23 de agosto de 2011

SIMÓN DE CIRENE

No encierra cuanto aquí está escrito, ningún intento de trivializar, ni al personaje, Simón,  compañero en el doloroso camino del Calvario de Jesús de Nazaret, ni a los acontecimientos recogidos, en torno a la imposición que le marcaron: nada menos que ayudar a  llevar el peso de la cruz;  recogido sin demasiada precisión en los Evangelios.
Todo ello viene a propósito de la presencia del paso El Nazareno, titular de la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno de León, como Estación en el Vía Crucis, y procesión subsiguiente del día 19 de agosto con ocasión de la visita del Papa a Madrid y el encuentro  en la JMJ. 



En este paso, Simón de Cirene aparece prestando la ayuda para la que fue requerido. El evangelista Lucas  dice: “tomaron a cierto Simón de Cirene, que venía del campo, y le pusieron encima la cruz para que la llevase”, por lo que podemos interpretar que fue una “lotería” para Simón,  y que a partir de aquél momento en el que el romano de turno, pero con autoridad, le dijo: ¡Eh tú! ayúdale a llevar la cruz hasta el Gólgota, no sé si hubo de cargar totalmente con el madero “que le pusieron encima”, o simplemente “ayuda a llevar la cruz”, como nos lo presenta en el paso, el imaginero.  Un sencillo personaje que pudo aliviar la carga de Jesús de Nazaret.
El imaginero, en este caso, pues hay más que también lo han plasmado así, fue Víctor de los Ríos, un cántabro bien conocido en León,  casado que estuvo con una leonesa, y verdadero dinamizador, allá por los años cuarenta del pasado siglo, de nuestra Semana Santa. Al que tuve el honor de conocer, con motivo de la presentación de su obra La Dolorosa el año 1949.  


En la fotografía ambos en segundo plano,  bien seguro que por distinta motivación.  En  el rostro del autor, con discreto bigote, se puede apreciar la presencia de ánimo del que  se sabe autor de la obra y protagonista, y, en su gesto, el dato de quien no busca trato preferencial.
 En el año 1946 la Cofradía del Dulce Nombre le encargó la restauración de la figura del Nazareno, obra del siglo XVI, de autor no conocido, no faltando quien se la atribuye a Pedro de la Cuadra, bastante deteriorada por distinto avatares. Realizó un excelente trabajo con profundo respeto al autor de la figura de Jesús con la cruz a cuestas.
La idea de incorporar a la escena al Cireneo, que él talló, fue decididamente oportuna, se completaba así la expresión plástica del delicado momento de ayuda a un futuro crucificado al que se le hacía portar su cruz, y el peso del madero minaba sus cada vez más escasas fuerzas.
Algún dato más, y reflexiones sobre el acto en Madrid, ocuparán la próxima página.

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