Vaya
por delante que cuanto sigue, va en clave de desencanto hacia PODEMOS, aunque más bien debería decir Podemos León, toda
vez que esperaba más comprensión para lo leonés, en todos los ámbitos.
El
líder de PODEMOS en León, aspira al
máximo poder partidista en esta autonomía
denominada hoy Castilla y León. Es válida la intención pues está
oficialmente constituida, pero a fortiori, ¡no lo olvidemos! La Región Leonesa, el Pueblo Leonés, los
leoneses somos el único pueblo histórico al que se le negó el derecho a
autonomía diferenciada, que además de esa afrenta ha de soportar, como el común
de los ciudadanos, los menoscabos socioeconómicos que, en especial, los dos
grandes partidos imperantes nos dedican.
Al ente
autonómico que padecemos los leoneses, es bueno recordar, con la anuencia de los políticos a los que se
ha venido votando, en principio se le intentó nominar con el fundido malicioso
de Castilaleón; más tarde Castilla-León;
para finalmente colocar la Y entre los nombre de ambas regiones que parece poner
cordura nominal diferenciadora. Esto aparentemente sencillo de ver, no lo es
tanto de asumir como secuencia dañina, de imposición perseverante.
Fue un logro, pequeño pero vital, que nos
costó lo nuestro que fuera respetada y conservada la conjunción diferenciadora en los libros escolares. De modo
especial hay que ponérselo en el haber del que fue Procurador del Común don
Manuel García Álvarez, junto a la supresión del gentilicio: castellanoleonés. En
un párrafo del escrito de despedida que le dedicamos, conocedores
ya del escaso margen de maniobra que se le permitía estatutariamente, decíamos así:
Mas, andando el
tiempo, hemos podido valorarlo, junto a la supresión del gentilicio
castellanoleonés por castellano y leonés, y a la promesa de controlar la
terminología incorrecta y lesiva para lo leonés en los currículos escolares,
como una labor de tacto y persuasión de fina traza diplomática. Y ello, debido
fundamentalmente al escaso margen de maniobra que para su cometido, en letra estatutaria se
recogía y en intención política se soslayaba.
Esto da idea de la dolosa intención de los regionalistas del ente autonómico de fundir, confundir, pero no de compartir, y así hemos pasado a ser el “primo” colocado en el furgón de cola del ente.
Esto da idea de la dolosa intención de los regionalistas del ente autonómico de fundir, confundir, pero no de compartir, y así hemos pasado a ser el “primo” colocado en el furgón de cola del ente.
Una vez
adscritos por imposición política, comprendimos que se debía estar
políticamente representados en el ente, transitoriamente,
porque su estructura nos resultaba
dañina en todos los órdenes; de ahí el movimiento leonesista intentando dejarse
oír allí en plan reivindicativo y de
denuncia, desde la primeras Cortes en Fuensaldaña. Algo que se ha de seguir
haciendo, hoy más que nunca, y
entendemos como tarea para los
movimientos ciudadanos, si se siente leoneses, cuando toman relevancia y tratan
de empoderarse.
Con los
recientes movimientos ciudadanos nace Podemos, tras severos análisis de la realidad política de España. Sus Círculos son ejemplo de reunión
ciudadana para poner en común deseos y valores, un ensayo de tiempo y modo de hacer
en política. Si bien a los
leoneses, teniendo en nuestro haber la
gran democracia participativa de los Concejos Abiertos, no nos podía sonar como
rotunda novedad tal disposición.
Pero
hoy mi temor pasa por que, al transformarse Podemos en partido político, las consignas emanen de arriba abajo, tratando
de reconducir la voz del pueblo, no sólo
la de los que acuden al “circulo”, sino la voz de la calle, si resulta molesta. La
mala coyuntura económica es algo a combatir con visión general, sin duda, pero
quien sufre ésta y además está siendo marginado identitariamente, ¿no ha de ser
tenido en cuenta también como ciudadano marginado en el sentido expuesto?
