Tomo el bastón de mando, pero no temáis
no lo voy a blandir amenazante, lo hago con la más amplia de las
sonrisas, cogiéndolo como símbolo de mi ciudad, León, hoy mas castellanoleonesa
que nunca; no en balde, queridos conciudadanos a los que me propongo corregir,
formáis parte de una “región”, hoy autonómica, que hablando castellano dio
origen a la Hispania de su momento.
Un grupo de “ciudadanos”, políticamente conscientes de nuestra obligación
para con Castilla, me han apoyado con su voto; y con él nos hemos investido todos. Sabed que de este bastón de mando,
ellos son, nada menos, que el regatón, en contacto con el suelo, que no pincha
pero tampoco corta.
Y, sabiéndolo
agradecer, su compromiso llegará más allá, hasta alcanzar Valladolid,
conscientes de su deber como parte integrante de Castilla, ampliarán su voto a
las Cortes Autonómicas. Allí, donde el pundonor de
la igualdad impera, y han sabido ser generosos permitiendo que señalemos a León
como Cuna del Parlamentarismo castellanoleonés.
La bandolera
rojigualda que, sobre nuestro pecho, ya nos hemos colocado los miembros de este consistorio que sabiamente habéis elegido, no hace otra
cosa mejor que rendir tributo a la nación española, ésa que la generosa
Castilla, de la que los castellanos y leoneses, un todo indivisible, éramos y
somos parte integrante, forjó y nunca hemos sabido agradecerla que
seamos citados como leoneses.
Los ciudadanos más desfavorecidos, serán objeto de nuestra preferencia y
ayuda. Por eso ahí en el exterior, aclamando este acto, se encuentra gentes del
carbón, a los que, desde las instituciones la Comunidad, tanto
ha defendido y apoyado. Y no cejaré en el empeño, de ahí que siendo a la par
procurador autonómico, lucharé por ello y mucho más, y no son palabras vacías,
ya ha habido oportunidad en la pasada legislatura, en mi papel de
“fomentador”, para su constatación.
Ser vuestro alcalde me llena de orgullo, sabía que no me defraudaríais, por
ello os dedicaré a diario mis mejores sonrisas. No me encerraré en el despacho, escucharé vuestro
clamor agradecido, y caminando de la mano de la
Junta Autonómica, bajo su diseño y mejor guía, tendremos nuestros mejores
momentos de crecimiento capitalino.
¡Viva León ... castellano!
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