Escribir la
historia, o sobre la historia con desenfado tal como hace Pérez Reverte torna a ésta bastante
comprensible, entra en el ánimo del lector y puede llevarnos a un efímero regodeo.
¿Pierde rigor el pasaje histórico hecho así literatura fácil?, pues opino que
no.
Y sí en cambio otras versiones que parten con aparente rigor de datos y hechos, desde la pluma de reconocidos exegetas, demasiado condicionados políticamente, tal como se hizo en determinados momentos, especialmente los iniciales del ente autonómico que nos ha atrapado, ésas si soportan y aportan camuflado, sin demasiada seriedad, un señuelo interesado, confuso e interpretativo, volcado en favor de la parte castellana.
Y sí en cambio otras versiones que parten con aparente rigor de datos y hechos, desde la pluma de reconocidos exegetas, demasiado condicionados políticamente, tal como se hizo en determinados momentos, especialmente los iniciales del ente autonómico que nos ha atrapado, ésas si soportan y aportan camuflado, sin demasiada seriedad, un señuelo interesado, confuso e interpretativo, volcado en favor de la parte castellana.
Días atrás Emilio
Gancedo, en este medio, con su habilidad de decir y contar, aunque para la
ocasión se quitara la visera de
“marinero de río”, nos presentó a Juan Pedro Aparicio, no como personaje leonés
ya suficientemente acreditado, sino al
escritor que, con las manos en la masa
de un nuevo libro sobre historia de España y de León, va a volver a demostrar
que “León tiene bastante
que ver con la historia de España, y las
dificultades de ésta para
cohesionarse"
Me sorprendió el titular periodístico en el
que se usa la expresión “se jodió”,
suavizada al estar recogido su uso, casi con igual intención, por Vargas Llosa
hablando del Perú; en tanto aquí el literato de León, galardonado con medalla
de oro por el ente, la emplea para señalar como maltratados a “España y por
ende a León”, antojándoseme perfectamente encajado el término con León y
lo leonés.
Cité de inicio a Pérez Reverte; retomo el personaje y el discurso, de modo
especial al joven que escribió el retazo
“La Peineta de Maimónides”, donde,
enlazando materia, se complementa en el caso que nos interesa con bastantes
cosas en el hoy leonés.
Pero no sin que, a modo de inciso, y espero que bien traído,
pueda evadirme de reseñar aquí aquel pasaje
del novelista, su obra llevada al cine “El capitán Alatriste, protagonizada por
Viggo Mortensen, quien en su momento
quiso “ser leonés”. El titular lo dio Pérez
Reverte: No tengo duda alguna de que
Alatriste es leonés, Viggo así lo quiso y yo no
lo he puesto en duda. Respecto a esto en su momento dejé recogido
en un escrito dedicado al actor:
No he conseguido saber, cómo y por qué Viggo llega a
la conclusión del origen leonés del capitán Diego Alatriste. Si el autor de las
novelas, Pérez Reverte, no lo sitúa como tal, ¿qué le empuja a Viggo a
hacerlo?, ¿qué mecanismos deductivos, tan favorables para nosotros, han sido
los indiciarios? En verdad, tampoco me
he esforzado demasiado en descubrirlo, prefiero la nebulosa ante el temor al
desencanto.
La propuesta de Viggo para intercalar algún leonesismo en los
diálogos, especialmente en boca del capitán, fue rechazada, ¡lástima!; faltó
comprensión del dato. Si bien me extraña que, el autor, Pérez Reverte, de
haberlo sabido no lo hubiera apoyado, no en balde en mayo de 1999, citando al
leonés como lengua, hizo una clara defensa. (*)
Dice en aquélla, para
quienes no quieren ir más allá del castellano: “oh sorpresa, también, y mucho,
se ha escrito en antiguo aragonés, en
leonés y en asturiano”. Curiosamente
en este ente autonómico que habla por nosotros, los leoneses, y lo hace en castellano
desde Valladolid usurpando poder y centro de todo, en el articulado del
Estatuto se dice que reconocen el
leonés, llionés; pero no mueven ni un euro ni un dedo para su
conservación. Les molesta todo lo leonés, lo desvirtúan, bien lo sabe, y
esperamos no lo olvide, el autor de “Las pugnas, heridas…del viejo Reino…” lo
mejor de lo mejor en su tiempo, y vigente.
Con gran
satisfacción, por lo que de coyuntural y aleccionador tiene, recordando lo del
Grial, hoy tan de moda en León, aun
cuando no lo cite expresamente, dice
Reverte: “novelas del ciclo artúrico medieval, fueron vertidas al castellano a
través de traducciones al leonés. Es más, parece nuestro valedor cuando asegura
que “el leonés y el aragonés tuvieron un enorme peso cultural en la Edad Media,
aun cuando dejaron de usarse por el siglo XV, salvo en algunas
manifestaciones de poesía dialectal. Está
claro que él alude, tan sólo, a manifestaciones escritas. Resulta pasmoso que
otros tengan que venir a recordárnoslo.
Con todo respeto
hacia al reconocido medievalista, Julio Valdeón, ya fallecido; como cierre voy a dejar
apuntado el “volcado” hacia una parte del ente, que mostró desde su paso por la
Fundación Villalar, cuando trataba de reafirmar la Comunidad desde aspectos
historicistas. En una página web, por él coordinada, sección histórica, llegó a
decirse que al trasladar García I la corte a León se daba comienzo al Reino de
Castilla y León, una apreciación tendenciosa en busca un punto de apoyo para
una identidad - unitaria- histórica de
Castilla León, y un solo pueblo.
Así las cosas
añoro el leonesismo, la leonesidad y la pedagogía política leonesista.
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