4 de mayo de 2012

En Villalar, una fiesta que osan calificar de integradora



Otro 23 de Abril.  Durante muchos años dediqué mi modesta pluma a descalificar, en algún medio escrito leonés, mediante un artículo a tono con mi sentimiento leonesista, a descalificar, repito, esta fiesta castellana que pretenden celebremos los leoneses.
Hasta en esto, la elección de lo festivo autonómico, Valladolid ha practicado un centralismo sin concesiones, lo que choca frontalmente con la calificación de fiesta integradora, como se ha permito sin pudor alguno definirla, y no solo este año,  la fuente informativa ICAL. 
La Fundación Villalar, la apisonadora seudocultural de todo lo leonés, a la que no se la escatima dinero, ni ahora en lo peor de la crisis, ha montado en “su campa” unos festejos presupuestados en 137.000 euros.



En la foto, Herrera, y una pareja de  cómicos de ejercicio lúdico, ella con la boca abierta en desmesura,  y la comicidad del  gesto  morado presidencial del pañolito al cuello.  Una zamorana de Benavente, a la sazón presidenta de la Cortes Autonómicas, con diligente compostura se lo había colocado, atado y bien atado.


El color exhibido este año ha sido fundamentalmente el morado.  Así con pañuelo al cuello se ha dejado fotografiar el que se dice presidente de todos: castellanos y leoneses. Sepa señor Herrera que el morado es el tono que empleamos los leoneses en nuestra singular Semana Santa.


Fiesta de unión y concordia, dicen en sus hojas de propaganda de una u otra forma subvencionadas. Lo que no señalan es quiénes son lo unidos. “Dime de lo que presumes que confirmarás así de lo que careces”. Entre castellanos y leoneses nunca ha habido unión, y la concordia que de boquilla anuncian los políticos castellanos y los homónimos tolerantes leoneses con su silencio ratifican, no va más allá de un esfuerzo propagandístico. 



Vaya unión. Los políticos de una y otra mano llevan al cuello su color, se ve en la foto.  La fiesta no siendo de nadie, cuando más de los vecinos de Villalar de Campos, lo grave radica en que, en este término, incluyen a los leoneses.
Ni el texto que habían pactado los políticos y fuerzas sindicales para un Manifiesto conjunto fue respetado. Unos y otros intentaron hacer valer sus intereses partidistas. No nos interesan los términos, no es ni el lugar ni la ocasión para los leoneses, pero viene a abundar en nuestro posicionamiento de lo ficticio de todos los encuentros que en la campa se desarrollan.
La Fundación Villalar, principal valedora de un supuesto regionalismo, en singular,  tiene aquí su fiesta, y como dinero hay para ello, tendrán los del ente  que se lo proporcionan, el más florido ficticio festivo. El color leonés  no estará nunca. El escudo con nuestro león que va incorporado a la bandera que el ente maneja como suya, está ahí por imposición, en la misma medida que nosotros estamos obligados administrativamente por el ente autonómico. Y bajo esos términos no podrá haber nunca una concordia bien entendida y mucho menos practicada. 

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