Hoy,
domingo 30 de septiembre de 2012, formando parte de los festejos de San Froilán
se tenía anunciado, según programa, que la concentración de pendones de toda la
provincia tuviera lugar en la explanada de San Marcos. Mi ojo crítico, en este
caso puramente leonesista, me dice que no fue así. Y me explico. Sí había un buen
número de ellos en la plaza, pero otros muchos ya estaban a las 11 de la mañana
enhiestos por la gran Vía de San Marcos adelante, hasta la Inmaculada. Motivos
de organización probablemente.
La
cuestión está en que la concentración prevista, no era un acto banal, o no
debería serlo, pues significaba la puesta en común provincial de una tradición: la pendonera, con la carga de valores que ésta conlleva. Donde la gran enseña
multicolor leonesa, plural y no repetida, la de cada pueblo leonés, debe significar unión y representatividad; aportando cada grupo local, cada CONCEJO, su particular
emotividad, pero todos en conjunto la de una provincia demasiado ninguneada
autonómicamente. Amenazada ahora en una de sus señas de identidad, el sistema
concejil, por el gobierno en busca de que el patrimonio de los concejos
revierta en los arruinados ayuntamiento correspondientes.
Los
pendones se deberían haber izado a las
11,15, ¡todos!, en la plaza, en tanto el grupo musical correspondiente
interpretaba el himno a León, para que éste fuera cantado por el pueblo, o cuando
menos escuchado con respeto; el jolgorio festivo vendría después. No se hizo así.
El grupo musical leonés, con dulzaina y tamborín,
ataca con ímpetu el himno a León, casi aislado, con poco público, o
éste en otros menesteres; tan solo el verde árbol dorado por el generoso sol de la mañana, y la
bandera leonesa junto a él, parecen poner una nota de valor a su
actuación.
No
entro en cómo se debe organizar el
desfile, técnicos y voluntarios hay para
ello, yo recojo otro dato: las
concentraciones como ésta, deben servir para algo más que para lucir el
paño y la habilidad en portar el pendón, que también, y con esmero, gracia y
pundonor, pero la interrelación popular, la de los protagonistas y del pueblo leonés en general, es precisamente en
estos momentos cuando, unidos, pueden hacer aflorar los valores identitarios, una
verdadera labor de unión popular provincial tendente a ensanchar el espíritu del
ser leonés.
Este
año, con el atractivo de la incorporación de los alcoyanos “Moros y
Cristianos”, a los que por supuesto se debía agradecer la comparecencia, dio
lugar a que desatendiéramos lo nuestro, o eso quiero interpretar como disculpa,
pero me permito reiterarme en la crítica ya formulada.
En ambas ocasiones, con la mano en el mástil, la vara leonesa que soporta el paño, intento comprender el valor del pendón, y el esfuerzo de portarlo...
Las fotografías fueron tomadas por mi nieto Mario, que, procedente de Cataluña, está en esta tierra leonesa, en la que nació, tratando de impregnarse de sus esencias.
Este
año se hablaba de lanzar un grito de protesta ante la propuesta gubernamental de
anular las Juntas Vecinales, y con ello el sistema concejil tan eficaz como
querido por los leoneses. Tengo la amarga percepción de que pretendiendo
defenderlo todos, andamos divididos organizativamente.
La pancarta omañesa, reivindicativa en este sentido, fue apartada de la marcha festiva por mandato policial.
Debo decir que me parecía muy
oportuna la intención, y de mérito reivindicativo, no tanto la unilateralidad,
y difiero también en el “tratamiento del texto” al ser la única. Lo de la
coacción desde más alto estamento que la policía, ésta mera ejecutora de
órdenes, me parece de todo punto intolerable...
No hay comentarios :
Publicar un comentario