El
sobresalto no hay quien me lo quite ya, no me preocupa confesarlo, pues pone en
evidencia mi especial sensibilidad a las cosas leonesas. La noticia leída en
Diario de León el día 15.7.98 comenzaba así: “El Ayuntamiento insiste en un túnel para conectar Ordoño “,
con el Oeste de León.
De
inmediato, y en consonancia con la primera parte de la noticia que me he
permitido entrecomillar para destacar la
causa inicial de la zozobra anunciada, motivo y origen de este divertimento
recordatorio sin mayores pretensiones, me ha propiciado recobrar en la memoria
aquella interesante propuesta hecha por
un vecino de la capital en relación con la calle Ancha, su
peatonalización y el corte del tráfico rodado.
Proponía, bastante atinadamente, horadar un paso subterráneo que
permitiera la circulación suburbana de coches entre Ordoño II y San Pedro de
los Huertos. Con la más elemental y sincera ingenuidad, lo reconozco, al
comenzar a leer la decisión municipal anunciada y apuntada como noticia, de
inmediato recordé tan costoso como prometedor túnel.
En
aquel momento, cuando surgían anuncios de obras desde el consistorio como
hongos no sabiendo como empatar al personal, y si además tenemos en cuenta que
para Ordoño II también se hablaba de peatonalización y de aparcamiento
subterráneo para vehículos; combinando ambas cosas: subsuelo circulatorio y
superficie para viandantes, bien se hubiera podido proyectar la prolongación
del túnel antedicho hasta la plaza de Guzmán. ¡Vaya obra!. Les hubiera llevado
a la gloria del recuerdo agradecido de los leoneses para siempre, máxime si
tenemos en cuenta que la vía circulatoria anulada era y es prácticamente
insustituible.
Pero
no era en esa dirección la trayectoria del túnel, no, era hacia el llamado León
Oeste, cuya vía principal, cual arteria que le nutre y comunica, es la Avda.
del Dr. Flemming, antes, y aún hoy, conocida como carretera de Zamora, y dotada
de un angustioso paso a nivel, se vera cortada para siempre y sus vecinos
aislados, reconociéndoseles futuriblemente como los de “allende las vías, a pesar de los pesares y de uno o más túneles
bajo vías que puedan socavarse.
Si
para otras obras se ha conseguido dinero, ¿por qué no se ha aprovechado el
tirón dinerario europeo para acometer aquella singular perforación?. ¿La
justificación?. Pues, arqueológica principalmente, recobrando del subsuelo historia para dar y tomar - tal
vez esto último les asustara a los munícipes – y por supuesto, la de carácter
circulatorio automovilista, tan vital ahora como “ayer”; cuando los ediles de
la época, más cortos en medios humanos y técnicos, optaron por derribar “Puerta
Obispo” para dar salida y entrada al hoy
populoso barrio del Egido y adyacentes.
Sin
duda ese pasadizo, más quimérico si cabe que el soterramiento de las vías para los políticos municipales de turno,
sería como entrar en un verdadero “túnel del tiempo”, pues nos adentraría en lo
romano y en lo medieval tanto o más que los hallados y “reacondicionados”, restos
arqueológicos, allí donde se proponían reconstruir una Puerta y quedó en el
intento, siguiendo el “consejo” de la Junta autonómica.
Fue ésta, otra de las
dubitativas obras de este último consistorio, no olvidemos que comenzaron
tratando de recuperar la citada Puerta y terminaron fabricando un muro
perimetral de hormigón para conformar lo que pomposamente han denominado cripta
arqueológica, con “claraboya” incluida.
E incluso, probablemente, tanto o más que los de indudable enjundia
desenterrados allá por Santa Marina que pueden romper un origen asumido. Y,
visto de otra manera, en buena medida, da la razón al investigador D. Eutimio
Martino: Hubo otros legionarios establecidos aquí antes de los componentes de
la Legio VII. Pero desafortunadamente nos
quedaremos sin saber qué lección, seguramente magistral, nos hubiera
proporcionado lo encontrado bajo la calle Ancha y la plaza de Regla.
Una
vez más, la enésima, diré que el paso
subterráneo bajo las vías para paliar lo del paso a nivel no me parece más que
una pobre ayuda, pues no alcanza la categoría de solución. Habrá casas
“colgadas” y demasiados leoneses, calificados como de la capital para los
impuestos, seguirán con el “sambenito colgado” de ciudadanos de
“allende las vías”; abandonados como hasta ahora y para siempre, poco menos que
a su suerte. Serán vecinos de segunda división “marcados a hierro”, por el
férreo camino de RENFE, cual línea divisoria.
Cuando
aquí siguen los políticos locales llamando obra faraónica al soterramiento de
las vías a su paso por terreno municipal, pero han iniciado el
“embellecimiento” del río, ambas márgenes en el tramo urbano, sin haber asegurado el caudal de agua estival
mínimo, digno y limpio en consonancia con la obra, recreciendo el muro de presa
de Casares, en Burgos están camino de la
mejor solución para igual problema de rieles ferroviarios. Pero allí el alcalde, sin considerarse un
faraón, dijo que el soterramiento era la mejor, o la única solución aceptable,
y en su día puso la bandera en el consistorio a media hasta exigiéndolo, y han
permanecido en su idea originaria.
También
hacen lo propio los vecinos de Villaobispo, exigiendo el soterramiento de la
llamada Ronda Este, calificada inútilmente de vía rápida, cuando está cargada
de semáforos. Nunca se debió permitir ese insulto a la inteligencia de los
leoneses. Y a todos, como usuarios, nos
compete el razonable rechazo, exigiendo
de paso el moderno reacondicionamiento.
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