Otro 23 de Abril. Durante muchos años dediqué mi modesta pluma
a descalificar, en algún medio escrito leonés, mediante un artículo a tono con
mi sentimiento leonesista, a descalificar, repito, esta fiesta castellana que
pretenden celebremos los leoneses.
Hasta en esto, la elección de
lo festivo autonómico, Valladolid ha practicado un centralismo sin concesiones,
lo que choca frontalmente con la calificación de fiesta integradora, como se ha permito sin pudor alguno definirla,
y no solo este año, la fuente
informativa ICAL.
La Fundación Villalar, la
apisonadora seudocultural de todo lo leonés, a la que no se la escatima dinero,
ni ahora en lo peor de la crisis, ha montado en “su campa” unos festejos
presupuestados en 137.000 euros.
En la foto, Herrera, y una pareja de cómicos de ejercicio lúdico, ella con la boca
abierta en desmesura, y la comicidad
del gesto morado presidencial del pañolito al cuello. Una zamorana de Benavente, a la sazón
presidenta de la Cortes Autonómicas, con diligente compostura se lo había
colocado, atado y bien atado.
Fiesta de unión y concordia, dicen en sus hojas de propaganda de una u otra
forma subvencionadas. Lo que no señalan es quiénes son lo unidos. “Dime de lo que
presumes que confirmarás así de lo que careces”. Entre castellanos y leoneses
nunca ha habido unión, y la concordia que de boquilla anuncian los políticos
castellanos y los homónimos tolerantes leoneses con su silencio ratifican, no
va más allá de un esfuerzo propagandístico.
Vaya unión. Los políticos de
una y otra mano llevan al cuello su color, se ve en la foto. La fiesta no siendo de nadie, cuando más de los vecinos de Villalar de Campos, lo grave radica en que, en este término, incluyen a los leoneses.
Ni el texto que habían pactado
los políticos y fuerzas sindicales para un Manifiesto conjunto fue respetado. Unos
y otros intentaron hacer valer sus intereses partidistas. No nos interesan los
términos, no es ni el lugar ni la ocasión para los leoneses, pero viene a
abundar en nuestro posicionamiento de lo ficticio de todos los encuentros que
en la campa se desarrollan.
La Fundación Villalar,
principal valedora de un supuesto regionalismo, en singular, tiene aquí su fiesta, y como dinero hay para
ello, tendrán los del ente que se lo proporcionan, el más florido ficticio festivo. El color
leonés no estará nunca. El escudo con
nuestro león que va incorporado a la bandera que el ente maneja como suya, está
ahí por imposición, en la misma medida que nosotros estamos obligados administrativamente por el ente autonómico. Y bajo esos términos no podrá haber nunca una concordia bien
entendida y mucho menos practicada.
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