5 de septiembre de 2014

León, otra historia

Escribir la historia, o sobre la historia con desenfado tal como hace  Pérez Reverte torna a ésta bastante comprensible, entra en el ánimo del lector y puede llevarnos a un efímero regodeo. ¿Pierde rigor el pasaje histórico hecho así literatura fácil?, pues opino que no. 
Y sí en cambio otras versiones que parten con aparente rigor de datos y hechos, desde la pluma de reconocidos exegetas, demasiado condicionados políticamente, tal como se hizo en determinados momentos, especialmente los iniciales del ente autonómico que nos ha atrapado, ésas  si soportan y aportan camuflado, sin demasiada seriedad, un señuelo interesado, confuso e interpretativo,   volcado en favor de la parte castellana.


Días atrás Emilio Gancedo, en este medio, con su habilidad de decir y contar, aunque para la ocasión se quitara  la visera de “marinero de río”, nos presentó a Juan Pedro Aparicio, no como personaje leonés  ya suficientemente acreditado, sino al escritor  que, con las manos en la masa de un nuevo libro sobre historia de España y de León, va a volver a demostrar que   “León tiene bastante que ver con la historia de  España, y las  dificultades de ésta para cohesionarse"


Me sorprendió el titular periodístico en el que  se usa la expresión “se jodió”, suavizada al estar recogido su uso, casi con igual intención, por Vargas Llosa hablando del Perú; en tanto aquí el literato de León, galardonado con medalla de oro por el ente, la emplea para señalar como maltratados a “España y por ende a León”, antojándoseme  perfectamente encajado el término con León y lo leonés.

Cité de inicio a Pérez Reverte;  retomo el personaje y el discurso, de modo especial al joven que escribió  el retazo  “La Peineta de Maimónides”, donde, enlazando materia, se complementa en el caso que nos interesa con bastantes cosas en el hoy leonés.  

 Pero no sin que, a modo de inciso, y espero que bien traído, pueda evadirme  de reseñar aquí aquel pasaje del novelista, su obra llevada al cine “El capitán Alatriste, protagonizada por Viggo Mortensen,  quien en su momento quiso “ser leonés”.  El titular lo dio Pérez Reverte: No tengo duda alguna de que Alatriste es leonés,  Viggo así lo quiso y yo no lo he puesto en duda.  Respecto a esto en su momento dejé recogido en un escrito  dedicado al actor:
No he conseguido saber, cómo y por qué Viggo llega a la conclusión del origen leonés del capitán Diego Alatriste. Si el autor de las novelas, Pérez Reverte, no lo sitúa como tal, ¿qué le empuja a Viggo a hacerlo?, ¿qué mecanismos deductivos, tan favorables para nosotros, han sido los indiciarios?  En verdad, tampoco me he esforzado demasiado en descubrirlo, prefiero la nebulosa ante el temor al desencanto.

La propuesta de Viggo  para intercalar algún leonesismo en los diálogos, especialmente en boca del capitán, fue rechazada, ¡lástima!; faltó comprensión del dato. Si bien me extraña que, el autor, Pérez Reverte, de haberlo sabido no lo hubiera apoyado, no en balde en mayo de 1999, citando al leonés como lengua, hizo una clara defensa. (*)

Dice en aquélla, para quienes no quieren ir más allá del castellano: “oh sorpresa, también, y mucho, se ha escrito en antiguo aragonés, en leonés y en asturiano”.  Curiosamente en este ente autonómico que habla por nosotros, los leoneses, y lo hace en castellano desde Valladolid usurpando poder y centro de todo, en el articulado del Estatuto se dice que reconocen el  leonés, llionés; pero no mueven ni un euro ni un dedo para su conservación. Les molesta todo lo leonés, lo desvirtúan, bien lo sabe, y esperamos no lo olvide, el autor de “Las pugnas, heridas…del viejo Reino…” lo mejor de lo mejor en su tiempo, y vigente.

Con gran satisfacción, por lo que de coyuntural y aleccionador tiene, recordando lo del Grial, hoy tan de moda en León,   aun cuando no lo cite expresamente,  dice Reverte: “novelas del ciclo artúrico medieval, fueron vertidas al castellano a través de traducciones al leonés. Es más, parece nuestro valedor cuando asegura que “el leonés y el aragonés tuvieron un enorme peso cultural en la Edad Media, aun cuando dejaron de usarse por el siglo XV, salvo en algunas manifestaciones  de poesía dialectal. Está claro que él alude, tan sólo, a manifestaciones escritas. Resulta pasmoso que otros tengan que venir a recordárnoslo.

Con todo respeto hacia al reconocido medievalista, Julio Valdeón,  ya fallecido; como cierre voy a dejar apuntado el “volcado” hacia una parte del ente, que mostró desde su paso por la Fundación Villalar, cuando trataba de reafirmar la Comunidad desde aspectos historicistas. En una página web, por él coordinada, sección histórica, llegó a decirse que al trasladar García I la corte a León se daba comienzo al Reino de Castilla y León, una apreciación tendenciosa en busca un punto de apoyo para una identidad - unitaria-  histórica de Castilla  León, y un solo pueblo.

Así las cosas añoro el leonesismo, la leonesidad y la pedagogía política leonesista.  

(*)

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