25 de mayo de 2016

EL TÚNEL DEL TIEMPO

                                             

         El sobresalto no hay quien me lo quite ya, no me preocupa confesarlo, pues pone en evidencia mi especial sensibilidad a las cosas leonesas. La noticia leída en Diario de León el día 15.7.98 comenzaba así: “El Ayuntamiento  insiste en un túnel para conectar Ordoño “, con el Oeste de León.

      De inmediato, y en consonancia con la primera parte de la noticia que me he permitido entrecomillar  para destacar la causa inicial de la zozobra anunciada, motivo y origen de este divertimento recordatorio sin mayores pretensiones, me ha propiciado recobrar en la memoria aquella interesante propuesta hecha por  un vecino de la capital en relación con la calle Ancha, su peatonalización y el corte del tráfico rodado.  Proponía, bastante atinadamente, horadar un paso subterráneo que permitiera la circulación suburbana de coches entre Ordoño II y San Pedro de los Huertos. Con la más elemental y sincera ingenuidad, lo reconozco, al comenzar a leer la decisión municipal anunciada y apuntada como noticia, de inmediato recordé tan costoso como prometedor túnel.




       En aquel momento, cuando surgían anuncios de obras desde el consistorio como hongos no sabiendo como empatar al personal, y si además tenemos en cuenta que para Ordoño II también se hablaba de peatonalización y de aparcamiento subterráneo para vehículos; combinando ambas cosas: subsuelo circulatorio y superficie para viandantes, bien se hubiera podido proyectar la prolongación del túnel antedicho hasta la plaza de Guzmán. ¡Vaya obra!. Les hubiera llevado a la gloria del recuerdo agradecido de los leoneses para siempre, máxime si tenemos en cuenta que la vía circulatoria anulada era y es prácticamente insustituible.






      Pero no era en esa dirección la trayectoria del túnel, no, era hacia el llamado León Oeste, cuya vía principal, cual arteria que le nutre y comunica, es la Avda. del Dr. Flemming, antes, y aún hoy, conocida como carretera de Zamora, y dotada de un angustioso paso a nivel, se vera cortada para siempre y sus vecinos aislados, reconociéndoseles futuriblemente como los de “allende las vías,  a pesar de los pesares y de uno o más túneles bajo vías que puedan socavarse.

      Si para otras obras se ha conseguido dinero, ¿por qué no se ha aprovechado el tirón dinerario europeo para acometer aquella singular perforación?. ¿La justificación?. Pues, arqueológica principalmente, recobrando  del subsuelo historia para dar y tomar - tal vez esto último les asustara a los munícipes – y por supuesto, la de carácter circulatorio automovilista, tan vital ahora como “ayer”; cuando los ediles de la época, más cortos en medios humanos y técnicos, optaron por derribar “Puerta Obispo” para dar salida y entrada  al hoy populoso barrio del Egido y adyacentes.



         Sin duda ese pasadizo, más quimérico si cabe que el soterramiento de las vías  para los políticos municipales de turno, sería como entrar en  un verdadero  “túnel del tiempo”, pues nos adentraría en lo romano y en lo medieval tanto o más que los hallados y “reacondicionados”, restos arqueológicos, allí donde se proponían reconstruir una Puerta y quedó en el intento, siguiendo el “consejo” de la Junta autonómica. 

      Fue ésta, otra de las dubitativas obras de este último consistorio, no olvidemos que comenzaron tratando de recuperar la citada Puerta y terminaron fabricando un muro perimetral de hormigón para conformar lo que pomposamente han denominado cripta arqueológica, con “claraboya” incluida.  E incluso, probablemente, tanto o más que los de indudable enjundia desenterrados allá por Santa Marina que pueden romper un origen asumido. Y, visto de otra manera, en buena medida, da la razón al investigador D. Eutimio Martino: Hubo otros legionarios establecidos aquí antes de los componentes de la Legio VII.  Pero desafortunadamente nos quedaremos sin saber qué lección, seguramente magistral, nos hubiera proporcionado lo encontrado bajo la calle Ancha y la plaza de Regla.
           
         Una vez más, la enésima,  diré que el paso subterráneo bajo las vías para paliar lo del paso a nivel no me parece más que una pobre ayuda, pues no alcanza la categoría de solución. Habrá casas “colgadas” y demasiados leoneses, calificados como de la capital para los impuestos, seguirán  con el “sambenito colgado” de ciudadanos de “allende las vías”; abandonados como hasta ahora y para siempre, poco menos que a su suerte. Serán vecinos de segunda división “marcados a hierro”, por el férreo camino de RENFE, cual línea divisoria.



   Cuando aquí siguen los políticos locales llamando obra faraónica al soterramiento de las vías a su paso por terreno municipal, pero han iniciado el “embellecimiento” del río, ambas márgenes en el tramo urbano,  sin haber asegurado el caudal de agua estival mínimo, digno y limpio en consonancia con la obra, recreciendo el muro de presa de Casares,  en Burgos están camino de la mejor solución para igual problema de rieles ferroviarios.  Pero allí el alcalde, sin considerarse un faraón, dijo que el soterramiento era la mejor, o la única solución aceptable, y en su día puso la bandera en el consistorio a media hasta exigiéndolo, y han permanecido en su idea originaria.

    También hacen lo propio los vecinos de Villaobispo, exigiendo el soterramiento de la llamada Ronda Este, calificada inútilmente de vía rápida, cuando está cargada de semáforos. Nunca se debió permitir ese insulto a la inteligencia de los leoneses. Y  a todos, como usuarios, nos compete el razonable rechazo,  exigiendo de paso el moderno reacondicionamiento.

            

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