Digamos prontamente que aludo a ir con la bandera leonesa en mano
o sobre los hombros en plan festivo. Mucho menos portando un Pendón Leonés, (así
con mayúsculas) enseña de una región que fue reino, y no porque mis fuerzas y
falta de destreza me lo impidieran, que también, sino porque allí donde el ente autonómico, bien dirigido, ha
centralizado todo el poder autonómico, “nada se me ha perdido”.
Es, la entrecomillada, una
frase hecha, que queda bien para cerrar el párrafo, pero incierta, toda una
equivocación, lo reconozco y rectifico.
Pues, conciudadano regional leonés, ¿parece poco perder la Identidad
Leonesa?(así con mayúsculas). Ésa que
nos tratan de borrar autonómicamente.
Toda una ignominia que no podemos ocultar yendo al forzado foro autonómico, en plan lúdico y mucho menos como expresión cultural diferenciada que institucionalmente no reconocen, y todo por especial empeño de nuestro regidor municipal capitalino, señor Silván, plenamente identificado con el ente autonómico.
De modo reivindicativo
cambia el plan, el planteamiento y la decisión; pero de modo festivo con
nuestras más altas enseñas, chirría en las neuronas no solo en las de los comprometidos leoneses, pues suena tan
insólito ir a Valladolid en plan gracioso, que alteraría los ánimos hasta en
los más retraídos leoneses. De forma reivindicativa, con la bandera leonesa arropando la marcha, todo sería
distinto, como en Zamora.
El hermanamiento cabe, cuando hay afinidad de sentimiento. Y como en el
centro del poder autonómico ni lo hay, ni actúan con diligencia para establecerlo, y sí prolifera un malintencionado intento de imponer la unificación, una identidad caomunitaria mediante tan costosas campañas como controvertidos programas de
adoctrinamiento, lo lógico es el rechazo que nos suscita.
Sólo esto último, el negativo comportamiento, de por sí,
es bastante más que un freno.
A Zamora, donde se reivindicaba el reconocimiento de la región heredera del Reino de León, inmersa por designio político en un ente que no la reconoce, trata de borrarla, la disfraza en los textos escolares y en palabra política no existe, ¡claro que hubiera ido!, pero uno se propone y los años disponen.
Quede claro que nada tengo contra lo regional castellano, sí
contra lo autonómico absorbente castellano, que no son sus gentes, sino sus
políticos con el aval de los nuestros, que se dicen leoneses.
Se anuncia que irán treinta pendones leoneses, en este caso con
minúscula, a Valladolid. Mi interpretación va con la idea de que es un programa orquestado, a petición de Silván, por Salguero, a la sazón Delegado del
gobierno autonómico, bien controlado en su desarrollo por los poderes de la
Junta, con ribetes de dominio y sumisión.
Piense el lector, e imagine la escena: Presenciando la comitiva obsérvese al eterno sonriente Silván, poniendo su mejor rictus, influenciado por la idea de que su decisión estará sirviendo para doblegar un poco más a los leoneses. Otra sonrisa, ésta de porcelana, que se corresponde a la señora presidenta de las Cortes y de la Fundación Villalar, en cuya rebotica se elabora una identidad comunitaria inimaginable desde la imposición. Y al alcalde socialista, anfitrión, que ha sustituido al ínclito señor León de la Riva, que está llevando a su ciudad un desfile tan vistoso en colorido y destreza, como lúdico para el espectador, quien seriamente puede que no observe trasunto alguno, inmerso como está en el desajuste partidista.
Las grandes enseñas, treinta unidades nos dicen, con su paño localista,
tal vez diríamos mejor concejil para ser más leonés si cabe, al unirse en
comitiva, y sin perder cada una su
personal emotividad de aldea o concejo, están representando a una región,
heredera de un reino, al que los dirigentes o creadores autonómicos nunca han
respetado. Es pues lógico no estar a su disposición, cuando tras una careta
festera se oculta la satisfacción de controlar y hasta de sojuzgar un poco más
al pueblo que representan; en esta
ocasión, mediante los coloridos paños leoneses, ondeando en el centro del poder
autonómico.
De modo que no estaré entre los “200 leoneses”, ésos que las crónicas anuncian
asistirán a un acto calificado como “emotivo y singular”: Rara cosa cuando la
leonesidad triprovincial leonesa territorial y sentimental no se respeta allí
donde van a acudir.
No hay comentarios :
Publicar un comentario