Nuestra
modesta aportación al luctuoso 25 aniversario
¿Un
pasado que no tiene futuro…?” Nunca debemos perdernos en el horizonte infinito
de lo que vendrá, sin llevar en nuestra
memoria, intención y recuerdo aquello que fue. Y aún más si lo que fue se
destruyó de forma tan insensible como insensata. En este caso Riaño, más los
ocho pueblos y los valles que el agua
anegó por imperativo político.
Hace 25
años, en la primavera de 1987, acompañando a mi esposa e hija, digamos en plan
familiar, nos propusimos hacer un último viaje hacia los valles que se iban a
inundar, y a los pueblos que además de ser anegados también sufrirían la
destrucción previa de sus casas.
De tal
modo queríamos dejar constancia de lo que siendo presente, y bajo amenaza cierta de un futuro de destrucción,
que nuestro empeño era intentar gravar un vídeo de lo máximo que pudiéramos
recoger en imágenes, y en el menor
tiempo posible; bueno, del que
disponíamos: un sábado.
Sin experiencia alguna entonces, y provistos
de una cámara Beta, grande de tamaño, que un buen amigo nos prestó, y no
demasiado fácil de manejar por manos desentrenadas, acometimos la tarea
propuesta.
Si
ahora tuviéramos que explicar lo conseguido, diríamos que se trata de un vídeo,
demasiado casero para nuestra mejor intención, pero muy emotivo, sufrido y
vivido casi in extremis, pues, como hemos dicho en alguna ocasión, aunque fuera
hipotéticamente sentíamos a nuestra espalda el rebufar de las máquinas
destructoras de haciendas, recuerdos y sentimientos.
Empleando
algunos recursos de la moderna tecnología hemos conseguido mejorarlo, no tanto
como fuera deseable, pero digno, que
hasta nos planteamos darlo a conocer, como
modesta contribución nuestra a los recuerdos, temiendo que pueda refrescar
sufrimientos, no deseados, en los
damnificados.
Dotado
de una música adecuada, pensamos; y la voz que, en distintos pasajes, todos en familia hemos puesto,
lo hemos titulado:
Riaño, una muerte anunciada…
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