En
nuestro caso reclamar autonomía, diferenciación popular, para seguir
identificándonos como leoneses, no sólo es algo a comprender y defender por
machaconería repetitiva, debe surgir por convencimiento desde la comprensión de la cuestión leonesa. Si
decimos que el control sobre lo leonés siempre ha sido perseguido desde el poder castellano, simplemente
estamos marcando una realidad constatable.
Si el
ente está montado desde la imposición política, como se ha repetido hasta la
saciedad, con pruebas y hechos, no valen los paños calientes cuando PODEMOS
prepara su desembarco como fuerza política
en el ente. Se lo pueden escuchar al
pueblo leonés, a poco interés que pongan
en ello. Lo leonés ni ayer fue
castellano, ni hoy es castellanoleonés. Ambas cosas rechinan por igual en los
leoneses. ¡Púlsenlo!
Cuando
Pablo Fernández, llevado por el ánimo de agradar a los leoneses, sus futuros
votantes, dice aquello de “Podemos es partidario de una consulta para que los
leoneses decidan si quieren la autonomía,
daba a entender dos cosas, que sabía de la reclamación popular de
siempre, la comprendía, y que estaba dispuesto a revalorizarla.
El gran
círculo autonómico que quiere entrar a
controlar, es mixto, repito y
complemento, es mixto por imposición, un dato a tener en cuenta en todo
momento. Y a esa parte de supremacía por imposición, esto es a la parte castellana, también hay
que agradarla, o su elección como secretario
autonómico, y leonés, sería algo más que
dudosa.
No tardó Pablo en replegar posiciones. Lavándose las manos con lo de “no cierro la
puerta a la autodeterminación,” coloca el freno de mano del sine die:
“pero ahora mismo no es una prioridad”. ¿Para cuándo? ¿Acaso debe primar el criterio personal sobre mandato
popular? Si el pueblo “puede y debe
hablar de todo y participar en las decisiones”, desde ya debe ser escuchado, la
coyuntura autonómica indeseada para los leoneses está ahí, y vigente,
y por lo tanto el remedio debe ir perfectamente recogido en el programa
autonómico de Podemos, Máxime cuando ha
de buscar el voto en el caladero leonesista.
No
puede estar exento de satisfacción contemplar cómo se revuelven nerviosos en sus asientos los autonomistas del ente, ante los primeros movimientos de Podemos de
cara al ente. Y no se les ocurre otra
cosa que agitar los fantasmas del miedo, como si fuera una tropelía el que
llaman “primer proyecto de Podemos para Castila y León”: “dividir en dos la
comunidad”. ¡Pues sí que nos va a dar miedo a los leoneses sentirnos libres y
diferenciados, escapando del yugo
anexionista que nos han colocado!, será para la parte castellana: ¡cuidado! “se
nos escapa el momio”.
En el campo socioeconómico, en el de las
infraestructuras, o el industrial, hemos
sufrido desde el primer momento afrentas como el cierre o la no recuperación de
la línea férrea de la plata, los puertos secos que se llevaron hacia la parte
castellana, el AVE, tarde y raquítico
por una sola vía, el Centro para control de éste sin inaugurar y robándole la función, Torneros como polígono ferroviario,
corredores y viales que se nos niegan dado el afán concentrador de poder,
últimamente sacándonos del corredor del
Atlántico y pasando por Valladolid, enseñan la oreja sin piedad. Y un largo etc. He citado lo que me ha venido
a la memoria, no es éste el terreno en el que me muevo, pero no dejo de
observar cómo se nos ha ido marginando y actualmente se nos ningunea
descaradamente ante Europa perdiendo subvenciones.
Podemos
León no pueda tardar en posicionarte ante los agravios citados. Y
empezar un plan de reivindicaciones para la Región Leonesa, si es que así la
reconocen. ¿O es que quienes se mueven
en los círculos leoneses adolecen de criterio leonés reivindicativo?
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