoyos de personas de reconocida significación leonesista no le hubieran faltado. Demasiado voluble, y valorando el riesgo personal con la frialdad de quien no le mueve el sentimiento, optó por el refugio político del PP.
Actualmente, con el tema del carbón leonés, luce una postura de apoyo a los mineros, y sin entrar a valorar circunstancias familiares o personales, fundamentándonos en anteriores hechos, la verdad, no nos resulta creíble. Veamos ahora unos datos de los movimientos ciudadanos catalanes y los de los leoneses, en sus respectivos feudos. Ellos en su «casa», y nosotros alojados por imperativo político en casa ajena, castellana. Eso sí, salvando las distancias condicionantes, aun cuando primariamente tengan cierta connotación.
En la Diada del 2012 salieron un millón de ciudadanos a las calles. Impresionante cifra sin duda. Pero veamos, Barcelona capital, tiene 1,7 millones de ciudadanos; haciendo abstracción de los que acudieron de otros ámbitos, podíamos decir que salió a la calle el 60%. En este punto es bueno recordar que el 4 de Mayo de 1984, el día de la gran manifestación de leoneses por su autonomía, lo hicimos en número de 80.000 ciudadanos; por aquel entonces la población capitalina estaba formada por 132.000 habitantes, si hacemos abstracción de los llegados de otros puntos, como hicimos en el caso catalán, nuestra respuesta estuvo en el mismo valor numérico en porcentaje, salió pues un 60%. El dato nuestro es muy destacable, y la fuerza oponente a nuestra libertad autonómica, instalada en «nuestros» políticos, de verdadera malignidad hacia el pueblo leonés.
No se nos puede tildar de separatistas a los leonesistas, si seguimos manifestando nuestra disconformidad a seguir en el ente autonómico; pues los leoneses hemos sido llevados hacia donde no queríamos. Ni tampoco silenciarnos con lo de que no es momento, en razón a la coyuntura de precariedad económica, laboral, industrial etc., pues tampoco lo debería ser para la Fundación Villalar, nuestro verdugo con ropajes culturales, empeñada en el invento de una conciencia de comunidad, a la que se dedica un buen capítulo económico en los presupuestos.
La protección o preservación de la identidad leonesa es gratuita, sólo requiere respeto y voluntad. Los leoneses todavía hoy la mantenemos viva, aunque sufra ataques que la minimizan. ¿Pero hasta cuándo podremos? Por otra parte, la creación de la personalidad castellanoleonesa, postiza y forzada, exige dedicación continua y dinero en cantidad, de ahí que desde la Junta se surta a la Fundación Villalar.
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