14 de marzo de 2012

Esperando el AVE, con Silván

Si no le gustó la pregunta formulada por el procurador autonómico, el leonesista Alejandro Valderas, al consejero de Fomento de la Comunidad, el único gesto por el que  se pudo valorar fue por la ausencia momentánea de la sempiterna sonrisa de sus labios.  Antonio Silván dejó de sonreír para contestar sobre la integración del tren, el AVE en este caso, en la ciudad de León.


Valderas quería saber: los planes que tiene previsto la Consejería de Fomento para reflotar las sociedades de Alta Velocidad de León Palencia y que afecta a las administraciones local, autonómica (nunca regional) y nacional.

Su respuesta ni era fácil y mucho menos halagüeña, había que decir que el “AVE” estaba volando, ni había dinero, ni la pensada especulación (en el sentido más puro del término) con los terrenos liberados tras el soterramiento y reacondicionamiento del entorno, debido a la actual coyuntura de todo a la baja, junto a la estrechez económica, iban a permitir acometerlo, “de momento”. 


 Se rompían todas las previsiones.  Y, en tanto lo iba desgranando, hasta sus ojos fueron perdiendo la complicidad con el rictus risueño de sus labios, borrándose la jovialidad gestual del rostro, lo que pareció más alarmante en los que creemos conocerle.


No podía ser menos cuando soltaba: para León, “ya veremos si el escenario económico permite abordar los soterramientos del AVE”.  Y ahora a riesgo de que se me tilde de victimista, añadiré como colofón, que para el ente autonómico lo de Valladolid siempre se contempla desde distinta prioridad; y para soterrar ahora el tren allí, en la misma coyuntura no lo olvidemos, si han conseguido 3 millones de euros.

En el “informe” de Silván se están barajando  dos  conceptos distintos, soterramiento e integración, que en nuestro caso formando parte de un todo nos suponía la efectividad buscada; ahora nos tememos que, tomados aislados, y cuando se pueda, debamos continuar con el “culo de saco” de una estación provisional. 




Para subsanarlo  “quedamos en manos asturianas”, o en las mismas vías, si no es que recurren a otras. Allí sí que saben presionar sus políticos. Pues aquí, la siguiente secuencia es muy ilustrativa de nuestras posibilidades, recordando aquello que leí respecto al comportamiento de  Silván e Isabel Carrasco: “En León se confía que el consejero de Fomento en su gestión sea, al menos, tan reivindicativo como la propia Isabel Carrasco”. Algo que dicho con retranca, podía ser admisible; de otro modo, dada la fidelidad de ambos al ente, suena a mofa hacia los administrados.

Menos mal que el paso a nivel nos lo quitó Zapatero, me dijo un buen amigo y leonesista y lo comparto.
























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