Izar el pendón, un esfuerzo compartido...
Los símbolos cuentan, y mucho, en la vida identitaria de un pueblo.
Surge este comentario con motivo de la
incomprensible reacción del PP leonés ante la propuesta de acoger como BIC a
los pendones leoneses. ¡Negativa! Por más que después trataran de lavar la cara, proponiéndose defender el
sí.
Parto de la idea, creo que bien sustentada, de que nuestros pendones, son algo más que grandes banderas.
Parto de la idea, creo que bien sustentada, de que nuestros pendones, son algo más que grandes banderas.
En simbología
leonesa, son una expresión fantástica de
lo que fuimos como pueblo y como reino, arraigada y con sabor
popular; pero claro en el poder
autonómico que nos tiene dominados prefieren
verlos reducidos al folclorismo.
Y surge una y otra vez, como en este caso, la incomprensible
postura de vetar el lógico progresar de los pendones leoneses, nuestra gran
enseña, viva en sus esencias locales que ondean al viento nuestros colores, y en su conjunto,
triprovincialmente, deberían hacerlo respecto a la gloria y vitalidad de un
pueblo histórico que toleramos minimicen cada vez más desde el poder
autonómico.
La Diputación
leonesa, que debería ser el “buque insignia” del reducto regional
leonés frente a las intemperancias del
ente autonómico que nos sujeta; más allá de apoyar logísticamente algún
desplazamiento o reunión de pendones leoneses,
poco se podía esperar con la anterior presidenta, totalmente afín al
ente autonómico. “Ayer”, la detención del que la sustituyó, por el
luctuoso suceso de todos bien conocido, el señor Matínez Barazón, cuando todos
esperábamos que su ejercicio
vendría a ser mera rutina aprendida,
no nos dio tiempo ni a valorar su actuación tolerando que a los
Productos de León, se los haya empezado a tragar la marca “Tierra de Pavor”
autonómica.
Al parecer Martínez entró en la deslizante parafernalia que
suponen los “resbaladeros”, como definía jocosamente el inolvidable Crémer a la
estación de esquí de San Isidro, que le ha llevado a prisión, puede que por
malas prácticas, o por no haber tomado la herencia política a beneficio de
inventario, si es que había un supuesto lastre.
Los actuales dirigentes provinciales del PP leonés, son herederos, y ”vocacionalmente” mantenedores sin
paliativos, de la onerosa decisión final de: incluir a León provincia en un
ente autonómico centralizado en Valladolid.
Sus antecesores, “conservadores” como
movimiento ideológico, repartidos ab
initio en AP y UCD, nos adscribieron
despersonalizados a aquél, con el concurso inestimable del PSOE. Esta rememoración, no por bien conocida, está devaluada, sino viva en su expresión más
dañina: la de anular al Pueblo leonés, ¡que
persiste!
Con esto último no
podemos menos de dirigir la vista a Martín Villa, que puede que no sea juzgado
en Argentina, por una jueza de ese país que ha pedido su detención y
extradición, para tratar de
esclarecer sus actuaciones durante el franquismo, pero el bochorno de salir la noticia en todos
los medios no puede por menos que escocer a este leonés de nacimiento.
Omnipresente en política, con sus “razones” de índole político interesadas,
coyunturalmente beneficiosas para otros en el ente que nos aprisiona, y con el silencio clamoroso de los “nuestros, ” ahí
seguimos despersonalizados, y él con la
dolosa “vitola” de artífice del ente.
Las “razones” aludidas propiciaron un gran fraude inferido a
los leoneses, para ser benignos en la denominación, cual es el “secuestro” de
la identidad Leonesa desde el ente autonómico, ése que habla por nosotros y se lo toleramos.
Izar los pendones, es elevar la esencia de un pueblo, he ahí una faceta de lo simbólico, y mantenerlo enhiesto en busca de las más altas cotas, para que sea apreciado por todos, pasa a ser como el mejor ejercicio recordatorio tradicional e histórico.
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