Se me ha caído un referente leonesista (*)
“La reivindicación leonesa de León”, primero,
y comprendida después en “Ensayo sobre
las pugnas, heridas, capturas, expolios y desolaciones del Viejo Reino” es
de lo mejor que se ha escrito con el corazón sobre lo leonés, los leoneses y
nuestra identidad maltratada. Fue mi libro “de cabecera”, lo reconozco, y el de
muchos leoneses según referencias.
A Juan Pedro Aparicio le recuerdo junto a José María
Merino, en la carpa ”arerostato” afianzada al suelo del Hispánico, precisamente
durante la preparación festiva de una manifestación reivindicativa de autonomía
leonesa, para el día siguiente, sábado, 18 de marzo de 1978. Ambos, implicados
en lo leonés en aquellos momentos, pusieron el lustre literario al acto, para movilizar
los ánimos populares; conviene añadir, desde el rigor de la verdad.
Con motivo de su
andadura y obra, junto a José María Merino,
preparando “Los Caminos del Esla”, a su paso por Gradefes, conocería el
libro de mi tío Aurelio Calvo, El Monasterio de Gradefes, que sería bien
referenciado después en sus páginas. Tuve oportunidad de conversar con él
cuando ya había sido presentado el libro en
1981, su palabra me pareció que
tenía el don de atrapar al oyente.
El Octavo
centenario de las Cortes de 1188 del Rey Leonés Alfonso IX, supuso para los historiadores a cargo del
ente, motivo anticipado de trabajo para deslucir la efeméride leonesa. Les
acompañaron los políticos autonomistas
que decidieron hablar del VIII Centenario de las Cortes de Castilla y
León. Así la programación “conmemorativa” empezó en Burgos el año 1986, que ya eran ganas de incordiar a
los leoneses; esto dio pie a Juan Pedro para escribir un artículo entre irónico
y mordaz, dejando clara la usurpación de un capítulo histórico netamente
leonés.
La afinidad
leonesista que había venido percibiendo, me llevaría a pedir su colaboración
cuando, coordinando la Asociación pro Identidad Leonesa, necesité de él en
plena efervescencia del leonesismo, precisamente para el pulido literario de un
Manifiesto pidiendo libertad autonómica para los leoneses. ¡Referéndum Ya! Un
Manifiesto para el que la Asociación obtendría junto a su firma la de muchos
prohombres de León, casi todos en la diáspora, lo que venía a significar un
valor añadido. Era abril de 1986 y el ente autonómico se aprestaba a celebrar
“su fiesta”.
Cuando fue
elegido Comisario para la conmemoración del 1.100 aniversario del nacimiento del Reino de León,
le felicité sinceramente, esperaba bastante de él. Ya en ese momento me habló
del documental que tenía en mente: “León,
Cuna del parlamentarismo”. Yo a mi vez le propuse algunas cosas, entre
ellas hacer unas etapas del Camino de Santiago con los pendones leoneses, un filandón en cada final de etapa, y todo
grabarlo en vídeo. Pronto comprendí que quien distribuía el juego era la
autonómica Fundación Siglo. Me retiré, pues no estaba dispuesto a colaborar con
el ente autonómico; el de los oropeles, ése que habla por nosotros, y lo
toleramos, aunque nos someta a la “quita” permanente de nuestros valores.
Juan Pedro Aparicio va a recibir el premio de Castilla y León de las letras, 2012. Sin duda intelectualmente merecido, y no sin fricción con el “ser leonés”. La noticia me provocó un gran vacío, un silencio interior, algo así como orfandad leonesista. ¡Qué bien juegan sus bazas las cabezas pensantes del ente! Hay que ver su habilidad midiendo tiempos y oportunidad para vender lo leonés como castellanoleonés, su verdadero juego. Algo así como la conducción de los leoneses hacia la abstracción, o a la tolerancia, por impotencia casi siempre, del ente al que nos adscribieron.
Juan Pedro Aparicio va a recibir el premio de Castilla y León de las letras, 2012. Sin duda intelectualmente merecido, y no sin fricción con el “ser leonés”. La noticia me provocó un gran vacío, un silencio interior, algo así como orfandad leonesista. ¡Qué bien juegan sus bazas las cabezas pensantes del ente! Hay que ver su habilidad midiendo tiempos y oportunidad para vender lo leonés como castellanoleonés, su verdadero juego. Algo así como la conducción de los leoneses hacia la abstracción, o a la tolerancia, por impotencia casi siempre, del ente al que nos adscribieron.
Tiene Juan Pedro a su favor, en el sentido de la abstracción citada, haber sido el último literato leonés en caer en las garras del halcón castellano, tal como ha calificado Joaquín Cuevas al ente autonómico. En este punto puedo valorar, aunque me cuesta, lo que significa el galardón como escaparate, una buena oportunidad para llegar a más lectores, algo que todo autor persigue; aunque sí me gustaría que él, antaño vigilante de nuestro patrimonio, ahora, aunque sea fugazmente, perciba la oculta dosis de veneno que para lo leonés supone el entramado autonómico, aunque vaya de generoso entregando galardones.
Creo que, con su gesto de aceptación, la sombra de la duda se va a extender como agobiante manto sobre el leonesismo sociocultural, llegando a pesar sobre lo leonés tanto o más que aquella losa que él, con gran precisión dijo en su día, ha supuesto, y añado yo, sigue suponiendo para León, Región y Reino, la absorbente Castilla.
No me ha sido fácil escribir esto, y hasta he dudado en darlo a conocer pues denota aparente ingenuidad, que en verdad siempre ha sido esperanza de triunfo para lo leonés. La reivindicación leonesa de lo leonés, por emplear una de sus frases, es la hermosa tarea en la que todos somos necesarios, si bien hay algunos que pueden alcanzar la condición de indispensables. Doy pues a conocer estas líneas, esperando que el lector leonés no vaya más allá de lo que significan: la muestra de una honda decepción, muy personal, pero prolongable por afinidad, al menos, a la gran familia leonesista.
(*) Publicado en Diario de León 22/04/ 2013
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